Con Gold & Grey, Baroness cierran su etapa de discos con títulos cromáticos, pero más que un final, su nuevo trabajo suena como el principio de algo. Y es que, si John Baizley tiene una obsesión, ésa es la de no estancarse.
Han pasado casi nueve años desde que Baroness se vieran involucrados en un grave accidente de autobús en Inglaterra, pero sus secuelas todavía son visibles. La más evidente es que, de la formación que entonces componía el grupo de Georgia, sólo queda el cantante y guitarrista John Baizley. El bajista Matt Maggioni y el batería Allen Blicle dejaron el grupo apenas siete meses después del trágico suceso; el guitarrista Pete Adams lo haría en 2017 tras terminar la gira de su álbum Purple.
Pero con la misma determinación que Baizley aprendió a vivir con dolor crónico -desde el accidente lleva dos placas metálicas en su brazo izquierdo y una docena de clavos en su pierna- decidió seguir adelante con la banda fichando primero al bajista Nick Jost y el batería Sebastian Thomson, y finalmente a la guitarrista Gina Gleason. Con ellos tres ha grabado su quinto álbum Gold & Grey (Abraxan Hymns), donde el sonido de Baroness se expande más que nunca, asentándoles como uno de los grupos más creativos surgidos de la escena sludge.
Lo presentarán el 9 de octubre en La Riviera de Madrid y el 12 en la sala Razzmatazz de Barcelona en una gira encabezada por Volbeat y que también contará con la presencia de Danko Jones. Hasta entonces, tendremos tiempo para descubrir todos los recovecos que esconde su nueva obra.
Purple fue un poco como la resaca del accidente que sufristeis en 2012. A la hora de componer un nuevo trabajo, ¿te sentías con más fuerzas y por eso habéis terminado con un disco doble?
JOHN BAIZLEY “Bueno, yo no lo veo como un disco doble. Es más por el título que recuerda a Yellow & Green que sí lo era y porque, por el número de temas, 17, hay que fabricarlo como un doble vinilo, pero para nosotros es un disco sencillo. Aun así, supuso una tarea monumental, pero muy satisfactoria”.
Me ha parecido que, en este disco, los otros miembros han tenido un mayor peso. En ese aspecto y por su diversidad me ha recordado en espíritu a Superunknown de Soundgarden.
“Desde luego hemos colaborado mucho. Todo el mundo ha contribuido. En lugar de llegar con los temas maquetados como hacía antes, los fuimos construyendo en el estudio. En cuanto a Superunknown, excepto los hits, no estoy muy familiarizado con él. Para mí Badmotorfinger es el último disco de Soundgarden que escuché de verdad. Pero puede ser que tenga un espíritu parecido”.
Gold & Grey también es el primer álbum que habéis grabado con Gina. ¿Qué crees que os ha aportado?
“Gina es una guitarrista muy técnica, es increíblemente buena. En el pasado había visto esta cualidad como algo peligroso porque creo que la técnica de un músico a veces juega en contra de su capacidad como compositor, pero en el caso de Gina entiende muy bien cómo funciona una canción, y si tiene que dar un paso atrás en algo técnico en favor de una interpretación más pasional o una idea más interesante, sabe hacerlo. Es algo de lo que hablamos, cada uno sabía el papel que iba a jugar en la banda y creo que Gina ha desarrollado unas capacidades que nos han sorprendido mucho. Siempre he intentado colocarnos en una situación en la que fuéramos capaces de ofrecer algo fresco y nuevo, y creo que ella nos ha ayudado a hacerlo. Me siento muy orgulloso del esfuerzo que han hecho todos los miembros para llevarnos hasta ahí. Nos hemos basado mucho en las improvisaciones y era muy fácil que saliesen un montón de ideas muy rápidamente, sin intentar analizarlo demasiado. Hemos sabido ser críticos, pero dejando espacio para la espontaneidad. Creo que uno de los puntos más importantes de este disco, como lo era en los anteriores, es que hemos conseguido hacer cosas nuevas. Siempre es muy satisfactorio cuando te das cuenta que has encontrado nuevas posibilidades para el grupo”.
¿Cómo encontraste a Gina? ¿Tenías claro que querías incorporar a una mujer al grupo?
“Quiero ser muy claro con esto. Nunca, nunca, nunca, escogeríamos a un miembro por su sexo, su edad o su entorno. Eso no es importante. Lo más importante era su capacidad como músico y para ayudarnos a innovar. Gina y yo nos conocimos porque compró un pedal de la empresa de la que formo parte. Vino a recogerlo a Filadelfia, donde vivo, porque estaba en la ciudad, y le dije de quedar. Sabía que le gustaba el grupo, pero la primera vez que nos sentamos a tocar juntos tuvimos una química inmediata. Después de que Pete dejara el grupo, fue un verdadero golpe de suerte encontrar a alguien como ella y que nos entendiéramos tan rápidamente. Me cuesta expresar lo fácil que fue integrar su voz como guitarrista a lo que hacemos nosotros. También fue importante que saliera de gira con nosotros de inmediato y viera la realidad del grupo tal como es, porque a veces se crean expectativas que no son reales. También se pudo dar cuenta de cómo de diferentes pueden ser las canciones tocadas en directo respecto a cuando estamos en el local de ensayo. Así que una vez pasamos todas esas etapas, fue cuando nos pusimos a escribir el nuevo álbum. Nos llevó mucho tiempo componer el disco, pero no fue porque estuviéramos atascados, sino porque teníamos un montón de ideas y teníamos que ver cómo encajarlas todas”.
Sólo para que conste, no te preguntaba lo de incorporar a una mujer como una jugada publicitaria, sino más bien si te apetecía poder dar esa oportunidad a alguien que quizá lo tendría más difícil en una escena mayoritariamente masculina.
“Para mí es un gran problema que el rock siga tan dominado por hombres, y por eso en nuestra crew también tenemos a varias mujeres. Pero para mí la mejor manera de afrontar eso no es actuar con un criterio de discriminación positiva, sino simplemente escoger a la mejor persona para ese puesto. Creo que es más importante decir que Gina es una guitarrista y una persona fantástica, que no decir que Gina es una mujer. Cuando se incorporó al grupo intenté no hablar de ello, simplemente íbamos y tocábamos. Creo que la gente puede juzgar por sí misma lo buena que es. Considero que los actos son más importantes que las palabras. Si escuchas el disco o la ves tocar, no hay mucho más que hablar”.
Cuando os vi el año pasado en el Download Festival de Madrid, parecía que Gina hubiera estado toda la vida en la banda.
“Es lo que te decía. Es muy poco frecuente que pase algo así. Tuvimos mucha suerte. Siempre la hemos tenido, porque la gente que ha ido entrando en el grupo siempre ha tenido mucho talento y son muy trabajadores. Naturalmente hubiera preferido no tener que hacer cambios en la formación, pero visto cómo ha salido todo, creo que ha sido una experiencia fantástica y muy positiva”.
Siempre he pensado que, para un músico, tocar en Baroness tiene que ser muy gratificante porque tocáis muchos palos y hay mucho espacio para cada instrumento. Es una banda muy musical.
“Sí, desde luego. Pero también es un arma de doble filo porque no es fácil encontrar músicos que tengan esa dualidad entre saber improvisar y, a la vez, saber construir canciones con alma. No siempre encuentras esas dos facetas en un mismo músico. Se necesita ser alguien peculiar. Si te fijas, todos los miembros de la banda vienen de entornos musicales muy distintos. Para mí eso lo hace más divertido y creo que también es divertido para ellos. En el disco hay una serie de elementos repetitivos y motivos musicales que intencionadamente van saliendo a lo largo de la obra con variaciones. Hay melodías que salen en varias canciones. ‘Broken Halo’, por ejemplo, es una versión reimaginada de otra canción del disco, aunque prefiero no decir cuál, pero básicamente es la misma canción. Fue una de las últimas canciones que escribimos para el álbum, es un tema muy simple, con una progresión de acordes muy sencilla, pero en ese punto habíamos escrito canciones muy complejas. Sebastian estaba un poco confundido con qué ritmo debía meter, así que básicamente toda la batería en esa canción es una improvisación. Y Nick hizo un trabajo muy interesante con sus giros. El tema no hubiera sonado igual sin ellos”.
«Los mejores conciertos son los que apenas recuerdo porque mi mente se va a otra parte” JOHN BAIZLEY
A pesar de ser una banda enmarcada dentro del heavy rock, en Baroness siempre ha habido una sensibilidad muy emotiva. ¿Crees que es uno de vuestros puntos diferenciales?
“Tienes razón en que no es muy frecuente. Pero no creo que sea algo calculado. Soy muy consciente de que en Baroness hay un elemento triste o melancólico que otras bandas con las que tocamos no tienen, pero es simplemente por mi manera de escribir canciones. Quizá en Gold & Grey he dejado más que nunca que esos aspectos emocionales estén más presentes. Creo que cuanto más he expuesto mis dificultades personales, más pasional se ha vuelto la música. No creo que esté haciendo nada original, es simplemente que el mundo del heavy se centra más en la agresividad y la brutalidad. Es el contexto en el que lo hago que quizá haga que sea llamativo, pero no el hecho en sí. Todavía me pone nervioso pensar en cómo la gente reaccionará ante una historia muy personal que cuento, pero no sé hacerlo de otra manera. No puedo escribir con el freno de mano puesto”.
Hace falta valor para exponerte también…
“Bueno, sí, pero tampoco me disgustan artistas como Springsteen o Johnny Cash, que se meten en la piel de personajes inventados. Creo que saben acceder a la mente de lo que sentimos los demás, pero yo sólo sé expresar cosas que he experimentado o pensado por mí mismo. La música se juzga por lo bien que suena, pero para mí es igual de importante lo que transmite la letra. Un buen ejemplo es Black Sabbath: tienen letras locas, incluso tontas, pero la pasión y la energía con la que Ozzy las cantaba te convencen totalmente. Mi objetivo es conseguir lo mismo, por eso aunque me exprese de manera más poética, el público tiene que sentir lo que expreso, aunque me reserve los detalles específicos para mí. Eso es lo que he ido aprendiendo a lo largo de los años, ser auténtico, aunque no te vaya explicando los hechos tal como los viví”.
Vuestros conciertos pueden ser muy intensos, a veces parece que entres en trance… ¿Te supera a veces?
“Pasa con mucha frecuencia. Los mejores conciertos son los que apenas recuerdo porque mi mente se va a otra parte. Cuando termina el set y vuelvo a ser consciente de todo es cuando sé que ha sido un gran concierto. Es muy satisfactorio, pero sí, es muy intenso. Y también me he dado cuenta que cuando estoy tocando no siento dolor. Son quizá las únicas dos horas del día en las que puedo olvidarme de eso”.
No todo el mundo tiene esa suerte de contar con esa vía…
“Desde luego. Poder apagar el dolor a través de hace arte, que es precisamente lo que más me gusta y lo que me permite ganarme la vida, es… no sé, casi poético”.
JORDI MEYA
PS – El grupo ha colgado hoy mismo un mini documental sobre la creación de Gold & Grey: