Carpenter Brut está de vuelta con su muro de sintetizadores y una imaginería inspirada en las películas sangrientas de los ochenta. Con su nuevo álbum, Leather Terror, el músico francés quiere demostrar que segundas partes sí pueden ser buenas.

Aunque su nombre real aparece en todos los artículos, o en su página de Wikipedia, al hombre detrás de Carpenter Brut le sigue irritando profundamente que los periodistas lo utilicen cuando escriben sobre su música. Así que por respeto a su decisión de mantener el anonimato, aunque virtualmente sea imposible, no voy a escribirlo. No sea que un día aparezca en mi casa con un machete y me corte el pescuezo…

En apenas diez años, Carpenter Brut ha pasado de ser un proyecto de un aficionado al metal aburrido con lo que le ofrecía esa escena, a ser el nombre de referencia de la incipiente escena synthwave. Pero que decidiera aparcar las guitarras y sumergirse en el mundo de los sintetizadores, no significa que el músico francés reniegue de sus raíces.

Quien haya tenido la oportunidad de verle en directo (en octubre tendremos una nueva oportunidad de hacerlo en la nueva edición del AMFest) habrá comprobado que la intensidad de su música no tiene nada que envidiar a la de cualquier banda de rock o metal, y su escenografía, usando músicos de carne y hueso, y con unas visuales que son una delicia para cualquier aficionado a los slashers, es de lo más estimulante.

Con un disco tan completo como Leather Terror (Virgin), en el que su protagonista Bret Halford (un homenaje a Bret Michaels de Poison y Rob Halford de Judas Priest) empieza su venganza, e invitados de lujo como Greg Puciato, Ulver o Johannes ‘Jonka’ Andersson de Tribulation, Carpenter Brut tiene todos los números para que su culto capte todavía más fieles.

Leather Terror es el segundo disco de la trilogía Leather. ¿Cómo se te ocurrió la idea original y de qué manera te ayuda a crear la música trabajar con un concepto pre-establecido?
CARPENTER BRUT
«Soy bastante fan de las trilogías en el cine. Aunque no todas las películas sean buenas, al menos tienen el mérito de mantener viva una historia en más de una película. Decidí trasladar esta idea a mi música. Me gusta tener una línea clara porque me ayuda a mantenerme en el camino. Cuando terminé mi primera trilogía de EP’s, quería conservar ese concepto. Quería hablar de un personaje de carne y hueso, no construir un mundo de fantasía, o con vampiros y zombies. Quería situar la acción en la ciudad, en los callejones lluviosos… Tener un lado sucio como Maniac de William Lustig, por ejemplo».

Diría que Leather Terror es incluso más intenso que Leather Teeth. ¿Sientes que es como tu Terminator 2 o Aliens?
«(Risas) ¡Quizá sí! La verdad es que no lo había pensado. Esas dos películas fueron taquillazos, pero prefiero la primera parte, aunque las dos secuelas, y es algo tan raro que vale la pena mencionarlo, son geniales. Pero sí, Leather Terror es más dura y más madura que Leather Teeth. ¿Será un taquillazo? No tengo ni idea (risas)«.

¿Trabajas cada canción visualizando una escena en concreto? 
«Sí, necesito tener algo sobre lo que componer. Sí, en cierta manera es como una escena de una película. Algo que me ayude a escoger el tono, el tipo de sonido, el tempo. Creo que sin ello, es como escribir un libro sin tener una historia, y eso no me parece muy interesante. Hay muchas canciones que no cuentan una historia. Solo llenan un espacio. Yo intento ir más allá. Tiene que haber una reacción en el oyente, algo tiene que moverse en su interior, y la manera más obvia es tocar un tema que le despierte su interés. No funciona con todo el mundo, claro, pero creo que ayuda a atraer a la gente, ni que sea de manera inconsciente».

Me imagino que cada vez que empiezas un nuevo disco tienes a tu alcance un montón de nuevos plug-ins, equipos, samplers… ¿Alguna vez te abruma? 
«Es evidente que es mucho más complicado empezar con un lienzo en blanco con un sintetizador que con una guitarra. Al menos en cuanto a sonido. Desde hace unos años las posibilidades son casi infinitas, y hay tantos sonidos y plug-ins, que rápidamente puedes marearte. Por eso debes elegir tus herramientas desde el principio y mantenerte con ellas. Usar una historia te permite definir un léxico musical que ayuda a reducir el campo de acción. Sé que hay instrumentos que no podré usar porque no cuadrarían con el espíritu del disco y la historia que quiero contar. Desde un punto de vista más técnico, por ejemplo, una vez tengo un tema que me gusta, guardo la misma sesión para crear otro nuevo manteniendo los instrumentos que he usado. Me ayuda a volver a arrancar de manera rápida y darle una coherencia a los sonidos de todo el disco. Luego añado o quito o adapto algunos instrumentos según el tono de la canción, pero la base principal ya está ahí».

Supongo que como trabajas solo, la pandemia no te afectó apenas. ¿Dirías que incluso te ayudó a trabajar con más tranquilidad al no tener que hacer bolos o promos?
«Con la pandemia o sin ella, mi plan era haber estado en casa en 2020 para componer. Odio trabajar rápido, y para mí componer un disco es más importante que tocar en directo. Si el disco es una mierda, los conciertos también lo serán. No quería que se repitiese lo que pasó con Leather Teeth, cuando apenas tuve seis meses para componerlo y editarlo. Así que tenía decidido tomarte un año entero para este, y la pandemia sólo hizo que darme aún más tiempo, porque si no, hubiese salido de gira. Pero no había ninguna prisa. Y también me permitió contactar con muchos de los artistas invitados que de otra forma no hubieran estado disponibles».

Háblame de las colaboraciones. ¿Qué invitado te sorprendió más? ¿Te es más fácil conseguir a quien quieras a medida que Carpenter Brut es más conocido?
«Sinceramente, todos los cantantes me alucinaron. Tuve la suerte de contar con gente que son los mejores en sus registros. Greg Puciato, Persha, Alex Westaway, Kathrine Shepard, Jonka o Kristoffer Rygg son cantantes fabulosos. Obviamente no soy suficientemente famoso para poder tener a Dave Gahan (risas), pero ser reconocido por grandes músicos te abre puertas. No estoy seguro de cómo de conocido soy, pero me llevo sorpresas como que Ian Astbury hable de mí en un podcast. Siempre me pregunto cómo han llegado a  escuchar a Carpenter Brut».

Muchas de tus influencias musicales y visuales vienen de los 80. Desde que empezaste cada vez hemos visto ese tipo de referencias en la cultura mainstream. Sé sincero ¿no estás un poco cansado del revival 80’s?
«La verdad es que no, ni me importa. La gente hace lo que quiere. No hay una cuota a partir de la cual un revival deja de tener interés. Depende de la gente. Si el público se cansa de la estética de los 80, pasarán a otra cosa. Todas las opciones están disponibles. Pero sí, es curioso cuando veo una serie nueva muy inspirada en los 80 o artistas mainstream como The Weeknd haciendo un disco muy 80’s, pero el resultado mola mucho. A mí me gusta. Pero podemos estar de acuerdo en que cuando algo se hace muy mainstream, empieza a morir. No es que el estilo se haga peor, pero la sobre exposición acelera su envejecimiento (risas)«.

«Nunca he creído que los fans del metal fueran cerrados. Al contrario» CARPENTER BRUT

Vivimos en un mundo muy orientado a la fama. ¿Es mantener tu anonimato una manera de distanciarte de todo eso? ¿Una manera de proteger tu salud mental?
«Sí, la fama es una prisión con barrotes de oro. Creo que todos los famosos se vuelven un poco locos porque tienen que mantener una imagen irreal todo el tiempo. No pueden pillarles hurgándose la nariz, por ejemplo (risas). Creo que es una pérdida de tiempo y energía en algo totalmente inútil. ¿Qué sentido tiene exponerte tanto cuando lo más importante es tu arte? Así que, intento hacer lo mínimo. Digo que no a muchas ofertas para poder mantener el control de la imagen de Carpenter Brut».

Habiendo trabajado con Ghost, ¿te decepcionó que Tobias Forge rompiera el misterio detrás de Papa Emeritus?
«Sí, creo que es una pena. Ghost ha perdido parte de esa aura por culpa de los litigios legales de antiguos miembros. Supongo que ese es el motivo que obligó a Tobias a dejar el anonimato, y no la popularidad de Ghost. Pero creo que la mayor culpa es, no te ofendas, de los periodistas, que incluso cuando pides que no mencionen tu nombre, lo siguen haciendo. Y les importa una mierda lo que tu quieras. Así es como mi nombre se hizo público, porque un periodista quiso ir de listo. Para mí es patético y muy irrespetuoso con el proyecto de un artista».

En el pasado has mencionado que te metiste en la música electrónica porque dejaste de encontrar cosas excitantes en el metal. ¿Todavía sientes lo mismo? ¿Considerarías producir a una banda de metal?
«Creo que sigue siendo un poco lo mismo, aunque he disfrutado descubriendo algunas bandas viejas y nuevas. En realidad no sé si estaba cansado de la calidad musical de la escena metal o de mis propios gustos, y simplemente mis oídos necesitaban algo nuevo. Cuando empecé Leather Teeth escuché un montón de bandas glam que me había perdido en su momento. Es una etapa de mi vida de la que no me arrepiento, ya que fue importante para renovarme artísticamente. En cuanto a producir una banda de metal, no lo sé. No tengo el tiempo necesario para hacerlo bien. No, no creo que sea la persona adecuada para hacerlo».

¿Qué opinas de artistas similares como Gost o Perturbator? ¿Hay un sentido de camaradería dentro de la escena synthwave? ¿Sientes que has abierto el camino para el resto?
«No creo que haya abierto el camino para nadie. Perturbator empezó un año antes que yo y Gost probablemente el mismo año que yo. Nosotros tres, junto a Dancing With The Dead o Dan Terminus, fuimos los que introdujimos el género en los círculos metal. Gost es el más extremo del lote. O al menos lo era, porque ahora está más metido en el gótico y canta, pero creo que es una buena evolución. Existe una gran comunidad synthwave, pero creo que cada artista vive en su propio mundo, aunque todos hemos tocado juntos y nos conocemos. Tuve a Gost de telonero en una de mis giras europeas, por ejemplo. Pero al ser una música que básicamente haces solo, no tenemos la necesidad de estar mucho en contacto con los demás».

De todos modos, en directo sí llevas a una banda. ¿Por qué decidiste presentarte así en lugar de tu solo?
«Porque los conciertos hubieran sido una mierda. No hubiera sido capaz de llevar un escenario yo solo durante una hora. No sé calentar al público como hace tan bien David Guetta (risas). Y además no quería girar solo. Sería muy triste viajar solo en los aviones o estar yo solo en los hoteles. Así que pedí ayuda a unos cuantos amigos. Creo que hice lo correcto tanto para el show como para mi cordura (risas)«.

Una opinión generalizada es que los fans del metal son muy cerrados, pero tu aceptación en festivales de ese tipo ¿no demuestra justamente lo contrario?
«Personalmente nunca he creído que los fans del metal fueran cerrados. Al contrario. Considerando la cantidad de subgéneros que existen dentro del metal, creo que opinar eso es estar poco informado. Posiblemente hay más subgéneros en el metal que en el pop o el hip hop. En los 90 bandas como Faith No More o Rage Against The Machine demostraron que los metalheads saben apreciar distintos géneros. En los festivales siempre habrá alguien que se niega a divertirse o que odia nuestro lado más bailable, pero la mayoría se lo pasan bien».

¿Qué te pasa por la cabeza cuando vez a alguien con una camiseta de Cannibal Corpse bailando como un loco con tu versión de ‘Maniac’ de Flashdance?
«Me encanta ver cómo la gente se lo pasa bien, incluso cuando les toca tragarse la melena del que tiene delante haciendo headbanging (risas). Para mí es divertido. Es lo único positivo que saco de los conciertos, el resto es más estrés que otra cosa».

DAVID GARCELL