Con su nuevo álbum A Celebration Of Endings alcanzando el número 1 en las listas británicas, la tercera vez que lo consiguen, Biffy Clyro asientan su posición como una de las bandas de rock más populares de su país. Que además sean también de las mejores, tiene aún más mérito. Hablamos con Simon Neil sobre la música y el mundo que nos espera.

n un mundo pre-pandemia, A Celebration Of Endings, el noveno álbum de Biffy Clyro, habría visto la luz el pasado 15 de mayo y estaríamos a sólo dos meses de poder verles en directo una vez más. Ahora tendremos que esperar más de un año para hacerlo (las nuevas fechas son el 6 de octubre de 2021 en La Riviera de Madrid y el 7 en la sala Razzmatazz de Barcelona), pero al menos ya podemos disfrutar de su nueva obra. Un disco que, pese a haberse creado antes de que todo se paralizara por el virus, tiene un componente político más marcado y nos invita a no tener miedo a los cambios, sino de aprovecharlos en positivo: celebra los finales, porque siempre son el principio de algo.

En cierta manera, la carrera de la banda formada por Simon Neil (voz, guitarra) y los gemelos James (bajo) y Ben Johnston (batería) ha seguido esa máxima. Desde que empezaran a tocar juntos a mediados de los 90 y debutaran en 2002 con Blackened Sky, el trío escocés nunca ha tenido miedo de explorar nuevas vías musicales y lanzarse ante las nuevas oportunidades que se les abrían. Su inesperado salto de popularidad con el magistral Puzzle (2007), su entrada en el mainstream gracias a la balada ‘Many Of Horror’ de Only Revolutions (2009) o su afianzamiento como cabezas de cartel en festivales británicos (lo han hecho dos veces en los de Reading y Leeds, y ya están confirmados para el Download UK del año que viene junto a Kiss y System Of A Down) podrían haber asustado, desestabilizado o domesticado a cualquiera, ejemplos no faltan, pero en cambio Biffy Clyro han hecho esta transición con entereza y audacia.

Cierto es que su anterior álbum Ellipsis (2016) encendió la alarma de algunos de sus seguidores por su pátina comercial, pero basta con escuchar A Celebration Of Endings para comprobar que la banda que nos enamoró en su momento sigue estando ahí. La diversidad y complejidad de sus canciones que, como nos explicó Simon Neil en la entrevista que mantuvimos a mediados de agosto, no es más que el reflejo de su personalidad, y por extensión de la de cualquier ser humano, los siguen situando a mucha distancia de la mayoría de grupos de su generación.

Con la promesa de poder tener una charla más extensa cuando sea que podamos vernos en persona -esta vez apenas tuvimos 25 minutos-, el descamisado frontman nos ofreció una fotografía del momento actual del grupo.

Antes de empezar a hablar del nuevo disco, quería preguntarte por Balance, Not Symmetry, que sacasteis el año pasado y pasó muy desapercibido, incluso entre vuestros fans. Creo que confundió un poco a la gente, porque se presentó como una banda sonora, pero en realidad era un disco de canciones. ¿Lo sientes como parte de vuestra discografía o lo ves como un proyecto aparte?
SIMON NEIL “Es extraño porque después de Ellipsis tenía muchas canciones sobrantes a las que quería dar salida. Para mí es importante vaciar el tanque, por decirlo de alguna manera, antes de empezar con un proyecto nuevo. Y la película me dio la oportunidad de poder utilizar esas canciones e ideas. Yo lo considero un disco más de nuestra discografía y, de hecho, tuvo una gran influencia en A Celebration Of Endings. Lo hicimos entre Bélgica y Gales, sin ningún tipo de interferencia por parte del sello, éramos sólo Ben, James, el productor y yo. No nos preocupamos por hacer singles, o vídeos, o por dar entrevistas. Sólo nos preocupamos de hacer música, y esa libertad tuvo una gran influencia en el nuevo álbum porque me recordó lo fácil y divertido que puede ser grabar un disco. No debería ser algo pesado o tener un objetivo para conseguir algo. El objetivo era puramente artístico. Hacer una canción con tus amigos, mirarte a los ojos y pensar ‘esto es cojonudo, vamos a grabarlo’. Te hace sentir genial”.

También me gustaría saber tu opinión actual sobre Ellipsis. Fue un álbum un poco controvertido, y, aunque me gusta, quizá comparándolo con el nuevo, le faltaba algo de profundidad, o algo que no sé muy bien cómo definir…
“Sí, sí. Cuando hicimos Ellipsis, el concepto era que fuera un disco de estudio, así que muchas de las canciones las escribí una vez allí, y deliberadamente no tocamos muchas de sus canciones en el local de ensayo porque queríamos construirlas de cero en el estudio. Ahora, con un par de años de distancia, creo que le faltaba un poco de garra y del caos que tienen todos los discos de Biffy. Ése era el objetivo, pero, cuando lo escucho ahora, echo de menos un poco más de fuerza. No lo cambiaría porque es una expresión más de nuestro trabajo, pero cuando empezamos a idear el nuevo disco quise recuperar un poco más de la energía que teníamos en otros discos, de nuestro directo, que fuera más excéntrico. Creo que para el carácter de esta banda es importante ese elemento de caos y complejidad. Este álbum refleja todas las facetas del grupo, mientras que en Ellipsis quizá cedimos todo el protagonismo a las canciones en sí mismas y la personalidad de la banda quedaba en un segundo plano. En A Celebration Of Endings, el grupo ha recuperado ese protagonismo”.

Exacto, eso es lo que quería decir. ¿Qué otros cambios destacarías?
“A nivel de letras, en este disco tenía mucho más que decir. Simplemente por la naturaleza de cómo han cambiado las cosas en los últimos cuatro, tres años, con el Brexit y todas esas cosas sin sentido que han pasado. Me han cabreado muchas cosas (risas). Y ya no hablamos del virus y las protestas, porque cuando escribí el disco todavía no habían pasado, pero me sentía muy cabreado, y tenía mucha rabia en mi interior que quise sacar en las canciones. Creo que puedes escucharla en el álbum”.

Supongo que has llegado a un punto en tu vida, en unos días cumples 40, en el que más o menos sabes cómo gestionar las situaciones a nivel personal, y ahora te preocupa más lo que pasa a escala más global.
“Exacto. Creo que nos sucede a todos a medida que nos hacemos mayores. Empiezas a ser más constante en tus puntos de vista y no pones en duda todo tu sistema de creencias. Tengo muy claro lo que es Biffy Clyro y lo que representa. Sé cuáles son mis fortalezas como compositor y como ser humano, así que a nivel personal estoy más relajado. Ya no me preocupo por si molesto a alguien por tener una opinión distinta. Creo en mí mismo y creo en la banda. Tengo confianza en mí instinto y básicamente es lo que sigo”.

También es curioso la interrelación entre lo personal y lo global y cómo afecta tu percepción de la realidad. Si por ejemplo tienes un hijo en medio de la pandemia, seguramente te sientas feliz, y lo veas todo con un prisma más optimista, en cambio si tu pareja rompe contigo, aunque no haya pandemia, te sentirás como una mierda. Creo que el disco también refleja esos distintos estados de ánimo.
“Sí, así es. A mí sorprende lo adaptables que somos a diferentes situaciones. Yo ya ni me acuerdo de cómo era la vida antes del virus. Todos tenemos que encontrar nuevas formas para adaptarnos y seguir adelante. Vamos a sacar un disco en medio de todo esto, y para nosotros tocar en directo es una parte integral de lo que somos, así que tenemos que pensar en cómo lo haremos. Pero tienes razón, la experiencia humana no cambia. Evolucionamos, crecemos, encontramos nuevos parámetros, pero es esperanzador ver cómo hemos cambiado radicalmente nuestras vidas para adaptarnos. No creo que ninguna generación haya pasado por un cambio tan radical. Incluso en los periodos de guerra, no se paró todo el mundo de golpe. Creo que todo esto hará que la gente se dé cuenta de lo que realmente aprecia en su vida. En los últimos años todo el mundo se había vuelto muy individualista, y quizá, o eso espero, nos demos cuenta de que cosas como la productividad, las redes sociales, o los resultados, no eran tan importantes. Creo que la pandemia nos ha hecho despojar de muchos elementos que, en realidad, no nos proporcionaban felicidad. Creo que la gente se ha dado cuenta de la importancia de la familia, por ejemplo. Sólo vivimos una vez, así que centrémonos en aquello que realmente importa. Vamos a hacer el mundo un lugar mejor. Creo que la conciencia está cambiando. Al menos la mía, y también respecto a la banda, lo ha hecho”.

“En Ellipsis quizá cedimos todo el protagonismo a las canciones en sí mismas y la personalidad de la banda quedaba en un segundo plano. En A Celebration Of Endings, la banda ha recuperado ese protagonismo”
SIMON NEIL

Yo creo que vivíamos yendo a cien por hora, y la pandemia nos ha obligado a vivir a 40 por hora, lo cual mucha gente ha descubierto que le gusta más. Pero parece que la economía sólo funciona si vamos a cien… Es un conflicto difícil de resolver.
“Sí. En Estados Unidos tienen un presidente totalmente inútil que no deja de hablar de lo bien que va la Bolsa, sin tener en cuenta que la economía financiera y la experiencia real de la gente están desconectadas. Si algo bueno tiene la pandemia es que valoramos más el trabajo de la gente que trabaja en supermercados u hospitales, creo que son de la gente más valorada ahora por la sociedad. Tenemos que reevaluar quién aporta algo positivo a la comunidad. Pero lo cierto es que es duro ver a cantidad de amigos de otras bandas o técnicos que no pueden generar ingresos. Es muy duro, pero espero que salgan industrias más ecológicas que se conviertan en algo esencial en la economía y sustituyan a las petroleras o la industria armamentística, que son las que ahora deciden por los gobiernos. Espero que haya una especie de reset a nivel mundial”.

Por desgracia, el sector de la cultura, y de la música en especial, está siendo muy castigado. Quizá también la ausencia de conciertos haga que los valoremos más una vez podamos volver a ellos.
“Claro. Yo echo de menos ver gente, ver tocar a otras bandas, echo de menos compartir esos momentos con la gente. En un concierto de rock, puedes tener al lado a un desconocido, pero si lo ves cantando la misma canción que tú, sientes una conexión. Puede ser que nunca más vuelvas a ver a esa persona, pero has vivido ese momento de conexión. Echo mucho de menos eso. Tengo muchas ganas de poder recuperar esos momentos. Yo me siento muy afortunado porque estoy en una banda, tengo un techo, no tengo que preocuparme por buscarme un trabajo, pero no puedo ni imaginarme la tensión de alguien que no tenga nada de eso. En Reino Unido el gobierno ha sido muy inútil, nos han dado instrucciones muy vagas, esperando que la gente decida por sí misma. Ahora sólo lleva mascarilla la gente que quiere, puedes ir al pub, es todo muy descuidado”.

Bueno, entremos ya en A Celebration Of Endings. Una de las cosas que más admiro de ti como compositor es tu capacidad para escribir canciones muy distintas, desde el pop directo de ‘Tiny Indoor Fireworks’ a algo más complejo como ‘End Of’. ¿Crees que es tu principal virtud?
“Creo que sí. A medida que me he hecho mayor me he dado cuenta de que tengo una personalidad muy extrema. Puedo estar súper feliz y animado, y al día siguiente muy enfadado, no deprimido, pero sí preocupado por muchas cosas. El otro día hice una entrevista en la que hablaba sobre canciones que me han influenciado a lo largo de los años, y me di cuenta de que tenía una canción de Roxette al lado de una de Death Grips (risas), o una de Sunn O))) al lado de una de Glen Campbell. Me gusta escuchar algo muy tranquilo que me rompa el corazón y luego algo súper heavy. Una de las bandas que más me gustan ahora son Imperial Triumphant, que mezclan death metal con cosas de jazz. Son totalmente locos. Siempre me han gustado los extremos. Es quien realmente soy. Y por eso las canciones funcionan. Si les preguntas a Ben y a James, seguramente te digan que soy tan impredecible como mis canciones. A veces soy muy dócil y otras me vuelvo un controlador de la hostia. Pero al final se trata de ser honesto. Me siento mucho más cómodo haciendo cosas diversas que escribiendo diez temas mega heavies o diez temas folk. Quiero enseñar quién soy exactamente como ser humano en un momento preciso. Por eso me siento orgulloso de todos nuestros discos. Nunca he intentado ocultar quien soy. Quiero que Biffy sea un poco de todo porque los seres humanos somos complejos. Todos tenemos días en los que nos sentimos que podemos conquistar el mundo, y otros en los que ni siquiera queremos salir de la cama”.

“Creo que la pandemia nos ha hecho despojar de muchos elementos que, en realidad, no nos proporcionaban felicidad” SIMON NEIL

¿Crees que conservar esos extremos ha sido algo por lo que hayas tenido que luchar más duro una vez la banda entró en el mainstream a partir de Puzzle?
“Sí. Cuando empiezas a tener éxito todo el mundo te ve como un símbolo del dólar, y piensan en cómo ganar dinero con lo que haces. No es que me esté quejando por tener algunas canciones que hayan llegado al público mainstream, porque me encanta, pero para mí lo más importante, y lo que me gusta de eso, es que esa gente, si escucha el disco entero descubrirá canciones más extrañas, o inspiradas por música que quizá nunca había pensado que le podía gustar. Si sólo escribiéramos canciones pop estaría muy aburrido, pero las diferentes dimensiones de la banda es lo que hace que todo funcione como conjunto. Pero sí, he tenido que luchar por eso, y estoy contento de seguir haciéndolo, aunque nos cueste algunos fans o algunas ventas. En ese aspecto soy testarudo porque sé lo que somos. Dicho esto, me encanta hacer cosas pop porque me gustan cosas comerciales como The Joshua Tree de U2 o de los 80 como Roxette. Se trata de abrazar eso y abrazar también cosas más raras. No quiero que Biffy Clyro guste a todo el mundo, también me gusta incomodar a la gente. No creo que haya muchas bandas que cubran un espectro tan amplio como el nuestro”.

Un buen ejemplo de esos extremos en una sola canción es ‘Cop Syrup’, que cierra el álbum. ¿Podrías contarme cómo se escribe un tema así?
“Inicialmente tenía los acordes centrales, y la parte orquestal que era muy cinematográfica. Trabajé en eso durante un par de meses. Obviamente en ese momento no parecía un tema de Biffy, así que seguí escribiendo otras canciones, esperando que me viniera una idea que me ayudara a darle ese giro que necesitaba. Quería algo rápido y rabioso que pudiera unir con la parte orquestal para provocar un gran contraste. Así que esperé hasta que por fin llegó esa parte inicial que funcionaba con la segunda. Una canción como ésa requiere su tiempo. Si lo fuerzas, pueden parecer tres partes distintas que no tienen nada que ver, pero yo quería que pudieras sentirlo como una sola pieza de música, aunque haya una gran diferencia entre la parte punk rock y la orquestal. Tengo la suerte de poder tocar el piano en casa un día, o la guitarra al siguiente, o quedar con Ben y James, para mantener estimulada mi mente. Siempre tienes que tener una antena puesta hasta que te llega la idea adecuada. Es cuestión de tener paciencia. El día que la tuve, quedé con Ben y James y les dije ‘Sé que os va a sonar extraño, pero confiad en mí’. Y tocamos el tema, y sonaba un poco raro porque obviamente no teníamos la orquesta allí, pero confiaron en mí, y acabó saliendo bien”.

No sé si es algo consciente o no, pero me he fijado que en las letras de ‘Wolves Of Winter’, o en el nuevo en ‘The Champ’ o ‘Instant History’, usas la primera persona del plural, cantas “We are the source” o “This is the sound that we make”. ¿Es una manera de integrar a la banda en las letras? ¿De escribir desde una perspectiva común y no tan individual?
“Sí. Siempre hay ese elemento. Tomé la decisión consciente hace un tiempo de no escribir siempre desde mi perspectiva. He escrito muchas sobre penas, dolor, amor, y era más un viaje personal. Incluso en algún momento me daba apuro compartirlas con Ben y James. Pero en este disco, y en Ellipsis, me enamoré de la idea de ser una banda. Me siento muy afortunado de poder hacer esto con mis dos mejores amigos. La fuerza que tenemos está en los tres. Puede que yo escriba toda la música y las canciones, pero no podría hacerlas realidad sin Ben y James. Nuestra mayor fuerza está en nuestra amistad. Nos conocemos desde que teníamos 7 años. Somos una jodida pandilla. Siento que todavía somos nosotros tres contra el mundo, y no quiero perder nunca ese sentimiento. Por eso seguimos viviendo y haciendo música en Escocia. Ensayamos en la misma granja donde lo hacíamos desde el principio. Es esencial en quiénes somos, y no dejaría que ninguna escena o la industria se metiera entre medio. Somos nosotros, somos nosotros”.

Para terminar, he leído que estás preparando un disco de grindcore. ¿Es verdad?
“¡Sí! He empezado un grupo con mi amigo Mike Vennart, que toca con nosotros en directo, que se llama Empire State Bastard. Tenemos nueve canciones, algunas suenan como los primeros Napalm Death, otras más como el último de Daughters, y es algo repulsivo y agresivo (risas). Nunca he hecho algo tan bestia como esto. Como no podemos girar, es frustrante, pero al menos tengo tiempo para trabajar en otros proyectos. Así que también estoy haciendo un proyecto de drone con Richard ‘Gambler’ Ingram, que también tocaba con Oceanzise y lo hace con nosotros en directo, y mi amigo Martin. Todos estos proyectos influenciarán en el próximo disco de Biffy porque tendré nuevas inspiraciones. Y también habrá un disco nuevo de Biffy, porque como siempre nos han sobrado 15 canciones, y las vamos a grabar antes de que termine el año. Y también estoy haciendo un álbum de Marmaduke Duke, así que tengo cuatro discos en marcha. Espero que estéis preparados (risas)”.

JORDI MEYA