Para llegar a parir una obra tan sobresaliente como su nuevo larga duración, Delobos han tenido que reencontrarse consigo mismos tras realizar un viaje de ida y vuelta. Cabal no solo coloca el listón a una altura al alcance de muy pocos, sino que desde ya mismo merece estar entre lo mejor de la presente temporada. Hablamos largo y tendido con sus protagonistas.

Vaya por delante que un servidor siempre ha sentido un enorme respeto y admiración por Kantz y Raúl F. Mingorance. Socios inseparables desde los tiempos en los que militaban en Tenpel, una de las agrupaciones clave del rock y el metal madrileño a comienzos de siglo, fueron los primeros a quienes tuve la oportunidad de ponerles una grabadora delante hace más de una década. No fue la última, pues a lo largo de los años nuestros encuentros han sido más que frecuentes. Bien fuera durante la última época de los mencionados Tenpel o posteriormente con Delobos, el proyecto que iniciaron en 2012 y al que poco después entrarían a formar parte los ex-Eliah Domus Luis Fuentes y Nacho Romero, la conversación con ellos siempre ha sido constante. Igual que su evolución musical.

Un camino estilístico que partió de un folk rock americano poco ortodoxo interpretado en inglés durante sus dos primeros trabajos, Moon Moan y la recopilación de EPs Salt, Flesh, Smoke & The Last Mystical Beings, buscando refrescar influencias y formas de expresión a las que estaban acostumbrados. Sin embargo, esa hoja de ruta dio un giro radical en 2021 con la edición de Prender. El sonido semiacústico desapareció para darle de nuevo la bienvenida a la distorsión y unas letras escritas en nuestra lengua dónde Kantz pudo volcar sin ataduras todo su vocabulario propio. Una senda que ahora no solo encuentra su prolongación en Cabal, sino que han sido capaces de llevar varios pasos más lejos para dar con un disco absolutamente brillante e imprescindible para todo aquel que busque música dispuesta a saltarse convencionalismos y tendencias pasajeras.

Recurriendo de nuevo a Juan Blas y sus Westline Studios para la grabación, Delobos aúnan diferentes sonidos que vienen del rock, la electrónica, el hip hop o el jazz con una personalidad que les sigue haciendo reconocibles, al tiempo que toman distancia respecto a cualquier otro grupo de la escena nacional. Pero como bien nos revelan en la larga charla que mantuvimos en dos tiempos (primero con la sección instrumental y después con su vocalista), su preocupación actual no es otra que la de compartir sus nuevas canciones con quienes estén dispuestos a escucharlas.

Como siempre, antes de empezar a hablar de lo nuevo, me gustaría echar la vista atrás a lo que fue vuestro anterior disco. Prender significó un punto de inflexión dentro de la carrera de Delobos. De lo semiacústico en inglés saltasteis a lo eléctrico en castellano. Está claro que os abrió a un nuevo espacio dónde podíais continuar avanzando.
LUIS FUENTES “Ya en su momento, cuando estábamos componiendo las canciones de Prender, sentimos que hubo un cambio importante. Fluíamos de una manera natural en la que estábamos más cómodos. Con el tiempo, y tras haber grabado Cabal, me reafirmo. Aquel fue un campamento base respecto a lo que veníamos haciendo que ha derivado en el punto en el que nos encontramos ahora mismo”.
NACHO ROMERO “Es verdad que entre los dos primeros álbumes que hicimos en inglés y Prender se abrieron dos vertientes completamente diferentes. Dimos un gran paso para nosotros. Incluso cambiamos la forma de grabar y pasamos a hacerlo en directo. Eso también modificó la manera de componer”.
RAÚL F. MINGORANCE “Si hacemos memoria, nuestro primer EP, A Dead Season, lo grabamos con Diego Gila en el local de ensayo. Fueron sesiones con primeras tomas en directo. Ahí nos dimos cuenta de que esa era nuestra movida y como queríamos funcionar. Creo que hicimos un ejercicio súper interesante y enriquecedor que fue irnos muy lejos para volver y pensar: “de todo lo que hacíamos antes y todo lo que hemos sido capaces de hacer, ¿qué es lo que de verdad nos gusta y realmente nos representa?”.
LUIS “Cuando empezamos Delobos yo necesitaba estar un grupo así. Era tan diferente a lo que venía haciendo que me suponía un soplo de aire fresco. A lo mejor tenía que pasar por ahí para volver a lo que hacía antes. Incluso te diría que echo de menos ciertas cosas de la primera época a nivel compositivo que disfrutaba un montón. Pero lo hago con cariño, no pensando en que aquello era mejor. Para nada”.
KANTZ “Siento lo mismo que dice Luis respecto a que necesitaba un proyecto así. Comenzar Delobos fue respirar aire nuevo y fresco. Con el tiempo se ha ido transformando igual que nosotros. Si ya no somos los mismos del año pasado, imagínate después de doce años”.
RAÚL “Personalmente, a nivel compositivo en Tenpel yo estaba muy quemado de tocar metal. Me aburría a mí mismo de las líneas que venía haciendo con la guitarra. Al final en el local terminaba componiendo casi en base a una fórmula. Acabé perdiendo la ilusión y el entusiasmo. Hubo un momento en el que las cosas que más me llamaban la atención estaban en otra vertiente, con otros tipos de intensidades. Creo le pasa a todo el mundo. Cuando descubres algo que te vuela la cabeza quieres compartirlo con los demás. De repente dejé de tocar con púa a hacerlo con los dedos. Claro, eso lo planteas a nivel acústico y hace que empieces a componer de otra manera. En lugar de dar un acorde te vas a otro. Es verdad que en el primer disco el folk americano estaba muy patente, pero también había otros palos. Podíamos hacer música acústica, pero yo llevaba una pedalera XXL. Era mi forma de ser yo mismo intentando adaptarme a otro lenguaje. Todo eso fue creciendo y evolucionando a lo largo de dos álbumes hasta llegar a Prender. Nos dimos cuenta de que todo el camino de aprendizaje que habíamos recorrido sirvió para decirnos a nosotros mismos: “Ahora lo que queremos hacer es esto”.

Foto: Miguel Capelli

«Lo que mola de esta movida es hacer música y hacerla rodeado de gente que para ti es especial y contribuye a lo que quieres crear. Eso es lo que de verdad tiene que ser sagrado» RAÚL F. MINGORANCE

De hecho, ese espíritu aventurero, por llamarlo de algún modo, ya os viene de serie. Por ejemplo, con Tenpel nunca grabasteis dos discos iguales. Siempre se notaba que el grupo estaba constantemente en movimiento. Con Delobos la sensación es idéntica.
KANTZ “Supongo que es algo que va en la persona. Hay músicos que se tiran toda la vida haciendo lo mismo, ya sea porque les funciona en el territorio en el que se mueven o porque no quieren salir de sus espacios. También hay otros que son súper creativos y productivos y están en mil proyectos. Como te digo, creo que es algo que tiene más que ver con una personalidad inquieta. Nosotros lo somos y eso se refleja en lo musical”.
LUIS “Siempre hay un poco más de donde rascar. Mismamente hay diferencias entre los dos últimos discos. En Prender todavía quedaba esa raíz americana y en Cabal sigue estando también, pero más escondida”.
NACHO “Hay canciones que podrían haber entrado en los discos anteriores a Prender. Mantienen ese rollo, aunque cada vez va quedando menos. Tampoco es que hayamos encontrado ninguna fórmula mágica que nos funcione ni que tengamos que seguir con ella hasta el final. Si tenemos inquietudes en otro tipo de música, es lógico que nuestras influencias también cambien. Hay músicos que lo hacen montándose otro proyecto. Nosotros no hemos sentido esa necesidad”.
LUIS “Es cierto que el giro que dimos con Prender fue muy fuerte por el sonido más eléctrico, cantar en castellano… Pero no lo suficiente como para pensar en cambiarnos el nombre. Estoy seguro de que en el futuro seguiremos escribiendo temas, probaremos otras cosas y sabremos si estará dentro del rollo que queramos hacer en ese momento”.

Aún con todo lo bueno que trajo en lo musical, debo deciros que sí me decepcionó un poco ver que el disco no tuviera un poquito más de repercusión, aunque fuera dentro de círculos más pequeños. En alguna que otra ocasión me habéis reconocido que no es algo que os quite el sueño, pero no sé si a toro pasado sentís que Prender mereció tener algo más de recorrido.
RAÚL “Estoy totalmente de acuerdo, pero debes tener en cuenta el feedback que íbamos recogiendo. Yo sí que noté al menos un cambio en el público. Hubo gente que en un primer momento vino a ver lo que estábamos haciendo con Delobos porque nos conocía de nuestras anteriores bandas y no terminaban de entenderlo. O como mucho decían: “bueno, no está mal”. Con Prender fue: “hola, buenos días” (risas). Volvíamos a sentirnos como en casa. ¿Podríamos haber apretado más a nivel de aparecer en medios? Pues sí, pero es que ahora mismo ya no basta con el boca a boca. Tienes que saber controlar las redes y tener casi una planificación de marketing en cuanto a comunicación. Y a cualquiera de nosotros, ya sea por tiempo, capacidad… todo eso nos pilla muy fuera. Contamos con ayuda de gente que nos dio un empujoncito. Nos consta que el álbum se mandó a publicaciones y medios especializados, pero hay quienes te responden y otros no. Es lo de siempre. A mi Prender me parecía genial y con eso ya me estaba bien. De eso se trata. Nos llena el pecho de orgullo y satisfacción que alguien venga y nos diga que hemos hecho un discazo. En cierto modo te demuestra que no estás loco (risas). Pero tampoco puedes controlar a cuanta gente le llega. Lo único que puedes intentar es ir sembrando poco a poco”.
KANTZ “Al final lo importante es que tú sientas que el disco se recibió de la manera correcta, más allá del alcance en números. Para mí fue así con Prender. Todas las críticas fueron positivas a pesar del cambio de registro y de lengua, que era el miedo que teníamos. Podemos estar contentos”.

Por otro lado, tampoco os prodigáis demasiado en directo. Es verdad que por razones obvias Madrid y Málaga son vuestras plazas más fuertes, pero no sé si alguna vez habéis llegado a tocar en Cataluña, Galicia, Euskadi… ¿La distancia física entre vosotros es realmente un impedimento para ello?
RAÚL “Tiene más que ver con lo complicado que está el panorama a la hora de cerrar fechas. Para estos primeros meses de la salida del disco solo hemos conseguido cerrar una en Zaragoza y otra en Madrid el 10 de mayo en Siroco. Tenemos un listado de salas de toda España y en algunos sitios es inviable por cuestión de pasta, otros no tienen disponibilidad… Son varios factores. Primero está la realidad de las salas, que es para una darle una vuelta. Y no me refiero a que ellos sean los malos de la película. Hay cosas que pueden ser criticables, pero también hay que ponerse en el punto de vista de alguien que intenta hacer de su negocio algo sostenible. Para que esa estructura se mantenga tiene que haber un beneficio para todo el mundo. Dicho esto, a nosotros nos pillas ahora en un momento vital en el que hay miembros que acaban de ser padres o van a serlo en breve. Entonces, junta el conseguir una sala, que te pongan sus condiciones para estar cubiertos, que vas allí a ver si suena la flauta, que encima nuestro cantante tiene que venir desde la otra punta del país… Al final todos estamos predispuestos a hacerlo, pero son un cúmulo de circunstancias que acaban por ponértelo todo un poquito cuesta arriba. Para nosotros el grupo no se puede convertir en una piedra en el zapato para nuestras vidas personales. Hace un tiempo lo hablaba con Kant Nosotros somos la banda que somos y sonamos como sonamos porque además somos familia. Y dado que somos familia, entendemos que hay circunstancias que están por encima del proyecto. A otra gente le habría parecido insostenible tener una banda con el cantante viviendo en otra ciudad a 500 kilómetros de distancia”.
LUIS “También puede pasar que si ensayásemos los cuatro juntos todas las semanas acabaríamos matándonos los unos a los otros (risas). Me refiero a que hemos encontrado una dinámica que nos funciona. Sí que me da pena porque seguramente hay algo que se pierde si no estamos todos juntos, pero hasta el día de hoy no nos ha supuesto un problema”.
KANTZ “Quizás la vida adulta y el capitalismo nos ha devorado, pero bueno… Tratamos de mantener una fuga en la presa por donde dejamos caer nuestras gotitas”.

Pasemos a hablar de Cabal. Desde la nueva perspectiva que os dio Prender, ¿cómo empezasteis a encarar la composición? Porque si en aquel os abristeis, aquí lo habéis llevado todo mucho más lejos.
LUIS “Hay dos temas, ‘En Venta’ y ‘Cautela’, que ya los tocábamos en la época de Prender. Por lo tanto hay canciones que tienen 3 años de vida como mínimo”.
RAÚL “Yo creo que todo es mucho más natural. Todos componemos en la banda. Vamos soltando ideas, las probamos en el local, después las trabajamos en casa… Todo eso se va acumulando y entonces llega un instante en el que notas que es el momento. Te das cuenta de que hay un grupo de canciones que empiezan a tener un contexto común que pueden formar un disco. Es algo que te incita a seguir escribiendo a partir de ahí. No es como si un día no levantáramos y decidiéramos hacer un álbum de una determinada manera. Va saliendo solo”.
LUIS “En nuestro caso, cuando llevamos un par de ensayos sin componer, directamente no los pide el cuerpo. En realidad es lo que nos mola. Un día, de repente, Raúl vino al local con una caja de ritmos y ninguno nos cuestionamos si encajaba o no. Si algo aparece en el local es por una razón. Lo tenemos muy aceptado y no le damos muchas vueltas. Nunca nos hemos marcado una línea roja que no debiéramos cruzar. Eso hace que, de manera natural, los giros vayan apareciendo por sí solos”.

Precisamente, uno de los detalles más llamativos es la inclusión de bases electrónicas y cajas de ritmos que aparecen en ‘Vuelos’ y ‘Carroña’. ¿Cómo surgen esos arreglos?
RAÚL “Me pasa que, según voy escuchando más música, me voy abriendo a nuevos sonidos. En ocasiones me obsesiono tanto con algunos que los quiero para Delobos. Una de las bandas que he descubierto en este punto de, digamos madurez a mi edad, es Radiohead. De repente me di cuenta de que había ciertas sonoridades que no era capaz de reproducir con una guitarra. Empecé a jugar con ritmos porque me ayudaban a llevar el tempo y pensar en cómo trasladar las canciones de una manera lo suficientemente definida para que los demás también pudieran aportar. El sintetizador también empezó a llamarme mucho la atención y me abrió a un mundo que hasta ahora no había asociado al rock. Se acabó convirtiendo en un elemento fundamental que podía trascender dentro de la propia canción. En lugar de diseñar un ritmo para que luego Nacho lo adapte con la batería, cosa que ha ocurrido en algunos temas, esas cajas de ritmos se han quedado”.
NACHO “Es verdad que hay baterías compuestas con bases programadas. Son ritmos que no estaban en mi cabeza porque no es lo que normalmente suelo tocar. Por ejemplo, ‘Cautela’ nace de una caja de ritmos, aunque luego la elimináramos de la canción”.

Otra sorpresa, aunque ya los incluisteis anteriormente en ‘El Descenso’, son los vientos. Aquí los habéis metido hasta en cuatro temas y en cada uno conseguís que aporten una vibración diferente. Especialmente me encanta la intro y la outro de ‘Disociar’. Tiene un aire casi de jazz nocturno muy cinematográfico.
RAÚL “El mérito y el acierto de los vientos es de Kantz. Él tenía la ilusión de que estuvieran presentes en las composiciones. Sí tengo que decir que cuando grabamos ‘El Descenso’ no todos estuvimos convencidos o al menos no en todas las partes. Pero al final, después de escucharlo y ver dónde entraban y dónde no, quedamos muy contentos. Esta vez los ha vuelto a hacer todos él contando con la ayuda de Santiago Rosales. El resultado es que aportan una personalidad muy importante a lo largo de todo disco. Igual que en mi cabeza me imaginaba sintetizadores y sonidos electrónicos, Kantz pensaba en metales”.
KANTZ “Yo soy un flipado de los instrumentos de viento, pero por lo general los músicos con los que he tocado los relacionan con otros estilos como el ska o el reggae. En el rock es como que está mal visto porque lo imaginan como algo “happy” y para mí es todo lo contrario. Las texturas y sonidos que implementan pueden transformar por completo la atmósfera de un tema para que sea súper oscuro y a mí eso me alucina. En Cabal, gracias a la ayuda de Santiago Rosales, han quedado a un nivel justo para añadir una capa más de profundidad a las canciones”.
LUIS “Tengo que admitir que cuando se planteó la idea no me convencía, pero el resultado final me encanta. Quizás sea la única vez desde que empezamos Delobos en la que he podido estar en contra de algo. Yo solía asociar los vientos a un tipo de música más festiva y no veía que pudieran encajar dentro de nuestro sonido. Ha sido un buen ejercicio porque ya nos lo veo de la misma manera. Es verdad que algunos arreglos ya se iban demasiado para mi gusto, pero al final se habló entre todos y estoy muy contento de cómo han quedado”.
NACHO “Hubo una mezcla inicial de uno de los temas que tenía los vientos muy arriba. Molaba un montón porque le cambiaba el rollo completamente”.

De todos modos, al incorporar tantos sonidos distintos, ¿no llegasteis a pensar que os estabais pasando de frenada? A veces es complicado darle a todo una coherencia sin que acabe siendo un pastiche. Y sin embargo, habéis logrado que todo encaje y fluya.
LUIS “En el caso de los vientos, ya entraron cuando estaban los temas hechos”.
RAÚL “Precisamente por eso había ciertas reticencias porque las canciones ya funcionaban por sí solas. Pero al final de una forma u otra todo sale natural. Me refiero a que son ideas que están en la cabeza de alguno de nosotros y el resto, estando más o menos de acuerdo, tenemos confianza en que puedan salir adelante. Tu imagínate el día que llego yo al local con un sintetizador del tamaño de una calculadora y les suelto: “escuchad esto”. De repente me miraron como si no tuviera suficiente con todos los pedales que llevo (risas). Lo bueno es que no me encuentro un rechazo, sino que me dejan probar todos los juguetitos que me voy comprando”.
NACHO “Otro día apareció con una caja que funciona con un muelle, un error box. Mola porque te lleva a sitios a los que no habrías ido por ti mismo”.
LUIS “Hay un punto interesante que explica porque toda esta mezcla no nos parece tan rara. Cuando vamos a grabar las canciones, todas han surgido del mismo lugar. No son ideas que nacen estando ya en el estudio. A lo mejor otros grupos se plantearían como recrear todo eso durante la grabación. Cuando Raúl lanza un ritmo, sale directamente por sus amplis de guitarra, igual que cuando tocamos en directo. Es decir, sigue siendo lo que hacemos en el local o en un concierto. Es lo que vas a escuchar cuando vengas a vernos, excepto los vientos. Es un matiz que me gusta mucho porque hasta que no nos encontramos pensando en la estrategia de grabación, no nos planteamos cómo vamos a llevarla a cabo. Puede que a lo mejor no suene perfecto, pero sí suena a lo que somos”.

Creo que ya pasaba en Prender, pero siento que desde la primera nota conseguís crear una especie de atmósfera que es común al resto de canciones, aunque luego tengan elementos distintos.
LUIS “Igual esto queda un poco cursi, pero me parece guay que lo veas así porque creo que eso es lo que ocurre cuando los grupos tienen alma. En las bandas que tienen alma puedes identificar que cada álbum posee su propia personalidad. Este es el que lleva vientos, este otro el de las cajas de ritmos, aquel el de los coros góspel… A mí me pasa por ejemplo con Queen. Tenían un alma que iban adornando en cada disco, pero sabías que eran ellos”.
RAÚL “Lo mismo ocurre con Led Zeppelin. Todos sus álbumes eran una película distinta, pero en cada uno de ellos reconocías al grupo. A mí me gusta pensar que somos gente que concebimos los discos no como un compendio de varias canciones que las grabas y ya está, sino poder rodearlo todo de un mismo concepto. Mucho del hilo conductor de Prender estaba en la guitarra por mi manía de dibujar arreglos y riffs que se van repitiendo a lo largo de la canción. Desde aquí un saludo a Trent Reznor por meterme esta mierda en el cerebro (risas).Y en Cabal ese hilo lo forman en buena parte las letras y la base rítmica. Para mi este es un trabajo muy rítmico, aunque luego te pares a analizarlo y sigas encontrando riffs de guitarra. Pero creo que Luis y Nacho han dado un paso adelante. No en cuanto a calidad, que ya la traían de antes, sino en cuanto a presencia en las canciones. A mí me encanta pensar que hago álbumes que representan una idea en sí misma y no solo una recopilación de temas”.
KANTZ “Pasa con Queen, Led Zeppelin y Nine Inch Nails, pero también con Havalina, Standstill o Catorce. Hay bandas que encuentran su espacio y, como dice Luis, tienen alma. Hay algo en ellos que te toca”.

Es obligatorio preguntaros por la grabación. Después del buen resultado que os dio en Prender, volvisteis a Westline Studios con Juan Blas. Teniendo en cuenta que este era un trabajo más ambicioso y complejo, ¿el proceso resultó igualmente difícil?
LUIS “Excepto algunos arreglos que surgieron a posteriori, casi todo estaba enfocado en el directo. Ya en Prender pensamos en hacerlo así. Simplificar lo máximo posible para que las canciones funcionaran. Y es lo que ha vuelto a pasar, solo que al final acaban saliendo muchas otras cosas. A raíz de las cajas de ritmos que introdujo Raúl, yo pensé en meter un sintetizador con el bajo. No recuerdo que nos haya resultado más complicado. De hecho, lo disfruté mucho más que la primera vez que fuimos a Westline”.
NACHO “Los días que estuvimos grabando nos quedamos a dormir allí, lo cual es alucinante. Sientes que todo es mucho más relajado. Terminas la jornada y sigues hablando del disco, piensas en lo que vas a hacer al día siguiente… También íbamos muy preparados. Haber tenido la experiencia previa con Prender fue fundamental”.
RAÚL “Creo que ya no contemplamos grabar de otra manera. Quizás para lo siguiente que hagamos pensemos distinto, pero es verdad que con Juan nos sentimos muy cómodos. Hay un dato que me resulta llamativo. Para nosotros es súper importante transmitir el trabajo y la sensación que tenemos en el local de ensayo y sobre todo cuando estamos en el escenario. Desde nuestra experiencia, la mejor manera de grabar es mirándonos a la cara y no a una pantalla. Y es un sistema genial que le funciona a todo el mundo e incluso a nosotros mismos en el pasado. No es ni mejor ni peor, pero con Delobos nos sentimos mucho más reconfortados de esta manera. Y, a la vez, introducimos algún que otro elemento como los vientos pensando que estamos ante un lienzo con el que nos podemos permitir ciertas licencias. Luego el directo es otra cosa. Yo ahora mismo no me imagino grabar un álbum sin mirar a Nacho levantándole la ceja pensando: “me he ido”, y que él me conteste con la mirada: “lo sé” (risas). A día de hoy me pones delante de una pantalla de ordenador y un teclado, y no me veo. Tocar con ellos es vivir una experiencia y al final esto va de eso. Ya no vamos a ser los Rolling Stones ni a hacernos grandes. Lo que mola de esta movida es hacer música y hacerla rodeado de gente que para ti es especial y contribuye a lo que quieres crear. Eso es lo que de verdad tiene que ser sagrado. Puede que algún día cambie, pero ahora mismo funcionamos así”.
KANTZ “Juan ha sabido encontrar lo que estábamos buscando. Es cierto que al principio nos costó un poco porque a veces ni nosotros somos capaces de transmitir la idea, pero el resultado para mí es lo único que importa. El proceso, aunque sea más complicado, siempre es aprendizaje”.

Respecto a las colaboraciones, en esta ocasión habéis contado con Elsa de Le Mur, Cristina de Dreyma y Sidney de Sobrinus. Cada una ha sido capaz de elevar a otro nivel las respectivas canciones en las que participan. ¿Cómo las planteasteis?
KANTZ “Hay temas que cuando los escucho o empiezo a trabajar en ellos, ya me sugieren ciertas las melodías y comienzo a imaginar voces. Así que directamente hablo con esta gente y les propongo la idea, que siempre sale adelante si el artista quiere y puede.  Para mí Elsa es lo más potente que está pasando en nuestra escena. Tiene un potencial que está de lejos por encima de todo el mundo. A Cristina hace años que la conozco y de hecho empezamos un proyecto juntos que al final se quedó ahí aparcado. Me encanta el rollazo que tiene y siempre he sido muy fan de Dreyma. Y bueno, Sidney pues ya ves. Me da un poco de pena porque siento que el tema en sí no le hace justicia. Para mí es una voz con una personalidad arrolladora. Desde crío he sido seguidor de Sobrinus. Además de ser un tipo más majo y accesible que la ostia, es un portento como músico. Para mí es un lujo tremendo tenerles en el disco.”
RAÚL “A Kantz siempre le ha gustado contar con otras personas. Para él una colaboración no es añadirle un aliciente al disco, sino compartir el proceso creativo con gente a la que admira. Nunca va a invitar a nadie porque considere que pueda ser beneficioso en el plano comercial o de marketing. No va por ahí. En todos sus proyectos él ha colaborado con gente que ha conocido haciendo música y le ha reventado la cabeza. En Moon Moan tuvimos a Aurora García de Aurora & The Betrayers. Con Tenpel hicimos un montón, como Gabriel de Shinova en ‘Trastévere’. Para él es imprescindible poder hacer música con gente que le flipa. Nosotros, gracias a dios, formamos parte de ese círculo. Te pongo un ejemplo de cómo funciona. Recuerdo el día en el que yo entré en Tenpel. Cuando le pedí que me enseñara las canciones, Kantz me explicó cómo eran, pero que hiciera lo que quisiera. Para él eso es fundamental. Él busca a la gente para que aporten su personalidad al proyecto, no para que se adapten a lo que ya hay”.

Tengo que detenerme en las letras que has escrito, Kantz. Hay una temática central que engloba todo el disco que es el cuidado de la salud mental. Ya lo habías dejado caer en el pasado como, por ejemplo, en Culto A Mí de Tenpel o mismamente en ‘Esta Habitación’ de Prender. Pero creo que en Cabal has sido capaz de exponerte mucho más.
KANTZ “Bueno, realmente como dices es un tema recurrente en mi imaginario. Por algo será (risas). Cuando era más jóven sentía rechazo a hablar de ciertas cosas, supongo que por vergüenza. Pero al hacerme mayor y el paso por la terapia, uno aprende mucho, como a aceptar ciertas cosas jodidas de uno mismo pero también a que hablar de ellas es muy positivo. Cada vez escribo con menos tapujos. Busco belleza, sí, pero también la encuentro en la crudeza, porque creo que así es el mundo en el que vivo. Pero vaya, que no todo son mis taras. Muchos temas de los que hablo son cosas que quizá he recibido de conversaciones con Raúl, Luis o Nacho y, sin ser explícito, trato de reflejarlo en las letras, quizá como parte de ese ejercicio en el que todos seamos partícipes de la composición.”LUIS “Creo que en Cabal se aborda el tema de las enfermedades mentales porque de una manera u otra es algo que todos hemos vivido muy de cerca en los últimos años. Es Kantz quien ha decidido contarlo así, tal vez porque le afectaba y necesitaba sacarlo afuera. Leo las letras que ha hecho y me identifico un montón”.
RAÚL “Fíjate que yo llevo años con él. Es lo que te decía antes: no somos solo un grupo, somos familia. Además de hablar de música, nos contamos las cosas que nos pasan en la vida. Yo no tengo la capacidad de trasladar esas vivencias a un texto, pero él sí. Dicho lo cual, en Prender me pareció que lo que escribía estaba a otro nivel y en Cabal se ha vuelto a superar. Me parece increíble la forma en la que construye las letras, usando metáforas, conexiones… A nivel vocal tiene una capacidad increíble, pero es que como escritor tiene unos textos que son para dar de comer a parte. Me siento muy orgulloso y contento de estar en un grupo en el que participo con él”.

Aunque hay algunas bastante explicitas como pueda ser ‘Vuelos’, hay otras en las que te sirves de referencias y metáforas prestadas de la ciencia ficción. En ‘Dr. Manhattan’ tomas el punto de vista del personaje de Watchmen, mientras que en ‘Disociar’ los guiños a Matrix están muy presentes, además de algún otro a Jurassic Park. ¿Cómo haces para valerte de un universo ficticio y trasladarlo a tus propias vivencias personales?
KANTZ “En mi caso, quizás esa es la influencia que ha tenido el universo del rap en mi trayectoria. Por ejemplo, esto que mencionas es algo que hago muy vagamente comparado con mis referentes. Si tú escuchas las letras de Elphomega es como estar leyendo un libro, un cómic o viendo una película. Son una sucesión de imágenes y escenas que cobran vida en tu cabeza. Eso es lo que me fascina: el generar a quien escucha una imagen mental y que empatice con la letra a través de ella.” 

Por otra parte, siento que la forma de encarar las letras es diferente en comparación a cómo sueles hacerlo en otros proyectos en los que has estado involucrado como puedan ser Habitar La Mar o Serpiente Orión. Allí comunicas de una forma más canalla o ácida, por decirlo de algún modo. Con Delobos, aunque sigues siendo reconocible, tu aproximación tiene otra sensibilidad. ¿El cómo escribes en cada banda es algo que eliges de manera consciente?
KANTZ “Entiendo cada proyecto como una entidad, no como algo en lo que participo como vocalista o intérprete. Es como si crease personajes con los que encarar cada banda. En realidad no son personajes, sino simplemente aristas de mi propia personalidad. Trato que tengan coherencia con la música o con la esencia más pura del grupo. Entonces, digamos que sí; lo elijo de forma consciente porque es la única manera de conseguir que el proyecto tenga una personalidad o se convierta en esa entidad que yo me imagino.”
RAÚL “Tiene mucho que ver con los mensajes que quiere lanzar. Creo que para él Delobos es un rincón más instrospectivo y reflexivo mientras que en Serpiente Orión o Habitar La Mar es más combativo desde a pie de calle. Y en todos sigue siendo él. Kantz tiene como un bestiario en castellano donde es capaz de conectar todas esas facetas. Repite muchos conceptos como los lobos, la manada… Ha ido creciendo y alimentando un universo que se va nutriendo de su propio lenguaje”.

Foto: Miguel Capelli

 Para ir terminando, os quería lanzar una reflexión. Ahora que estáis haciendo algunos de los mejores discos de vuestra trayectoria como músicos, ¿no os resulta un poco frustrante que cada vez lo tengáis más complicado para gestionar cualquier cosa relacionada con el grupo? Me refiero a encontrar sellos que estén dispuestos a editar copias físicas en vinilo, conseguir cerrar fechas, que los medios os hagan caso…
LUIS “Hay momentos en los que sí me siento frustrado, pero a un nivel de querer disfrutar más todo esto. Me gustaría que tener una banda me pudiera aportar todavía más experiencias. No me refiero a permitirme poder vivir de esto, pero sí poder dedicarle más tiempo. Es como si fueras Superman y solo tienes el súper poder de lanzar rayos, pero no puedes volar (risas). Aun así, sé que llegará un momento de mi vida en el que podré mirar atrás y decirle a mi hijo que toqué con gente a la que quería o qué grabé un disco cuando él estaba en la tripa de su madre. Ya solo eso es increíble”.
RAÚL “Como dice Luis, a mí también me gustaría estar despreocupado de otros asuntos y poder dedicarle el mismo tiempo y energía a esto que cuando tenía 25 años. Entonces tu vida era tener un curro que te permitía pagar el local de ensayo y dormías en el escenario de la sala dónde habías tocado, o dónde fuera. Pero mi yo de aquel entonces no hubiera podido hacer este disco. ¿Me da rabia no llegar a más público? Hombre, sí. Pero por otro lado pienso que las cosas suelen estar muy interconectadas. Todas nuestras experiencias vitales por las que hemos pasado son las que hacen que a día de hoy Delobos sea que lo somos. Yo era imbécil cuando empecé a tocar en bandas y decía cosas muy estúpidas, como que era imposible hacer metal con una Fender. Y al final lo acabé haciendo. Aquel Raúl hubiera sido incapaz de grabar un álbum como Cabal. Esos errores o aciertos son los que me han traído aquí. Me encantaría que estuviéramos en lo más alto, tocando en festivales aunque fuese dentro del underground y partirlo junto a mis tres colegas. Pasa que estamos en el momento en el que estamos y nuestra música llega a un número de público reducido. Pero para mí lo más importante es vivir la experiencia y compartirla junto a la gente de la que estoy rodeado. A lo mejor si hiciéramos las cosas de otra manera, no sería lo mismo”.
KANTZ “Personalmente estoy muy desencantado con todo lo relacionado con la industria de la música. Solo me interesa lo que se genera en círculos pequeños, crear escena y apoyar lo que se pueda y como se pueda. Con The Braves Records y las Sesiones Bravas, siempre ha sido la máxima. Pero es cierto que es agotador buscar fechas y que para conseguir una sala dentro de un siglo tengas que pagar alquileres en antros con equipos de chusta. Es un tanto desalentador. Por suerte, sabemos que siempre podemos contar con personas que nos apoyan. Unas veces son más y otras menos por las circunstancias. Pero en este disco, tanto Berto de Spinda, Alex de Nooirax, José de Odio Sonoro, Migui de Quebranta Records, casi ni tuvieron que escucharlo para decirnos que contáramos con ellos.”
NACHO “Lo que echo en falta, más que llegar a la gente, es incluso el poder llevarles nuestra música. Tener la posibilidad de ir a tocar a cualquier sitio y presentar bien lo que hacemos más allá de que tenga una repercusión”.
LUIS “Estaría guay pedirme una excedencia, dedicarle un año entero a hacer 30 fechas y quemar la carretera. Aunque palmemos dinero, pero movernos de verdad”.
RAÚL “¿Una canción o un disco existe si nadie lo escucha? Para mí, no. Tal y como yo concibo la música, una parte fundamental es el mero hecho de compartirla. Hacerla ya de por sí es la hostia, de verdad. Yo soy incapaz de parar de componer. Pero tengo la necesidad de hacerlo con otras personas y enseñárselo a alguien para recibir feedback. Desde que ha salido Cabal nos ha escrito mucha gente para decirnos cuanto les ha gustado. El interpretar nuestra música en un escenario y ver como la recibe gente que nos importa es fundamental. Y quiero compartirla con más gente porque para mí eso es como una droga”.

GONZALO PUEBLA