Gira a gira, show a show, disco a disco, festi a festi, Bellako están demostrando por qué son la banda de hardcore y crossover más inquieta e incansable de nuestro país. De cara a su nueva obra, los catalanes se han dejado de coñas y han exorcizado esos Demonios que llevamos dentro.
Si andas metido en el hardcore, es abosultamente imposible que no hayas visto a Bellako sobre un escenario. Rober (voz), Roy (guitarra), Ricard ‘Pal’ (guitarra), Xavi (bajo) y Arnau (batería) parecen haber hipotecado sus fines de semana de aquí al 2039, y o tienen las novias más comprensivas del mundo, o de lunes a jueves se dedican al cinco contra uno, porque aguantar ese calendario es digno de elogio. Lo suyo es el directo, está claro, pero esa disciplina casi militar que se infligen a la hora de tocar en todos lados también acarrea sus problemas, y es que las bajas en el frente suelen ser constantes. No es país para rockeros, pero los de Mataró ahí siguen, inflexibles, fieles a su idea de banda, sorteando cualquier obstáculo que vaya apareciendo y, encima, reforzando un line-up que ahora mismo parece inmejorable.
Les seré totalmente sincero: si sobre las tablas Bellako siempre me han parecido intachables, un grupo que va al grano, que sabe explotar perfectamente sus virtudes y que te destroza las cervicales a su antojo, en cambio nunca había acabado totalmente satisfecho con su versión en estudio. Con Demonios, su nuevo trabajo autoeditado, esta percepción ha cambiado. Esta vez los catalanes han sabido trasladar esa demoledora estopa a estos 13 cortes, así que ya era hora de hacerles una entrevista en profundidad.
Aunque siempre llevándolo hacia vuestro terreno personal, cuando me llegó Demonios le comenté a vuestro mánager que me parecía una mezcla brutal entre Non Servium, Soziedad Alkoholika, Nasty, Madball e incluso Body Count. Ahora también añadiría algo de Rise Of The Northstar. ¿Estás de acuerdo?
ROBER “(Risas) Me extraña que no percibieras algo de Pantoja también… Estamos de acuerdo, claro que sí. A estas alturas debe de estar todo compuesto y creado ya… Aunque te diré que siempre tratamos de componer sin dejarnos influenciar por bandas que puedan parecerse a nuestro estilo. Es una mezcla de lo que vimos oportuno pulir de nuestras flaquezas en nuestro anterior trabajo”.
La verdad es que cada vez cuesta más definiros, vais saltando de estilos siempre que puedas soltar tu bronca, haya breakdowns brutales y los ritmos te partan en dos. Os la sopla si sois hardcore, beatdown o crossover, ¿no?
“Bastante, sí, pues como te decía, nos gusta hacer lo que sale dentro de nuestro rollito. Recuerdo estar en el local componiendo y que la frase más escuchada fuera ‘¡Eso suena a Bellako!’. Todo lo que no nos daba una sensación de familiaridad con nuestro rollo lo desechamos o mirábamos de transformarlo lo más bellakamente posible. En cuanto al estilo, ¡pues es lo que dices más o menos! Un poco de thrash, core, crossover para destapar oídos a destajo”.
Creo que donde más se nota cuánto habéis crecido como músicos en este álbum es en ‘Quién Eres Tú’. ¿Vosotros también apreciáis que ahora sois capaces de hacer temas que antes igual os costaba más componer o moldear?
“Es cierto que los temas son bastante más elaborados respecto a riffs complejos y demás. Se nota una madurez que hasta entonces no había. Personalmente quiero decir que tampoco somos los mismos músicos de hace unos años atrás… Ni somos los mismos miembros creadores de la banda, pues ahora contamos con Arnau de Hyde Abbey, exKop y exImplore a la batería. Con Xavi, exWilderness , al bajo, y con un Ricard que, pese a que ya estuvo en la composición de nuestro anterior álbum Extinction, ahora cuenta con la experiencia y los conocimientos necesarios de Bellako para abrir un nuevo abanico de riffs y temas con estructuras diversas. Estos tres nuevos miembros han aportado una frescura al disco inmensurable”.
Lo que he notado también es que en este álbum ya no hay ni pizca de humor, se acabaron las bromitas o los ‘Pollos Radioactivos’… ¿Estáis más cabreados que nunca? Aunque no sois un grupo específicamente político, ¿tiene algo que ver con tanto españolito fascista apaleando gente impunemente por Catalunya estos días?
“¡Se acabaron las bromitas, sí! (Risas). Bueno, intentamos no perder ese toque chisposo que tiene Bellako. Este nuevo disco lleva material nocivo para todos. No se salva ni el apuntador, pues es una mezcla de lo que cada uno puede llevar dentro en su día a día, como si de repente todos los demonios interiores de todo el mundo salieran a la superficie. No podemos negar que el mal está entre nosotros, se disfraza en la política, se disfraza en los amigos, se esconde en el amor, en el trabajo, hasta en el niño más inocente… Entonces hemos decidido dejar un poco de lado los temas surrealistas y nos hemos centrado más en lo que sucede a diario. En el mal en la actualidad”.
Se te nota mucho más robusto en las voces, menudo cuello gastas en este disco… ¿A qué lo achacas? Seguro que crecer dando tantos bolos y la buena dieta de matuja tiene su parte de culpa…
“¡Creo que podemos decir que en este disco nos hemos dejado el alma y el cuello todos! En mi caso, tenía claro que no quería otro álbum igual que los anteriores. ¡Quería registros diferentes! Y sobre todo, con toques de humanidad, más definida. Que se notara que detrás de esa voz se escondía un tipo que vomita rabia, disconformidad, que se queja y que berrea como el resto de las personas, ¿me explico? Lo he querido hacer más humano. Cabe destacar el currazo que se marcó Oscar a la hora de grabar todo”.
Sí, Demonios destaca también por lo agresivo y grueso que suena, presenta una producción que tira de espaldas. ¿Buscabais que cada guitarrazo fuera como un maldito puñetazo?
“Buscábamos que este disco destacara del resto, y por lo tanto, la inversión fue bastante mayor. Oscar de AxTudio fue el responsable de inmortalizar este disco, al igual que el anterior”.
‘Umibôzu’ da algo de respiro antes de la parte final, que viene con Fer de Cannibal Grandpa y deathcore en ‘Suciedad Humana’, ‘Ahí Fuera’, y luego, ‘Hail Satan’, que es un desfase absoluto. Este final de álbum tan asesino es totalmente adrede para catárosla bien a gusto, ¿verdad?
“¡Verdad! Nos quedamos a gustísimos con ‘Hail Satan’ (risas). Despedimos el disco con el regreso de Satán a la tierra. Como si fuera el fin ya de todo. El álbum en términos generales es una crítica a la vida. Hacia el cómo está montado todo. Somos esclavos de un sistema queramos o no, y nos condicionan día a día. Vivimos como en una rueda en la que siempre giramos. Actualmente la sociedad en la que vivimos da bastante tirria… La política parece el Salsa Rosa, y el Salsa Rosa de antes, ahora es un desfase de tres pares de huevos… La vida en sí es un desfase irremediable creo, de ahí esos temas tan asesinos para finalizar nuestro nuevo trabajo”.
No hay más que echar un vistazo a vuestra agenda anual para comprobar que sois una banda forjada en el directo, que vive para ello. A la par, creo que justamente eso es lo que fue quemando a vuestros exmiembros… En un país con un modelo laboral tan arcaico como el nuestro no es fácil cuadrar ensayos, curro y shows, más las pertinentes inversiones, claro.
“Es súper difícil mantener una banda intacta desde su creación. Lo que tú dices es el factor que más repercute. Giras europeas, bolos entre semana y demás fechas agotan rápido los días de fiesta que tenemos en el curro, ¡si los tenemos! Es una agonía constante batallar entre el trabajo y la música, pues no nos lo ponen fácil. Muchas veces hasta hemos de coger un avión alguno de nosotros por no poder salir antes del trabajo. Es duro y costoso a la larga. No vivimos de esto. Seguimos cobrando para cubrir gastos y poco más, y todo esto lleva a que algunos miembros no se lo puedan compatibilizar con su estilo de vida, trabajo, etcétera”.
Estoy seguro de que la marcha de Carlos fue la más dolorosa que ha tenido que afrontar la banda… Llevaba ahí desde el principio y era un puntal para el grupo. ¿Fue ése un bache especialmente duro?
“Fue realmente duro, un punto de inflexión para nosotros. Todo empezó con él y tras su marcha tuvimos que currar muy duro en busca de alguien que pudiera cubrir la gira europea y el resto de tour estatal que quedaba. Actualmente cuesta muchísimo encontrar a un músico con disponibilidad para viajar, que encaje con los gustos y demás, y que quiera formar parte de la familia. Carlos para nosotros era uno más, en el grupo y en nuestra vida”.
Tener a Arnau a la batería es un lujazo, pero Pal a la guitarra y Xavi al bajo parece que también os han dado la consistencia final para ser una roca en todos los sentidos. ¿Qué destacas de los fichajes más recientes, qué crees que han aportado?
“Arnau es una maldita apisonadora, es innegable. Tiene un flow digno de admirar y sabe bien lo que hace en los directos, además de ser una fiera montando vídeos y en el campo de la informática, lo que nos da muchos puntos a favor. Pal es una máquina de vomitar riffs… Cuando no piensa, su cabeza compone. Seguimos creyendo que nos tocó la lotería cuando nos escribió para entrar en el grupo, y sin duda alguna, es el más querido de la banda ositamente hablando. Y luego está Xavi, un caso aparte… Al que le encanta darlo todísimo en los directos y que a la gente le quede claro que a sus shows se va a repartir leña (risas). Somos un equipo supercompleto y estamos tope contentos de poder tirar juntos toda esta criatura para alante”.
«O nos dejamos el alma y destacamos en lo que realmente sabemos hacer, que es tocar en directo, o estamos perdidos»
Vosotros siempre habéis tenido claro que ibais a ir a por todas, que las limitaciones se las ponía uno mismo. ¿Crees que en este país hay demasiado quejica yendo a medio gas? Lo que está claro es que sólo trabajando a destajo llegan las cosas…
“Creemos que nadie te regala nada, que esta industria está súper explotada y que hay infinidad de oferta de bandas de las cuales, muchas, deben de tener más liquidez que nosotros. Por lo tanto, o nos dejamos el alma y destacamos en lo que realmente sabemos hacer, que es tocar en directo, o estamos perdidos. ¡También hay mucho quejica, claro está! Pero como en todas partes, imagino. La cuestión es ir a por todas con todo lo que tengas y aprender todo lo que puedas de cada experiencia”.
Como no podía ser de otra forma, en Catalunya se os quiere mucho, pero creo que también tenéis un idilio especial con Euskal Herria… ¿Pero dónde crees que se os aprecia más, dónde habéis vivido vuestros bolos más memorables?
“¡Euskal Herria tiene una fijación con Bellako tremenda! Nos acogen siempre que pueden en sitios distintos y nos tratan como de la familia. ¡Creo que tocamos más en el norte que en Catalunya mismo! (Risas) Los bolos más memorables los hemos vivido tanto en Euskal Herria como en Catalunya, también en Asturias y Cantabria… Y en Galicia, por supuesto”.
Sinceramente, ¿es Europa ese paraíso que pintan a la hora de girar o también tienes que tragar con alguna ración de mierda cuando sales fuera?
“¡También es duro! Sí que es cierto que la cultura musical en Europa es bastante más extensa que aquí, pero también has de tener en cuenta los precios de los países, que cambia mucho todo, y que si te pasa algo no estás al lado de casa. En muchos lugares no hablan ni inglés, así que ya me dirás (risas). Es una aventura que toda banda debería vivir al menos una vez en la vida, y digo ‘una vez’ porque ahí se decide mucho el futuro de una formación. Tantas horas de convivencia juntos determinan mucho el destino de ella”.
Seguro que tenéis toneladas de anécdotas con tanta carretera a vuestras espaldas… Si no ando equivocado, me suena que una vez os tocó dormir en el suelo mientras a cierto promotor le hacían una mamada en su cama… Dime, ¿qué es lo más bizarro o loco que habéis vivido de gira?
“Bailleul, Francia… Creo que fue nuestro tercer día de la gira europea que hicimos el año pasado. Un bar abarrotado de gente, y a decir por sus pintas y miradas, ¡no tenían ni idea de lo que se les venía encima! Pero fue totalmente al revés… Esos pueblerinos sin conocimiento nos dejaron atónitos. ¡Se subían por todas partes y se comportaban de manera salvaje! ¡Como si bebieran más cerveza que agua! Hasta que pasó lo nunca visto… ¡¡¡Una mujer se abalanzó sobre el escenario apartando a la gente, descubriendo sus tetas y gesticulando con sus manos!!! ¡Como si quisiera que nos pusiéramos a mamárselas! ¡Hasta tuvo la destreza de hacerse con un micro y utilizarlo a modo de consolador entre sus tetas mientras chillaba en primera línea del público! Toda una experiencia”.
PAU NAVARRA