Con la aparición del tercer tomo de Salt, Flesh, Smoke & The Last Mystical Beings, Delobos dan carpetazo a su aventura más ambiciosa. Sin embargo, la conclusión de su nueva obra no deja de ser una puerta abierta para descubrir su particular universo. 

Al igual que una simple cerilla puede originar un incendio, un trozo de madera como el de una guitarra acústica es capaz de crear todo un mundo lleno de posibilidades. Eso mismo es lo que llevan explorando Juan A. Soler ‘Kantz’ (voz) y Raúl Fernández (guitarra) desde que allá por 2013, aprovechando los tiempos muertos entre los ensayos de Tenpel, comenzasen lo que se ha terminado convirtiendo en Delobos. Un proyecto que, partiendo desde la idea más simple y con la suma posterior de Luis Fuentes (bajo) y Nacho Romero (batería), ha conseguido darle una vuelta de lo más personal a la música de raíces americana.

Moon Moan, su carta de presentación que no llegaría hasta 2017, ya era un muestrario de que el folk y el blues podían escapar de las formas más habituales para encontrar un camino donde la psicodelia, el grunge y la experimentación en general también eran compañeros de viaje. Es algo que ha ido quedando patente a lo largo de los dos años que han tardado en desarrollar Salt, Flesh, Smoke & The Last Mystical Beings. Un trabajo dividido en tres partes conceptuales donde el combo ha dado rienda suelta a toda su imaginación tanto en lo musical como en la historia que deseaban compartir. 

Con todos los elementos ya disponibles, era el momento de sentarse y hacer un repaso en profundidad de la trayectoria de Delobos hasta el día de hoy. Acostumbrados a que Kantz fuese nuestro interlocutor habitual para este tipo de tareas, esta vez preferimos reunirnos con la sección instrumental de la banda durante una charla que, como suele ocurrir, se alargó muchísimo más de lo que podéis leer a continuación.

Vayamos a la raíz del asunto, ¿cuando empezó a tomar forma Delobos?
RAÚL FERNÁNDEZ “Delobos surge cuando Tenpel estábamos empezando a componer Culto A Mí. Antes de los ensayos, Kantz y yo solíamos coincidir porque éramos los primeros en llegar. En aquel momento nos estaba costando sacar los temas y un buen día Kantz me dijo: ‘Quiero que montemos algo tú y yo. Que sea sencillo, rollo acústico, para tocar en sitios pequeños’. Yo llevaba una temporada que lo que estaba escuchando no era ni rock ni metal y había comenzado a componer otro tipo de música. El primer riff que le enseñé fue el de ‘Waning Moon’ y a partir de ahí empezamos a jugar. Me resultaba más fácil escribir con la acústica desde un tipo de sensibilidad o intención muy diferente a Tenpel. Le mandaba ideas y, al ser dos, resultaba muy fácil hacer canciones. A los dos meses teníamos siete temas, mientras que con Tenpel llevábamos estancados haciendo cinco durante casi dos o tres años. Cuando estás en un grupo con otras cinco personas, al final tienes que llegar a un acuerdo en común porque lo tienes que compartir con los demás. Y esto en cambio fluía. Yo pasé un momento de crisis en cuanto a sentirme identificado con la música rock, de sentirme estancado con el instrumento. Con una guitarra acústica empiezas a pensar de otra manera”.

Siendo un dúo en un primer momento, ¿la idea de convertiros en una banda al completo estaba ahí desde el principio?
RAÚL “Claro, ahí todo se empezó a complicar. La primera vez que tocamos como Delobos fue cuando a Kantz le hicieron una entrevista para 5 & Rock sobre su figura como músico y diseñador gráfico. Me pidió que le acompañase para así poder tocar también algo de lo que habíamos estado haciendo. Ese fue el día que Delobos nos presentamos de manera oficial. Después de eso, a Tenpel nos invitaron a tocar en la fiesta de Navidad de los locales de ensayo donde estamos. Al final no se dieron las condiciones para que pudiésemos participar, pero ninguno de los dos estábamos dispuestos a dejar pasar la oportunidad, así que decidimos hacerlo como Delobos. Entonces Kantz vió la necesidad de meter algo más porque nos faltaba cuerpo, quizás por estar acostumbrados a todo el armatoste que era Tenpel con dos guitarras, bajo, batería, teclados… Así que convencimos a un colega, David de Army Ants, para tocar la segunda guitarra. Tuvimos una respuesta tan buena por parte del público que rápidamente nos empezaron a llegar propuestas para tocar en otros lados. Llegó al punto de que teníamos más ofertas de conciertos que días para ensayar. Eso acabó en una fractura que hizo que David lo dejase porque no le gustaba la idea de salir a improvisar prácticamente. Entre tanto, Kantz y yo nos seguimos mandando ideas pero no iban a ningún sitio. Al cabo de un tiempo nos llamaron para tocar en El Perro De La Puerta De Atrás y volvimos a hablar de meter algo más, en este caso percusión, porque nos sugería algo muy primitivo. Entonces pensé en Nacho, que ya había estado con Eliah Domus, y tenía una manera de tocar que me sorprendía mucho. Se lo propusimos y se apuntó. A la vez, Luis, al que conozco desde que estaba en el colegio y empezamos a montar grupos, aunque nunca habíamos coincidido en ninguno, me dijo que había aparcado la guitarra para dedicarse al bajo. Comenzamos a tontear con otro proyecto que se iba a llamar Furioso. Pero al final vimos tantos paralelismos que una cosa llevó a la otra y también acabó entrando en el grupo”.
NACHO ROMERO “Para mí fue bastante complicado adaptarme porque venía de tocar metal desde hace muchos años. Esto era algo distinto. Además yo veía que el grupo con Kantz y Raúl ya funcionaba solo. No sabía si iba a acabar sumando o restando. Comencé a meter percusiones, pero sin querer liarlo demasiado”.
RAÚL “Cuando empezamos a planear la grabación de Moon Moan con Diego Gila, pensamos que no era lo mismo ver a un dúo en directo que el tener que escuchar un disco en ese plan. Corres el riesgo de quedarte un poco cojo. Ahí es cuando hablamos de meter un bajo, grabar incluso dobles guitarras… Y apostamos por Luis”.
LUIS FUENTES “Después de conocernos durante tanto tiempo y que aún no hubiésemos tenido un grupo juntos… Era como que no podíamos engañar más al destino (risas)”.

Vuestra primer LP, Moon Moan, no aparece hasta 2017. En él ya demostráis que os vais a mover por el folk rock de raíces americanas, pero dándole una vuelta de lo más interesante. Hay muchos matices y sonidos. No es para nada el típico trabajo que te esperas escuchar si te dicen que suena a ese estilo. ¿Teníais claro que debíais dar vuestra propia visión de cómo entendíais el género?
RAÚL “Con Moon Moan pasaban dos cosas. Por un lado, el amor que tiene Kantz por el blues garajero. Por otro, yo, con esta crisis de identidad musical que te comentaba antes con el rock más cañero, en ese momento rebusqué entre mis influencias iníciales de cuando empecé a tocar la guitarra. De ahí fui a Led Zeppelin y luego al blues. Pasa que luego tú eres quien eres. Yo no pretendía ni ser lo más ortodoxo ni revolucionar el folk, sino que con la base que teníamos intentamos reivindicar aquello que nos gustaba. También descubrí a dos músicos: John Butler y Fink. Ambos tocaban con guitarra acústica y eso me provocó más en la cabeza que todo lo que había escuchado en el último año”.
LUIS “Hay quien después de un concierto se ha acercado y nos ha comentado que se nota que hay influencia del metal en lo que hacemos. Inevitablemente es así porque todos lo hemos mamado. En realidad ninguno de nosotros sabe hacer folk. Yo no tengo ni puta idea. Si lo intentase podría hacer una copia barata. Con la manera que nosotros tocamos salen cosas que suenan a algo distinto sin pretenderlo”.
RAÚL “Por ejemplo, podría hacer un solo de slide de lo más tradicional. Pero cuando vienes del metal quieres hacer algo que te taladre la cabeza. Entonces te vas a la nota más aguda para hacer el máximo ruido posible. Porque es lo que me gusta. Si quisiera hacer un disco de folk, no metería efectos ni llevaría una pedalera enorme como la que uso en Delobos. Yo no sé ser sencillo. Puedo serlo, pero al final todo lo que hago me lleva a complicarme. Luis con el bajo acaba haciendo riffs. Nacho es incapaz de hacer un ritmo sencillo de bombo-caja. Al final él acaba haciendo una cosa que es lo más alejado que yo pueda llegar a tener en mi cabeza para una canción. Pero me flipa”.

Foto: Alejandro Olivares De Diego

«Nuestra premisa es ‘vamos a probar todas las opciones'» – LUIS FUENTES

¿Creéis que ya en ese primer trabajo plasmasteis lo que es la esencia de Delobos?
RAÚL “Es curioso. Mira, cuando sacamos el video de ‘Soul Thieves’, que es una de las canciones más directas de Moon Moan, hubo alguien que nos dijo: “Si vais por ese rollo, yo os consigo lo que queráis”. Y aunque en el disco hay mucha mezcla de diferentes cosas, en el fondo yo ya sabía que el grupo iba en la dirección de ‘Waning Moon’ y ‘Moon Moan’. Cuando las compusimos y las tocábamos en directo, notaba claramente que ese iba a ser el camino por donde íbamos a tirar. Y eso ha quedado demostrado en Salt, Flesh, Smoke & The Last Mystical Beings. Es una línea mucho más experimental, con una base acústica que pueda recordarte al blues, pero no es como en ‘Delta Preacher’, por ejemplo”.
LUIS “Pasar por Moon Moan nos hizo ver realmente que es lo que nos pedía el cuerpo. De todos modos, creo que no podría decirse que ahí estuviese la esencia de la banda, porque la mayoría de los temas ya estaban hechos con guitarra y voz. Lo raro es añadir a esas canciones una batería y un bajo, grabar un disco, y pensar que eso es el resultado de un grupo de cuatro personas. Lo que hicimos realmente fue recomponerlos, pero esos temas ya estaban hechos”.
RAÚL “Para alguien que estuviese acostumbrado a escucharnos a Kantz y a mí en Tenpel, encontrarse con esos temas era como que nos habíamos salido del tiesto. De hecho, Kantz decidió cantar en inglés, primero porque pensaba que le pegaba más al rollo que estábamos haciendo, y segundo porque aún no lo había hecho antes, salvo en Coilbox. De igual manera que yo intentaba hacer algo diferente con la guitarra. Moon Moan es en definitiva un punto de arranque en el cual hay unas intenciones, pero ahí ya se ve lo que es Delobos ahora. Al menos en determinados temas”.

Raúl, siempre me has contado que tu objetivo personal con este proyecto es jugar con el sonido de la guitarra acústica. Partiendo de varios efectos de pedales, buscas conseguir sacar el sonido más eléctrico posible. ¿Cómo es tu aproximación al instrumento en este grupo?
RAÚL “A la hora de componer los temas siempre busco que funcionen con una guitarra y una voz. Con Tenpel, en cambio, estaba pensando también en los demás. Volvemos a lo que te decía antes: cuando tú llevas eso al local, los estás compartiendo con el resto de la banda. Ahí es donde ellos tienen que sumar. Y para que eso pase, en momentos dados, yo puedo dar dos pasos atrás. Pero no solo compongo yo. Por ejemplo, ‘No One Saves’ es de Luis. ‘Scared Of Nothing’ surgió de unas vacaciones de verano que nos fuimos los dos juntos donde él sacó la idea y yo hice la percusión con la guitarra. Es jugar con todo ese tipo de elementos. A la hora de abarcarlo, partiendo de la base de que un tema tiene que poder caminar con lo básico, a partir de ahí hay diferentes caminos. Puedo meter un efecto o no. Una percusión, ¿dónde puede tener más protagonismo? Una línea de bajo que lleve el peso para que resalte más…”.
NACHO “La forma que tenemos de componer es muy abierta. No nos cerramos a un sonido predefinido. Intentamos respetar la idea original, pero si lo que aportamos no pega con el rollo que estamos llevando, no se tiene porque descartar necesariamente”.
LUIS “Nuestra premisa es ‘vamos a probar todas las opciones’. Por ejemplo, cuando hicimos ‘Happy’ fue en un fin de semana que vino Kantz. Me dijo que probase a hacer una línea de bajo que al final acababa teniendo un toque más metalero. Y la conclusión a la que llegamos todos fue: ¿qué más da?”. Desde aquel punto lo que he ido viendo es que las canciones suenan de muchas maneras distintas y ninguno pensamos que sea raro. Que suene como tenga que sonar. Si se va hacía a un deriva que nos gusta, perfecto”.

A comienzos de 2018, publicasteis Salt, un EP que suponía el primer volumen de Salt, Flesh, Smoke & The Last Mystical Beings, una obra conceptual dividida en tres partes. ¿Cómo surge esta idea?
RAÚL “En un primer momento, el 80-90% de los tres EPs ya estaba hecho, o al menos buena parte de las ideas. Pero pasaron varias cosas: paternidades, trabajos… Cuando grabamos Salt, acto seguido Tenpel estamos acabando Culto A Mí. Pero iban surgiendo cosas que fueron ralentizando todo el proceso. Por otro lado, quien conozca lo que llevamos haciendo Kantz y yo en Tenpel desde hace tiempo, sabe que desde La Sangre De Pegaso nos gusta mucho lo conceptual. Una obra que tenga un sentido, que cuente algo. Y con Salt, Flesh, Smoke & The Last Mystical Beings quisimos volver a reivindicar eso. Crear tres partes que sonaran a diferentes texturas con temas que respondieran a motivaciones distintas. Al final toda la historia se ha alargado casi dos años. Pasa que según se va moviendo el tiempo, también lo haces tú. Canciones que en un principio iban a entrar, de repente ya no tienen sentido y aparecen otras. Y eso es porque nos vamos conociendo más como grupo y como músicos. Nos ha ayudado mucho a definirnos como banda”.
LUIS “Lo más interesante de todo es eso. No ha sido una idea preconcebida de tres actos que estuviesen ya cerrados desde el primer día. Todo el tiempo que nos llevó hacer Salt nos condujo hasta Flesh, y de ahí a Smoke. Eso significa que la música ha tenido una vida propia que no estaba escrita de antemano. Para mí es lo bonito del asunto”.

¿De qué trata la historia y cada uno de los capítulos que la componen?
RAÚ “Básicamente es la historia de una selkie, una figura de la mitología escocesa, nórdica y celta, que representa a una mujer que vive dentro del cuerpo de una foca. Cuando llega a tierra y quiere andar entre los humanos se despoja de su piel. Y cuando quiere volver al agua, recupera su vestido de foca y forma parte de la vida marina. Hay una leyenda que cuenta una historia de amor entre una selkie y un pescador que se quedó con su piel y la tuvo secuestrada. Salt representa el contacto con el mar. Flesh sería lo carnal, el cómo el mundo arrebata la magia al personaje de la selkie. La crudeza de lo material que se acaba imponiendo. Y luego Smoke es la parte más espiritual. Cuando todo acaba ardiendo, al final solo quedan los recuerdos, los espíritus… el universo, por decirlo de alguna forma. Todo esto puede parecer una fumada, pero a nivel instrumental nos lo planteamos como un reto. Buscábamos sonidos que nos recordasen al mar para Salt. En Flesh queríamos algo más primario, hay mucha batería y bajo. Sonidos rítmicos en definitiva que te llevan a lo más básico. Y Smoke ya empieza a ser desparrame. ‘Old Dogs’ es más intimista, en ‘Just An Illusion’ vuelve la psicodelia y con ‘Aniwaya’ nos identificamos otra vez con esa sensación más primaria. Con estos tres EPs quisimos dibujar diferentes cuadros. Intentamos crear paisajes con las canciones”.
LUIS “En Smoke hay algo interesante y es que para llevarlo a ese plano de lo espiritual afinamos en 432 hz. Parece una tontería, pero eso hizo que instrumentalmente nos alejásemos de los otros dos EPs. Ayuda a que coja un sonido diferente al del resto de la historia”
NACHO “Otra cosa que relaciona muy bien todo el trabajo son los diseños de las portadas de cada uno de los EPs, que son de Alejandra, la hermana de Raúl”.
RAÚL “Mi hermana es ilustradora infantil. A Kantz le encanta su trabajo y a mi hermana también lo que hace él. Lo que ella ha hecho son tres versiones distintas de la misma cosa, porque identifica un mundo con tres protagonistas: una selkie, un lobo, que caza y devora la piel de la foca, y un indio que a su vez caza al lobo y está más relacionado con los espíritus. Yo siempre he tenido mucha admiración por el trabajo de mi hermana y para mí ha sido muy especial poder hacer este primer contacto. Espero que no sea el último”.

Me llama la atención que los dos primeros EPs los grabaseis con Diego Gila en Scots Records, pero para Smoke, el tercero y último, os habéis ido con Gonzalo Presa a los Hollers Analog Studio. ¿Por qué ese cambio?
RAÚL Salt y Flesh los grabamos con Diego porque ya veníamos de hacer Moon Moan con él. Ya con el primer disco todo fluyó con una química increíble. Diego tiene un estudio quizás pequeño pero el rendimiento que le saca es increíble. Es una persona que vive por y para la música. Al ir avanzando el proyecto, sí es verdad que empezamos a sentir que necesitábamos un sonido diferente para Smoke, que se desmarcara de los primeros EPs. Y para conseguirlo barajamos la posibilidad de grabar en otro estudio y con otra persona, otro punto de vista… En ese momento fue cuando nos decantamos por Gonzalo Presa y The Hollers Analog Studio en Málaga. Y hemos vuelto a tener mucha suerte en la elección de los compañeros de viaje”.
LUIS “De hecho, podríamos haber intentado hacer cada EP con un productor distinto para que así tuviesen su propia personalidad. Es una cosa que a toro pasado he pensado mucho”.

Ahora que Salt, Flesh, Smoke & The Last Mystical Beings está ya acabado, ¿cuál será el siguiente paso para Delobos? ¿Tenéis ya planes para un siguiente trabajo o aún es pronto?
RAÚL “De hecho, ya lo tenemos todo pensado, hasta el título (risas). El otro día estaba escuchando las grabaciones del local y pensaba que si en un mes nos diésemos caña, podríamos entrar a grabarlo. Creo que será más enérgico. Sigue teniendo esa cadencia más reposada dado que sigue siendo acústico, pero cada vez va tendiendo hacía un toque, no diría progresivo, pero casi”.
LUIS “En realidad lo progresivo siempre ha estado ahí. Por ejemplo, ‘Waning Moon’. Pero sí que pienso que lo siguiente tendrá más pegada. Lo que pasa es que esto mismo que te estamos contando, mañana puede cambiar. Si lo grabásemos ya, saldría así”.
RAÚL “No sería una vuelta de tuerca, pero es verdad que supondría una evolución. Creo que hemos cogido lo que queríamos de Moon Moan y ahora vamos a otra cosa. Hace poco dije que estaba muy contento con estos tres EPs porque nos definen como banda, pero también reflejan por donde podemos ir en el futuro. No en donde estamos, porque siempre estamos en movimiento, pero sí hacia dónde vamos”.

GONZALO PUEBLA