Dream Theater están de vuelta con su decimocuarto álbum, que se dice pronto. Sin embargo, en Distance Over Time, los reyes del metal progresivo se han decantado más por lo primero que por lo segundo. Su vocalista James LaBrie nos cuenta por qué.
Parece lógico que cuando uno ha ido al límite, a continuación, sólo le quede la opción de ir en dirección contraria. Con su anterior disco The Astonishing, Dream Theater facturaron uno de los discos más complejos, y largos, de su carrera, lleno de arreglos orquestales y una historia de ciencia ficción ideada por el guitarrista John Petrucci. Tanto el álbum como su posterior gira fueron un gran éxito, pero toda la banda -que completan James LaBrie (voz), Jordan Rudess (teclados), John Myung (bajo) y Mike Mangini (batería)- estuvieron de acuerdo en que no tendría mucho sentido repetir lo mismo.
Por eso, por primera vez en veinte años decidieron componer el álbum todos juntos, yéndose a vivir durante cuatro meses a unos estudios en el campo en las afueras de New York. Lo que escuchamos en Distance Over Time (Inside Out), que verá la luz el 22 de febrero, es un disco más orgánico, tanto por su música como por unas letras que tocan con los pies en el suelo abordando temas como los abusos sexuales o la incertidumbre en la que viven las nuevas generaciones.
Aprovechando su visita a Madrid, y unas horas antes de que apareciera, junto a Petrucci, en el programa La Resistencia, teníamos la oportunidad de hablar con James LaBrie sobre este nuevo trabajo que presentarán el 7 de julio en el Rock Fest Barcelona.
Quizá sea una pregunta tonta para empezar, pero en vuestros conciertos hay muchas partes instrumentales y solos. ¿En qué piensas mientras pasa todo eso? ¿Te es fácil mantener la concentración o empiezas a pensar en otras cosas?
JAMES LABRIE “A ver, somos una banda en la que las partes instrumentales son muy importantes. Normalmente cuando ocurren me voy a una pequeña tienda que tengo detrás del escenario y hago estiramientos o saltos o me pongo a pensar en la próxima canción, pero siempre intento mantenerme concentrado en lo que está pasando, aunque no esté en el escenario. Si piensas en Robert Plant cuando Led Zeppelin tocaban ‘Dazed & Confused’, que tiene una gran parte instrumental, él se quedaba ahí, posando, pero yo no creo que deba quedarme ahí. Es el momento para que los demás tengan toda la atención”.
Hablando ya de Distance Over Time, parece un álbum más orientado a las canciones y más heavy que el anterior.
“Sí, cada canción es independiente y habla por sí misma. The Astonishing era un disco totalmente conceptual, era una gran historia situada en un mundo distópico. Pero una vez llevamos eso al límite, ahora nos apetecía volver a nuestras raíces heavies y hacer un disco basado en canciones. Cada canción tiene su propio mensaje y su propio sonido”.
¿Es liberador trabajar sin un concepto, sin que todo tenga que estar conectado?
“Bueno, depende. Cuando trabajas en un álbum como The Astonishing te sumerges totalmente. Y con un disco como el nuevo también, pero de manera distinta. Al final, cuando haces algo, es porque te apetece hacerlo en ese momento. Ya en la última gira comentamos que nos gustaría hacer un disco más agresivo, más metal. No sé si fue liberador, pero desde luego fue excitante dejar un poco el lado más progresivo y volver al lado del metal”.
Son canciones más directas también, al menos para Dream Theater.
“Sí, desde luego. Fue algo consciente. Queríamos que las canciones te golpearan en la cabeza. No queríamos finales o partes instrumentales muy largas, ni tampoco interludios. Queríamos que cada canción tuviera un mensaje poderoso y te impactaran. Dentro del estándar de Dream Theater son canciones muy directas, no hay temas de 12 ó 14 minutos”.
Para componer la obra os fuisteis a vivir todos juntos a una granja en las afueras de Nueva York. ¿Era la primera vez que hacíais algo así?
“Sí. Bueno, cuando hicimos Images & Words en 1992 también vivimos todos juntos en una casa fuera de Nueva York, pero la diferencia es que entonces todo el material ya estaba escrito. Esta vez fuimos cerca de Woodstock. Vivíamos en una gran granja y cerca hay un cobertizo que han convertido en un estudio de lo más moderno. Así que vivimos y compusimos el disco ahí. Es un sitio muy hermoso, conserva su espíritu antiguo porque es todo de madera, con techos muy altos y grandes ventanas en las que veíamos pasar ciervos, e incluso algún oso. Nos pudimos concentrar totalmente en la música. Cada día empezábamos sobre las doce o la una del mediodía y estábamos ahí hasta la medianoche o más allá. Pero lo pasamos genial. Hicimos barbacoas, cocinábamos, nos reímos, tomamos el sol… Fue una gran experiencia y creo que el estar todos juntos se refleja en la intensidad del disco”.
¿Quién es el mejor cocinero de todos?
“Uuuy… no lo sé. John Petrucci es muy bueno con la barbacoa, pero Mangini también es muy buen cocinero. Creo que depende del gusto de cada uno”.
Aunque estáis muy acostumbrados a pasar mucho tiempo juntos en la carretera, el convivir de esta manera ¿os hizo descubrir algo que quizá no sabíais?
“Creo que no. Nos conocemos desde hace tanto tiempo y hemos hecho tantas giras que a estas alturas es muy complicado que haya secretos. Después de 25 años ya sabes las manías de cada uno. Todos respetamos el espacio de los demás. Obviamente hemos tenido que trabajar en pequeñas rencillas que salen de vez en cuando, pero al final todo eso queda atrás. Al final cuanto más tiempo pasas junto, mejor te entiendes. Ahora apenas discutimos. Cuando hay algún problema, somos capaces de dejarlo atrás rápidamente. Ese buen entendimiento y respeto es lo que nos permite crear música. Todos estamos en el mismo barco”.
Teniendo en cuenta que el grupo está compuesto por virtuosos, sorprende que no haya problemas de ego.
“Supongo que desde fuera podría pensarse que chocamos mucho porque cada uno está muy seguro de lo que hace, y que hay muchas fricciones, pero no es para nada así. Haciendo este disco salieron un montón de ideas y, al menos, las probábamos para escucharlas ni que fuera una vez. Que todo el mundo sea tan buen músico te permite hacer eso de manera muy ágil y rápida”.
Me imagino que cuando entraste en el grupo en 1991 debía ser un poco intimidante trabajar con los demás. ¿Cuánto tardaste en sentirte confiado para proponer tus ideas?
“Bueno, como te decía antes, cuando entré Images & Words ya estaba prácticamente escrito. Pero a lo largo de los años me he ido involucrando en las melodías y las letras. Ésa es mi principal contribución. Cuando estás en un grupo con gente tan creativa tienes que saber también cuándo quedarte en un segundo plano. Sólo hablo o hago sugerencias cuando estoy muy seguro de lo que voy a decir. Al final, la composición siempre se ha basado en las guitarras y los teclados, así que John y Jordan son los que llevan el peso”.
«Vivimos en un mundo muy tecnológico y tenemos que encontrar el equilibrio entre humanidad y tecnología»
Tus letras parecen surgir de un punto de vista muy humanista.
“Gracias. Me interesa mucho la filosofía, el arte, la literatura, la historia… Al final todos nos cuestionamos nuestra existencia. Y da un poco de miedo, ¿verdad? Soy una persona muy observadora y al final mis letras vienen de observar y comprender lo que me rodea. ¿Cómo me afecta todo lo que observo? Eso es lo que intento contar en mis letras. Creo que mis letras son pensamientos que, en algún momento, todos tenemos. Sólo trato de escoger las palabras más adecuadas para contarlas”.
¿Cómo debemos entender el título Distance Over Time?
“Para mí es el recorrido desde el principio de la humanidad hasta donde estamos ahora. En la portada está representado por la calavera y la mano robótica. Vivimos en un mundo muy tecnológico y tenemos que encontrar el equilibrio entre humanidad y tecnología. Es algo que tenemos que cuestionarnos constantemente porque de ello depende nuestro futuro”.
Cuando todavía vivías en Canadá, a finales de los 80, estuviste en la banda Winter Rose en la que también militó Sebastian Bach antes de Skid Row. ¿Te has planteado alguna vez resucitar ese grupo?
“¡Han pasado 30 años! (Risas) Recuerdo con cariño esa época y lo pasamos muy bien. De hecho, el guitarrista Richard Chycki acabó trabajando como ingeniero de Dream Theater en A Dramatic Turn Of Events y el disco homónimo, mezcló The Astonishing. Y de hecho grabé las voces de este disco con él. Así que seguimos estando conectados, pero para mí no tendría sentido volver a hacer ese tipo de música. Cuando quiero descansar de Dream Theater ya hago mis discos en solitario, y eso, para mí, es la situación perfecta”.
JORDI MEYA