En 2011, Atreyu, una de las bandas punteras del metalcore, anunciaban un descanso indefinido. Tras recargar pilas y regresar con Long Live hace tres años, el grupo californiano le da un vuelco a su sonido en In Our Wake de la mano de un viejo amigo.
El pasado 12 de octubre, Atreyu publicaban In Our Wake (Spinefarm), el séptimo álbum de su discografía y segundo desde que decidieran darse una nueva oportunidad en 2015. Por lo que parece, el agotamiento y los problemas que les llevaron a dejarlo temporalmente ya forman parte del pasado, y Alex Varkatzas (voz), Brandon Saller (batería, voz) Dan Jacobs (guitarra), Travis Miguel (guitarra) y Porter McKnight (bajo) se sienten de nuevo ilusionados a la hora de hacer nueva música juntos.
Es algo que se nota a medida que uno va escuchando su nueva obra. Lejos de conformarse ofreciendo más de lo mismo, los de Orange County han querido experimentar tanto en la música como en su mensaje. Con eso en mente, todos estuvieron de acuerdo en volver a contactar con John Feldmann diez años después de que éste les produjese el exitoso Lead Sails Paper Anchor. En algunos aspectos, In Our Wake podría verse como una secuela de aquél, pero por otros, las letras reflejan una mayor madurez motivada por la fase más adulta en la que han entrado en sus vidas personales.
Charlamos con Brandon Saller sobre el nuevo ciclo que ahora inician.
Long Live fue vuestro disco de retorno y supongo que su principal objetivo era reconectar con vuestros fans, pero en In Our Wake parece que os hayáis dado más libertad.
BRANDON SALLER “Así es. Con Long Live, habíamos estado un tiempo desaparecidos, y fue como el renacimiento de nuestra carrera. Echábamos de menos la energía que tenía la banda, el sudor, la agresión, la locura, y Long Live representaba eso. Pero luego salimos de gira, volvimos a conectar con nuestros fans y nos hizo estar aún más ilusionados por el siguiente paso. Nos apetecía hacer algo fresco e interesante”.
La melodía siempre ha sido muy importante en vuestra música, pero aquí se ha convertido en el elemento principal.
“Desde luego. Normalmente lo que se te queda pegado en la cabeza no son los gritos, sino las melodías, y queríamos expandir eso. Alex y yo hicimos cosas que nunca habíamos hecho antes a nivel vocal”.
¿Es el disco en el que has cantado más?
“Mmm… No lo sé. Es curioso. Algunos de nuestros fans creen que sí, pero en realidad es Alex el que se ha hecho cargo de muchas partes cantadas”.
Cantar y tocar la batería al mismo tiempo no es nada fácil. ¿Cuáles son algunos de tus cantantes/baterías favoritos?
“No hay muchos, la verdad (risas). Están Phil Collins, Don Henley… Somos muy pocos (risas)”.
¿Es tan difícil como parece?
“Lo es. Además, cuando grabo un disco, nunca canto y toco al mismo tiempo. Así que a veces canto cosas que después requieren mucha práctica para poder hacerlo en directo. Pero al final, lo consigo (risas)”.
Escribisteis la mayoría de In Our Wake una vez ya estabais en el estudio. ¿Es algo habitual en vosotros?
“No, pero siempre intentamos vivir el momento e intentar capturarlo en cada disco. Queremos que la música represente ese momento en nuestras vidas, y en este caso, más que nunca. Teníamos alguna canción escrita y algún riff, pero el 90% lo hicimos en el estudio. Llegábamos por la mañana, nos poníamos a trabajar en una idea y pasadas unas horas, teníamos una canción hecha. Nos gustó mucho trabajar con esa espontaneidad”.
Pero es arriesgado, dependes totalmente de sentirte inspirado en ese momento.
“Lo es, lo es, pero todos estábamos muy mentalizados y nos sentíamos inspirados. De no haber sido así, lo hubiéramos hecho de otra manera. Nos sentíamos hambrientos”.
¿Cómo fue el reencuentro con John Feldmann?
“Fue genial. Nos encantó trabajar con él en Lead Sails Paper Anchor. Es uno de nuestros discos favoritos y también de nuestros fans. Pensamos que sería una buena idea volver a trabajar con él diez años después y, en realidad, fue incluso mejor que la primera vez. Se involucró mucho en el proceso creativo y aportó un montón de energía. Había un gran ambiente en el estudio, y desde luego, sabe lo que hace”.
Su influencia se nota bastante en ‘Terrified’. Suena muy distinto al sonido típico de Atreyu.
“Teníamos la idea para ’Terrified’, pero no acabábamos de saber cómo plasmarla y fue John quien empezó a tener un montón de ideas en cuanto a producción. Nos dijo ‘Dejadme que os la presente tal y como yo la escucho en mi cabeza’. Así que empezó a poner esos sintetizadores y cuerdas, y la canción, de repente, cobró vida. Efectivamente es muy distinta, pero te diría que es uno de mis temas preferidos del disco”.
También el último corte, ‘Super Hero’, es bastante distinto, mucho más progresivo, y tenéis a Aaron Gillespie de Underoath y M. Shadows de Avenged Sevenfold cantando.
“’Super Hero’ empezó como un tema de 9 minutos. Queríamos hacer algo grandioso con influencias de E.L.O., de Queen, de bandas sonoras, algo más grande que la vida… Habíamos intentado algo parecido en Lead Sails Paper Anchor pero nunca habíamos ido hasta el fondo. Para mí es la obra maestra de este disco. Y tener a dos invitados en el álbum fue como la guinda en el pastel, fue muy interesante tener esa perspectiva porque ellos mismos escribieron sus partes. Tanto Aaron como Matt son padres, así que entendieron muy bien el concepto de la canción”.
Tanto vosotros como Underoath o Avenged surgisteis de la escena del metalcore, y a veces parece que se haya convertido en una etiqueta peyorativa, como en su día sucedió con el nu metal. ¿Cuál es tu opinión sobre eso?
“Creo que ningún grupo crea una etiqueta. Ni Korn, ni Deftones ni Limp Bizkit dijeron que habían creado el nu metal. Y nadie en Atreyu o Killswitch Engage dijimos que habíamos creado el metalcore. Es algo que siempre viene de fuera. Y por otra parte, cuando un estilo se pone de moda, empieza a diluirse y a perder su esencia. Creo que por eso los grupos quieren distanciarse, a nadie le gusta que le pongan en una jaula y que le digan que no puede salir de ahí. Nunca hemos pensado si una canción era metalcore o no. Ni siquiera sabría cómo definir este estilo o cómo encajar en él”.
«Hay muchas cosas jodidas en el mundo, y además muchos de nuestros héroes están muriendo. Te hace pensar sobre el legado que dejaron y en el que tú dejarás»
Las letras parecen bastante reflexivas. ¿Qué os llevó en esa dirección?
“Los temas de In Our Wake tienen un eje común, y es que son muy reflexivos, como dices. El motivo es que Alex y yo somos padres ahora y eso te hace ver las cosas de manera distinta. Piensas en cosas en las que no habías pensado antes. Creas una nueva vida y te preocupas más por tu impacto en el mundo. Hay muchas cosas jodidas en el mundo, y además muchos de nuestros héroes están muriendo. Te hace pensar sobre el legado que dejaron y en el que tú dejarás. Piensas más en quién eres y en cómo vives tu vida”.
El hecho de ser músico, ¿te hace entender mejor lo que pudo pasar por las cabezas de Chris Cornell o Chester Bennington?
“No lo creo. No creo que tenga que ver con que fueran músicos, sino que es un problema de salud mental. Por suerte, no he tenido que pasar por episodios de depresión o ansiedad. Nunca sabes qué pasa por la cabeza de otra persona. He tenido que lidiar con suicidios mucho más de lo que hubiera imaginado, pero siempre es un shock cuando ocurre. Es una tragedia”.
¿Y tienes previsto seguir con tu otra banda Hell Or Highwater?
“Sí, pero ahora estoy muy ocupado con Atreyu y Joey (Bradford) está tocando la guitarra con The Used. Pero desde luego en el futuro queremos seguir haciendo música juntos”.
Por último, siendo de Orange County, supongo que de niño ibas mucho a Disneyland. ¿Qué recuerdos tienes?
“De niño fui muchas veces, sí, y a mi mujer también le gusta mucho. Hemos tenido pases de temporada los últimos diez años y hemos ido con nuestras hijas. Es un sitio que mola mucho, muy divertido. Es genial tenerlo tan cerca”.
¿Estás emocionado con la próxima apertura de Star Wars Land?
“No soy un gran fan de Star Wars, pero tengo mucha curiosidad por ver lo que han hecho. Siempre hacen cosas muy chulas”.
JORDI MEYA