Para muchísima gente, Counting Crows son sólo la banda de ‘Mr. Jones’, pero lo cierto es que desde que triunfaran a principios de los 90, nunca han dejado de hacer buena música. Eso sí, de forma cada vez más esporádica. Adam Duritz nos cuenta por qué.
Counting Crows llevan siete años sin publicar un nuevo álbum. Y técnicamente, el contador sigue en marcha, pues todavía no sabemos cuándo saldrá el próximo. De momento, lo que sí tenemos es Butter Miracle, Suite One (BMG), un EP de cuatro temas entrelazados entre sí como si fueran una pieza única, del que en en futuro más o menos próximo podremos escuchar su segunda parte.
Pese a que su formato es inédito en su catálogo, musicalmente Butter Miracle encaja muy bien en él, con ecos de las bandas clásicas de rock americano (‘Elevator Boots’), pero con alguna influencia más novedosa del glam de los 70 (‘Angel Of 14th Street’). Quién sabe si se debe a que Adam Duritz, su cantante y principal compositor, escribió estos cuatros temas en una granja de un amigo en Inglaterra, en la que se instaló durante unos cuantos meses en 2019.
Fue también allí, donde Duritz decidió deshacerse de sus características rastas y su barba. «No quería esconderme más», decía hace unos días en una entrevista a Rolling Stone. La verdad es que cuando la semana pasada lo veía aparecer con su nuevo look en la pantalla de mi ordenador a través de Zoom, casi me costó reconocerle. Luciendo una camiseta de los Beatles, rodeado de cuadros y con un piano al fondo, Duritz se mostró como un conversador tan locuaz e interesante como su música.
Déjame empezar por un pregunta random. ¿Por qué tus amigos Gigolo Aunts nunca fueron tan grandes como merecían?
ADAM DURITZ «Oh. A ver, The Beatles fueron la banda más grande y amada del mundo, y todos los que somos freaks de la música pensábamos que toda la ola de grupos guitarreros post Beatles serían muy muy populares, porque la mayoría son geniales, pero casi ninguno lo fue. Big Star no fueron muy populares, incluso Fountains Of Wayne, Teenage Fanclub, The Posies… tuvieron algo de éxito, pero ninguno realmente lo petó como uno esperaría. O tíos tan buenos como Jason Falkner, no llegaron demasiado lejos. El único sitio en el que vi que realmente se apreciaba a Gigolo Aunts como se merecían fue en España. Mucho más que en América. Es una pena».
Tú les editaste en tu sello el que para mí es su mejor disco. ¿Te rompió el corazón que no vendiera apenas?
«Creo que en los dos sellos que tuve editamos grandes discos, pero no tuvimos éxito con ninguno de ellos. Uno de los motivos por los que me gusta hacer mi festival Underwater Sunshine, y antes Outlaw Roadshow, es que nunca me siento fracasado. Hago lo que he hecho siempre, que es amar la música independiente e intentar promocionar las bandas que me gustan. El disco del que hablas, Minor Chords And Major Themes, es buenísimo. Como tío que les ayudó a hacerlo, me sentí totalmente victorioso, pero como tío que tenía que venderlo, fracasé estrepitosamente. Pero tengo que decirte que a Dave (Gibbs) le va de coña. Tiene tres o cuatro restaurantes. Abrió dos vinaterías en Los Angeles, abrió un restaurante de sushi increíble… Puedes beber muy buen vino y comer muy buena comida, a buen precio. Le va fantásticamente bien, pero echo de menos su banda».
Hablando ya de Butter Miracle, me ha gustado mucho; lo único que me fastidia es tener que esperar a que saquéis la segunda parte para escuchar el disco completo. ¿Estáis ya trabajando en ella?
«¡Ni siquiera está escrita! (Risas). Sólo tengo algunas pequeñas partes. En unas semanas volveré a Inglaterra, a la granja donde compuse la primera parte, y pasaré un mes para terminarla».
Como compositor principal del grupo y el que marca la dirección de cada disco, ¿cómo reaccionaron el resto cuando les presentaste la idea de hacer este EP?
«Les gustó mucho, por varias razones. La primera es que hacía años que no componía nada, ni tampoco quería grabar. Me había alejado totalmente de la música. Y yo también estaba muy ilusionado por ver hacia dónde podía ir todo esto. Les iban mandando los temas a medida que los escribía, y tocaba un poco de hacia dónde iría la siguiente, para que entendieran lo que quería hacer. Eran grabaciones hechas en mi iPhone desde esta granja en Inglaterra en medio de la nada. ¡Fliparon bastante!».
En el disco anterior, ya teníais el tema ‘Palisades Park’ que era una canción de 8 minutos con diferentes partes. ¿Lo ves ahora como una especie de ensayo para este proyecto?
«En gran parte sí. El proceso fue muy parecido. El primer día escribí ‘The Tall Grass’, y al día siguiente, me la puse para ver cómo podía terminarla, porque quería alargar un poco el final. Y jugando con los acordes, me salió otra melodía completamente distinta, y me salió la primera frase, ‘Bobby was a kid from round the town’ (la canta -ndr.) y me di cuenta que quizá era otra parte distinta como en ‘Palisades Park’, pero también pensé que podía ser otra canción, pero que estuviera conectada a la anterior. Y entonces pensé, ‘¿Por qué no escribir una serie de canciones donde el final de una es el principio de otra?’. Y me encantó la idea. Pero sí, durante un momento estuve pensando en hacer una canción larga como ‘Palisades Park'».
¿Siempre compones al piano?
«Siempre. Sólo he escrito una canción con la guitarra. A veces compongo con otros miembros del grupo, y ellos tocan la guitarra, como pasó con ‘Catapult’ o ‘Angels Of The Silences’. Pero la única que he escrito yo con la guitarra fue una parte de ‘Sullivan Street’, y simplemente fue porque la estrofa tiene sólo dos acordes, y sólo hay que levantar un dedo para pasar de uno a otro (risas). Pero apenas sé tocar la guitarra, y en ese caso cuando llegó la parte del estribillo, tuve que dársela a Dave Bryson para que sacara los acordes que iban bien con la melodía que tenía en la cabeza».
«Hubo un periodo en que los críticos mainstream no hablaban de nosotros, pero sin embargo, tuvimos un gran impacto en la escena indie, especialmente en la emo» ADAM DURITZ
Hacía siete años que no sacabais material nuevo, y veo que es algo que cada vez más frecuente en bandas de vuestra generación como Pearl Jam o The Wallflowers. Antes has dicho que hacía años que ni componías. ¿Te habías desencantado con la música o la banda?
«No lo estaba con la música o la banda, pero sí con lo que supone editar un disco. Mira, hacer música es algo muy personal. En directo, somos yo y mis seis amigo, y la crew, a la que hace 20 años que conozco. Para componer, soy yo solo. Para grabar, somos la banda y quizá un productor. Pero para lanzar un disco tienes que tratar con un montón de gente. Ahora he mejorado, pero siempre he sido muy tímido, y me costaba lidiar con tanta gente. No me apetecía escuchar la opinión de todo el mundo, saber si les gusta o si lo odian. Para mí hacer un disco es lo más importante del mundo, y tener que escuchar que alguien piensa que es una mierda, es molesto. Y tratar con la discográfica… Simplemente no me apetecía. Pero todo este tiempo hemos estado girando. Paramos en 2019 porque llevábamos una década dando conciertos. Pero sí estaba quemado con la experiencia de lanzar un disco y todo lo que conlleva que no tiene nada que ver con hacer música. Después de lanzar Somewhere Under Wonderland simplemente estaba quemado con todo eso».
Hay algunos músicos como Nick Cave que dicen que la mejor manera de mantenerse creativo es componer cada día, como si fuera un trabajo de oficina. Después de tantos años, ¿te costó mucho que saliera esa primera canción?
«Sí, costó, pero nunca he sido alguien que escriba cada día. En parte es porque giramos mucho, y yo no puedo componer en la carretera. No puedo llevarme un piano a todos lados. Y además, por mi trastorno (hace años reveló que padece un trastorno disociativo que le provoca pérdida de memoria- ndr.), cuando hace tiempo que no toco, casi tengo que volver a aprender a tocar el instrumento. Es un proceso lento. Mi proceso es más de escribir un disco, y luego estar dos o tres años, sin componer nada. Nunca he escrito 50 canciones para un disco. Escribo 10, 12 canciones por disco. Así que para mí no es nuevo estar mucho tiempo sin componer, sólo que esta vez fue un periodo más largo».
«Seguro que habrá quien crea que nuestros discos son una mierda, pero yo no me arrepiento de ninguno» ADAM DURITZ
Sois de los pocos grupos que sigo que sigue en activo y nunca ha publicado un disco malo. Incluso los más grandes como Neil Young o Dylan los tienen. ¿Cómo lo habéis evitado?
«Creo que soy un editor muy, muy duro de mi propio material. La banda ni siquiera llega a escuchar las canciones que creo que no son suficientemente buenas. Si estoy escribiendo algo, y veo que no va a ninguna parte, la tiro a la basura. Tuvimos un hit con el tema ‘Einstein On The Beach’, que era un maqueta, y nunca hubiera considerado meterla en un disco. Era una maqueta previa a August And Everything After, y nunca pensé en incluirla porque para mí no era suficientemente buena para el disco».
Pues a mí me gusta.
«A mí también. Es una canción muy pegadiza, y es inteligente, pero no creo que tenga la profundidad necesaria para estar en ese disco junto al resto. Soy muy exigente en ese aspecto. Y también lo soy en el estudio. No me refiero a que todo tiene que sonar perfecto, porque a veces un tema necesita ser imperfecto, pero tiene que sonar auténtico. Tengo muchos amigos músicos que miran atrás y te dicen todo lo que hubieran hecho distinto en sus discos; a mí no me pasa. Cada disco es exactamente lo que quería en ese momento. Quizá lo único que me disgusta un poco es que cuando hicimos August And Everything After, yo no era lo suficientemente buen cantante en el estudio, y hay algunas canciones que ahora canto mucho mejor, como ‘Anna Begins’, ‘Murder Of One’ y alguna otra. Pero me gustan todos nuestros discos. Y estoy seguro que cuando Neil Young saca un disco también cree que es exactamente lo que quiere hacer, aunque a mí algunos no me gusten. Y seguro que habrá quien crea que nuestros discos son una mierda, pero yo no me arrepiento de ninguno».
En directo muchas veces cambias algunas melodías de las canciones. ¿Cómo decides con cuál quedarte en el estudio? ¿O tampoco le das mucha importancia porque sabes que las irás cambiando igualmente?
«En el estudio pruebo muchas melodías hasta que doy con la que creo que es la que mejor encaja. Muchas veces me dejo llevar tanto, que luego tengo que recular, porque quizá la melodía de la canción queda perdida. Quizá puedo variarla en la tercera estrofa, pero no en la primera. Pero en directo es otra cosa. Quiero hacer lo que sienta en ese momento. Si me apetece experimentar, lo hago. Sé que hay gente que quiere escuchar exactamente la misma melodía del disco, para mí eso sería mentir. Los mejores conciertos son los que estoy entregado en cuerpo y alma, y puede ocurrir cualquier cosa».
¿Conoces el disco tributo Dead And Dreaming que os hicieron bandas indies y emo en 2004?
«¿Es el que salen Between The Buried And Me haciendo ‘Colorblind’?».
Exacto. ¿Te sorprendió que ese tipo de grupos fueran fans de Counting Crows?
«No recuerdo si me sorprendió en en ese momento, pero sí recuerdo que hubo un periodo en que los críticos mainstream no hablaban de nosotros, pero sin embargo, tuvimos un gran impacto en la escena indie, especialmente en la emo. Sobre todo en las bandas emo de Chicago. Recuerdo escuchar a Panic! At The Disco o a Chris Carrabba de Dashborad Confessional diciendo que habíamos sido una gran influencia en ellos. Eso sí me sorprendió. Pero yo soy músico, y sé que si me gusta un grupo, me da igual lo que digan los críticos. Y sé muchos músicos aman a Counting Crows. El emo surgió en un tiempo en el que mucha música tenía una mirada irónica, y ellos dijeron, ‘vamos a hacer música que salga de corazón’. Así que no me sorprende que fuera un referente para ellos porque eso es lo que siempre he hecho».
Todavía hay bandas actuales que os citan como referencia. Touché Amoré, por ejemplo. ¿Los conoces?
«No, pero es un gran nombre para un grupo (risas). Uno de los mejores amigos que hecho en los últimos tres años es David Le’aupepe de Gang Of Youths. Es una banda australiana».
Sí, sí.
«Fui a verles cuando tocaron en Nueva York, y luego entré a saludarles, y David me dijo lo importantes que habíamos sido para ellos. Por eso nos hicimos tan amigos (risas). Para mí es un compositor brillante. Y en el festival que hago, muchos músicos me hablan de nuestra influencia. Así que soy bastante consciente de ello».
Háblame de tu amistad con Chris Carrabba. ¿Cómo surgió?
«Creo que empezó porque Gil Norton que nos produjo Recovering The Satellites, le produjo A Mark, A Mission, A Brand, A Scar, y me encantó ese disco. Y más o menos en la época que hicimos Saturday Nights & Sunday Mornings, vi que en muchas entrevistas nos citaba. Y entonces me invitó a grabar en su siguiente disco Dusk And Summer. Los coros que metí en ‘So Long, So Long’, son de los mejores que hecho nunca. Y desde entonces hemos sido amigos. Yo le presenté a David Le’aupepe, y los tres hemos ido de vacaciones juntos con nuestras parejas. Pero Chris es de los tíos más decentes que puedas conocer, y muy atento, y es muy divertido. Cuando nos hizo de telonero con su otro grupo, Twin Forks, lo pasamos genial. Es uno de los mejores tíos del mundo del rock and roll».
Vuestro primer disco August And Everything After fue un auténtico pelotazo, vendiendo más de siete millones de copias. Cuando un grupo triunfa tanto con un primer disco es muy difícil escapar de su sombra, y además los fans establecen un vínculo emocional muy fuerte. ¿Cuál ha sido tu relación con ese disco a lo largo de los años?
«He tenido mis altibajos, pero creo que el disco es muy, muy bueno. Incluso a pesar de las partes que podría haber hecho mejor, y que quizá es un poco demasiado pulido, creo que las canciones son buenísimas. Y por eso las seguimos tocando en cada concierto. Lo que pasa es que también me gustan mucho canciones de otros discos, y a veces es un poco frustrante porque yo quiero tocar temas nuevos, pero la gente quiere escuchar siempre los mismo temas. Todavía somos una banda activa, no una banda de Greatest Hits. Quizá lo seamos algún día, pero todavía no estoy listo para eso. A veces ves que la gente no presta tanta atención a los temas nuevos… A mí no me importa seguir cantando ‘Mr. Jones’, pero para mí esa canción no es mejor que ‘Round Here’ o ‘Sullivan Street’, es sólo que fue un single. Pero sé a lo que te refieres. Mira han pasado 30 años, y todavía seguimos aquí y sacando buenos discos, lo cual es increíble. No es lo habitual. Ahora mismo estamos teniendo un hit con ‘Elevator Boots’ en la radio en Estados Unidos, y estoy haciendo más prensa con este disco que en 15 años. Así que siento que todavía no somos una banda de Greatests Hits. ¿Quién sabe? Igual Butter Miracle vuelve a ser un gran éxito. La realidad es que llevamos mucho tiempo a un gran nivel. Incluso en los momentos en los que no hemos sido tan populares hemos sido capaces de tocar para más de 10.000 personas cada noche. Ha sido así durante 30 años. Es insólito. Recuerdo cuando sacamos el primer disco, hicimos de teloneros de los Rolling Stones, y en el 94, ellos llevaban 30 años como grupo, y pensaba ‘vaya locura’, pero todavía seguían sacando buenos discos como Voodoo Lounge. Nunca seremos tan grandes como ellos, pero ahora nosotros llevamos 30 años y seguimos sacando buenos discos. Así que mi problema no es con nuestro primer disco, y entiendo que muchos fans sigan obsesionado con él, pero hemos sacado muchos otros buenos discos después».
JORDI MEYA