Si ya teníamos ganas de ver a Bad Religion como parte del Punk In Drublic Music Festival, después de escuchar su nuevo disco Age Of Unreason éstas se multiplicaron por mil. Les pesarán los años y los kilos, pero la veterana banda californiana no pierde fuelle.
El decimoséptimo álbum de Bad Religion nos devuelve al grupo en plena forma tras seis años sin publicar nuevas canciones. Aunque durante este tiempo la banda seguía tocando y rodando a los nuevos miembros, el guitarrista Mike Dimkich y el batería Jamie Miller, quienes entraron sustituyendo a Greg Hetson y Brooks Wackerman en 2013 y 2016 respectivamente, los otros componentes tampoco siguieron inactivos. El cerebro Greg Graffin publicó un par de libros y otro disco en solitario, Brian Baker reactivó Dag Nasty y Jay Bentley empezó a girar como bajista de Me First And The Gimme Gimmes. Por su parte, el hombre en la sombra, Greg Gurewitz, siguió centrado en gestionar Epitaph Records. Pero también durante este periodo, todo ellos asistieron horrorizados al auge y, finalmente, la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.
Que toda esa indignación se transformara en energía creativa era cuestión de tiempo. “Hoy valores como la verdad, la libertad, la igualdad, la tolerancia y la ciencia están en verdadero peligro. Este disco es nuestra respuesta”, decía hace poco Gurewitz, quien una vez más se ha encargado de componer junto a Graffin estos 14 temas en los que se abordan el racismo, la erosión de la clase media o las fake news con su característico sonido tan melódico como poderoso.
Han pasado seis años desde que lanzasteis True North. En su momento, se rumoreó que ése pudiera ser vuestro último trabajo. ¿Es algo que discutisteis como una posibilidad real?
JAY BENTLEY “Sí, sí, lo hablamos en serio. Te explicaré lo que pasó. Hicimos el disco The Dissent Of Man y el mismo día que salió, Brett me llamó y me dijo ‘Tenemos que hacer otro álbum’. Me quedé muy sorprendido y le pregunté por qué. Y me dijo que no le gustaba cómo había quedado porque había escrito muchas de esas canciones con una guitarra acústica, con su hija al lado… que no le transmitía lo que quería para un disco de la banda. A mí me gustaba, pero entendía lo que quería decir. Así que, de inmediato, nos pusimos a trabajar en True North y cuando lo terminamos, todos nos miramos y dijimos ‘Éste es un buen disco. Y si es el último que nunca hacemos, no pasa nada porque es un buen álbum’. Cómo te diría… estábamos en paz con la idea de que pudiera ser nuestro último disco. Pero bueno, estoy contento de que no lo fuera (risas)”.
Yo también. Entiendo entonces que el que hayan pasado seis años no estaba planeado…
“No estaba planeado, pero pasó el tiempo, sacamos el disco de villancicos, íbamos tocando, pero nadie tenía material nuevo… Nos estábamos divirtiendo fuera de Bad Religion, aunque siguiéramos reuniéndonos para tocar, pero no había nada que nos empujase a grabar un nuevo álbum, no teníamos un contrato que nos obligara a publicar nada. Al final este disco salió de manera orgánica al observar el terror humano. Esta banda siempre ha reaccionado a las malas situaciones. Cuando las cosas se ponen feas, es cuando empezamos a escribir música”.
En estos años, tú estuviste tocando con Me First And The Gimme Gimmes. ¿Te lo pidió Fat Mike?
“No, fue su mánager. Me preguntó si quería hacerlo y le dije que no (risas)”.
¿Y qué te hizo cambiar de opinión y aceptar?
“Bueno, un par de personas me dijeron que tocara con ellos porque me recordaría a cuando empecé a tocar música, y tenían toda la razón. Es algo muy divertido, sin ninguna presión. Hagas lo que hagas es imposible cagarla en Me First And The Gimme Gimmes. Este año no voy poder ir con ellos a Europa porque estaré tocando con Bad Religion en Estados Unidos. Creo que han pillado a CJ Ramone”.
Oh, vaya. Al menos te veremos en el Punk In Drublic en unas semanas. Supongo que tocar con NoFx es siempre divertido.
“Sí, no sé por qué, pero siempre hemos trabajado muy bien con ellos, desde los primeros Warped Tours que hicimos juntos. Nuestra música no se parece, nuestro público tampoco, pero funcionamos muy bien. Me gusta mucho que podamos llevar esta gira a otros lugares del mundo”.
Hace unos días, Brett decía en una entrevista que creía que este nuevo disco era un hito en vuestra carrera. ¿Lo ves igual?
“Puede que sí. No estoy seguro de qué idea tiene Brett sobre lo que es un hito, pero desde luego supuso un trabajo monumental (risas). Brett empezó a componer hace un par de años, en un momento en que las frustraciones se han ido apilando a nivel global, y en ese sentido, quizá puede que sea nuestro trabajo más importante desde The Empire Strikes First”.
¿Crees que una banda como Bad Religion vuelve a ser más necesaria que hace unos años?
“No creo que un artista deba preocuparse por si lo que hace es necesario o no. No creo que Bad Religion sea una banda política, más bien somos una banda sociopolítica. Nos fijamos más en la naturaleza humana. Por eso da igual si algo ocurre en Inglaterra, España o Alaska. Da igual dónde vivas, todos somos seres humanos y nos preocupamos por las mismas cosas. Esta banda se centra en la desesperación de la gente. Algo que hemos aprendido durante todos estos años es que la gente furiosa siempre lo es porque tiene miedo de algo”.
Seguramente el miedo viene provocado por la incertidumbre que todos sentimos acerca del futuro. Lo malo es que ese miedo se traduzca en un mayor conservadurismo y en un retroceso en los derechos civiles.
“Estoy de acuerdo. Nadie está afrontando los problemas que tenemos a nivel global desde una visión progresista. En lugar de mirar hacia adelante, estamos mirando atrás. Parece que la solución sea acallar las voces críticas, y pensar que así las cosas serán mejores. Ese lema de ‘Make America great again’ es terrorífico, porque nunca ha habido un momento en el que hacer algo grande de nuevo haya beneficiado a la mayoría de la gente”.
¿Dirías que Trump está en el centro de la diana en este disco?
“No. Donald Trump es un síntoma de algo mucho mayor que Donald Trump. Trump es un payaso. No es una persona inteligente. No es un genio diabólico que tenga un plan, no es tan listo. El problema es que sus consignas despiertan una reacción pavloviana en un grupo de gente, por eso se hizo tan popular tan rápidamente. Eso es lo que me da miedo”.
Ahora en España tenemos un partido de extrema derecha que está creciendo mucho y detrás tiene el apoyo de Steve Bannon, el estratega de Trump.
“En los últimos años he visto la guerra informativa impulsada por Bannon, y aunque por desgracia no merecerían que perdiéramos el tiempo en eso, sí lo es porque es la única manera de descubrir lo que quieren. Y si te digo la verdad, no he encontrado la respuesta”.
«No me lo tomo como algo despectivo cuando se dice que siempre sonamos igual porque… somos Bad Religion. No creo que pudiéramos sonar de otra manera» JAY BENTLEY
Bueno, hablemos de música. Supongo que eres consciente que mucha gente piensa que todos vuestros discos suenan iguales, que sois algo así como los AC/DC del punk rock…
“(Risas) Me hace gracia…”.
¿Pero crees que es una opinión justa?
“Creo que es una opinión justa porque somos Bad Religion. Greg Graffin es nuestro cantante y las canciones las escriben Brett y él. Creo que hay muchos ejemplos de cuando hemos tomado riesgos, haciendo cosas distintas, pero en conjunto, no me lo tomo como algo despectivo cuando se dice que siempre sonamos igual porque… somos Bad Religion. No creo que pudiéramos sonar de otra manera. Y también sé que si hiciésemos un disco que sonase muy distinto, la gente se cabrearía (risas). Dirían ‘¡Esto no suena a Bad Religion!’ (Risas)”.
Es lo que pasó con vuestro segundo disco Into The Unknown.
“Exacto, exacto. Y eso que entonces no teníamos un catálogo, sólo había un disco antes, y ya nos pasó… imagina (risas)”.
De hecho, dejaste el grupo durante la grabación de ese álbum. ¿Fue por qué no te gustaba la dirección en la que iba?
“Sí (risas). Bueno, no es que no me gustara la dirección. Las canciones no eran malas, pero la producción y los arreglos… No me molaban nada. Así que me fui (risas)”.
En cualquier caso, a mí me parece que Age Of Unreason sí ofrece algunas variaciones respecto al sonido clásico de Bad Religion. ‘Big Black Dog’ por ejemplo tiene un rollo rockero 70’s, ‘Lose Your Head’ es más pop, y ‘My Sanity’ tiene un rollo un poco Social Distortion, más rockabilly.
“Estoy de acuerdo contigo. Este disco es más variado y por eso me gusta tanto. Salió así y todos estamos muy contentos”.
Éste es el primer álbum que grabáis con Mike Dimkich y Jamie Miller. ¿Ha supuesto alguna diferencia?
“No demasiada. Brett y Greg tienen bastante claro cómo tiene que ir todo. Jamie es un músico fantástico y lo tocó todo como tenía que ser tocado con su propia personalidad. Lo mismo puede decirse de Mike. Tiene un tono de guitarra muy reconocible. Creo que los dos aportaron su pericia musical y personalidad. Se han integrado totalmente”.
Para serte sincero, cuando Greg Hetson y Brooks Wackerman dejaron el grupo pensé que la banda ya no sería lo mismo… Pero luego os vi en directo y mi opinión cambió por completo.
“Buenos, los cambios simplemente vinieron. Brooks se fue para tocar con Avenged Sevenfold y sabíamos que sería un problema sustituirlo porque es un batería fenomenal. Pero Jamie fue la persona adecuada porque cuando Brooks se fue, empezamos a tocar más material antiguo, hicimos conciertos tocando los discos Suffer y No Control enteros, y eso nos hizo estudiar la manera en la que Pete (Finestone) tocaba, la manera en la que Bob (Schayer) tocaba. Y Brooks tocaba más a su manera, más compleja, en cambio Jamie vino con una mentalidad muy abierta y nos dijo que tocaría como nosotros quisiéramos. Así que empezó a tocar más al estilo de Pete y Bob y eso se nota en el escenario. Ahora tocamos las canciones antiguas de la misma manera que están en los discos. Y en cuanto a Mike, vino con mucha experiencia porque, no sé si lo sabes, pero estuvo en The Cult durante veinte años. Sentimentalmente fue difícil sustituir a Greg Hetson, pero como guitarrista Mike ha mejorado lo que ofrecíamos en directo”.
¿Te importaría contar por qué Greg Hetson dejó el grupo? Nunca se explicó muy bien qué había pasado…
“Ya… Sinceramente, tendrías que preguntárselo a él. Es su historia y tiene que contarla él. Para nosotros, simplemente era una cuestión de seguir adelante. Él tiene su historia y nuestro trabajo es seguir con la de Bad Religion”.
Déjame preguntarte por el papel de Brett en la banda. Es muy inusual en un grupo que un miembro sólo componga y grabe, pero no salga de gira. Cuando tomó esa decisión en 1994, ¿cómo te lo tomaste?
“Mira, uno de los motivos por los que lo dejó en 1994 fue porque a partir de ese momento íbamos a empezar a girar mucho más porque Greg no iba a volver a la universidad, estábamos en Atlantic Records, y todos íbamos a centrarnos exclusivamente en el grupo. Pero Brett sacó Smash de The Offspring y tenía muchísimo trabajo con Epitaph. Eso provocó muchas peleas y Brett dejó el grupo. Lo dejó. Quizá si hubiéramos sido capaces de gestionar esas emociones de una manera más madura, podríamos haberle dicho ‘no te preocupes, le diremos a Brian Baker que toque con nosotros, y tú quédate en casa y sigue escribiendo temas’. Pero nuestra actitud fue la de ‘si no estás en la banda, no estás en la banda’. Pero cuando volvimos a Epitaph en el 2000, grabamos The Process Of Belief, y Brett sí se vino de gira. Y al final del tour, nos dijo ‘Nunca más podré volver a hacer esto, no puedo dejar el sello tanto tiempo’. Y entonces, lo entendimos. Teníamos dos guitarristas, y si quería participar sólo componiendo, haciendo de productor y sacando los discos en su sello, ya era una gran contribución por su parte. Encontramos la solución. Creo que tenemos lo mejor de ambos mundos. Cuando a Brett le apetece y quiere hacer dos o tres conciertos con nosotros, es genial tenerlo en el escenario, y cuando no, nosotros nos las apañamos muy bien sin él. Nos pasamos muchos años peleados, pero ahora es genial y disfrutamos mucho de nuestra compañía. Tomamos café y hablamos de los viejos tiempos”.
¿Cómo viviste la explosión del punk rock en esos años?
“Para mí fue muy emocionante. Nunca he pensado que el punk rock tuviera que ser algo minoritario. Me gusta tocar en salas pequeñas, pero muchos grupos de punk rock tienen un gran mensaje, al menos mejor del que tenían las bandas de hair metal que sólo cantaban sobre chorradas. Para mí Nirvana fueron la primera banda en romper esa barrera entre lo alternativo, el punk rock y el mainstream. Antes de ellos, las dos bandas alternativas más grandes en América éramos Fugazi y Bad Religion, pero después todo cambió. Fue emocionante vivir ese cambio”.
Es muy curioso, porque cuando sacasteis Stranger Than Fiction en 1994, comparados con The Offspring, ya parecíais una banda, digamos, vieja. Pero la realidad es que apenas teníais 30 años y ya se os veía como una institución.
“(Risas) Sí, en 1994 yo tenía 30 años, pero eso es lo que pasa cuando empiezas un grupo a los 15”.
En cierto modo, sois para el punk rock lo que The Rolling Stones son al rock’n’roll. Habéis ido rompiendo el mito de que llega una edad en la que eres demasiado viejo para tocar.
“(Risas) Para mí es un shock tener 54 años y seguir en Bad Religion. Te lo juro, es un shock”.
JORDI MEYA