Viendo sus divertidos vídeos o escuchando sus eclécticas canciones, sería fácil pensar que Don Broco son una banda frívola que vive ajena a todo lo que ocurre a su alrededor. Pero sólo hace falta escuchar su nuevo disco, Amazing Things, con un poco de atención, para darse cuenta de que es justo lo contrario.

Rob Damiani, el vocalista de Don Broco, es una de esas personas que te transmite energía desde el primer segundo en que te saluda. En gran medida, su personalidad expansiva es la que ha llevado a este banda de Bedford -completada por Simon Delaney (guitarra), Tom Doyle (bajo) y Mat Donnelly (batería)- de su local de ensayo a tocar en el Wembley Arena de Londres (la consagración para cualquier banda británica) en apenas una década.

Su visión totalmente abierta de la música, en la que pasan de un género a otro (electro, rock, pop, metal…) sin despeinarse ha conectado totalmente con un público joven que puede escuchar a Deftones o a Post Malone sin que le suponga ninguna contradicción. Su nuevo álbum, Amazing Things (SharpTone Records) publicado el pasado viernes, vendría a ser el máximo exponente de su atrevimiento creativo.

Sin embargo, bajo su colorista envoltorio, su cuarto trabajo desprende una agresividad extra causada por la frustración y la rabia que en los dos últimos dos años han sacudido sus vidas. Y no hablamos sólo de la pandemia, que también, sino del auge del racismo, la intolerancia, la inacción ante el cambio climático o la polarización causada por las redes sociales. Asuntos importantes que poco a poco te va minando el estado de ánimo, y que como nos cuenta Rob, llegaron a afectar incluso a alguien tan positivo como él. Como tantos artistas, en la música encontró el mejor antídoto contra la desazón.

¿Es Amazing Things un disco conceptual? Lo digo porque tengo la impresión que todas las canciones tienen un nexo de unión temático.
ROB DAMIANI
«No lo es, pero gracias. Nunca hemos hecho un disco conceptual como tal. Cada vez que escribo las letras para un disco me lleva un tiempo darme cuenta de esos nexos, pero me encantará escuchar qué es lo que te ha llevado a pensar eso de este disco».

Básicamente para mí el concepto general sería como el mundo afecta nuestros sentimientos y cómo los procesamos y proyectamos de nuevo al mundo.
«Oh, vaya, me alegro que hayas dicho eso porque sin duda es algo en lo que pensé mucho durante la creación del álbum y se reflejó en varias canciones. Supongo que lo que me motiva a escribir son situaciones extrañas en las que yo mismo o gente que observo tiene una reacción que no esperaba. Sí, reacciones a cosas, sean sociales o personales, que tiene un impacto en mí, y que me llevan a preguntarme si tienen el mismo impacto en otras personas. Y posiblemente más que en ningún otro disco mis reacciones eran negativas. Antes tendía a ser más tolerante, más alegre o inocente, no dejaba que las cosas me afectaran, pero tal como está el mundo es difícil no cabrearte ante todo lo que está sucediendo. Estamos en una época de cambios muy rápidos y tienes que ir ajustándote a nuevas situaciones. Cosas que antes igual pasabas por alto, ahora te sientes mucho más concernido».

Desde luego es vuestro disco más agresivo tanto en sonido como en las letras.
«Así es. No era la intención, pero entre que la música era más heavy y que las letras necesitaban ser gritadas, hizo que el disco saliera más cañero que el anterior».

Mi impresión es que Don Broco es una banda de rock muy del siglo XXI, en el sentido que no podría haber existido antes. Hay otros grupos que se inspiran en los 70, o los 80, o los 90, pero vosotros parecéis fruto de lo que ocurre ahora.
«Sí, veo lo que dices. Crecimos en los 90 y los 2000, y toda esa música moldeó lo que somos. Robamos ideas de grupos de todas las décadas (risas). También de los 70, pero desde luego también del hip hop y la electrónica, de todos los estilos. Somos una suma de todo eso. Pero creo que tienes razón y que hace 30 años hubiera sido raro que saliese un grupo como el nuestro. Es nuestra manera de no aburrirnos y hacer algo fresco. Nuestro deseo de no estancarnos, nos ha llevado a incorporar mucho más sonidos de los que imaginábamos cuando empezamos».

¿Crees que este disco es una especie de culminación de lo que queríais que fuera Don Broco?
«Es curioso porque en cierto modo este disco ha sido como cerrar el círculo. Cuando empezamos el grupo, como tantos otros, estábamos en la escuela y hacíamos versiones. Uno era muy fan de Metallica, otro de los Chili Peppers, otro del punk pop… Cada versión era de un grupo totalmente distinto, y cuando empezamos a componer nuestras propias canciones eran una mezcla de todo eso. Eran canciones bastante malas (risas), pero la intención de hacer algo cañero y experimental ya estaba ahí. Es un reto hacer música así de rara en canciones que funcionen. Pocos grupos lo consiguen. Quizá una de las que mejor lo hacen es System Of A Down, pero es realmente difícil. En nuestro caso, siendo adolescentes, naturalmente no lo conseguimos y lo dejamos de lado, y empezamos a componer dentro de ciertos parámetros. Pero en este disco hemos recuperado ese lado más cañero de nuestros inicios y lo hemos logrado combinarlo mejor con elementos más pop y experimentales que también nos gustan».

¿Qué importancia ha tenido Jason Perry en ayudaros a conseguirlo? Este es el tercer álbum que os produce.
«Trabajamos con él en Automatic, nuestro segundo disco, pero en Technology sólo produjo algunas canciones, simplemente porque queríamos probar otras cosas con Dan Lancaster que tiene un enfoque muy distinto. Jason es una persona muy espontánea y hace que todo sea muy fluido y divertido, no sigue ninguna regla. Así que para este disco era ideal porque te abre mucho la mente a la hora de escribir las canciones y que no te ciñas a la estructura clásica de estrofa-estribillo. Además tiene una personalidad muy positiva y eso es ideal en un estudio de grabación. Hacer música tiene que ser divertido, pero a veces la presión te hace olvidarte de ello, y empiezas a discutir. En Jason tenemos a alguien perfecto para desencallarnos si nos quedamos estancados en algo».

¿Erais fans de su banda, A?
«Pues la conocíamos, pero no éramos grandes fans. Pero cuando crecimos tuvieron un gran hit, ‘Nothing’, que sonó muchísimo. Me siento fatal diciendo esto, pero no tenía ninguno de sus discos (risas). Pero supongo que como no éramos fans, nos ha permitido tener una relación más de tú a tú. Jason es muy bueno a la hora de animarte a probar cualquier idea por estúpida que sea porque ahí puedes estar la clave para una gran canción».

¿Salió el tema ‘Bruce Willis’ de una de esas ideas estúpidas?
«(Risas) Sí y no. Esa letra la tenía escrita en mi libreta porque acababa de ver La Jungla De Cristal. Pero esa frase ‘Yippee-Kay-Yay, motherfucker’ se ha convertido en parte de la cultura popular. Me parecía increíble que nunca la hubiera usado antes en una canción. Incluso lo miré en Google, porque sonaba perfecta sobre un riff cañero. Pero no encontré nada, así que decidimos usarla. La probamos en varias canciones hasta que quedó perfecta. Tenía un poco de miedo de proponérselo a los demás, porque es un poco raro, pero a todos les encantó».

Antes del COVID, girasteis con Mike Shinoda por Estados Unidos. ¿Os habéis planteado que os produzca vuestro próximo disco? Creo que podría encajar muy bien con vosotros.
«Sería increíble. No lo hemos pensado, pero nos encantaría. Al final de la gira estuvimos mirando si tendría algo de tiempo libre en el estudio para grabar algo, pero con el COVID ya fue imposible. No sé si es algo que haría porque no me suena que haya producido un disco entero de otro artista, pero sería increíble. Es un compositor y un productor increíble. Me encantan su discos en solitario, y tiene tanto talento que puede hacer cualquier cosa, rock, pop, electrónica. Sería un sueño. Ojalá cuadren las agendas cuando volvamos a Estados Unidos y podamos hacer algo».

«El título del disco es una referencia a las cosas maravillosas que puedes encontrar para salir del pozo» ROB DAMIANI

En relación a lo que te decía al principio, las canciones ‘One True Prince’ y ‘Anaheim’ me parecen que están conectadas, como si te hubieras puesto delante un espejo y hubieras reflexionado sobre lo que veías.
«Tienes toda la razón, es una muy buena observación. Para mí es muy evidente, pero no creo que nadie lo haya mencionado antes. ‘Anaheim’ muestra el momento más bajo por el que pasé. Estaba muy desmotivado como compositor, me sentía triste… Fue un periodo extraño porque normalmente soy una persona alegre. Por suerte, nunca he tenido problemas de salud mental, pero noté que algo me estaba comiendo por dentro y empecé a tener pensamientos negativos. Y para mí ‘One True Prince’ fue como el antídoto. Fue una manera de agitarme y recomponerme. Cada persona necesita encontrar sus herramientas para salir de esos baches inevitables, y para mí fue desprenderme totalmente de mi ego y recordarme que soy una parte insignificante del universo. A pesar de que te sientas bajo de moral puedes construir canciones y relaciones increíbles. El título del disco es una referencia a las cosas maravillosas que puedes encontrar para salir del pozo».

Es que además estar en un grupo, mentalmente es todo un desafío. Pasas por momentos muy altos, como cuando tocasteis en el Wembley Arena, pero no sé cuanto tiempo te puede durar el subidón, y casi es inevitable que luego te venga un bajonazo. ¿Cómo gestionas todo eso?
«Es una pregunta muy buena. Muchos músicos lo pasan fatal por ese motivo. A veces el subidón te puede durar toda una gira, pero luego llegas a casa y echas de menos esa conexión con la gente y te sientes muy solo. Personalmente intento agarrarme a las cosas que me hacen feliz y no ponerme demasiada presión. Intento disfrutar de las cosas que hago sin tener en cuenta el resultado. No todo lo que haces en una banda es divertido, pero dar conciertos, componer, grabar… esas cosas tienes que apreciarlas y disfrutarlas siempre. O hacer vídeos. Es algo que nos encanta y con lo que nos divertimos mucho. Pero por ejemplo, la semana pasada recibimos un gran palo porque tuvimos que retrasar la salida edición física del disco otra vez. Podríamos haber conseguido nuestro primer nº1 en las listas británicas, pero sin copias físicas era imposible, y no es que sea importante, pero nos hubiera encantado. Así que tienes que recordarte que aunque hubiera molado mucho llegar al nº1 al final lo importante es lo bien que lo pasamos haciendo el disco».

Especialmente ahora que se tienen datos de todo. ¿Os condiciona de alguna manera saber en cada momento qué canciones tienen más escuchas o cuántos visionados tenéis en YouTube?
«Sí, es difícil aislarte de todo eso. Los sellos quieren canciones que funcionen al instante. Sólo tienes unos segundos para que la gente te dé una oportunidad en Spotify antes de pasar al siguiente tema. Algo que me molesta es que, habiendo crecido en una época en que los videoclips era importantes, ahora han perdido mucho peso. En los últimos tres años las cifras en YouTube han ido bajando. Ahora la gente quiere vídeos de 10 segundos en TikTok con una coreografía, y nosotros no hacemos eso. Todo el mundo nos aconseja que dejemos de hacer vídeos, pero yo quiero seguir haciéndolos (risas). Pero por desgracia el esfuerzo y tiempo que suponen no se ven reflejados en las cifras».

Ahí es donde entra la integridad. Creo que es importante que los artistas os resistáis a simplemente seguir lo que es popular porque si no el formato acabará determinando cómo deben ser vuestras obras.
«Ahora he recordado que tuvimos una fuerte discusión por la canción ‘Manchester Super Reds No.1 Fan’ porque la intro era demasiado larga para que funcionara en Spotify. Pero si recortas la intro se convierte en una canción distinta. Para nosotros la tensión va creciendo en la intro. Llegó un punto en nos hicieron dudar mucho, pero al final, decidimos dejarla tal y como la habíamos grabado. Da igual que si no funciona tan bien. Como decíamos antes, lo importante es ser feliz con lo que hagas».

MARC LÓPEZ