Al igual que el volcán de La Palma de dónde son originarios, Ella La Rabia llevaban mucho tiempo inactivos. Hasta ahora. Con su segundo largo, Canción De Cuna Oceánica, la banda afincada en Madrid, pero de corazón y sangra canaria, aspira a dar el golpe definitivo que les coloque entre las posiciones destacada de la escena nacional.
Aunque es probable que el nombre de Ella La Rabia te haya empezado a sonar en los últimos años, lo cierto es que sus componentes no son precisamente unos recién llegados. Bautizados inicialmente como Killing Pete, Edu Pérez (voz y guitarra), Javi Pérez (guitarra), Óscar Rodríguez (bajo) y Pablo Conterio (batería) empezaron a tocar juntos a comienzos de la pasada década en fiestas de colegios mayores de Madrid, concursos de bandas, e incluso paseando su extravagante y festivo folk rock por eventos de renombre como Viñarock o Sonorama.
Fue en 2018 cuando decidieron, además de cambiar de nombre, tomar una nueva dirección dónde la influencia de la cultura y mitología canaria (tres de sus miembros nacieron en las islas) cobraría una mayor importancia en su propuesta. Ese mismo año publicaron su debut homónimo sorprendiendo por la original alianza de un post hardcore metalizado con la música tradicional de su tierra, además de reivindicar la poesía de la zona. A lo largo de los dos años siguientes llevarían el disco por toda la geografía española, colándose en el Resurrection Fest además de algunas fechas por Inglaterra acompañando a Minor Empires. Todo parecía ir rodado para un grupo dispuesto derribar todas las barreras que se le pusieran por delante.
Pero cómo a tantísimos otros, el COVID les obligó a hibernar durante una buena temporada. Durante ese tiempo, Ella La Rabia han cuidado hasta el más mínimo detalle de Canción De Cuna Oceánica (Calaverita), su segundo larga duración. Desde la grabación a medio camino entre los Ultramarinos Costa Brava de Santi García y los Westline Studios de Juan Blas, potenciando aún más si cabe su particular sonido, hasta la increíble portada que vuelve a ilustrar la cubierta llena de referencias ocultas en sus canciones. No hay ni un cabo suelto en una obra por la que han decidido apostarlo a todo o nada. Y todo apunta a que tienen la mano ganadora.
Quería empezar preguntándoos por vuestros comienzos en los que os hacíais llamar Killing Pete. ¿Qué me podéis contar de aquella época?
EDU PÉREZ “La verdad que estuvimos muchísimo tiempo con ese nombre. Empecé a tocar con Javi en un colegio mayor cuando llegamos a Madrid. Después sobre 2010 entraron Pablo y Óscar y dimos nuestro primer concierto aquí al año siguiente. Tocamos en un concurso de bandas, el Wolfest, donde precisamente ganamos el premio de Rockzone en 2012”.
ÓSCAR RODRÍGUEZ “Recuerdo que estábamos muy nerviosos antes de ese bolo y bebimos un montón (risas). Aún así, no fue mal. Además del premio de RockZone, creo recordar que nos clasificamos para otra ronda del concurso”.
PABLO CONTERIO “En aquel entonces nos preocupábamos más por comprar bebida para hacer botellón en los ensayos que de tener equipo propio”.
ÓSCAR “Una vez tocamos en una sala petada para 80 personas y llegamos media hora tarde porque estábamos en casa bebiendo cerveza. Éramos muy punkis (risas). Musicalmente hacíamos una mezcla muy extraña porque Edu tocaba el violín, yo la gaita… Era algo medio folk rock, pero a la gente le gustaba”.
EDU “Imagínate que Billie Joe Armstrong de Green Day y Kutxi de Marea se reúnen antes de entrar a un centro de desintoxicación y se meten a un estudio a componer y grabar un disco en el momento. Pues eso era Killing Pete (risas)”.
PABLO “Aún con todo eso, llegamos a tocar en un Viñarock y en el Sonorama. Ya para entonces tocábamos temas que acabarían en el primer disco de Ella La Rabia”.
«Cuando buscamos meter caña, no nos cortamos. Vamos a cuchillo. Y al revés también» JAVI PÉREZ
¿Qué es lo que os hizo ver que necesitabais cambiar de rumbo, tanto en el nombre como en la propuesta? Porque el violín o la gaita no es algo que asocies al folklore canario, precisamente.
EDU “A nosotros nos gusta el folklore canario porque lo escuchamos desde pequeños, pero particularmente en nuestras familias siempre ha sonado mucha música celta. Nosotros queríamos hacer música que se pudiese compartir y disfrutar con el público. No era algo tan profundo como lo que empezamos a hacer después con Ella La Rabia. Comenzamos a madurar y descubrimos bandas con una personalidad más genuina, por así decirlo. Más tirando al rock alternativo, progresivo, post hardcore en castellano: Catorce, Minor Empires, Toundra… No diría que todas fueran una influencia, pero sí que nos despertaron las ganas de currarnos más las letras y tener un mensaje y una identidad propias. Cambiar de nombre era algo que ya habíamos pensado, pero el empujón definitivo nos lo dio una persona que trabajó mucho con nosotros en la preproducción del primer álbum, que es Jorge Vileilla de Virgen. Él se metió en nuestro local de ensayo con una libreta y nos dio unas cuantas indicaciones de por dónde tirar”.
PABLO “Por ejemplo, la semilla de ‘Elba’ fue una idea suya”.
EDU “Nos insistió mucho en mirar hacía nuestras raíces. En ese tema en concreto, la tonadilla de la estrofa es una canción que me cantaba mi bisabuelo cuando era pequeño que se llama ‘Aires De Lima’, una canción popular de La Palma”.
ÓSCAR “Por otro lado, yo estaba harto de tocar la gaita. Es un instrumento muy delicado y afinarlo es complicado. Necesitas mucho silencio. También con Killing Pete había muchas combinaciones. Teníamos canciones dónde yo no tocaba el bajo, nos cambiábamos los instrumentos… Simplificarlo fue parte de la evolución, pero también de como queríamos enfocar el proyecto. Killing Pete fue un nombre que nos tuvimos que poner de prisa y corriendo. Elegir el nombre de Ella La Rabia nos llevó meses”.
EDU “Nos gustaba mucho el término ‘rabia’, pero queríamos algo más elegante. Me acuerdo que iba a la biblioteca María Zambrano y empezaba a coger libros de poesía buscando ideas para el nombre del grupo. Ahí encontré un poema de Anna Ajmátova dedicado a una tía suya que durante la guerra había luchado por sacar a sus familia adelante. Había un fragmento en el que se hacía mención a su nombre como ‘Ella Victoria’. Me pareció un nombre tremendo. Luego fui a buscarlo a Google y descubrí que había un canal de Youtube de maquillaje muy conocido con ese mismo nombre (risas). Así que decidimos quedarnos como Ella La Rabia. El problema es que luego tuvimos que convencer a Javi de que lo había elegido él porque no le gustaba nada al principio (risas)”.
Con vuestro debut homónimo girasteis muchísimo, llegando a actuar incluso en el Resu.
PABLO “Fueron alrededor de 40 fechas entre 2018 y comienzos de 2020”.
JAVI PÉREZ “Con Killing Pete nunca habíamos tenido ese ritmo. Antes nos pasábamos tres semanas durante el verano durmiendo en la furgoneta o en la playa”.
ÓSCAR “Íbamos a tocar allá donde surgía la oportunidad y a veces tocábamos para salas vacías. La verdad que no lo planteamos bien, a pesar de que nos lo pasábamos teta (risas). Hay gente que con mil euros se va una semana a Ibiza. Nosotros con trescientos salíamos de gira”.
PABLO “Con Ella La Rabia vimos una evolución tanto en la calidad de los conciertos como en el público. En los últimos bolos que dimos con Catorce, ahí todo empezaba a funcionar. Tocábamos bien, siempre había gente, se sabían las canciones… Acabábamos con buenas sensaciones”.
JAVI “También hemos conocido otros grupos con los que nos hemos ido hermanando. El poder contar con una banda en cada zona que mueva gente hace mucho. Al principio nos apañábamos con cualquier cosa”.
ÓSCAR “Pero la gran diferencia es que con Killing Pete anunciábamos un concierto en una sala sin banda local y con suerte venían una o dos personas. Ahora con Ella La Rabia podemos ir a Valencia y sabemos que va a haber público”.
EDU “Para un grupo como nosotros que nos movemos por salas pequeñas el poder meter 60 o 70 personas por bolo ya nos parece la leche”.
JAVI “No recuerdo cuando fue, pero sí que hubo un momento en el que me encontré a mí mismo después de cada concierto pensando, ‘joder, hoy estuvo bien’. Y eso se repetía a menudo. También el darte cuenta de que no estás palmando pasta es importante. Eso ha sido gracias a gente de puta madre que nos ha facilitado alojamiento, comida…”
EDU “Hay peña dentro de este mundillo que nos ha tratado como a reyes. Recuerdo después de tocar en Murcia acercase una chica, que ahora es amiga nuestra, Elsa de Le Mur. Nos compró el disco y nos ofreció quedarnos en su casa porque no teníamos sitio donde dormir aquella noche. Al día siguiente Pedro, su pareja, nos preparó un desayuno de puta madre también”.
JAVI “A nivel de infraestructura, Bonberenea es lo más loco que he visto nunca. Te dan de comer, tienes un skate park, barra libre…”
ÓSCAR “En el Atzavara de Sant Feliu nos hicieron una barbacoa de butifarra que estaba increíble también. La verdad que sitios auto gestionados como estos son una maravilla”.
¿Cuando empezasteis a componer Canción De Cuna Oceánica?
EDU “Durante la anterior gira. El primer tema fue ‘Cumbrenueva’. Ya ahí había estrofas que a los chicos les gustaban mucho. Hice un borrador de un montón de audios que tenía guardados y comencé a hacer estructuras de las canciones. Las llevaba al local con una acústica y empezábamos a construirlas. A nivel personal, quise darle más importancia a las letras. Jaime de Catorce me recomendó un autor que me voló la cabeza que es Antonio Gamoneda. Pablo y su chica María me regalaron un recopilatorio de toda su obra. Eso me ayudó un montón y de ahí salté a otros autores… Me nutrió a la hora de tener más recursos, no solo para darle más profundidad a los sentimientos, sino para vestirlos mejor. Que las letras estuvieran a otro nivel. Y en lo musical creo que todos hemos dado un paso adelante para estar a la altura”.
El disco suena muy espontáneo y natural. ¿Os salieron muy fáciles los temas o les distéis muchas vueltas?
JAVI “Algunas cosas que parecen tonterías, como un pasaje de apenas 10 segundos, fueron todo un quebradero de cabeza”.
EDU “Por ejemplo, a ‘Valenta’ la tenemos mucho cariño porque le dedicamos muchísimo tiempo”.
PABLO “Y luego hay arreglos que surgen en un segundo y cambian la canción entera. El final de ‘Yruene’ al principio iba a ser algo completamente distinto que no tenía nada que ver con cómo ha resultado”.
ÓSCAR “Nosotros no somos como otros grupos que componen 45 canciones y eligen 10 para el disco. Preferimos centrarnos en juntar todas las buenas ideas que tenemos”.
JAVI “Lo que sí te diría que para nosotros es curioso que, cuando vamos a grabar al estudio, nos salen muchas cosas allí mismo. En este álbum no tanto porque lo teníamos todo bastante claro, pero la efervescencia del momento que se crea en el estudio a mí me flipa. Me mola saber que voy a grabar algo solo una vez y se va a quedar ahí para siempre tal y como surja en el momento. Es algo que me activa. Hay partes de ‘Valenta’ o el inicio de ‘Canción De Cuna Oceánica’ que nos pasamos meses trabajando en ellas. Y luego, en un momento de calentón, probar una cosa en un minuto y dejarla grabada a la primera”.
EDU “El riff a lo Slipknot de ‘Cumbrenueva’ también salió de esa manera. Compositivamente hemos desarrollado un criterio que se ajusta al gusto común de todos. Sabemos que vamos a hacer música que nos mole a los cuatro”.
Ya que habláis de la inspiración en el estudio, ¿qué tal con Santi?
PABLO “No es solo por el sonido, pero una cosa que valoro muchísimo de él es la parte psicológica. Como sabe tratar los problemas y las rencillas que van saliendo durante la grabación. Si te dice que algo está mal, lo hace de una forma elegante en la que no te sientes presionado, sino que le da un enfoque constructivo. La manera que tiene de gestionar situaciones como esas demuestra las tablas que tiene”.
JAVI “Luego a la hora de conseguir sonidos, no le costaba nada entender lo que queríamos. No le hacía falta estar probando siete pedales distintos”.
EDU “Las canciones son muy cañeras pero luego utilizamos un ampli Orange de los 70 y algunos pedales hechos a mano de cuando él estuvo en Chicago. Con las guitarras queríamos huir un poco del metal y tirar por algo más vintage y orgánico”.
Luego he visto que muchos de los arreglos los grabasteis en Westline con Juan Blas.
ÓSCAR “Todos los arreglos los ha hecho gente que es de Madrid y por logística no nos les podíamos llevar a Ultramarinos. En Westline estuvimos un día entero grabando percusiones, metales, algún coro…”.
EDU “La intro folklórica de ‘Canción De Cuna Oceánica’ fue grabada en Tenerife por un grupo de allí que se llama Támbara, aunque nosotros no estuvimos presentes. El son cubano del final de ‘Yruene’ se hizo en la bodega de mi tío… Son detalles que tuvimos que ir terminando en otros sitios, pero la base está grabada con Santi”.
Mi percepción del álbum es que se trata de una continuación aumentada del debut. Todo está mucho más concentrado, va a mil por hora… pero al mismo tiempo creo que toda la parte que muestra de dónde venís está mejor integrada.
PABLO “No es una evolución pensada. Estuvimos dos años girando con otras bandas, aprendiendo e inspirándonos en los discos que escuchábamos… No es que intentásemos hacer un álbum más duro, simplemente nos salió así”.
JAVI “Quizás nos hemos radicalizado un poco. Cuando buscamos meter caña, no nos cortamos. Vamos a cuchillo. Y al revés también. De hecho, creo que una de las cosas que nos caracteriza es que no tenemos que esperar a que pase otra canción para cambiar de mood. Si en una canción hay picos y valles y vemos que nos pega, pues lo metemos dentro”.
Precisamente, esas partes que ya hemos comentado, ¿cómo se os ocurren? Porque por un lado está la esencia de vuestra propia tierra, pero luego en ‘Yrune’ metéis un son cubano.
PABLO “’Yrune’ ya nació loca desde el principio. Nuestra idea con ese tema era hacer algo como The Prodigy’.
EDU “Esa canción en concreto es para nosotros. En realidad todo el disco lo es, pero lo que quiero decir es que si de repente nos apetece meter un ritmo latino, lo hacemos, sin necesidad de pensar si a la gente le va a gustar o no. Al principio queríamos darle un rollo más electrónico, de drum & bass, pero fue virando hacia algo más acústico e incluso una especie de reguetón metal”.
JAVI “Quisimos hacer una puta locura y partiendo de eso nos dimos el gusto. Es una canción para tocar en directo, soltar las guitarras, ponernos con las congas y acabar con latineo. Es para disfrutarla. De hecho, por dos decisiones diferentes de dos segundos cada una, podría haber acabado siendo algo completamente diferente”.
EDU “Cuando la tocamos por primera vez en Santa Cruz de La Palma este verano estaban ahí los metaleros partiendo cadera (risas). Fue increíble”.
Al igual que en el primer trabajo, habéis rodeado al álbum de todo ese aire conceptual que va desde las letras al artwork. En el anterior era muy evidente que os gustaba el estilo de John Baizley de Baroness y aquí se repite también con algunos símbolos que ya aparecían en la portada de vuestro debut.
PABLO “De la portada se ha vuelto a encargar Mariano Sánchez. El estilo no es algo que buscásemos tal cuál, pero es obvio que las portadas de Baroness fueron una gran inspiración. Al igual que ellos, hemos buscado que cada disco fuese de un color distinto”.
EDU “Lo guay es que le hemos metido mucha simbología de La Palma, que es de dónde venimos. Como decíamos, hay elementos que se repiten: las runas de los guanches, la graja, que es el animal endémico de la isla… En la primera portada estaba representada Magec, la diosa de sol. Esta vez Mariano, tras escuchar el disco y documentarse sobre la mitología canaria, nos dijo que en lugar de una mujer iba a haber cuatro que representasen las cuatro estaciones y las diferentes etapas de la vida. Una es la inocencia, otra vence al demonio, la que se asienta y por último está la sabiduría, que es la que se despide y a la que abraza la muerte. Esa es la base del dibujo. También aparecen Yruene, el perro de fuego, el demonio… De algún modo, todas las canciones están representadas ahí. Luego Albert Ramos fue quién le puso los colores de una forma espectacular. La verdad que hemos tenido mucha suerte de poder contar con ellos en el equipo”.
En ‘Cumbrenueva’ tenéis a Rubén de Viven y Ànteros poniendo la voz.
ÓSCAR “A diferencia del anterior disco, dónde tuvimos tres cantantes colaboradores (Jorge Vileilla en ‘La Huella’, Kantz en ‘Nuestra Lucha’ y Juan Blas en ‘Atenai’ -ndr.), esta vez solo hay uno y además elegido totalmente a conciencia”.
JAVI “Esa parte estaba pensada para él. Somos muy fans de Viven y en concreto Las Tripas Y El Lodo me parece uno de los mejores discos que se han hecho en este país. Es una barbaridad. Además de que son muy buenos amigos nuestros”.
De todas las canciones, ‘Santa †’ es a la que más posibilidades le veo de llegar a la gente. De hecho, me sorprende que no haya salido como single. Es un canto de añoranza al hogar.
EDU “Hay un verso que dice, ‘recuerdo encajar pero sentirme diferente’. Ahí estoy haciendo referencia a mi niñez en La Palma. Obviamente, yo tenía mis amigos y demás, pero siempre hacía cosas distintas al resto. En clase era el freak porque quería tocar la guitarra. A mis colegas en cambio les gustaba el futbol y el reguetón. Yo tenía la ilusión por salir fuera, de poder tocar y ver más cosas de lo que había allí, porque La Palma es un sitio pequeño, casi como un pueblo. No es como estar en Madrid”.
JAVI “Es curioso que la menciones como posible single porque nunca la terminamos de ver en esa tesitura. Más que nada porque nuestro público viene del metal y el hardcore y esa canción no tiene nada que ver”.
ÓSCAR “A mí me hubiera gustado sacar ‘Ella La Rabia’. De hecho, el sello nos la propuso para testear después de tanto tiempo sin publicar nada. Es el tema más cañero del disco. Pero ‘Valenta’ también funcionó muy rápido y muy bien”.
EDU “De todos modos, mola haber sacado cuatro singles y que todavía queden temazos por descubrir cuando la gente lo escuche todo entero. Es un disco sin descartes”.
Precisamente, como acabáis de decir, llevabais mucho tiempo sin dar señales de vida. A pesar de que el primer álbum funcionó bien, ¿temíais que la gente se hubiera olvidado de vosotros?
PABLO “Todo lo que hemos recibido en cuanto a críticas, números, reproducciones… ha estado bastante por encima de nuestras expectativas. El primer concierto que dimos este verano en La Palma estuvo hasta arriba de gente”.
JAVI “Mi sensación es que vino el COVID, nos cortó el rollo y justo lo hemos recuperado dónde estaba. No hemos notado un bajón. Puede que incluso el haber tardado tanto nos haya venido hasta mejor”.
PABLO “La prueba de fuego será cuando hagamos la presentación aquí en Madrid”.
ÓSCAR “También cuando estamos contactando con grupos para salir de gira o llamamos a las salas de fuera, el feedback está siendo muy positivo. Creo que la gente tenía ganas de que sacáramos cosas. El tener a la peña pendiente de lo que estás haciendo no es fácil”.
Viendo todo esto que estamos hablando, queda claro que la apuesta que estáis haciendo es muy fuerte. Canción De Cuna Oceánica está pensado para que ocurran cosas, y aún así no es un álbum en el que haya concesiones comerciales. ¿Aspiráis a llegar a un nivel al menos semiprofesional?
PABLO “Hay muchas ambiciones. Para nosotros lograr algo así sería un sueño, pero también somos conscientes de dónde estamos y el tipo de música que hacemos”.
JAVI “A veces hay bandas de un estilo similar al nuestro que funcionan y no acabas de entender muy bien porqué. Por ejemplo, Bala ahora mismo lo están petando. Que por otro lado es normal porque son buenísimas, pero no es un estilo habitual en el mainstream”.
ÓSCAR “Nosotros creemos que este disco va a tener su público y que seguramente, si nos metemos en festivales, habrá gente que venga a vernos y les gustará. En salas seguramente también funcionará bien. Ahora, ¿hasta dónde llegaremos? Ni idea. Ojalá sea como dices y podamos dar ese salto a ser un grupo que casi pueda llegar a vivir de esto. Para nosotros sería la hostia. Tenemos mucha confianza puesta en el disco”.
JAVI “Sí que hay momentos en los que el álbum busca ser de una manera y en otros instantes cambia. Pero eso es por nosotros. Es lo que querríamos escuchar ahora mismo. Hemos intentando hacer nuestro álbum favorito. A partir de ahí, aspiraciones todas, pero en cuanto a expectativas, personalmente, prefiero no hacerme muchas en el buen sentido. Ya el hecho de no palmar pasta, tener nuestra propia furgoneta, poder movernos, que la gente venga a vernos a los bolos… Para mí es la leche”.
ÓSCAR “Y si por lo que fuera el grupo se acabase el año que viene, lo que hemos vivido ya me parece increíble. Pero precisamente eso mismo es lo que nos hace seguir queriendo más”.
GONZALO PUEBLA