En junio del 2017 Cohen se despedían de los escenarios tras más de 10 años en activo y cuatro discos. Digresión repasa los mejores momentos, también los más duros, de la banda de Urnieta, con algunas imágenes inéditas.

Hablamos sobre este documental con su cantante y guitarra, Rubén Ramos, cofundador de una formación explosiva con más de 300 conciertos a sus espaldas. El último, tras un largo silencio, tendrá lugar el 6 de abril en la Dabadaba de Donosti, tras la proyección del documental.

¿Por qué Digresión?
RUBÉN RAMOS «La palabra digresión significa ‘el hecho de apartarse del asunto principal para tratar de algo que surge relacionado con él’. En el caso del documental, el asunto principal es Cohen pero tratamos de reflejar las relaciones y vivencias que surgen alrededor del grupo».

¿Cuando decidís que sería buena idea hacer un documental sobre vuestra banda? ¿Es una manera de cerrar definitivamente un capítulo de vuestra vida?
«La idea surgió cuando la banda todavía estaba en activo. Teníamos vídeos, fotos y demás material repartido en diferentes discos duros y lo que queríamos era centralizar todo, tener un recuerdo y aprovechar para que cada miembro contara cómo había vivido la banda durante todos estos años».

Al empezar el documental explicáis que empezasteis, como tantas otras bandas de vuestra quinta, haciendo versiones de bandas de punk rock y hardcore melódico como Blink-182, Offspring… Pero vuestro vecinos Materia fueron realmente vuestra primer influencia.
«Somos de un pueblo de unos 5.000 habitantes en el que no teníamos referentes. Hasta que dimos con Materia. Hacían hardcore-metal y nos enseñaron que nosotros también podíamos grabar discos y girar si trabajábamos duro».

Precisamente con Álvaro Remacha de Materia grabasteis 20 Minutes To Collapse, un EP aclamado por crítica y público. Todavía recuerdo cómo os recomendaban bandas entonces en auge como Nothink y aparecíais en las listas de lo mejor del año en foros como Zona-Zero… ¿Qué recuerdo tienes de ese trabajo?
«Ese EP se grabó en el local de ensayo, con el peor material que te puedes imaginar y con mucha ilusión. Sin buscarlo conseguimos capturar el espíritu del grupo, sin metrónomo, con muchos fallos, pero con todo el corazón que se pudo».

Hablando de influencias estaba claro, y queda patente en el docu, que Cohen también marcaron a fuego a bandas como Yaw y Meltdown, y me consta que muchas más como Jenna Suffers en Almería o The Wax en Barcelona. ¿Hasta qué punto sois conscientes de esto?
«Cuando ves grupos que te dicen que empezaron porque nos vieron en tal concierto o porque empezaron haciendo alguna versión nuestra te hace mucha ilusión y te llena de orgullo. Nunca te imaginas que tu música va a llegar a gustarle a alguien más allá de tus amigos más cercanos y mucho menos que vaya a ser una influencia para otras bandas».

Sigamos con la trayectoria de Cohen, aunque tampoco quiero desvelar muchos detalles porque se trata de verlo. Explicáis en Digresión que tenéis un recuerdo agridulce de Subconscious Mind: estáis muy satisfechos con el resultado pero la grabación fue un pequeño calvario.
«La grabación de ese disco fue durísima. Primero porque nos pilló el toro porque teníamos una especie de fecha fijada y no llegamos con las canciones tan bien ejecutadas como esperábamos. A todo esto se le suman las grabaciones perdidas, accidentes varios, discusiones y nuestra propia inexperiencia. A día de hoy estamos contentos, pero los fallos y lo que sí cambiaríamos sigue escuchándose».

La grabación fue dura, pero el peor momento para la banda todavía no había llegado, ¿verdad? ¿La marcha de Ben el primer mazazo para la banda?
«La gira que acompañó a Subconscious Mind fue muy intensa. Pasamos de tocar 80 conciertos en año y poco a perder un guitarra y un batería en cosa de dos semanas. Fue un palo muy duro ya que el grupo se encontraba en su mejor momento musical y en cuanto a público, pero internamente teníamos muchos problemas».

«Había muchas discrepancias y opiniones distintas que son las que precisamente hemos tratado de capturar en el documental»

La marcha de Karlos, por falta de «pasión», como él mismo dijo, también fue un momento complicado. En este punto, comentáis que había diferentes visiones de la banda en ese momento. Unos ibais a por todas, quizá con demasiada disciplina, y otros preferían tomarse la banda con más tranquilidad…
«Digamos que surgieron dos bandos: unos que querían apostar más en serio por el grupo y otros que preferían seguir como estábamos o incluso bajar un poco el ritmo. Estos dos bandos no se reparten entre los dos miembros que abandonaron y los dos que se quedaron; había muchas discrepancias y opiniones distintas que son las que precisamente hemos tratado de capturar en el documental».

Totalmente. Digresión rezuma sinceridad; muestra vuestro lado más humano, se reconocen errores. ¿Tú también lo ves así?
«Todos entonamos el mea culpa. Todos somos conscientes de lo que hicimos mal, de lo que se podía haber evitado y, en definitiva, de cómo podíamos haber gestionado de forma un poco más adulta los conflictos internos. El documental trata de eso, de reflejar las vivencias de un grupo underground no profesional y las relaciones personales de sus componentes a través de su pasión por tocar».

Ya ha pasado un año desde el anuncio de la disolución de la banda, tiempo quizá suficiente para hacer una valoración… Aunque algunos estáis con otros proyectos musicales como Reuben RG, Hyedra o Nerabe.
«Ya reconvertidos en formato trío, en la última época cada uno tenía una intención distinta con Cohen. Nos costaba juntarnos para decidir cómo afrontar el siguiente proceso creativo o para cerrar fechas para salir de gira. En el momento en el que los tres vimos que no remábamos en la misma dirección decidimos que lo mejor era parar el proyecto. Siempre hemos sido partidarios de estar al 100% o no estar».

¿Y echáis algo de menos de tocar en Cohen?
«En este tiempo hemos echado de menos tocar juntos, el documental nos ha dado la excusa para volver a hacer ruido una última vez».

En el documental echo de menos algún momento como vuestra participación en la Escola de Rock o en el Actitud Fest de Vidreres, donde saltaron los plomos literalmente con vuestra actuación. ¿Os ha costado mucho recuperar material antiguo o de hace tiempo?
«Piensa que casi todo el material audiovisual no está grabado con intención de hacer un documental, por lo que no nos hemos molestado en ir grabando directos y demás. La mayoría de lo que se puede ver es material antiguo y grabaciones nuestras o de amigos muy cercanos que les dio por encender una cámara de vez en cuando. Ojalá tuviéramos el directo de aquel Actitud Fest, sin duda, uno de los mejores conciertos que hemos dado».

El próximo sábado 6 de abril presentáis el documental y os volveréis a colgar los instrumentos. ¿Qué nos podéis avanzar de este último concierto tan especial?
«Habrá muchas sorpresas ya que va a ser un concierto muy especial y solo podemos decir que nunca se nos ha visto así antes».

Los que tengan complicado veros en Donosti, ¿podrán ver el documental en algún otro momento?
«Estamos mirando diferentes opciones para estrenarlo en más ciudades y una vez acabadas las presentaciones esperamos poder publicarlo para que todo el mundo pueda verlo».

LUIS BENAVIDES