Después de cinco discos, con los que se convirtieron en una de las bandas punteras del metal salido de Reino Unido, Bullet For My Valentine sintieron que era el momento de darle un vuelco a su sonido. Inspirándose en las técnicas de producción de la electrónica, los galeses despliegan sus alas para volar hacia el futuro en Gravity

Tras haber dado sus primeros pasos en 1998 bajo el nombre Jeff Killed John, el cuarteto de Gales irrumpiría con fuerza dentro de la escena en 2005 con su debut The Poison, ya como Bullet For My Valentine, combinando el sonido metalcore del momento con influencias más clásicas. Su continuación Scream Aim Fire, de 2008, les abriría a postulados más melódicos, y con los siguientes discos, Fever, Temper Temper y Venom, se asentarían como uno de los grupos británicos del nuevo milenio. Pero a pesar de haber vendido millones de discos, o que gigantes como Iron Maiden o Metallica les solicitaran para abrir para ellos, los tres últimos años no han sido nada fáciles para el vocalista, guitarrista y principal compositor de Bullet. El final de su matrimonio y la salida de dos de los miembros del grupo, el bajista Jason James y el batería Michael ‘Moose’ Thomas, le situaron en un estado, primero de confusión, y luego de depresión, que le hizo replantearse su relación con los dos aspectos más importantes de su vida: su familia y su banda. Gravity, su sexto trabajo y primero para Spinefarm Records, refleja el proceso con el que Tuck intentó resolverlo.

Por un lado, estamos ante el disco más personal que jamás haya escrito, hablando en primera persona del carrusel de emociones en el que estuvo montado. Mientras en temas como ‘Not Dead Yet’ expresa la necesidad de vivir el presente de la manera más positiva posible, en otros como ‘Under Again’ se sumerge en la oscuridad de su depresión. A nivel musical, Tuck también quería agitar la fórmula que, en sus propias palabras, “les había llevado a ganar la lotería”. Con la incorporación de Jamie Mathias como bajista y de Jason Bowld como batería, con quien ya había tocado en el proyecto paralelo Axewound, y la inestimable presencia del guitarrista y fundador Michael ‘Padge’ Paget, Bullet For My Valentine se sentían como una banda renacida y con la confianza suficiente para incorporar nuevos elementos a sus canciones.

Quizá porque cuando contactamos con él, el pasado 17 de junio, Tuck estaba especialmente sensible por no poder celebrar el Día del Padre en compañía de su hijo, el líder de Bullet se abrió como nunca lo había hecho en anteriores entrevistas.

En este disco habéis experimentado bastante con vuestro sonido. Sigue habiendo guitarras metal, pero habéis dado mucha más importancia a las melodías y las texturas electrónicas. ¿Sentíais que era el momento de dar un giro?
MATT TUCK “Sí, desde luego. Llevamos mucho tiempo, Gravity es nuestro sexto disco, y creía que era el momento de hacer algo nuevo y escribir canciones de una manera distinta. Hemos tenido mucho éxito estos años, pero necesitábamos un nuevo desafío. Corríamos el peligro de aburrirnos o de, peor aún, hacer música por inercia si seguíamos con nuestro método tradicional de componer. Necesitábamos hacer algo que nos ilusionara de nuevo y sin apoyarnos en la historia de la banda”.

Pero no tiene que ser fácil encontrar el equilibrio entre lo que tú quieres hacer y lo que los fans esperan de Bullet For My Valentine precisamente por esa historia.
“Sí, pero lo que esperan los demás no me importa. No intento encontrar un equilibrio. Yo escribo lo que quiero escribir, lo que pienso que es mejor para nosotros. Si te preocupas por lo que esperan los demás, no vas a escribir desde el corazón, no vas a ser honesto. Supongo que es el camino fácil, pero no es un camino que me interese. Si soy yo feliz con lo que hago, lo que piensen los demás pasa a un segundo plano”.

Mientras en álbumes anteriores podías imaginarte al grupo componiendo a base de jams en el local, en éste me he imaginado a ti delante de un ordenador. ¿Fue así como lo creaste principalmente?
“En realidad no. En ese sentido fue parecido a discos anteriores, pero intentamos evitar hacer cualquier cosa que fuera predecible. Usamos una producción más electrónica para divertirnos y ser más creativos buscando nuevos sonidos, pero eso no fue en detrimento de la participación del grupo. Todos seguimos tocando juntos, pero jugando con la tecnología de programas como Exhale para que todo fuera más divertido”.

¿Crees que para un músico es tan importante hoy en día dominar esa tecnología como tocar bien su instrumento?
“Todo depende de lo que quieras hacer. En nuestro caso lo es porque queríamos introducir capas y texturas que nunca habíamos usado. En cierta manera, es un reto tan grande como aprender a tocar la guitarra, pero todo depende de la visión que tengas para tu música. En nuestro caso nos llevó unos meses encontrar la manera de integrarlo todo bien en nuestro sonido”.

¿Qué papel jugó el incorporar a Carl Brown como productor después de haber trabajado en tres álbumes con Collin Richardson?
“Carl no tuvo demasiado que ver en marcar la dirección que queríamos, sino que más bien confiamos en él por sus habilidades técnicas. Es un tío más joven y se maneja muy bien con los ordenadores y el software. Mientras nosotros tocábamos, él iba buscando diferentes modulaciones y maneras de presentar el sonido. Pero no quiero quitarle ningún mérito, porque sin duda tuvo mucha participación en el resultado final”.

Probablemente vuestros fans ya saben cuáles son tus grupos favoritos dentro del metal, pero ¿qué artistas te interesan del mundo electrónico?
“Bueno, tampoco te creas que soy un gran fan de la electrónica (risas). Sólo conozco las cosas más populares que suenan en la radio como David Guetta y cosas así. Tampoco es que quisiéramos hacer un disco de EDM, pero sí nos interesan ciertos aspectos de ese tipo de producciones. Es interesante ver cómo esta gente construye sus canciones. Como te decía, para nosotros ha sido un aprendizaje. Estuve trabajando en algunas sesiones con un DJ y productor que se llama Matty Schwartz y que ha trabajado con Massive Attack. Fue una manera de encontrar una nueva identidad como compositor”.

A pesar de que has comentado que queríais divertiros haciendo este disco, tengo entendido que las letras surgieron de un momento personal nada bueno.
“Así es. A principios de 2016 me divorcié de mi mujer. Siempre es duro romper una familia. Yo intentaba mantener al grupo en la carretera porque el disco anterior estaba funcionando muy bien, pero las cosas en casa no estaban bien. Había mucha negatividad en mi vida, pero seguía adelante por el bien del grupo. Pero cuando terminó la última gira, me di cuenta de que estaba solo. Estaba en un lugar en el que se suponía no debía estar y acabé cayendo en una depresión. Este álbum es muy personal. Todos los temas hablan de mí, de cómo me sentía y cómo intenté superarlo. No fue un disco fácil de escribir en ese aspecto, pero mirando atrás, logré crear algo como Gravity y llegar a una situación positiva gracias a pasar por todo eso”.

Mucha gente habla de un divorcio como un fracaso. ¿Lo viviste así también?
“Supongo que puede considerarse un fracaso, pero la vida te pone en situaciones difíciles a veces. Nadie sabe lo que va a ocurrir. Tienes que aprender a resolverlas de la mejor manera posible y, como te decía, estoy contento de haber sacado algo en positivo de una situación de mierda. Ahora todo está bien. Me alegro de que hayamos podido solucionarlo de una manera madura y privada. El disco habla más sobre mis sentimientos que de lo que sucedió”.

¿Crees que la banda y tu estilo de vida fueron el principal motivo de la ruptura?
“Bueno, no voy a sacar mis trapos sucios aquí. Pero obviamente estar en un grupo y estar de gira complica las cosas muchísimo. Es muy difícil encontrar una estabilidad cuando estás un mes fuera de casa. Es muy difícil de aceptar para la otra persona que tienes un trabajo tan exigente. A veces todo está muy bien, pero llega un punto en que las tensiones son demasiado fuertes como para aguantar. Creo que es algo muy común en los músicos. Pero no fue sólo eso, hubo muchos factores. Nosotros logramos que funcionara durante más de diez años, pero al final no pudo ser”.

Perdona si ha sonado como que quería detalles sobre tu relación… Lo decía más bien porque me imagino que tu familia y el grupo son las dos cosas más importantes en tu vida, y me preguntaba si pensabas que una había ido en contra de la otra. Como que habías tenido que elegir entre una y la otra.
“Bueno, como te decía, funcionó durante muchos años y hace un par llegó a su final. Nos juntamos cuando la banda ya estaba funcionando, así que durante un tiempo la relación no fue ningún obstáculo para que alcanzáramos el éxito. Es lo que es. Quizá la relación tampoco habría durado más, aunque no fuera músico. Tampoco es el fin del mundo, es algo que le sucede a un montón de personas, pero en el momento fue un golpe duro”.

En los últimos tres años, también has tenido que ‘romper’ con dos de los miembros del grupo. Ahora tenéis a James y Jason como sección rítmica. ¿Cómo crees que ha cambiado el grupo con su incorporación?
“La verdad es que no ha cambiado demasiado. El otro Jason (James, bajo) y Moose (batería) nunca escribieron una canción. Siempre hemos sido Padge y yo quienes hemos hecho los temas. Pero por otra parte, no fue fácil romper. Éramos amigos, habíamos ido juntos a la escuela, nos conocíamos de antes del grupo, crecimos juntos, pero las cosas cambian. Tuvimos que tomar una decisión y la tomamos. Ahora tenemos dos tíos que sienten mucha pasión por el grupo y son muy creativos. Han traído sangre fresca y supongo que eso también nos ha animado a probar cosas nuevas. La vida sigue. Intentamos centrarnos en el futuro y no en el pasado, y eso es lo que es Gravity. Hemos tenido mucho éxito en el pasado, pero eso no cuenta para nada, lo importante es lo que tiene que venir”.

Dado que el rock ahora mismo no es la escena dominante dentro del panorama musical, ¿crees que es posible para una banda como Bullet ir más allá o sentís que habéis tocado techo y más bien se trata de manteneros donde estáis?
“Me gustaría pensar que todavía podemos crecer más. Todavía hay muchas cosas que nos quedan por hacer y en algunos territorios no somos tan grandes como se pueda pensar. Hemos tenido 15 años de mucho éxito y hemos conseguido cosas increíbles, pero no me conformo con eso. Mi idea es poder tocar en grandes recintos en todas partes, no sólo en nuestro país. Tener esa motivación y ambiciones ha sido en gran parte lo que nos ha llevado hasta aquí. Siempre he querido que este grupo sea tan grande como le sea posible, y hasta que no lo consigamos, nunca vamos a parar. La mayoría de músicos que tienen éxito es porque tienen esa mentalidad y no dejan pasar ninguna oportunidad. Y de todos modos, el rock y el metal nunca han sido dominantes en el mainstream, pero eso no depende de nosotros. Tenemos la suerte de tener unos fans maravillosos y de contar con el apoyo de la comunidad metalera, con eso es suficiente para que podamos seguir con nuestra misión. Pero está claro que hay que seguir trabajando muy duro”.

¿Alguna vez has sentido que esa ambición jugaba en tu contra? ¿No es fácil que se transforme en frustración si no se cumple lo que esperas?
“No realmente. Desde que era un niño y quería ser una estrella del rock me he encontrado con obstáculos, pero no me han frenado. Estoy feliz con todo lo que hemos conseguido, y si no consigo todo lo que quiero, tampoco pasa nada. Pero creo que al menos intentarlo es lo que te mantiene motivado. Tener objetivos, a nivel mental, te ayuda a conseguirlos. Nunca he sido el tipo de persona que se duerma en los laureles y se conforme con lo que tiene. No soy así”.

M. Shadows de Avenged Sevenfold os mencionó a vosotros y a Bring Me The Horizon como candidatos a encabezar un festival como Download en el futuro. ¿Crees que cuando Maiden o Judas Priest se retiren podréis ocupar ese lugar?
“Bueno, ya hemos sido cabezas de cartel en algunos festivales. Ya hemos probado lo que es encabezar un gran festival y por supuesto nos sentimos preparados para ello. Siempre que nos inviten, allí estaremos. Creo que es sólo cuestión de tiempo que seamos cabezas de cartel de manera regular, pero no está en nuestras manos únicamente. Me encantaría llegar a donde Maiden o Avenged Sevenfold han llegado, claro. Lo he probado y me gusta mucho (risas)”.

¿Qué te pasa por la cabeza cuando tienes a 60.000 personas delante de ti?
“Es una sensación increíble. Te conviertes en una persona distinta. Siempre hay muchos nervios antes de una actuación así. Pero pasadas un par de canciones se convierte en una experiencia muy gratificante. Te sientes como Superman. Sientes la energía, el poder, la unidad de toda esa gente. Es una experiencia única que poca gente llega a experimentar. Por eso me siento tan agradecido. Ojalá más gente pudiera sentirlo”.

¿Tienes algún amigo en otro grupo o algún mentor a quien pidas consejo cuando tienes que tomar alguna decisión importante respecto al grupo?
“La verdad es que no. Siempre he tomado las decisiones yo mismo y pienso en lo que es lo mejor para el grupo. No me da miedo tomarlas, aunque sepas que no vayan a gustar a alguna gente. Por desgracia, me ha tocado ese papel desde el primer día, pero no me importa. Hay muchas decisiones que tomar desde el punto de vista del negocio, fuera del escenario. Tenemos mucha gente trabajando para nosotros y eso son muchas facturas por pagar. En el fondo es un gran, gran negocio, aunque lo que se ve más sea la parte más divertida”.

Sí, a menudo se olvida que los grupos son empresas. ¿Te resulta difícil combinar tu sensibilidad artística con esa parte más empresarial?
“Tienes que aceptar las cosas por lo que son. Cuando se trata de una cuestión de negocios tienes que tomarla como tal, no como algo personal. Tener que dejar que se vayan personas de tu equipo, o un contable, o incluso un miembro del grupo, tiene que ser visto como algo que beneficia al grupo. La prioridad es la banda. Los músicos tienen que ser conscientes de que no sólo son miembros de una formación, también son hombres de negocios y socios. Hay gente que no lo entiende, y sólo quiere ser músico. Pero cuando llegas a cierto nivel, se mueven millones de dólares a tu alrededor y tienes una gran plantilla de técnicos, abogados, contables… es una gran empresa y tienes que hacer que económicamente sea viable. Cuando tenía 15 años no pensaba en nada de eso, sólo quería tocar versiones de Metallica, pero nosotros tuvimos un crecimiento muy rápido con The Poison y tuvimos la suerte de vender miles y miles de copias de ese disco, pero a la que empezó a entrar el dinero, la gente se empieza a comportar de manera extraña. Hay mucha gente que no se preocupa por ti, sino que sólo quiere tu dinero. Tuvimos que aprender rápidamente a que no nos jodieran”.

«No importa si eres una banda de punk que toca en clubes pequeños o una banda que toca en estadios: al final todo el mundo pasa por la misma mierda»

Seguro que has visto la película Some Kind Of Monster de Metallica. Desde el punto de vista de un músico, no como fan, ¿qué pensaste cuando la viste?
“Cuando la vi me abrió mucho los ojos. Creo que es una visión muy honesta sobre una banda que se está derrumbando. Son la banda de metal más grande y verla caer de esa manera es triste e incluso perturbador, pero fue una manera también de ver la parte humana de esos músicos. Te hace dar cuenta de que, fuera del escenario, ocurren muchas cosas. Creo que fue un movimiento muy valiente por su parte dejar que todo el mundo viera eso. No importa si eres una banda de punk que toca en clubes pequeños o una banda que toca en estadios: al final todo el mundo pasa por la misma mierda. Es revelador”.

¿Cómo desconectas de todo esto? ¿O siempre estás constantemente con el grupo en la cabeza?
“Puedo desconectar gracias a que soy padre. La parte más satisfactoria de mi vida es ser padre y estar con mi hijo. Adoro mi trabajo, pero para mí el mayor logro de mi vida es mi hijo. Cuando estoy en casa con él es lo mejor. Conozco a gente que no quiere tener hijos (risas), pero a mí me ha hecho una mejor persona. Me ha dado una nueva perspectiva de la vida. Cuando estoy en casa desconecto el teléfono y estoy sólo por mi hijo. Puedo olvidarme de que soy Matt de Bullet For My Valentine porque para él simplemente soy papá. Le importa una mierda el grupo. Hoy es el día del padre en el Reino Unido, y no puedo estar con él, eso es lo peor de mi trabajo, pero por eso cuando estoy con él intento disfrutarlo al máximo”.

¿Alguna vez te lo llevas de gira?
“Sí, sí, tanto como puedo. Pero tiene 8 años y lo más importante es la escuela. Tiene que cumplir con sus obligaciones (risas). Pero hace un par de semanas estuvo conmigo en el Download, en Inglaterra, y se lo pasó muy bien. Creo que le gusta este estilo de vida”.

Me imagino que cuando eras un crío y soñabas con ser músico, mucha gente a tu alrededor te diría que te olvidases y que nunca lo conseguirías. ¿Alguna vez te has encontrado cara a cara con alguno y le has dicho ‘te equivocaste conmigo’?
(Risas) Tienes razón, cuando empiezas mucha gente se burla de ti o no cree en ti, pero nunca he hecho lo que comentas. Creo que sería rebajarme a un nivel que no quiero. Creo que el éxito de la banda habla por sí mismo. No me hace falta recordarles que se equivocaron, ya lo saben”.

DAVID GARCELL

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