Ordinary Corrupt Human Love, el título del nuevo disco de Deafheaven, describe a la perfección la fricción entre conceptos contrapuestos que radica en el corazón de su música. En sus largas composiciones transitamos de la luz a la oscuridad con el mismo desconcierto que lo hacemos por la vida.
Siempre es curioso comprobar lo distintas que se ven las cosas desde dentro o desde fuera. A la mayoría que escuchamos el anterior disco de Deafheaven, New Bermuda nos pareció la obra cumbre de un grupo que en apenas cinco años y dos álbumes había conseguido crear una fascinante amalgama entre sonoridades black metal y otras propias del post rock o el shoegaze. Pero tres años después, los mismos responsables del que fue nuestro Disco del Año en 2015 han hablado de él con cierto desencanto, y de su posterior gira como un periodo un poco oscuro, en el que los excesos se les fueron de las manos, hasta el punto que el bajista Stephen Clark decidió bajarse del barco. Felizmente, todo eso parece haber quedado atrás y cuando charlamos con el vocalista George Clarke, describe la creación de su cuarto álbum Ordinary Corrupt Human Love (ANTI-) como la más placentera de su carrera. Esa harmonía en el sí de la formación que completan Kerry McCoy (guitarra), Shiv Mehra (guitarra), Chris Johnson (bajo) y Daniel Tracy (batería) se aprecia en la mayor luminosidad de sus nuevas composiciones, donde el piano y las líneas melódicas han ganado protagonismo, aunque cuando te confías, no tienen reparos en cortarte el cuello con sus guitarras diabólicas. Por eso son Deafheaven.
Todos los discos que habéis publicado hasta ahora han sido muy bien valorados. ¿Es intimidante la idea de tener que hacer cada vez uno nuevo que supere al anterior?
GEORGE CLARKE “Para nosotros es importante no repetirnos. Tenemos un sonido, que es la base de todo, pero a partir de ahí intentamos no pensar en superarnos, sino más bien en no repetirnos. Da un poco de miedo, pero tampoco es que nos pongamos más presión de la necesaria”.
Cualquier grupo sueña con encontrar un sonido propio, reconocible, y vosotros lo tenéis, pero una vez lo consigues, ¿cómo lo haces para mantenerlo sin repetirte?
“Ése es el gran desafío, amigo: mantenerte fiel a ti mismo y, a la vez, hacer algo nuevo cada vez”.
En este disco, quizá es en la parte vocal donde más puedan apreciarse nuevos registros.
“Creo que en mi caso es una cuestión de ir cumpliendo años y de haber mejorado técnicamente. Creo que las voces gritadas son las mejores que nunca he grabado, simplemente porque tengo más experiencia. En cuanto a las voces limpias, queríamos añadir nuevas texturas, pero no queríamos que quedara hortera. Intentamos hacerlo con gusto, que no estropeara las canciones”.
Sí, no habéis caído en el topicazo de hacer estrofas gritadas y estribillos limpios.
“Sí, ése no es nuestro estilo para nada”.
¿Cuándo os pusisteis a trabajar en el nuevo disco?
“Muchos de los riffs salieron mientras estábamos en la gira de New Bermuda, pero realmente empezamos a trabajar el pasado octubre. Tuvimos unas sesiones de composición muy prolíficas hasta enero. Y luego ya fuimos al estudio. Siempre tenemos riffs y todo el mundo tiene ideas aquí y allá, pero realmente, hasta que no nos juntamos todos, la cosa no empezó a tomar forma”.
¿Dejas que primero escriban ellos la música y luego te incorporas tú, o estás ahí desde el principio?
“Siempre estoy ahí (risas). Me ayuda mucho ver cómo evolucionan las canciones. Hablamos mucho sobre cada paso que damos y la dirección que toma el disco. Creo que es importante que todos estemos implicados. En nuestro caso, la mayoría de la música sale a partir de improvisaciones. Puede que uno diga ‘eh, ¿os apetece escuchar este riff que me salió anoche?’. Y a partir de ahí empiezan a tocar durante diez minutos y paramos cuando algo nos gusta o nos llama la atención, y lo guardamos”.
Es curioso, porque más que improvisada, vuestra música suena casi como si estuviera escrita en una partitura.
“Bueno, diría que es mitad y mitad. Hay algunas partes más definidas y otras totalmente espontáneas. Lo que mola mucho es que, en este punto, Kerry, Shiv y Dan se entienden muy bien y es más fácil completar los temas”.
Antes muchos de vuestros temas empezaban cañeros y luego se iban suavizando, pero en éste es casi al revés. ¿Fue intencionado variar las estructuras?
“No lo creo. Pienso que fue más una consecuencia de que fuera un trabajo en común de toda la banda. Para mí el álbum suena a músicos haciendo una jam. Normalmente empezarás más suave, con un sonido limpio, y poco a poco irá subiendo y subiendo la intensidad”.
También es más pegadizo, si es que es un adjetivo que pueda aplicarse a vosotros.
“(Risas) ¡Pero tienes razón! Queríamos escribir un disco de guitarras que fuera divertido de tocar y de escuchar. Creo que Kerry ha subido de nivel, y ha compuesto algunas partes melódicas muy guays. Siempre habíamos aspirado a eso, pero creo que en este álbum por fin lo hemos escogido”.
¿En qué punto empiezas a pensar en las letras?
“Las letras las voy escribiendo por separado. Tenía algunas de octubre de 2016. Siempre voy escribiendo y luego miro lo que tengo y decido lo que quiero usar y en qué partes”.
Siempre has prestado mucha atención a las letras, pero sinceramente, resulta difícil entenderte en las partes gritadas. ¿De qué querías hablar en este disco?
“Diré que te envíen las letras porque, efectivamente, son importantes. Este disco trata sobre la empatía. Son observaciones sobre distintas personas en su vida diaria, pero intentando ver la belleza en su rutina, en pequeñas cosas mundanas, dentro del caos que es el mundo. Intenté salirme de mí mismo y fijarme más en los demás, para ver que, al final, todos nos parecemos más de lo que creemos”.
¿Crees que la empatía es la cualidad más importante en un ser humano?
“Es una de las más importantes, claro. Creo que el mundo sería mejor si hubiera más empatía. Ahora que todo es tan caótico, creo que es bueno recordar que entenderse y ser amables los unos con los otros podría ayudar mucho”.
¿Es el contenido de las letras el que determina tu manera de cantar?
“No, la música es lo que marca mi registro. Las voces las decido una vez ya estoy grabando, muchas salen en ese momento, así que me dejo llevar por la música. A veces pruebo dos o tres cosas y elegimos la que más nos gusta. En la cabina, tengo las letras y un lápiz por si quiero cambiar alguna palabra, pero intento crear de la manera más espontánea posible”.
En ‘Night People’ habéis contado con Chelsea Wolfe, otra voz interesante.
“Siempre habíamos querido colaborar con ella. Conozco a Chelsea de hace muchos años, pero hasta ahora no había surgido la oportunidad. Kerry escribió esa parte de piano y se la mandamos. La estuvieron trabajando juntos, y luego Chelsea y yo pensamos las voces”.
Para este disco os habéis tomado más tiempo del habitual en vosotros. ¿Os pasó mucha factura la gira de New Bermuda?
“La verdad es que acabamos bastante agotados. Necesitábamos un descanso tanto físico como mental para poder volver a sentirnos creativos. Cuando has creado algo, pero luego te tiras años promocionándolo, es muy difícil que te sientas inspirado al momento. Diría que es casi imposible. Es lo que hicimos con New Bermuda y creo que eso fue en contra del disco y de la banda. Así que esta vez queríamos asegurarnos de hacer las cosas bien y no apresurarnos. Y la consecuencia fue que tanto la composición como la grabación fueron mucho más relajadas. Lo que antes nos estresaba y nos separaba, ahora nos unió”.
«Es emocionante tocar en directo, pero cuando llevas dos o tres años presentando un álbum, tienes ganas de volver a casa”
¿Te llegaste a agobiar en la carretera?
“Sí, a veces puedes sentirte estancado. Cuando estás de gira también puedes ser creativo, pero necesitas encontrar el tiempo y es complicado que tu mente esté pensando en eso. Es emocionante tocar en directo, pero cuando llevas dos o tres años presentando un álbum, tienes ganas de volver a casa”.
La cuestión también es que, hoy en día, los grupos os ganáis la vida girando. Si te quedas en casa, no tienes ingresos.
“Sí, ésa es la triste realidad. Pero nunca he sentido que alargáramos una gira para ganar dinero, sino porque era una buena oportunidad. Los últimos conciertos que hicimos con New Bermuda fueron con Danzig, y dijimos que sí porque era Danzig, no por la pasta. Nos gusta girar y tocar en festivales, nos gusta que haya interés en nosotros. En ese sentido, nos sentimos muy agradecidos”.
También abristeis algunos conciertos para Lamb Of God y Anthrax. ¿Cómo reaccionó su público ante vuestra música?
“Depende de cada caso. Aprendimos mucho en esa gira, aunque no fue fácil. Quizá éramos demasiado distintos de los otros grupos. El público de Danzig fue un poco más receptivo y también vino bastante de nuestro público”.
Conozco a gente a la que le encantan vuestras partes más post rock y odia las partes metal, y viceversa…
“Ésa es la naturaleza de la bestia (risas). O lo tomas o lo dejas (risas). Por eso hemos tenido que construir nuestro propio público. Puede ser una putada, pero casi considero que es una bendición que podamos atraer a gente de distintas escenas”.
Vuestra música casi merecería ser escuchada en un auditorio, más que en una sala o en un festival. ¿Os jode mucho cuando sabéis que las circunstancias juegan en vuestra contra?
“Por supuesto. En los festivales, creo que tanto los artistas como el público tienen que ser conscientes de que no van a tener el mejor show posible. Pero entiendo que así es como funcionan las cosas. También cuando estás haciendo de telonero puede ser complicado, sobre todo si el público no está ahí para verte a ti. Pero al final, lo importante es que toques lo mejor posible y rezar para que tengas un sonido decente”.
Hace unos días anunciasteis una gira europea, pero no había fechas en España. ¿Vendréis más adelante?
“¡Por supuesto! Cuando lo anunciamos, sólo vi que comentarios de por qué no íbamos a España. Nos encanta tocar en España y desde luego que iremos. Todo se desvelará a su tiempo (risas)”.
JORDI MEYA