Hace casi justo un año, Milo Aukerman sufría un ataque al corazón en Barcelona obligando a cancelar no solo el concierto que iban a ofrecer esa noche, sino toda la gira europea de Descendents. Ahora, ya totalmente recuperados los padres del hardcore melódico vuelven para saldar las cuentas pendientes.

El 30 de julio de 2023, a pocas horas de que Descendents actuaran en la sala Razzmatazz de Barcelona, su cantante Milo Aukerman empezó a encontrarse mal. Una visita al hospital certificó que había sufrido un infarto leve, pero que para evitar malos mayores lo mejor era someterse a una operación, cosa que obligó, naturalmente, a que la mítica banda californiana cancelase todos los conciertos que tenían previstos ese verano por Europa.

Afortunadamente todo salió bien, y toquemos madera, Milo y sus compañeros -Stephen Egerton (guitarra), Karl Alvarez (bajo) y Bill Stevenson (batería)- estarán tocando mañana en el Tsunami Xixón Festival y el sábado en la sala Paral·lel 62 de Barcelona, concierto para el cual se han agotado ya todas las entradas.

Hace unas semanas teníamos la oportunidad de tener una charla conjunta con Milo y Bill en la que quedó claro que, pese a los diferentes que son, se quieren un montón. 

Milo, no sé si volver a Barcelona te da un poco de cosa después de lo del año pasado.
MILO AUKERMAN «En realidad, tengo buenos recuerdos de Barcelona. No solo por lo bien lo que he pasado las veces que estado ahí, sino porque durante mi ‘accidente médico’, Bill estuvo conmigo y nos divertimos tanto en el hospital como fuera de él. Fue un alivio porque podría haber sido mucho peor. Tengo ganas de volver para poder tocar para nuestros fans de ahí».

¿Te ha cambiado mucho la vida o sigues haciendo básicamente lo mismo que antes?
MILO «Me he quitado algunas cosas de la dieta, aunque ya comía bastante sano antes. Me he quitado la carne roja y el queso. Como mucho pescado y vegetales. Intento evitar los pasteles, también».

¿Y el café? Sería un sacrilegio que el líder de Descendents no pudiera beber café.
MILO «(Risas) Sigo bebiendo café. De hecho, muchos médicos dicen que es bueno beber algo de café. Y a nivel de ejercicio hago más cardio. De joven corría, pero ahora tengo las rodillas jodidas, así que hago clases de spinning y natación, y ando mucho. Pero en términos generales, mi vida no ha cambiado demasiado».

«Cada mañana me despierto pensando si hoy será el día en que dejamos de gustar a la gente y me tengo que poner a currar en un supermercado» BILL STEVENSON

Bill, ¿cómo viviste tú la experiencia?
BILL STEVENSON «Para mí fue fácil. La banda y la crew volvieron a casa y yo me quedé. Cada día me levantaba, iba andando a ver a Milo al hospital y luego a la playa. Para mí fueron unas vacaciones».
MILO «Escuchábamos música en el hospital, pero salía de los monitores del corazón, así que poníamos canciones que fueran al mismo ritmo como ‘Peppermint Patty’ (los dos se ponen a cantarla – ndr.). Hay que decir que el hospital estaba frente al mar, y aunque la mayoría de días estuve en Cuidados Intensivos, el último día me trasladaron a una habitación normal y tenía una vista increíble. Por mí, me hubiera quedado un año en el hospital con esas vistas».

Bueno, esperemos que no tengas que volver cuando estés aquí. Por cierto, ¿tu cirujano sabía quién eras o conocía a Descendents?
MILO «Creo que no. Pero fueron muy profesionales. Cuando Bill estuvo tratándose por un problema pulmonar en casa, el médico era un auténtico fan y fue un poco pesado».

Dice mucho de vuestra amistad que Bill se quedara para hacerte compañía. ¿Recordáis el primer día que os conocisteis?
MILO «El primer recuerdo que tengo de él fue una clase en el instituto sobre el medio ambiente, y el profe se estaba metiendo conmigo y Bill dijo, ‘¡Deja de meterte con Milo!’. Así que al menos ya sabía quién era. Y luego descubrí que estaba en un grupo y me compré uno de los primeros singles de Descendents. Nuestra amistad surgió a través de la música, eso seguro».
BILL «Como yo lo recuerdo es que la clase era sobre el gobierno americano, pero sí, el profesor era un auténtico cretino. Milo no había entregado un trabajo porque tenía un partido de hockey fuera y no paraba de gritarle; probablemente porque sabía que Milo era más listo que él porque era el más listo de la clase, diría que era el más listo. de todo el colegio. Yo no conocía a Milo, pero odiaba a ese profesor, así que quería ser amigo de alguien que le cabreaba tanto (risas)«.

Casi todos los adolescentes se sienten incomprendidos por sus padres, el colegio, la sociedad… ¿Cuándo descubristeis que la música podía ser un vehículo para expresaros?
MILO «Para mí la música fue una manera de conocer a otros marginados como yo, y también de sacar todas mis frustraciones. Para mí fue a través de la new wave, esos artistas parecían igual de pringados y era como si lo celebrasen. Y luego llegó el punk. Todo el mundo se metió en el punk porque era el punto de reunión de todos los chavales que no eran populares».
BILL «Para mí hubo dos fases. La primera es cuando tenía tres años. Me sentaba en la cocina y con las cazuelas y paella que guardaba mi madre debajo del horno y me dedicaba a golpearlas con espátulas y cucharas. Lo de ser batería me vino de manera natural, pero intentaron que lo dejara (risas). Pero más tarde en la escuela conseguí una caja, e imitaba a las bandas de música (se pone hace un ritmo militar con la boca – ndr.). Un poco más tarde tuve mi primer kit de batería, y además mi madre me regaló una vieja guitarra acústica de mi abuelo, y justo en esa época, un día saqué la basura y en el cubo del vecino había un instrumento que sobresalía. Lo saqué y era un bajo. Así que de golpe era un chaval sin amigos, pero con una batería, una guitarra acústica y un bajo. No mucho después escribí ‘Myage’, la primera canción de nuestro primer disco. Y luego conocí a Frank (Navetta) y a Tony (Lombardo) y me descubrieron el punk, porque hasta entonces yo escuchaba a Kiss y a Black Sabbath. Fui a mis primeros conciertos punk con ellos, y era genial porque conocías a gente como tú. Fue la primera vez que me sentí parte  de una comunidad simplemente por estar en el mismo sitio que otra gente no tenía una comunidad (risas). Y las bandas eran tremendas. Tenías a X, Germs, The Weirdos, The Go-Go’s, Fear, Black Flag, The Lasts… ¡era una pasada!».

¿Por qué crees que el Sur de California fue el epicentro de toda esa escena?
BILL «No tengo ni idea. Milo es más listo, así que igual tenga respuesta».
MILO «(Risas) No tengo ni idea tampoco. Creo que por la razón que fuera, en Los Angeles se aceptaba cualquier música que existiera. No quiere decir que fueras a tener éxito, pero podías tocar lo que te diera la gana. Tenías bandas que sonaban como las bandas inglesas, pero había otras que hacían algo totalmente nuevo que no tenía nada que ver con los Sex Pistols. Tenías a Minutemen que lo petaban y que no creo que lo hubieran petado en ningún otro sitio. La gente se subía al escenario vestida como quería… o desnuda. Se podría escribir una tesis sobre eso. Todo valía».
BILL «Creo que merece la pena decir que lo que ocurría en Hollywood tenía más que ver con la moda, pero en Hermosa, San Pedro o Laguna Beach no tenía nada que ver con la ropa. Era gente tocando en sus garajes sin ninguna expectativa de hacerse populares o ricos».

O durar más de 40 años. ¿Cuándo fuisteis conscientes que Descendents podía durar mucho más de lo que habíais imaginado?
MILO «Para mí ha sido algo bastante reciente. Ni siquiera me consideré un músico hasta hace poco. Para mí era solo algo que hacía por diversión, y podía dejarlo cuando ya no me divirtiera. Pero no hace tanto me di cuenta de que a los conciertos viene gente de mi edad, y gente de la edad de mi hijos, y adolescentes, y vi que teníamos algo que podrías llamar un legado, algo que ha trascendido a un momento concreto. Durante los 80, los 90, nunca pensaba en nada de esto».
BILL «Mi perspectiva es algo distinta. Yo no acabé la universidad porque me fui de gira con 18 años con Black Flag porque a Robo le deportaron a Colombia. No tenía un plan B, me pasé durante 15 años durmiendo en el local de ensayo. Quizá te suene patético o demasiado humilde, pero cada mañana me despierto pensando si hoy será el día en que dejamos de gustar a la gente y me tengo que poner a currar en un supermercado. Cuanto más mayor me hago, más me gusta tocar. Me gusta mucho más ahora que cuando tenía 15 años. Aprendí a tocar técnicamente bien con 19 años, pero hasta hace cinco no aprendí a disfrutar tocando. Es muy triste».

¿Qué te hizo cambiar?
BILL «Fue por algo personal, te sonará muy hippy, pero soy completamente feliz. No tomo drogas, ni setas… Antes era una persona resentida, negativa, celosa, competitiva… Fui una persona triste durante la mayor parte de mi vida… pero ya no. Y mola mucho (risas)«.
MILO «¿Crees que fue por tus problemas de salud?».
BILL «No lo sé. Estuve a punto de morir un par de veces. Podría entrar a fondo en el alcance de lo que pasó, pero no tendríamos tiempo para nada más. Mi visión de la vida cambió por completo».

Milo, ¿has notado ese cambio en Bill? ¿Te resulta más fácil ahora trabajar con él?
MILO «Desde luego. Ahora cuando termina un concierto, Bill tiene una sonrisa de oreja a oreja. Aprecia totalmente que la gente venga a vernos. Siendo el cantante, yo siempre estoy en contacto con el público, pero ahora Bill también necesita y disfruta de ese contacto».
BILL «Milo ha sido mi guía toda mi vida. Pienso en toda la mierda que ha tenido que aguantar por mi culpa, y no puedo expresar la gratitud que siento. Milo es el mejor amigo que cualquier persona pueda tener. Si defines lo que es un buen amigo, Milo lo es».
MILO «Sí, fui tan buen amigo, que dejé el grupo cuatro veces».
BILL «No pasa nada. Tú hiciste lo que te gustaba hacer y yo hice lo que me gustaba hacer».
MILO «No quiero decir que fuera un amigo de conveniencia, pero no siempre estuve ahí. También tú tuviste que tolerar toda mi mierda de dejar el grupo cuando me convenía».
BILL «Bueno, míralo así, cuando Milo decía que giraría con nosotros, yo pensaba, ‘Guay, mis hijos podrán comer este año’. Para mí era genial cuando querías tocar con nosotros porque lo hacía todo más fácil. Estar en All molaba musicalmente, pero no podíamos vivir de ello».

Milo, ¿te sentías culpable por negarles tener una vida mejor?
MILO «Era consciente, pero tenía que vivir mi vida. Ahora mi compromiso con la banda es total hasta que alguien la palme. Siempre hemos tenido muy buena relación, pero como te decía, hace unos pocos años tomé conciencia de que era músico. Para mí el reto no es mantener la banda a flote, sino mejorar como músico a nuestra edad. Todos tenemos 60 años, y la edad en sí también es un reto, pero para mí es lo que lo hace interesante y divertido. Queremos seguir haciendo estos muchos años».
BILL «Yo me siento mejor ahora que hace 20 años».

Bill, hace un año me decías que teníais 22 temas para el nuevo disco. ¿Habéis seguido avanzando?
BILL «Tenemos un montón de temas grabados, pero yo sigo retrasado. Nos gusta que más o menos cada uno tenga el 25% de canciones en el disco, pero a mí me cuesta terminar las mías. No es que sea un perfeccionista, pero creo que no estoy al nivel que me gustaría».
MILO «Pero al final Bill siempre escribe la mejor canción del disco. Por eso tenemos que esperarle (risas)«.

JORDI MEYA