Desde el pasado 24 de abril ya está disponible en nuestro país el documental Loud Crazy Love, en el que se narra la conversión al cristianismo de Brian ‘Head’ Welch, y la complicada relación con su hija Jennea. Una excusa perfecta para contactar con el guitarrista de Korn y hablar de su peculiar experiencia.

Cuando en 2005 Brian ‘Head Welch’ abandonó Korn para seguir su nueva fe cristiana, fueron muchos quienes pensaron que se había vuelto loco. Pero en realidad esa decisión era fruto de algo que se había ido cociendo desde unos cuantos años atrás.

En 1998, el mismo año en el que la banda pegó el pelotazo definitivo con el álbum Follow The Leader, Head y su esposa Rebekah tuvieron su primera hija, Jennea Welch. El colapso del matrimonio y la adicción a las drogas del guitarrista hicieron que la infancia de Jennea fuera ciertamente difícil. Decidido a convertirse en el mejor padre posible, Welch encontró en la religión una vía para empezar una nueva vida.

En Loud Crazy Love, el documental dirigido por Trey Hill y Scott Mayo, podemos ver ese viaje con pocos filtros -algunas imágenes ponen los pelos de puta- que termina con su vuelta a Korn en 2013. A pesar de que para alguien no creyente, algunas de las declaraciones de Head puedan sonar como la de un iluminado, lo cierto es que cuando a finales de abril, contactamos por Zoom con él, se le veía de lo más sereno y feliz. Así que si a él la funcionado, quién es nadie para criticarle.

Han pasado unos años desde que se rodó el documental. ¿Cómo está la relación con tu hija actualmente?
BRIAN ‘HEAD’ WELCH “Gracias por preguntarlo. Nos llevamos muy bien. Creo sinceramente que desde que era muy pequeña nunca habíamos estado tan bien. Ella sigue creciendo y todavía sigue buscando su camino. Está en la universidad y quiere ayudar a otros jóvenes que hayan tenido problemas. ¿Tienes hijos?”.

No.
“¿Tienes perro?”.

Tampoco.
“Vaya. Llevas una vida sencilla (risas)”.

Lo intento (risas).  Una de las cosas que me gustó de Loud Krazy Love es que muestras todos los puntos de vista, no sólo el tuyo, sino también el de los otros miembros de Korn, tus padres… ¿Te sorprendió algo que dijera alguno de ellos?
“En general, no me sorprendió. Posiblemente el que más fue Jonathan Davis. Dice cosas muy duras (risas). Pero quisimos incluirlas porque todo el mundo es distinto, cada uno tiene pensamientos, sentimientos, creencias y experiencias distintas. Y los directores querían que hubiera opiniones contrarias al cristianismo porque la vida es así. Hay mucha gente que no quiere saber nada de la religión”.

Quizá la gran ausente del documental en cuanto a entrevistas es tu ex mujer, la madre de Jennea. ¿No quiso participar? ¿Sabes algo de ella?
“Tenía mucho miedo de participar. Creo que se siente muy culpable. Pero le dije que mirara el documental y viera que yo también salgo como un desastre, era un adicto, pero que debía perdonarse a sí misma. Hay mucha tensión entre Jennea y su madre, muchos sentimientos negativos. Pero Jennea entiende que su madre es una persona rota. Hace mucho que no hablo con ella, pero siempre le digo que puede cambiar y mejorar. Así que le deseo lo mejor”.

Supongo que el origen del documental es el libro Save Me From Myself, que publicaste en 2008. ¿Fueron los productores quienes te propusieron convertirlo en un documental?
“Cuando dejé Korn se creó una gran atención mediática. No se entendía que hubiera dejado el grupo para seguir a Jesús. En aquel momento parecía algo muy extraño. Y ya entonces intenté rodar un documental por mi parte, pero no llegó a nada. Nunca pude terminarlo. Así que guardé todo lo que había rodado y me olvidé. Pero en 2013, los productores vinieron a Nashville, donde vivía, y nos reunimos. Me pidieron ver el material que tenía y cuando lo vieron, quisieron tirar adelante el proyecto. Ellos consiguieron el dinero, porque yo ya me había gastado mucho y no quería seguir invirtiendo para nada. Gracias a ellos pudo terminarse”.

Viendo el documental, mi conclusión es que tu problema es que te costó mucho aceptar la responsabilidad de tu propia vida. Quizá primero con las drogas y luego con la religión.
“Bueno, creo que ahora sí la acepto. Pero lo que me dio las fuerzas para hacerlo es mi vida espiritual. Cuando dejas de lado todas las ideas preconcebidas que tienes sobre Dios y la iglesia y le dices ‘Quiero conocerte. Quiero que me des fuerza’, entonces todo cambia. A partir de ese momento tomé las riendas de mi vida. Antes no tenía que hacer nada, siempre había alguien que se ocupaba de todo. Era una persona estúpida porque me lo hacían todo. Pero ahora soy yo quien se ocupa de mi vida. Soy más fuerte. Creo que ahora soy la mejor versión de mí mismo”.

También me sorprendió que vinieras de una familia que no era religiosa.
“No, no lo eran entonces. Pensaban que me había vuelto loco (risas). Pero le dije a mi padre: ‘mira, a mí me ha ayudado y quizá puede ayudarte a ti’. Él estaba en contra de Dios porque tenía la idea de que la iglesia sólo quiere tu dinero, pero una vez superó esa idea, también vio la luz. Mi padre tiene 81 años, así que nunca es tarde para encontrar la fe”.

En el documental salen imágenes tuyas en pleno desfase. ¿Hubo alguna que te chocara en especial o que no recordaras?
“Las imágenes en las que salgo totalmente colocado fueron duras de ver. En la carretera yo era el dealer. Pero no le cobraba a la gente, lo regalaba todo. Tenía un bote con 300 pastillas y las iba dando. La verdad es que no reconozco a esa persona. Es como si fuera otra vida”.

¿Cómo ves ahora la música que hiciste fuera de Korn, tanto en solitario como con el grupo Love & Death?
“Hay muchas cosas de las que estoy orgulloso y otras que me horrorizan (risas). El disco de Love & Death me encanta y ahora que estamos encerrados hemos hablado de hacer algo nuevo. Pero cuando giramos con Korn, escuchamos nuestros proyectos paralelos, mi disco en solitario, el de Fieldy’s Dream, y nos partimos de risa”.

Sinceramente creo que el tuyo es mejor que el de Fieldy.
Oh, muchas gracias. Sí, el de Fieldy es muy malo (risas)”.

La verdad es que los discos de Korn sin ti son también los más flojos. ¿Los escuchaste cuando estabas fuera del grupo?
“Los escuché todo. Hay cosas que me gustan y cosas que no. Creo que es normal hagas lo que hagas. La canción ‘Get Up’ con Skrillex me gustó. En el disco homónimo creo que hay cosas que están bien. Si te soy sincero no querían que me gustaran Korn, pero cuando sacaron el tema ‘Comin’ Undone’ me encantó (risas)”.

Para mí Korn III es el peor.
“Estoy de acuerdo. Intentaron buscar ese sonido más crudo e intenso, pero no les salió bien. Jonathan estaba pasando por muchas cosas que no eran buenas”.

Aunque tus compañeros de Korn no fueran creyentes, hay muchos músicos que sí lo son. ¿Contactaste con alguno de ellos para buscar un poco de comprensión?
“No de manera directa, pero sí he recibido mensajes. Jacoby de Papa Roach me dijo que mi historia le había inspirado. En mi corazón sé que Dios es real. No es gracias a mí, pero me gusta mucho ver como Dios está llegando a los corazones de la gente. En 2005 yo fui de los primeros, pero ahora hay muchos músicos que hablan de Dios. Estoy encantado porque no quiero ser el llanero solitario (risas)”.

Los rockeros cristianos han salido del armario…
(Risas) Sí. Está muy bien que no tengan miedo de expresar sus creencias”.

Me imagino que uno de tus objetivos con el documental era ayudar a otra gente que haya tenido problemas con sus hijos, con las drogas, con su fe… ¿Crees que lo has conseguido?
“Sí, totalmente. Desde que se estrenó es incontable la gente que me ha dicho que le ha ayudado y ha podido dejar las drogas y reconstruir sus familias. Hay mucha gente que lo pasa muy mal. Por eso nuestros fans se enganchan a nuestra música, porque les ayuda. A fin de cuentas, todos los miembros de Korn somos primero fans de la música y entendemos el poder de la música. Para mí ésa es la mayor recompensa, poder ayudar al mundo”.

JORDI MEYA

Loud Krazy Love está disponible en alquiler, tanto en versión doblada al español como en versión original subtitulada, en loudkrazylove.es.