La humanidad es la malicia hecha especie, el cáncer del planeta, pero hay que reconocer que, en contadas ocasiones, segrega ideas o ingenios dignos de consideración. Y si no, que se lo digan a Aversio Humanitatis y a todo un señor álbum como su nuevo Behold The Silent Dwellers.
Al contrario de lo que universalmente se cree, las grandes obras artísticas que ha legado la raza humana han llegado fruto de un esfuerzo concienzudo y dilatado en el tiempo, tras decenas de esbozos, ensayos, pruebas y errores. La inspiración es elemental, por supuesto, pero tan sólo es la chispa que enciende la llama de todo el extenuante trabajo que viene después.
Escuchando el segundo álbum de Aversio Humanitatis está claro que los madrileños son muy conscientes de lo enumerado. Han tardado casi una década en dar continuidad a su disco de debut, y este reciente plástico, editado por un sello de la talla de Debemur Morti, va bastante más allá de la vuelta de tuerca que ya significó su EP Longing For The Untold.
Sólo la seriedad, el rigor y el respeto hacia su propio arte explican que A. (voz, bajo), S. (guitarra, bajo) y J. (batería) hayan podido grabar un disco como Behold The Silent Dwellers, un álbum que se retuerce entre nuestra propia ignominia y ese nihilismo que, cualquier mente mínimamente despierta, debe abrazar tarde o temprano.
Junto a vuestro Behold The Silent Dwellers, hoy también he escuchado lo nuevo de Cryfemal, de perfil clásico, y los raw Morta. Es tremendo que, al contrario de lo que muchos opinan, puedan existir tantas formas distintas de practicar el black metal, incluso en un mismo país, y que todas sean igual de válidas.
S. “Pienso que cualquier persona que haya explorado medianamente el black metal sabe que hay numerosísimas formas de expresarlo y entenderlo; distintas vertientes, escenas, subgéneros y completas subculturas anidadas dentro de él. Incluso dentro de una banda no todos los miembros lo suelen entender de la misma manera. Es algo extensible a casi cualquier movimiento artístico en general, y esto es bueno y necesario para que se mantengan vivos; nada puede sobrevivir mucho tiempo sin sangre fresca y reinterpretaciones. Por supuesto, también es innegable que muchos elementos que eran muy importantes en un primer momento han sido corrompidos y diluidos, pero el black metal es permeable a todo lo que le rodea y al paso del tiempo, como todo lo demás”.
Desde luego, Aversio Humanitatis no sois una banda de digestión instantánea. Vuestro reciente trabajo gana con las sucesivas escuchas, casi parecéis una reacción al fast food musical actual…
“Eso suele ser una buena señal, lo que requiere de más detenimiento y análisis para ser comprendido aguanta mejor el juicio del tiempo, así que espero que sea nuestro caso. Tampoco diría que somos una banda muy intensa o compleja, pero sí intentamos poner atención en los detalles e imprimir distintas capas en nuestra música”.
Yo os situaría en un punto intermedio entre Balmog y Deathspell Omega, con cierto regusto Mgła en algunos instantes. ¿Cómo lo veis vosotros y cómo describirías lo que tocáis? Es obvio que os van las disonancias…
“Creo que las disonancias son simplemente un recurso más de los casi infinitos que se pueden usar para hacer música, las usamos cuando vienen bien, sin necesidad de forzarlas o abusar de ellas. Diría que en el último disco las hemos usado lo justo y necesario. Hay mucha gente hoy en día que prácticamente cree que las disonancias fueron ‘inventadas’ por Deathspell Omega y los riffs melódicos por Mgła; me imagino que es una cuestión de tener pocas referencias dentro del género. Está claro que estos grupos han perfeccionado cierto tipo de sonidos y han tenido un gran impacto en algunas corrientes durante los últimos años, pero desde luego no son por sí solas los pilares del black metal, ni son mis bandas preferidas, ni mis principales referencias, ni veo una justificación para tener que nombrarlas constantemente y en todas partes. Sin complejo ninguno admito que no hemos inventado nada, y somos influidos directamente por muchas de las bandas que escuchamos o hemos escuchado en el pasado; he escuchado hasta la saciedad algunos trabajos de Kriegsmaschine y Deathspell Omega, etcétera, pero puedo decir lo mismo, y en mayor medida, de otras muchas formaciones. Sería como tener que nombrar a Ved Buens Ende cada vez que quieres hablar de Deathspell Omega, no hay necesidad… hay tanto black metal ahí fuera, todo es una amalgama de todo”.
«La humanidad es grotesca y detestable, pero también hay mucha complejidad y sutileza en su existencia» S.
Opino que la banda da un salto cualitativo a raíz del EP Longing For The Untold, de 2017. Es ahí cuando vuestra evolución e introducción de elementos más propios del death se hace más palpable.
“Sí, desde luego hay un salto cualitativo en todos los aspectos en Longing For The Untold: composición, letras, ejecución, producción… básicamente fue un punto en el que tuvimos claro qué sonido queríamos buscar, nos deshicimos de algunos elementos de nuestros anteriores trabajos y encontramos la manera de introducir otros nuevos sin cambiar nuestra personalidad; todo lo contrario, creo que encontramos una personalidad más propia y distinguible. Este cambio realmente empezó con el tema ‘The Ever Shifting Path’ que incluimos en 2015 en nuestro split con Primigenium, y que fue posteriormente regrabado para el EP en 2017”.
Han pasado nueve años desde el disco de debut, lo que indica que sois un grupo que componéis de forma concienzuda y que no se deja llevar por las prisas por publicar. Desde luego, ese detallismo se nota y de qué manera en este segundo álbum…
“Sí, siempre hemos priorizado la calidad sobre la cantidad o las prisas por publicar cualquier cosa, así que mientras no hemos tenido el tiempo suficiente para componer otro álbum completo hemos preferido sacar ediciones pequeñas con pocos temas, pero bien trabajados. Además, aunque la motivación nos haga querer sacar un trabajo nuevo cada año, a la hora de la verdad no es tan fácil componer material que esté a la altura”.
Eres el propietario de The Empty Hall Studio, y creo que poder grabar, mezclar y masterizar ahí con toda la calma ha jugado un papel fundamental en el resultado final de esta obra. Suena apabullante y casi perfecto para una propuesta como la vuestra.
“Así es, yo mismo me he encargado siempre de nuestras propias producciones. Al principio en el local de ensayo, y ya con el tiempo, después de abrir mi propio estudio en Madrid, lo hemos hecho todo ahí. No sólo esto, sino que A. se encarga de toda la parte visual, arte de los discos, fotos, vídeos… así que somos una banda DIY en un 90%. Desde luego que el hecho de encargarnos de todo lo que rodea la banda nos da mucha independencia y la posibilidad de experimentar lo necesario hasta conseguir lo que queremos. Pero nada es gratis, y esto es fruto de una gran dedicación a nuestros respectivos campos, ya que no todo es tener tiempo y buenas intenciones, también hay que trabajar para ir subiendo el listón con cada lanzamiento”.
Las labores al micro de A. también son una pieza esencial en este disco. Ha sabido plasmar perfectamente el carácter desgarrado, desesperado y trágico de aquellas ideas que pretendíais trasladar con la música en sí. Un trabajo encomiable y de lo más personal, está claro…
“Estoy de acuerdo, las voces son un punto fuerte del disco muy destacable. A lo largo de los años A. ha ido desarrollando su registro de forma intuitiva y creo que todos los cambios han sido muy acertados. Su labor no sólo se limita a las voces, sino que también fue el creador de todas las letras y el concepto visual y lírico que rodea el disco”.
Ya que llegamos a este punto, Aversio no versáis sobre satanismo de saldo ni soléis recurrir a los tópicos del estilo en las letras. Cuéntame, ¿en qué consiste esa “guerra del hombre contra sí mismo”? ¿Sobre qué va este nuevo trabajo?
“El álbum habla de cómo la humanidad erige su propia prisión y se pone a sí misma las cadenas que la esclavizan. Creamos ciudades con nuestro sudor y sangre e inevitablemente nos convertimos en el combustible que las mantiene vivas. Una vez perecemos, quedan estos restos de nuestro paso por la tierra, monumentos que representan el fracaso y la alienación del individuo. La guerra del hombre contra sí mismo es lo que vivimos y vemos cada día, la belleza y el decaimiento de la humanidad, la forma en la que sufrimos mientras intentamos construir y reventarlo todo a la vez, la lucha y la decepción constante. La humanidad es grotesca y detestable, pero también hay mucha complejidad y sutileza en su existencia”.
«Tener una visión local de las cosas es poco ambicioso y cortoplacista» S.
A lo largo de los años he podido observar un mayor interés por vosotros fuera de nuestras fronteras, algo que seguramente ahora Debemur Morti ha acentuado todavía más. ¿Estoy en lo cierto, también lo notáis vosotros?
“Sí, y es algo que también me pasa con el estudio: nos escribe más gente de fuera que de dentro. No sé exactamente cuáles serán los motivos, pero tampoco es algo que me moleste. Pienso que, si haces las cosas bien, te terminarán conociendo en tu ciudad, país, tarde o temprano, pero lo más difícil es llamar la atención fuera de tus fronteras, así que se puede decir que hemos empezado por lo más complejo. Tener una visión local de las cosas es poco ambicioso y cortoplacista”.
No sois un grupo que se prodigue mucho sobre las tablas, sólo os he podido ver una vez junto a Primigenium. ¿Eso es algo que cambiará en cuanto se disipe la pandemia o seguiréis operando desde las sombras?
“Por distintas circunstancias no hemos podido tocar demasiado a lo largo de los años, pero actualmente las cosas han cambiado y los ensayos se están sucediendo de forma constante. Personalmente me cansa mucho todo lo que rodea los conciertos, los viajes, el traslado de equipo, hacer un hueco en tu vida diaria, demasiados ensayos… pero ahora estamos muy motivados e impacientes por llevar al directo todos estos temas en los que hemos trabajado tanto. Todo llegará a su debido tiempo”.
PAU NAVARRA