La pandemia obligó a retrasar un año la gira europea de Bullet For My Valentine, pero por fin esta semana los tendremos por aquí. Este jueves y viernes, estarán en Barcelona (Razzmatazz) y Madrid (La Riviera) presentando su ya no tan nuevo último disco con el que han reconectado con muchos de sus fans.
Después de publicar Gravity, un disco que no acabó de gustar a muchos de sus fans por ser excesivamente melódico, Bullet For My Valentine lograron revertir la situación con un disco homónimo publicado en noviembre de 2021. Mucho más metalero y agresivo, el álbum (que en julio del año pasado se reeditó con cinco temas extras) parecía diseñado para petarlo en directo, pero sobra decir que el COVID fastidió sus planes.
Aún así, parece que sus seguidores no se han olvidado de ellos, y la expectación por verles es máxima. Las entradas para el concierto de Madrid ya se han agotado y quedan unas pocas para el de Barcelona. Buenas noticias para los galeses que, como nos cuenta su bajista Jamie Mathias, aspira a recoger el testigo de las bandas clásicas del metal cuando estas lo dejen.
¿Cómo os habéis sentido volviendo de nuevo en la carretera? ¿Lo estáis disfrutando más que antes?
JAMIE MATHIAS «Desde luego. Los últimos dos años fueron horribles para todo el mundo. Tocamos en festivales europeos el pasado verano y fue maravilloso poder tocar de nuevo en directo. Se notaba que todo el mundo estaba feliz de poder estar ahí. Creo que nunca más vamos a dar por sentado lo que hacemos. Cada concierto que damos es especial e intentamos disfrutarlo como nunca. Esta gira tenía que haberse realizado el año pasado, así que estamos contentísimos por finalmente poder llevarla a cabo».
Pese a esa alegría totalmente lógica, muchas bandas están realmente preocupadas por lo difícil que les resulta hacer una gira a nivel logístico y financiero. ¿Crees que el panorama es mucho más complicado que el que había antes de la pandemia?
«Sí. Todo lo del Brexit ha complicado mucho las cosas para las bandas británicas. Es una gran mierda. Creo que es especialmente difícil para las bandas nuevas, pero estoy seguro que las cosas irán a mejor en los dos próximos años».
Quizá también habría que repensar cómo se hacen las giras. Quizá habría que volver a los orígenes y no entrar en el juego de llevar cada vez una producción mayor, más pirotécnia, más personal… ¿No crees que se ha ido un poco de las manos?
«Hay grupos que dependen más de la producción que otros. La realidad es que tienes que ser listo y ver qué es lo que más te conviene. No todo el mundo puede ser Rammstein (risas). En los últimos tres años se ha vuelto todo más caro, pero como te decía, creo que en el futuro las cosas mejorarán».
Me gustaría saber un poco más de ti. En mayo hará ocho años que entraste en el grupo. Cuéntame un poco cuál era tu contacto previo con la banda. ¿Eras fan suyo? ¿Les conocías?
«Llevo tocando desde que tenía 15 años. Empezó tocando versiones en pubs y clubs. Pero mi primera banda seria fue Revoker. Fichamos por Roadrunner y sacamos un disco. Giramos un poco, pero las cosas no salieron como esperábamos. A través de Revoker conocí a Padge y nos hicimos amigos. Cuando se pusieron a buscar un nuevo bajista, pensó en mí, y en ese momento yo no estaba haciendo nada. Componía y grababa por mi cuenta, pero no tenía ningún compromiso con nadie. Así que hice la prueba y aquí estamos (risas). Pero sí, era fan suyo cuando estaba en el instituto. Les iba a ver siempre que podía. Es un poco surrealista que acabara en el grupo».
¿Recuerdas cómo te sentiste cuándo te lo propuso?
«Estaba trabajando en un taller mecánico cuando me llamó. No fue una sorpresa total porque conocía de su situación por Padge (Michael Paget, guitarrista -ndr.), pero me alegró mucho. Era una oportunidad que no podía dejar pasar».
¿Te costó aprender sus canciones o fue algo totalmente natural para ti?
«Fue un poco raro porque en Revoker yo era el cantante y guitarrista. Nunca había tocado el bajo en serio, hasta que hice la prueba, pero bueno, logré adaptarme bien. Como era fan conocía bien los discos y las canciones, así que no me costó demasiado aprenderlo todo. Quizá lo que me costó más fueron los coros gritados porque son de un estilo distinto a cómo canto yo. Pero bueno, creo que también me adapté rápido».
Habiendo sido el frontman en tu anterior banda, ¿tuviste la tentación de ponerte en el centro del escenario en el primer concierto con Bullet y apartar del micro a Matt?
«Todavía la tengo (risas). Al final estás igual frente al público y tengo un micro delante, así que no es tan distinto».
¿Te consideras un guitarrista que toca el bajo o a estas alturas ya te ves como un bajista?
«(Risas) Creo que me sigo considerando guitarrista. En casa sigo tocando la guitarra. Al final no es tan distinto».
No participaste en la grabación de Venom, pero sí en Gravity y el homónimo. ¿Cómo fue la experiencia en el estudio? Porque además son dos discos bastante distintos.
«Me uní al grupo cuando Venom ya estaba grabado, y la verdad es que cuando empezamos Gravity no sabía que esperar. Pero no fue demasiado distinto a lo que esperaba. Ensayamos juntos, intercambiamos ideas, pero en ese disco Matt quería probar algunas cosas nuevas con su voz. En ese aspecto fue distinto para todos, creo. Con el último disco, por culpa del COVID, no pudimos juntarnos para grabar, así que Matt (Tuck, cantante y guitarra -ndr.) finalmente grabó los bajos. Los coros los grabó en el estudio de Padge, mientras Matt estaba en el estudio en Inglaterra».
Pero la canción ‘Paralyzed’ la escribiste tú. ¿Te costó encontrar la confianza para proponer temas tuyos?
«Un poco. La primera canción que escribí con ellos fue ‘Don’t Need You’ en 2016, pero a partir de ahí siempre he ido proponiendo ideas. Escribí ‘Paralyzed’ en casa con una acústica, era muy diferente a cómo suena en el disco. La trabajé con Padge y la convertimos en un tema de thrash melódico».
Siendo un viejo fan del grupo ¿empujaste para volver al sonido más metal?
«Sí, pero creo que nos apetecía a todos por igual. No creo que empujara sino que sucedió de manera natural. De nuevo, por el COVID fuimos trabajando por separado, pero todos íbamos en esa dirección. El cabreo por estar encerrado en casa se plasmó en el disco».
Por lo que has visto hasta ahora ¿crees que a los fans les gustan más los temas nuevos que los de Gravity?
«Bueno, seguimos tocando algunos temas de Gravity y están funcionando muy bien. Aunque fuera un disco diferente, creo que le añaden más variedad a los conciertos. Los nuevos temas más técnicos, así que son un pequeño reto llevarlos al directo, sobre todo tocar y cantar al mismo tiempo. Pero me gusta, hace que esté alerta».
Siempre se habla de qué bandas van a ser las que tomen el lugar de Iron Maiden, Judas Priest o Metallica cuando se retiren. ¿Crees que Bullet For My Valentine puede ser una de ellas? ¿Es algo de lo que habléis entre vosotros?
«Bueno, no es que tengamos reuniones sobre ese tema, pero sí que hemos hablado de que llegará un momento en el que esas leyendas lo dejen. Estamos totalmente convencidos de que Bullet estamos capacitados para estar en ese lugar. Hacemos grandes discos y grandes conciertos, así que en unos años esperemos poder estar ahí. Crucemos los dedos».
JORDI MEYA
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