A pesar de que la capacidad de atención del público parece cada vez más reducida, Elder no cesan en su empeño de hacer de cada canción una experiencia a la que debes dedicar los cinco sentidos. Su nuevo álbum, Innate Passage, es una invitación para quienes estén dispuestos a dejarse llevar sin limitaciones de tiempo.
Si echamos un vistazo a las listas de canciones más exitosas de los últimos años, veremos que hay un patrón que se repite constantemente: la brevedad en su duración. En consonancia con los gustos de una sociedad de consumo con un serio problema de déficit de atención, a día de hoy resulta utópico pensar en un single masivo que se sitúe por encima de los 3 minutos y medio. Con semejante panorama, cuesta imaginar que bandas con ventas millonarias como Pink Floyd, Rush o Yes hubieran tenido algún tipo de posibilidad comercial de haber nacido en esta era del fast food musical.
Es un dato del que Nick DiSalvo es plenamente consciente cuando ve que las estadísticas de las plataformas de streaming arrojan una cruda realidad sobre los temas de Elder: muchos oyentes apenas son capaces de aguantar un par de minutos de sus extensas composiciones. Sin embargo, el cantante y guitarrista ha permanecido fiel a su visión desde que en 2006 formara el grupo junto al bajista Jack Donovan y el batería Matt Couto. En sus 16 años años de vida, el combo originario de Boston (ahora instalado parcialmente en Berlín) no ha estado ni remotamente cerca del mainstream, pero sin embargo sí ha sido capaz de llamar la atención de los oyentes más inquietos gracias a una evolución que les ha hecho transitar desde el doom y el stoner de sus inicios hasta los tratados progresivos y psicodélicos de sus referencias más recientes.
La penúltima de ellas, Omens,, publicada en 2020, tuvo que esperar su momento para ser presentada en vivo hasta este mismo curso en el que el grupo ha vuelto a pisar los escenarios dispuesto a recuperar el tiempo perdido. Nada menos que un centenar de fechas que han devuelto a Elder a su hábitat natural, algo de lo que seguramente seguirán disfrutando en los próximos meses con el recién estrenado Innate Passage. Concebidos durante el confinamiento, los cinco cortes que guarda el álbum continúan abriéndose camino por ese lenguaje tan personal que la formación (actualmente completada por el guitarrista Mike Risberg y el batería Georg Edert) ha ido armando a lo largo de su discografía hasta alcanzar la excelencia.
A pesar de que intentamos cerrar una entrevista con DiSalvo el pasado octubre aprovechando la participación de Elder en las Okkult Sessions de Madrid, su ajetreada vida en la carretera obligó a aplazar nuestra charla para cuando hubieran finalizado su última gira europea. Ningún problema. Ya con la banda de vuelta en casa, pudimos conversar de nuevo con su líder y cabeza pensante acerca de su sexto trabajo de estudio y otros asuntos varios.
Este 2022 habéis regresado de forma rotunda a los escenarios tras los dos años de parón obligado por la pandemia. Habéis hecho dos giras europeas, una en primavera y otra en otoño que acabáis de finalizar, más otra por Estados Unidos durante el verano. ¿Cómo os habéis sentido en vuestra vuelta a la carretera?
NICK DISALVO “Ha sido una mezcla de emociones. En general, fue genial e incluso catártico por estar de nuevo no solo de gira, sino por el mero hecho de tocar en directo. El volver a experimentar la otra parte de lo que hacemos, además de estar en el estudio, fue increíble. Pero al mismo tiempo, hemos visto con preocupación el estado en el que se encuentra el circuito de la música en directo. Especialmente Europa aún no se ha recuperado del todo en muchos sentidos de estos dos años de COVID. Por supuesto, hay una crisis económica importante, pero la escena de conciertos no está tan fuerte como esperábamos. Así que por una parte es fantástico poder volver a tocar, pero por otro es preocupante ver cómo toda la industria todavía está lejos de volver a la normalidad. Incluso cuando tocamos en Madrid en octubre, el promotor estuvo a punto de cancelar el concierto porque la preventa había ido fatal. Y eso que el cartel era una locura. Estábamos nosotros, Pallbearer, Irist, Telepahty y Oranssi Pazuzu. Pero me estoy yendo por las ramas (risas). En cualquier caso, ha sido genial volver a la rutina de la carretera, pero también hemos dado muchos conciertos. Después de 100 fechas en seis meses estamos listos para tomarnos un descanso de nuevo y también empezar a planear cosas de cara al nuevo disco”.
Me parece increíble que hayáis sido capaces de dar un centenar de conciertos teniendo en cuenta lo convulso que está el panorama.
“Creo fueron 100 o 101. También hice algunos con Delving (proyecto en solitario de DiSalvio que debutó el año pasado -ndr). Ha sido un año muy ocupado. Puedes decir que ha sido el año de nuestro retorno (risas)”.
«En cada canción hay una parte que escapa de nuestro control, es como si se escribieran solas» NICK DISALVO
Respecto a lo que comentabas del concierto que distéis aquí en las Okkult Sessions, me sorprende que la promotora quisiera cancelarlo por la escasa venta de entradas. Recuerdo estar desde primera hora que abrieron las puertas y es cierto que durante las dos primeras bandas no había mucha gente. Pero luego, cuando tocaron Pallbearer y después vosotros, la sala estaba bastante llena.
“No sé cómo funcionará la escena en Madrid, pero puedo decirte que en Estados Unidos, con un line up similar al de aquel día, solemos meter unas doscientas personas más cada noche en comparación con Europa. Es algo con lo que muchos grupos han tenido que lidiar este año. Muchos promotores nos han comentado que la venta de tickets ha bajado muchísimo y que no están recuperando dinero, excepto por los conciertos más grandes que sí están funcionando. El problema está para los que estamos en la parte media o baja. Hay mucha competencia y todo el mundo está intentando aprovecharse de la oportunidad de volver a organizar conciertos. Es una situación complicada porque entran muchos factores en la ecuación”.
El caso es que en ciudades como Madrid tienes conciertos todos los días. Y en un fin de semana puede que tengas hasta cuatro o cinco opciones diferentes si quieres ver música en directo, sin importar que sean bandas grandes o pequeñas. Por eso digo que en parte me llama la atención que las Okkult Sessions estuvieran al borde de la cancelación, porque luego creo que funcionó bastante bien en cuanto a público. Además, era un domingo, el día anterior también tocó Cult Of Luna… Imagino que mucha gente que fue a verles también podría haber ido.
“Claro. No todo el mundo tiene 50 euros todos los fines de semana para gastar en conciertos, cerveza, transporte… Es muy caro, así que la gente tiene que elegir bien en qué invierte el dinero. Como decía antes, somos muchas bandas girando y hay una competencia brutal, pero es parte del juego. En Europa siempre ha sido así, sobre todo en verano y en otoño que es la época cuando suele haber más tours. Pero ahora parece que todo el mundo ha vuelto a la vez”.
Te quería preguntar también por un problema que tuvisteis este verano cuando perdisteis todo vuestro equipo en un vuelo de Lufthansa. No sé si llegasteis a recuperarlo.
“Sí, lo logramos. La historia es que perdimos todo el equipo entre el DunaJam y un festival que hicimos en Finlandia. Había un vuelo que hacía escala en Alemania y ahí perdimos todo. Nos llevó dos meses pero conseguimos recuperarlo. Contactamos con alguien de Lufthansa que nos ayudó y tuvimos la suerte de que otro pasajero que estaba buscando también su equipaje encontró el nuestro. Nos mandó un mensaje y nos lo devolvió. Si no hubiera sido por él ahora mismo estaríamos echando de menos todas nuestras guitarras”.
Lo curioso es que este verano hubo muchas cancelaciones de última hora porque los grupos perdían vuelos, se contagiaban… diversos problemas de todo tipo. En vuestro caso, habéis podido salvar todas las fechas, lo cuál me parece un verdadero logro visto lo visto.
“Tienes razón. Podría haber sido mucho peor. Intentamos no coger muchos vuelos de un lado a otro por este motivo. Hay muchos factores que pueden hacerte cancelar un bolo. Pierdes un vuelo, se retrasa, tus instrumentos no aparecen… Cada vez que haces algo así, te la estás jugando”.
Antes de pasar ya a hablar del nuevo álbum, solo por curiosidad; ahora mismo, ¿dónde movéis más publico? ¿Aquí en Europa o en Estados Unidos?
“En este momento creo que somos más grandes en Estados Unidos. Si es un concierto propio dónde somos los cabezas de cartel, suelen venir unas quinientas personas de media. Depende de la ciudad, pero en la última gira que hicimos allí casi todos los conciertos se agotaron. Pero te diría que por estadísticas, ventas de discos y demás, ahora mismo tenemos más público en Estados Unidos que en Europa”.
OK. Ahora sí, hablemos de Innate Passage. He podido escucharlo varias veces y creo que es otros gran álbum dentro de vuestra discografía. Según lo veo, creo que habéis conseguido un buen equilibrio entre la parte más atmosférica y psicodélica de vuestra música, que estaba muy presente en Omens y también en el disco de Delving, y los Elder con más pegada que no paran de lanzar un riff detrás de otro como hacíais en Lore y Reflections Of A Floating World.
“Es una buena descripción, sin duda. Tomé la decisión de escribir música más enfocada en los riffs de guitarra. No quería perder el toque progresivo de los últimos discos, pero sí traer de vuelta algo más de agresividad. Creo que la producción en Omens era muy seca, muy analógica… Hay riffs muy buenos, pero no tienen el mismo punch que en nuestros trabajos previos, y eso es por la producción. Procuro que lo que dice la gente no me afecte, pero vi que alguien se quejaba de que Elder ya no hacían grandes riffs. Entonces pensé: ‘¡Que os den! Voy a hacer un disco lleno de riffs solo para demostraros lo equivocados que estáis’ (risas). A eso le añades algo de progresivo, psicodelia, atmósferas… y ahí tienes el disco”.
No sé si ahora que tienes el proyecto de Delving, que se centra en la parte más ambiental de Elder, en tu cabeza es una forma de separar un poco ambas vertientes a la hora de componer.
“Puede ser. No es que fuera algo consciente, pero es verdad que durante un tiempo estuve muy centrado trabajando con sintetizadores en el estudio casero que tengo en mi apartamento. Profundicé mucho en esa parte creativa. Y eso es algo difícil de integrar en Elder porque somos una banda que se basa principalmente en las guitarras. Delving me ha ayudado a diversificar y explorar todas esas ideas. Ahora puedo decidir mejor que parte encaja más en un proyecto o en otro dependiendo si es más dura o suave. La primera vez que le enseñé el disco de Delving a algunos amigos y artistas que suelen colaborar con nosotros en las grabaciones me preguntaron; ‘¿por qué no sacas esto como un disco de Elder?’ (risas). Para mí es un área muy importante con la que expresarme. Creo que la música de Delving está más liberada de cualquier tipo de expectativa, puede ser cualquier cosa. De hecho, las canciones en las que estoy trabajando para el siguiente álbum son muy diferentes respecto al primero. En cambio Elder tiene su propia identidad y es importante que permanezcamos fieles a ella”.
Ya que lo has mencionado, ¿podemos esperar un nuevo disco de Delving para el año que viene?
“No estoy seguro. Mi prioridad ahora es definir mejor todas las ideas que tengo. Me gustaría grabarlo durante este invierno si fuese posible, pero todo depende de los malditos tiempos de fabricación. Tengo asumido que si fuese capaz de tenerlo todo listo para primeros del próximo año podría salir a finales de 2023. Pero no tengo ni idea”.
Volviendo a Innate Passage, me gustaría que me hablaras de ‘Merged In Dreams – Ne Plus Ultra’. Debo decirte que mi canción favorita de Elder, y probablemente también de los últimos diez años en general, es ‘Lore’. Puedo escucharla decenas de veces y nunca me canso de ella. Pero esta creo que se acerca bastante. ¿Cómo se compone una monstruosidad así?
“Supongo que del mismo modo que se hace cualquier canción de Elder (risas). ‘Merged In Dreams – Ne Plus Ultra’ en particular estaba muy fragmentada al inicio. Por eso dividimos el título en dos partes, porque de algún modo es como si hubiéramos juntado dos o tres canciones en una. Creo que es bastante fácil ver las diferentes secciones: el principio, la parte de la mitad y el final. Cada una de ellas tuvo su propio desarrollo durante el proceso de composición, pero al final decidimos forzarnos a que encajaran entre ellas. Especialmente el final lo añadimos cuando estábamos en el estudio grabando. Fue como si cobrase vida propia. En cada canción hay una parte que escapa de nuestro control, es como si se escribieran solas (risas). Con esta sí que fue intencionado intentar hacer la canción más larga posible. Quisimos hacerla incluso más larga de lo que ha acabado siendo, pero no eramos capaces de justificarlo (risas). De todos modos, creo que quedó muy bien. Tiene una progresión diferente al resto de canciones del disco”.
Bueno, para el siguiente tenéis pendiente batir vuestro propio récord.
“Tal vez deberíamos intentar escribir nuestra canción más corta por una vez (risas)”.
Luego te quiero preguntar por eso mismo más adelante. Pero antes, hablando de las letras, en la nota de prensa decís que Innate Passage trata sobre el mundo cada vez más surrealista en el que vivimos desde una perspectiva de fantasía. Me llama la atención que, al contrario de otros géneros como el hardcore o el thrash metal, dentro del stoner y el doom nunca ha habido una corriente que sea especialmente crítica a la hora de hablar de los problemas de la sociedad o la política. Y si lo han hecho en algún momento, siempre ha sido a través de referencias a la ciencia ficción o cosas por el estilo. ¿Por qué crees que a este tipo de grupos les cuesta más tratar estas temáticas?
“Es una buena pregunta. No estoy seguro de saber cómo responderte. Por un lado, la mayoría de bandas de stoner suelen caer en los mismos clichés fácilmente. Personalmente, a mí me llevo mucho tiempo encontrar mi propia voz en muchos sentidos, entre ellos las letras. Quería escribir sobre cosas que de verdad me importaran y profundizar en ellas. Pero, por ejemplo, nuestro primer disco hablaba básicamente de Conan El Bárbaro (risas). Y lo mismo pasa con otras bandas de este estilo. Todas hablan de las Generator Parties, cruzar el desierto, fumar hierba… Los grupos de doom siempre meten imaginería satánica. Tal vez sea porque la gente tiene otro tipo de intereses y preocupaciones. Y Elder tampoco somos una banda política, desde luego, pero creo que es importante tener un mensaje. No me gusta escribir un texto que esté vacío de contenido simplemente para rellenar un espacio. Lo que trato en nuestras canciones es lo que sale cuando estoy buscando dentro de mi alma, lo cuál también es un cliché (risas). Pero quizás a muchos grupos de stoner no les importe eso y lo que buscan es una vía de escape cuando llegan a su local de ensayo, suben los amplis al 11 y se imaginan que están conduciendo por el desierto. No lo sé. Pero también hay gente que tiene miedo de expresar un mensaje dentro de su música que pueda ser interpretado políticamente”.
Yo creo que tiene más que ver con que la gente busca precisamente eso: una forma de evadirse de la realidad.
“Exacto. Y soy consciente de que Elder no hablamos de una forma directa sobre estos temas. Cada canción está planteada de un modo en que pueda tener distintos significados porque todo está escrito de una forma poética. No somos como Rage Against The Machine, eso está claro (risas)”.
Por otra parte, y siguiendo con el stoner, es un género que siempre ha estado muy arraigado al underground. Cuesta encontrar bandas que realmente hayan llegado al mainstream. El único caso quizás sea el de Queens Of The Stone Age, y obviamente su música ha cambiado mucho desde que empezaron. Monster Magnet parece que tuvieron su oportunidad durante cinco minutos con Powertrip, pero se quedaron ahí ¿Piensas que es algo inherente a este estilo? Me refiero a que si haces este tipo de música, ya sabes que tienes un techo que muy difícilmente vas a poder superar.
“Por supuesto. Es doloroso ver que este tipo de música jamás llegará a ser popular. Pero no me importa, porque normalmente las canciones que suelen tener éxito en las listas están carentes de alma, y eso es porque están hechas por gente que tampoco la tiene. No sé muy bien cómo explicarlo, pero cuando escucho la radio y veo lo que es popular dentro del rock, me resulta jodidamente horrible. Podría argumentar que no siempre ha sido así, porque desde los 70 hasta los 90 siempre hubo música rock decente en el mainstream. Pero si haces canciones largas, como es nuestro caso, es complicado llegar al público de ahora. Creo que las redes sociales han hecho mucho daño porque han convertido a la gente en seres incapaces de prestarle atención a algo que dure más de 30 segundos. Cada vez resulta más difícil vender el tipo de música que hacemos, pero sabemos que nuestros seguidores son verdaderos fanáticos de este estilo. Y eso mola, pero aún así somos conscientes de que nunca seremos una banda grande. Si alguna vez el rock progresivo llegó a ser comercial fue en los 70 durante un periodo muy corto de tiempo. O tal vez con Opeth y Dream Theater…”.
Bueno, el último disco de Tool fue número uno en Estados Unidos cuando se publicó. ¡Hasta desbancaron a Taylor Swift!
“Sí, pero creo que tiene mucho que ver con la nostalgia. Tool han sido una banda muy grande desde sus comienzos, pero no estoy seguro de cuántos fans nuevos habrán conseguido en los últimos años. Puede que esté equivocado…”.
Supongo que, en su caso, el que pasen tantos años entre un álbum y otro hace que haya una nueva generación de seguidores cada vez que publican algo. Seguro que en los últimos quince años ha habido mucha gente joven que les ha descubierto. Puede que sea una de las razones por las que siguen ahí arriba.
“Es posible. Pero volviendo a la pregunta, también depende de cuánto puedas o quieras invertir en convertirte en un grupo grande. Necesitas estar en un sello grande, en una agencia de management importante, hacer mucha promoción… Nosotros no estamos interesados en eso, solo queremos hacer música. Para alcanzar ese nivel se necesita de mucho compromiso y ambición”.
«Creo que las redes sociales han hecho mucho daño porque han convertido a la gente en seres incapaces de prestarle atención a algo que dure más de 30 segundos» NICK DISALVO
Antes has hablado de la manera en la que las redes sociales afectan a cómo la gente consume la música hoy en día. Especialmente con el auge de TikTok, creo que estamos llegando a un momento realmente preocupante porque ya no es que ni tan siquiera interese escuchar el single del disco, sino que solo se busca un momento concreto de la canción. No sé en qué lugar os deja a un banda como la vuestra dentro de un mundo en el que todo avanza tan rápido, porque vuestra música desde luego no es para escucharla de pasada.
“Por norma general, suelo pensar en términos pesimistas respecto a esto. Que nadie va a escuchar la música que hacemos o que cada vez sea más duro conseguir nuevos seguidores. Pero al mismo tiempo, estamos empezando a ver publico adolescente en nuestros conciertos, y no es un número pequeño. No sé si es porque la cultura alternativa todavía existe como cuando nosotros éramos más jóvenes. Pero si miras nuestras estadísticas en Youtube o Spotify, la mayoría de la gente abandona nuestras canciones a los dos minutos. Tengo la sensación de que por cada paso que damos hacia un mundo cada vez más controlado por las redes sociales, se pierde algo de sustancia y valor. Pero también el que los chavales de ahora estén creciendo rodeados de ordenadores y smartphones, hace que cuando ven los viejos tocadiscos de sus padres piensen que antes era cuando la música significaba algo de verdad. El poder tenerla en un formato grande que pudieses tener entre la manos y admirarla. Eso explica en parte el despertar del vinilo y que cada año se vendan más, pero también que artistas como Taylor Swift quieran tener el suyo (risas). Todo el mundo intenta capitalizar esto ”.
¿En algún momento se te ha pasado por la cabeza el intentar escribir canciones más cortas, de cuatro o cinco minutos? No digo hacer algo más pop, pero sí accesible para otro tipo de gente a la que le asuste tener que escuchar un álbum entero con canciones de diez minutos.
“No es algo que nunca hayamos decidido no hacer. Simplemente es algo que no ocurre. En realidad, el modo que tengo de componer nace de tres o cuatro minutos de música. Pero me resulta extremadamente complicado no seguir añadiendo cosas. No quiero sonar arrogante, pero intentamos no incluir ideas que no funcionen en una canción. Preferimos quedarnos con las que son capaces de sostenerse por sí mismas. Si tienes una buena idea es una pena no otorgarla el tiempo necesario para que se desarrolle. Por eso nuestros temas son tan jodidamente largos (risas). No considero que tenga talento para hacer canciones que sean cortas, pegadizas y fáciles de recordar”.
De todos modos, el tener temas tan extensos luego es un problema para hacer los setlists. En una hora, solo podéis tocar cinco o seis como mucho, y algunos como ‘Compendium’ o ‘Dead Roots Stirring’ ya son obligatorios en vuestro repertorio. ¿Os cuesta mucho encontrar un espacio para las nuevas canciones?
“Es todo un dolor de cabeza. Como bien dices, tenemos canciones que son un must en los conciertos y no queremos dejarlas fuera para decepcionar a los fans. Para nosotros es realmente difícil intentar añadir canciones nuevas al repertorio sin tener que apartar las más antiguas. En realidad podríamos tocar cualquier cosa que quisiéramos, pero luego es muy agradecido ver que la gente alucina cuando tocamos alguna de las canciones más viejas como ‘Dead Roots Stirring’. Si hiciésemos canciones de tres minutos no tendríamos ese problema (risas). La otra solución sería tocar tres horas, pero nadie quiere algo así”.
¡Yo sí quiero!
“No. Tú piensas que quieres eso, pero créeme, no te gustaría (risas). Hora y media es lo máximo para nosotros”.
¿Y el año que viene podremos veros otra vez por aquí haciendo conciertos de hora y media?
“De momento no tenemos nada cerrado para 2023. Hay algunos festivales en verano, pero para serte sincero, la situación económica no es favorable para grupos que giran tantísimo como es nuestro caso. Estamos preparando muchas fechas en Estados Unidos, pero tenemos que esperar a ver como funcionan las cosas cuando empiece el próximo año para empezar a plantearnos que podemos hacer. Por supuesto que habrá conciertos en Europa, pero no haremos 60 como este año (risas)”.
GONZALO PUEBLA