En el mundo del punk rock, pocas bandas han logrado mantener una carrera tan influyente y longeva como Bad Religion. Para celebrar sus 45 años de historia, la icónica banda californiana regresará a España en mayo de 2025 para una serie de conciertos que prometen ser memorables. Hablamos con su guitarrista Brian Baker.

Combinando su característico sonido melódico con letras que invitan a la reflexión y el compromiso social, Bad Religion siguen tan vigentes como siempre.  Su legado, construido a base de pasión, compromiso y autenticidad, ha inspirado a innumerables artistas y seguidores alrededor del mundo a lo largo de más de cuatro décadas.

Para celebrarlo Bad Religion volverán en una gira exclusiva el año que ciene, actuando el 9 de mayo en Bilbao (BEC), el 10 de mayo en A Coruña (Coliseum), el 11 de mayo en Lisboa (Sala Tejo), el 13 de mayo en Madrid (Wizink Center), el 14 de mayo en Málaga (Sala Paris 15), el 16 de mayo en Valencia (Marina Nord) y el 17 de mayo en Barcelona (Poble Espanyol) acompañados de Agnostic Front, Strung Out, Crim y Belvedere. Las entradas se pondrán a la venta el próximo martes 3 de diciembre a las 10h en www.badreligion45years.es

Con motivo de esta nueva visita, hace unos días teníamos la oportunidad de conversar vía Zoom con Brian Baker, guitarrista de la banda desde 1994 y una de las figuras clave del punk rock estadounidense. Con Baker, que antes de unirse a Bad Religion ya era conocido por su trabajo con bandas tan fundamentales como Minor Threat o Dag Nasty, hablamos sobre su papel en el grupo, sus planes de futuro, y la conexión especial que tienen con sus fans españoles.

Estás haciendo desde un estudio. ¿Es el que tienes en casa? Por lo que veo, es chulísimo.
BRIAN BAKER «Sí, este es mi estudio, donde grabo, ensayo, tengo las guitarras… Es mi lugar especial en la casa».

Cuando tenías 13, 14 o 15 años, ¿soñabas con tener un lugar así algún día?
«Sí, pero nunca pensé que lo lograría, aunque siempre he intentado priorizar el tener un espacio para ensayar. Cuando empezamos con las bandas, como Minor Threat, los chicos consiguieron una casa con un sótano. Las habitaciones eran terribles, la casa estaba en un barrio horrible, pero había un lugar donde enchufarse y tocar. Y con Dag Nasty, alquilamos una casa que era espantosa, pero con un sótano enorme. Y como adulto siempre he seguido buscando casas sótano».

En esas casas, ¿vivíais todos juntos o era más bien un centro social?
«En Minor Threat, Jeff (Nelson) e Ian (MacKaye) vivían en la casa, pero yo seguía viviendo con mi madre porque tenía 15 años (risas). Así que era su casa y ensayábamos allí. Con Dag Nasty, todos vivíamos en la misma casa, junto con otros amigos, porque incluso con cuatro personas, el alquiler salía demasiado caro. Así que éramos como siete en una casa hecha para tres».

Supongo que convivir juntos no solo era bueno para ensayar como banda, sino también como práctica para cuando tuvierais que salir de gira.
«Sí, la sensación de comunidad que se construía a partir de la convivencia era genial. Ese tipo de experiencia, vivir en grupo a una edad temprana, creo que me ayudó mucho durante mi carrera. Nunca me molestó estar en giras largas con mucha gente. Me encanta viajar. Ahora con Bad Religion a veces somos 13 o 14 personas viajando, y me encanta. Me siento como en casa. No es raro, es genial. Es como estar en una pandilla, pero una pandilla muy positiva».

Cuando vivíais juntos, ¿teníais televisión? ¿Veíais algún programa en particular?
«No había televisión en la Dischord House. En Dag Nasty teníamos una tele, pero solo con un reproductor de vídeo, no teníamos conexión a cable. Creo que había cable en esa época, pero era muy caro (risas). Así que solo teníamos un reproductor de vídeo y veíamos las mismas dos películas una y otra vez».

¿Recuerdas cuáles eran?
«Sí. Fast Times at Ridgemont High y Caddyshack«.

Bueno, al menos eran películas divertidas.
«Sí, y todavía hoy utilizo frases de esas películas muy a menudo. Me las sé de memoria (risas)«.

«Me imagino tocando ‘No Control’ con 70 años, vistiendo un buen traje y quizás con un sombrero» BRIAN BAKER

Este año se ha cumplido tu 30 aniversario como miembro en Bad Religion. ¿Te hicieron algún regalo especial, como una medalla o un reloj para conmemorarlo?
«No (risas). Pero Greg (Graffin) me hizo su famoso pan de plátano, un par de panes muy buenos, lo cual fue muy bonito (risas). También porque estamos en otoño, en la temporada de acción de gracias. Que cocinen para ti es realmente una muestra de amor».

¿Te sorprende haber durado tanto en la banda?
«Sí. Cuando entré, realmente no pensé que iba a durar más de un año o dos. Pero la cosa siguió avanzando por su propio impulso. Recuerdo que cuando cumplimos 20 años pensé: ‘¿Cómo lo he hecho para durar 20 años?’. Era algo muy loco. Pero desde entonces ya no pienso en ello. Pronto cumpliré 60 años y he pasado la mitad de mi vida tocando esta música que considero muy valiosa. He tenido la suerte de tocar las canciones de Brett (Gurewitz) y Greg. Como músico, es un regalo increíble. Así que me siento agradecido y afortunado».

Obviamente, comparado con cuando empezaste a girar con Minor Threat, ahora puedes centrarte solo en ser músico. No tienes que conducir, cargar o descargar, preocuparte por cobrar… ¿Hay algo que eches de menos de los inicios?
«Sí, hay cosas que echo de menos, pero por eso estoy en otras bandas. Estoy en bandas donde todavía viajamos en una furgoneta y tenemos solo un ayudante. Me encanta tocar para 100 o 200 personas. Así que tengo esa experiencia y no la echo de menos porque es diferente. Tocar en un club pequeño con la gente justo delante de ti, con un pequeño amplificador, tiene una pureza que en Bad Religion no puede replicarse. En una gira de nuestra envergadura no podemos hacerlo; la logística no lo permite. Pero ambas experiencias son diferentes e importantes para mí. Me las he apañado para hacer ambas cosas».

Una de esas bandas paralelas es Fake Names. ¿Tenéis algo en el horizonte?
«Sí, estamos en ello, casi terminando de escribir un nuevo álbum. Dennis (Lyxzén) tiene un año muy ocupado con Refused, pero tenemos reservado un tiempo para grabar. Yo también tengo un año relativamente ligero con Bad Religion porque estaremos grabando. Así que pasaré mucho tiempo aquí, trabajando, pero sí, nos encantaría lanzar un disco de Fake Names antes de que termine 2025 porque queremos salir de gira. Nunca hemos tocado en Europa, lo cual es una locura. Íbamos a ir este octubre y noviembre, pero Dennis enfermó. Así que obviamente tuvimos que cancelar. Ahora Dennis está genial, está de vuelta y recuperado, así que definitivamente vamos a ir el año que viene»

Bueno, supongo que después del próximo año tendrás más tiempo libre, al menos por parte de Dennis, ya que Refused se van a separar de nuevo.
«Sí, todo encajará. Y hay mucho tiempo. Esa es la parte genial de todo esto. Cuando empecé en el punk, pensaba: ‘¿Cuánto va a durar todo esto?’ Sentías que era tu única oportunidad. Pero ahora el punk es como cualquier otro tipo de música: mientras sigas haciendo un trabajo de calidad, seguirás tocando».

Como mínimo en España seguro. Parece que se ha convertido en uno de vuestros mercados más importantes.
«Así es, y es genial. Hemos estado yendo a España durante décadas, pero en los últimos años, algo ha cambiado. La gente está respondiendo de una manera increíble, y estoy muy feliz. De todos los lugares para tocar, ¡es genial que seamos populares en España! Es un país asombroso. Primero, porque es como muchos países en uno, lo cual me encanta. Si quieres hablar de cultura, comida, arquitectura, playas, ciudades o historia, España tiene todo eso. Es un lugar maravilloso para visitar año tras año».

Hablando de los shows que daréis en mayo, ¿tendréis material nuevo para esas fechas?
«De Bad Religion no. No estará listo. Ahora mismo, los científicos están en sus laboratorios trabajando en ello, así que no estará listo. Pero podremos elegir el setlist entre las otras 250 canciones que ya tenemos. Elegiremos una buena selección y tocaremos temas diferentes cada noche para que, si la gente quiere viajar, pueda escuchar cosas distintas cada noche».

¿Cómo es para ti esperar a que los científicos, como los llamas, te manden nuevas canciones? ¿Te llegan por sorpresa o te avisan antes?
«Bueno, no es exactamente una sorpresa, pero a veces sí recibo un correo electrónico con seis canciones que no sabía que iban a llegar esa semana. Pero estoy al tanto de lo que está pasando en cada momento. Siempre estamos en contacto porque somos como una familia. Hablamos de lo que queremos escribir. A veces ayudo si alguien necesita que añada una guitarra a un demo, o Jamie (Miller), que está en Los Ángeles, graba baterías para las canciones de Brett. También ayudo a Greg porque vive cerca de mí, en Nueva York. Es un proceso colectivo. Pero cuando esos chicos realmente se ponen en marcha, es como una competición. Brett presenta cinco canciones y, una semana después, de repente Greg tiene otras cinco. Es divertido de ver porque creo que se inspiran mutuamente para seguir mejorando».

¿Cómo de terminadas están las demos cuando los recibes?
«Las de Greg están muy terminadas. Las de Brett un poco menos porque él tararea sus ideas, pero Greg es el cantante. Así que cuando escuchas una demo de Greg, es básicamente como será la canción. Las de Brett son lo que él imagina en su cabeza, pero no necesariamente terminan siendo así. Los parámetros son más flexibles con Brett, creo que esa es la manera de describirlo».

Habéis tenido bastantes cambios de formación a lo largo de los años. Ya que tu también fuiste el chico nuevo en un momento dado, cuando alguien se une a la banda, ¿intentas ayudarles a entender la dinámica interna? ¿Actúas como una especie de mentor?
«Supongo que sí. Cuando alguien nuevo se une, claro que le ayudamos, pero no lleva mucho tiempo entender cómo funcionan las cosas, especialmente cuando estamos en la carretera y vivimos juntos. Y nuestros ‘nuevos’ miembros ahora llevan 12 años, así que ya no son tan nuevos. Creo que ya no tendremos que entrenar a nadie más. Elegimos un batería joven, Jamie, para asegurarnos de que tuviera energía suficiente para durar. Los baterías tienden a agotarse, pero Jamie es muy fuerte. Parece que será capaz de superarnos a todos (risas)«.

¿Qué te parece más complicado: tener un nuevo batería o un nuevo guitarrista?
«No lo veo como un reto. Es divertido. Cada miembro nuevo aporta algo diferente al material original. Con los baterías, por ejemplo, Bobby (Schayer), Brooks (Wackerman) y Jamie tienen estilos distintos. Jamie, en particular, ha logrado ser una síntesis de Brooks y Bobby, lo cual es genial. No les digo: ‘Toca como Bobby’. Les dejo ser ellos mismos. También Mike (Dimkich), como guitarrista, tiene un estilo completamente distinto al de Greg Hetson o Brett. He aprendido mucho de Mike. Me ha inspirado a recuperar cosas de cuando era más joven y adaptarlas a mi estilo».

Hoy en día es muy común que los cantantes tengan un teleprompter en el escenario para recordar las letras, pero los músicos tenéis que tocarlo todo de memoria. ¿Cómo recuerdas todos los acordes y secuencias de un repertorio tan extenso como el vuestro?
«Creo que es algo que solo los músicos entienden. Para mí es como respirar. Está grabado en mi memoria muscular. Puedo tocar una canción que no he tocado en 15 años y mis manos lo hacen automáticamente. No pienso en los acordes, simplemente sucede. Es como que estoy programado mentalmente. Lo único malo es que en Bad Religion muchas canciones tienen los mismos acordes y se parecen, pero con escucharla una vez antes de salir a tocar me basta».

Supongo que si tu cerebro es tan bueno en eso, será malo en otras cosas. ¿En qué eres un desastre?
«En todo lo demás (risas). Pero me gusta leer, especialmente historia. También hago ejercicio, aunque no de forma loca, más como largas caminatas diarias. Creo que esas cosas ayudan a mantener la mente y el cuerpo activos».

Dado que vuestra carrera abarca muchas décadas, obviamente habéis pasado por momentos altos y bajos. ¿Alguna vez pensaste que habíais llegado a un punto final o pensaste en dejarlo?
«Sí, Jay (Bentley) y yo pensamos en dejarlo hacia el final de nuestra etapa con Atlantic, alrededor de New America. Habíamos sacado un par de discos que tenían cosas buenas, pero también otras que no lo eran tanto. El sello parecía que pasaba de nosotros. Jay y yo incluso nos compramos relojes de jubilación, como un chiste. Esto fue en 1999. Pensábamos que probablemente no íbamos a durar mucho. Pero entonces Brett volvió y nos dijo que quería escribir música con la banda de nuevo y lanzar nuestros discos con Epitaph otra vez. Eso lo cambió todo. Pasamos de pensar que no teníamos mucho futuro a hacer The Process Of Belief en 2002 que fue como un renacimiento para nosotros».

Mirándolo en perspectiva es gracioso cómo funcionan las cosas. En 1994, cuando te uniste a la banda, Green Day estaba explotando en popularidad y parecía que ellos eran unos críos que empezaban y Bad Religion una banda veterana del pasado. Pero 30 años después, a ojos de un chaval no creo que vea diferencias entre unos y otros.
«Sí, es cierto. El hecho que Green Day hayan aguantado tanto tiempo hace que no haya mucha diferencia. Billie Joe tiene 50 años, creo, y cuando te haces mayor las diferencias de edad desaparecen. En realidad, solo somos 10 años mayores que ellos. Es como cuando estás en el instituto; el estudiante de último año parece mucho mayor, pero cuando tienes 30 o 40 años, ya no importa».

En 2011 hicisteis una gira abriendo para Rise Against, una banda aún más joven que en aquel momento lo estaba petando. ¿Fue un intento de llegar a un nuevo público?
«Sí, absolutamente. Queríamos llegar a nuevos públicos. Ese es el desafío de ser una banda legendaria: todos han oído hablar de ti, pero ¿realmente te han escuchado? Todos conocen el logo, llevan la camiseta de la cruz, pero eso no significa que hayan visto a la banda en directo o tengan tus discos. Me encanta tener la oportunidad de tocar para gente más joven o para un público que no es el nuestro. Este año, por ejemplo, hicimos una gira larga con Social Distortion en Estados Unidos. Alternábamos quién encabezaba cada noche, y fue genial porque había fans de Social Distortion que nunca habían visto a Bad Religion, y viceversa. Fue una mezcla perfecta.»

Por cierto, ¿cómo está Mike Ness de su tratamiento de cáncer?
«Está muy bien y tan fuerte como siempre. Creo que acaba de terminar una gira por Estados Unidos este otoño. Está genial».

La semana pasada entrevisté a Noodles, de The Offspring, y hablamos de la jubilación de NoFX. Me dijo que quieren seguir tocando mientras puedan. ¿Y vosotros?
«Estoy de acuerdo con Noodles. Para mí, esto no es un trabajo o una carrera. Esto es quién soy, mi identidad, lo que más amo hacer. Así que, ¿por qué querría dejar de hacerlo? Naturalmente llegará el momento en que no pueda seguir, pero hasta entonces, no veo por qué dejarlo. Me imagino tocando ‘No Control’ con 70 años, vistiendo un buen traje y quizás con un sombrero. Me encantan ver a músicos viejos tocando con sombrero. Espero ser uno de ellos (risas)«.

JORDI MEYA