Pocos discos más hermosos se publicarán este año que Birth Of Violence. En su sexto álbum, Chelsea Wolfe no sólo se ha reencontrado con la música de su niñez, sino también con el lugar que por fin puede llamar su hogar.

Pese a que Chelsea Wolfe ha recibido su atención principalmente de parte de la escena del metal, como decía Jordi Meya en la crítica de Birth Of Violence (Sargent House), en el corazón de su música siempre ha estado el folk. Y eso se revela de manera imponente en este último trabajo en el que la voz y la guitarra acústica son los elementos principales del sonido de las canciones. Pero esa influencia va más allá de una cuestión formal, y también sus letras adquieren un poso social fruto de la locura en la que vive inmersa su país.

Como ella misma nos cuenta, después de crear y girar con los discos Abyss y Hiss Spun, algo en su alma la empujó a dar un paso atrás y expresarse con un sonido más íntimo; “algo que pudiera traer algo de consuelo a una situación caótica”, en sus propias palabras. Al parecer, su salud mental y física empezaron a resentirse después de tantos años de estar constantemente en movimiento. Algo agudizado por la parálisis del sueño que sufre desde pequeña y que tanto ha impregnado su música.

Pocos días antes de que iniciara una gira acústica para presentar este nuevo trabajo, teníamos la oportunidad de intercambiar impresiones con la cantautora californiana.

En Birth Of Violence has presentado un sonido mucho más desnudo. ¿Hay una conexión entre este disco y el acústico Unknown Rooms de 2012, o lo enfocaste como un proyecto totalmente distinto?
CHELSEA WOLFE  “Está conectado en el sentido que Unknown Rooms fue un recordatorio para mí misma de que tengo un lado folk tan importante como mi lado más ruidoso y heavy, y Birth Of Violence fue un poco lo mismo. Durante la última gira me resultaba imposible dormir o relajarme, así que me llevaba mi guitarra acústica al fondo del autobús para encontrar un poco de paz y acabé escribiendo las canciones de Birth Of Violence”.

¿Fue el folk la primera música que te interesó?
“Bueno, me crié escuchando country y folk porque mi madre amaba la música folk y mi padre tocaba en una banda country cuando yo era pequeña. Fui a muchos conciertos de country y también vi a mi padre ensayar con su banda muchas versiones. A los 9 años ya estaba escribiendo mis propias canciones y quería ser como Joni Mitchell o Joan Baez”.

¿Y sobre qué escribías a esa edad?
“Escribía de cosas que todavía no entendía, como el amor, el sexo, la tristeza y la condición humana, pero a medida que fui creciendo empecé a entenderlas. De hecho, sigue habiendo mucho de eso en mis canciones”.

Tengo entendido que grabaste este álbum en tu casa. ¿Necesitabas alejarte de todo para ser creativa?
“La realidad es que compongo constantemente. Mi teoría artística es que nunca puedes ignorar una idea, incluso aunque sean las cuatro de la mañana y por fin me haya podido dormir después de un episodio de insomnio. Sigo mi creatividad cada vez que se presenta, sea en la situación que sea. Pero para este disco en particular, necesitaba encontrar un hogar. Hace tres años me mudé a una casa en los bosques del norte de California, pero básicamente había dejado unas cajas y me fui de gira. Tomarme un poco de tiempo libre para grabar este disco fue una gran oportunidad para asentarme en esta casa y este espacio”.

«Quiero honrar tanto las experiencias malas como las buenas, porque todas son reales” CHELSEA WOLFE

En ‘Highway’ y ‘Deranged For Rock & Roll’ hablas de la vida en la carretera. Para alguien que aprecia tanto la tranquilidad, ir de gira tiene que ser todo un desafío. ¿Cómo lo sobrellevas?
“De la manera que los músicos llevan haciéndolo desde siempre, rodeándote de gente que te inspira, en este caso mis compañeros de banda y amigos, bebiendo, tomando pastillas para tirar adelante y meditando, aunque justo estoy aprendiendo a hacerlo. Pero también mis músicos y yo tenemos una ética del trabajo muy fuerte, y eso nos hace ser responsables. Queremos que cada concierto sea una experiencia poderosa, auténtica y espiritual, así que es en eso en lo que más nos centramos”.

¿Te has llegado a quemar en algún momento?
“No, pero podía sentir que estaba cerca de estarlo o de perder los nervios, así que empecé a decir no a muchas cosas y planeé tomarme tiempo libre durante este periodo y centrarme en mi salud mental y espiritual. Y en grabar Birth Of Violence, claro”.

Algunas de las canciones tienen un significado más social. ¿Has empezado a interesarte más sobre lo que ocurre más allá de tus experiencias personales a medida que te has hecho mayor?
“Desde luego, pero es algo que ha estado presente en mi música desde el principio. Incluso cuando era una niña entendía que había un gran mundo ahí fuera, y que por cada persona que experimentaba la felicidad, había alguien que experimentaba sufrimiento. Hay quien me dice que es una manera oscura de mirar el mundo, pero siempre he entendido la realidad así, en el contraste de las cosas. Quiero honrar tanto las experiencias malas como las buenas, porque todas son reales”.

También pareces una persona muy ligada a la naturaleza. ¿Cómo ha influenciado eso a tu música?
“Tengo la suerte que, desde niña, he estado en contacto con la naturaleza hermosa del norte de California, los árboles, las montañas, los ríos… Y ahora vivo en un lugar donde solía acampar cuando era joven. Seguir los ciclos de las estaciones y la luna me han ayudado a sentirme mucho más conectada como mujer y eso ha inundado mi música de manera muy natural”.

Aunque éste es un álbum básicamente en solitario, has contado con algunos colaboradores como Ben Chisholm o Jess Gowrie. ¿Qué requisitos son necesarios para que dejes que alguien entre en tu mundo creativo?
“Ben y Jess han estado en mi vida musical desde hace más de diez años, y los dos son personas con las que me siento muy cómoda para ser yo misma musicalmente. Hay un puñado de gente en mi mundo, pero me siento especialmente afortunada de tener a Ben y Jess. Los dos me han animado y me han enseñado mucho sobre ser una buena compositora e intérprete. Nuestras influencias musicales confluyen de una manera muy especial”.

Desde hace muchos años has explicado que padeces parálisis del sueño y, de hecho, tu música tiene un aire muy ensoñador. Supongo que no es nada agradable, pero como artista, ¿sientes que de alguna manera padecer ese síndrome ha sido una suerte?
“Pues sí, y me di cuenta mientras componía Abyss que había una conexión. Y sigue estando ahí. Siempre he escrito desde ese lugar entre estar dormida y estar soñando, y creo que eso ha abierto una manera imaginativa de escribir que me pertenece”.

¿Te sorprende que algo tan personal pueda llegar a tanta gente alrededor del mundo?
“Sé que mi alcance todavía es bastante pequeño comparado con otros artistas, pero me siento muy agradecida de haber encontrado gente en partes muy distintas del mundo que entienden mi música y encuentran consuelo en mis canciones. Es un verdadero privilegio”.

¿Qué tienes por delante? ¿Has empezado a pensar en el próximo trabajo?
“Por supuesto. Ya he empezado a hablar con mis compañeros Jess Gowrie, Ben Chisholm y Bryan Tulao sobre el próximo disco y a probar algunas ideas. Hay una espera tan larga entre que grabas un álbum y lo publicas, que durante ese tiempo surgen un montón de ideas que no tienen nada que ver con el disco que acabas de sacar. Así que aunque estoy muy centrada e ilusionada por la gira acústica que tengo por delante para presentar Birth Of Violence, también tengo muchas ganas de escribir nuevas canciones”.

MARC LÓPEZ