Siguiendo con una buenísima racha creativa, Bob Mould publicará el próximo 25 de septiembre Blue Hearts, su disco más combativo en años. No es casualidad. Como nos explica, la rabia que siente ante la situación actual se parece mucho a la que vivió en los días en los que estaba al frente de Hüsker Dü.
Un presidente de derechas, una enfermedad mortal, conflictos sociales… A Bob Mould todo esto le resulta familiar. El panorama no difiere mucho del que vivió en los años 80, cuando redefinió el punk y el hardcore con su banda Hüsker Dü. Por eso en Blue Hearts, el decimocuarto trabajo que lanza en solitario, su voz y su guitarra vuelven a sonar desgarradas como entonces.
Después de haber vivido unos años en Berlín, donde grabó el más positivo Sunshine Rock, Mould regresó a su país el pasado noviembre para salir de gira, y en febrero desplazarse hasta Chicago para grabar junto a sus fieles escuderos desde 2012, Jason Narducy (bajo) y John Wuster (batería), esta nueva colección de canciones. Una vez terminó, volvió a San Francisco, donde ha estado instalado desde que empezara el confinamiento. A mediados de julio tuvimos la suerte de que nos atendiera vía telefónica, y a pesar del tono oscuro de su nuevo disco, nos encontramos con un Mould, como siempre, locuaz y simpático.
No quiero llamarte viejo…
BOB MOULD “Puedes hacerlo, tranquilo (risas)”.
Gracias, pero lo que quería decirte es que es muy emocionante escuchar a un músico a punto de cumplir 60 años haciendo música tan vibrante como la de Blue Hearts. No es demasiado frecuente. ¿Te sientes más vivo ahora que hace 15 años?
“¡Sí! Hay muchos aspectos a los que podría aludir. Uno, es que intento llevar una vida sana. Me planteo salir a un escenario como lo haría un atleta. Entreno, vigilo mi cardio para poder cantar duro durante una hora y media. Me cuido para poder trabajar bien. Y, por otro lado, en cuenta a mi inspiración, es triste, pero ha sido necesaria toda esta pesadilla que estamos viviendo para cabrearme. A los 59 años no esperaba volver a tener a que cantar gritando (risas). Pero al final todo se resume en que amo la música. Es lo que me salvó de pequeño y me ha dado una vida increíble. Llevo 41 años haciendo esto de manera profesional. Hay días en que es duro, pero… ¡Dios mío! Llevo una vida modesta, pero poder vivir de poner mis sueños locos en la música, y que encima a la gente le guste, es lo más. No quiero que nunca termine”.
Aun así, la situación en Estados Unidos parece muy crítica. ¿Es éste es el peor momento que recuerdas?
“Sin duda. Éste es el peor”.
¿Crees que tu país ha entrado en un pozo?
“Sí. Empezó con la elección de Donald Trump. Pero creo que el inicio de esta situación fue hace diez años, en 2010, cuando se produjo una división entre el Partido Republicano y el Tea Party, que son extremistas de derechas. Los evangelistas se involucraron en la política y encontraron a su salvador en Trump. Desde entonces, todo ha ido para abajo”.
En ‘Forecast Of Rain’ cantas sobre ello.
“(Risas) Sí, al menos hay cinco canciones en el disco que hablan sobre la condición de América, pero ‘Forecast Of Rain’ quizá es la más explícita. A mí me criaron en el catolicismo, y no reconozco esa religión que me enseñaron en los que ahora apelan a la palabra de Dios”.
¿Ves una conexión entre cómo ha reaccionado la gente ante el COVID-19 y lo que viviste en los 80 con el sida? Miedo por un lado, irresponsabilidad, teorías conspirativas…
“Desde luego. Da miedo pensar que tenemos una pandemia a añadir a la lista de cosas que hacen que el presente se parezca tanto al principio de los 80. La mayor diferencia entre Ronald Reagan y Donald Trump es que Reagan al menos estuvo seis años siendo gobernador de California antes de ser presidente. Entendía la política. A parte de eso, no hay demasiadas diferencias. Ambos eran celebridades del cine y la televisión, con mucho carisma, tuvieron mucho apoyo de los evangelistas… En el caso de Reagan tardó cuatro años en pronunciar la palabra ‘sida’ desde que se descubrió en 1981. Y ahora tenemos a Trump diciendo que sólo iban a morir 15 personas por el COVID. No me parece que vayan a ser sólo 15… En América tenemos a un presidente que le dice a la gente que no necesita llevar mascarilla si no quiere. Está haciendo que las cosas sean mucho peores de lo que podrían ser. Ya viví todo esto de joven, y nunca pensé que tendría que volver a vivirlo nunca más. Tengo experiencia en esto y veo que la gente en América no se lo toma en serio. Yo tuve que pasar décadas sintiéndome que era menos humano, adaptar todos mis comportamientos naturales para ser un ciudadano responsable y, ahora, ¿me estás diciendo que tanto te cuesta llevar una mascarilla?”.
“Supongo que tengo mucha rabia acumulada y sin resolver, y eso es lo que ha salido en este disco” BOB MOULD
¿Crees que por todo esto el nuevo disco suena más que nunca a Hüsker Dü?
“Exacto. Tengo la cabeza en llamas. No podría estar más enfadado y rabioso. Me siento muy decepcionado. Todos los sentimientos de los que estamos hablando empezaron a entrar en mi alma, mi corazón y mi mente el verano pasado. Cuando vivía en Berlín y veía lo que estaba pasando en América me recordaba a 1983, 1984… Todo era lo mismo. Y empecé a pensar en quién era yo entonces, cuando tenía 22, 23 años, cuando no tenía casa y lo único que tenía era otros dos tíos con los que ir de gira en furgoneta, apenas ganando lo justo para llegar a la próxima ciudad; cuando me sentía confuso con mi sexualidad… Supongo que tengo mucha rabia acumulada y sin resolver, y eso es lo que ha salido en este disco (risas)”.
Pese a ello, tengo entendido que ‘American Crisis’ la escribiste mientras estabas haciendo el disco anterior, Sunshine Rock. ¿Es correcto?
“Sí, la escribí en abril de 2018. La música la hice en Berlín y la letra… No lo recuerdo, pero sí, la canción tiene dos años. Lo más raro es que todo el álbum se compuso y grabó antes de la pandemia, pero hay un montón de historias dramáticas en el disco que encajan con lo que ha sucedido después”.
El asesinato de George Floyd ocurrió en Minneapolis, donde empezaste tu carrera musical. ¿Te cogió por sorpresa que sucediera allí o era algo que podías imaginar conociendo la ciudad?
“Llevo sin vivir en Minneapolis muchos años, así que no estoy muy familiarizado con la policía de allí, aunque creo que el jefe del Sindicato de Policías era amigo de Trump. Pero después de que esto ocurriera he aprendido más sobre el racismo sistémico en Minneapolis, que para mí no era obvio. No esperaba que pudiera suceder en Minneapolis, pero supongo que puede suceder en cualquier parte. Para mí fue muy difícil ver esa tragedia. Es algo terrible. Cuando me mudé a Minnesota en 1978 para ir a la universidad, yo venía de una pequeña granja donde no había personas de color. Y llegué, y en la universidad había un montón, y tuve que aprender sobre diferentes culturas. Y en ese momento también había un programa para refugiados de Vietnam, y creo que más tarde también se hizo lo mismo con somalíes. Así que pasé de una granja a una ciudad multicultural en la que todo el mundo era aceptado. Minnesota era un lugar progresista, pero este asesinato sin sentido ha expuesto problemas que quizá no habían salido a la superficie. Ahora lo veo más claro. Es algo terrible porque sucede en muchas ciudades”.
La homofobia y el racismo tienen mucho en común, pero al menos parece que los derechos de las personas homosexuales han ido avanzando. ¿Por qué crees que en la cuestión racial sigue habiendo tantos muros a estas alturas?
“Bueno, creo que es una cuestión histórica. Los africanos llegaron a este país en contra de su voluntad. Ahí es donde se sentaron las reglas, y es un trabajo monumental deshacer eso. Sobre todo, porque la gente que tiene el control no quiere cambiar las reglas. En cuanto a los derechos de LGTBI que se han ido ganando en los últimos 50 años, quizá era más fácil porque afectaba a cualquier ciudadano americano, no sólo a un grupo concreto. Pero podríamos hablar mucho de la América gay. Siendo un adolescente gay o un músico gay no salía de casa con miedo a que fueran a atacarme, porque no parecía gay. Pero la gente de color, cuando sale de casa, no puede borrar el color de su piel. No sé si he contestado tu pregunta o si he planteado más preguntas (risas). Creo que hay intersecciones entre lo que dice la comunidad negra y lo que dice la comunidad gay, pero también hay muchas diferencias. No puedo fingir saber lo que es ser víctima del racismo, sólo puedo hablar de mi propia historia”.
Volviendo al álbum, me imagino que grabar con Jason Narducy y John Wuster se ha convertido en algo tan fácil como respirar. ¿Sientes que los discos que has hecho con ellos salen casi sin esfuerzo en comparación a Sugar o Hüsker Dü?
“Si miro los cinco discos que he hecho con ellos… En Silver Age todavía estábamos aprendiendo a trabajar entre nosotros. En los tres siguientes, cada uno tenía un toque diferente. Fui añadiendo más producción para intentar hacer discos ‘perfectos’. Con Blue Hearts no intenté eso para nada. Estas canciones eran tan simples, urgentes y naturales con nuestra manera de tocar juntos… Este disco ha sido con diferencia el más fácil. Creo que el oyente puede escuchar esa urgencia, en mi voz, y la falta de producción. En ‘American Crisis’ está la orquesta porque la grabamos para Sunshine Rock, y en ‘Forecast Of Rain’ hay un arreglo de teclado, pero aparte de eso es un álbum en directo. Los tres habíamos hablado de hacer un disco de este estilo durante seis años, y teniendo en cuenta mi estado mental y el del mundo, salió ahora de manera natural. Me alegro de haberlo hecho. Es un disco divertido de escuchar, aunque su trasfondo sea duro”.
Sí, hay temas muy animados como ‘Baby Needs A Cookie’. ¿Qué historia hay detrás de esa canción?
“Tiene un doble sentido. Por un lado ‘dale una galleta al bebé’, ‘el bebé está llorando’. Pero si piensas en las cookies de las páginas web tiene otro sentido. Es una canción pop divertida, pero habla sobre cómo en los últimos 25 años hemos permitido que nos sigan el rastro en internet”.
Siempre has tenido un oído increíble para las melodías. ¿Alguna vez has fantaseado con tener una carrera paralela como compositor para estrellas del pop?
“En el clima actual parece que se necesita entre cuatro y ocho compositores para escribir una canción pop, y no soy bueno en eso (risas). Sí que he fantaseado con juntarme con un artista y escribir canciones pop, pero más a la vieja usanza. Ahora, no me interesa. Creo que la música popular es mejor cuando la escribe una o dos personas porque es más personal. No sé cómo de personal puede ser algo que han escrito ocho personas. Me parece más una presentación de PowerPoint (risas)”.
¿Y hacer más de productor? El disco que hiciste con Magnapop en los 90 era buenísimo.
“Lo más reciente fue el último de Titus Andronicus hace año y medio. Pero sí, el de Magnapop fue genial. Linda (Hopper) era una gran cantante. En los 80 y 90 tenía muchas conexiones con la escena de Athens, Georgia, así que trabajar con ellos fue muy natural. Creo que lo grabamos en 1994 y se vinieron de gira cuando Sugar éramos muy populares. Tengo grandes recuerdos”.
¿Es el ‘blue’ del título una referencia política, por el color del Partido Demócrata, o emocional?
“Es por una superstición (risas). En 1992 Sugar sacamos Copper Blue en septiembre, y dos meses después ganaron los demócratas y tuvimos a Bill Clinton. Así que lo estoy intentando de nuevo (risas)”.
Si sale bien, tendrían que darte un premio.
“Sólo quiero volver a trabajar, no necesito un premio (risas)”.
Aun así, como votante demócrata, hacerlo por Biden no tiene que ser muy excitante.
“Lo bueno de Joe Biden es que tiene mucha experiencia política. Ha sido un representante de Estados Unidos ante muchas naciones con las que hemos tenido discrepancias, así que comparado con lo que tenemos ahora, un crío de 5 años que sólo libera a sus amigos criminales y sube los impuestos a la gente que no tiene dinero, no hay color. Biden entiende China, entiende Rusia, entiende el Oriente Medio, entiende Brasil… tiene relación con todo el mundo gracias a sus años con Obama. En enero, si todo va bien, y el resto del mundo puede perdonarnos por esta abominación que es Trump, al menos tendremos a alguien que entiende cómo funciona el mundo. Eso son buenas noticias (risas)”.
Bob, como siempre ha sido un placer hablar contigo. Es una pena que no puedas salir de gira porque este disco sonará de la leche en directo.
“Así es, da mucha rabia. Pero tenemos que hacer lo correcto. Tenemos que ser responsables y esperar. Cuando podamos volver a juntarnos, estas canciones seguirán siendo igual de vibrantes que en septiembre cuando teníamos que empezar la gira. Pero sí, es súper frustrante (risas)”.
JORDI MEYA