Mañana sábado 17 de diciembre, Álvaro Escribano presentará su primer trabajo en solitario en la Wurlitzer Ballroom de Madrid. El camino hasta llegar aquí ha sido largo, pero como dice el título de su debut, En El Camino Está La Perla.
Es muy posible que, sin ni siquiera ser consciente, de ello, alguna vez hayas escuchado una canción suya, le hayas visto encima de un escenario, o al menos hayas leído su nombre en RockZone. En los últimos 20 años, Álvaro Escribano ha formado parte de bandas como Kick Out, The Hardtops, Odeón, Swampig, Crazy Stacey & The Custom, además de haber grabado a muchas más como productor en sus estudios La Chulona de Madrid. A esta polifacética carrera, ahora hay que añadir el epígrafe de artista en solitario con la publicación el pasado 30 de septiembre de su debut en solitario, En El Camino Está La Perla.
En sus ocho canciones, todas redondas, Álvaro integra perfectamente su amor por el rock americano, con su gusto por la melodía y unas letras cercanas y con sentido. Además acompañado por el bajista Payom Hafezieh (Swampig, Culebra Road), el batería Conrado Martín (Doctor Explosión, Cooper) y el guitarrista David López(Zuma Birds, Buguibún), además de los vientos de Patxi Urchegui y David Pardo y los teclados de Sergio Valdehita, Escribano ha conseguido esa vitalidad que muchas veces se echa en falta cuando las artistas se ponen el traje de cantautor. De todo ello hablamos hace unos semanas con el hombre de las 1000 canciones.
El disco está lleno de temas que podrían ser singles. ¿Tenías la idea de hacer un disco desde un principio o más bien ibas haciendo canciones sueltas y luego viste que podían formar un álbum?
ÁLVARO ESCRIBANO “Fue un poco raro porque sí que había la idea de hacer un disco para presentar una historia en solitario, pero sí quería atacarlo, dentro de una coherencia, desde todos los palos que he tocado. Tampoco irme a lo más punkarra o lo más rápido, sino centrarlo más en la melodía en el rock y en el power pop sobre todo. El concepto del disco era el camino que yo había seguido desde hace 20 años que empecé a tocar hasta ahora. Quería resumirlo un poco todo. Sí que fui componiendo cosas a nivel estilístico diferentes, incluso rescaté alguna canción antigua que rehíce, pero la idea era que, sin ser un pastiche, fuera ecléctico”.
¿Cuántos discos has grabado como músico? Creo que he perdido la cuenta…
“Buff, con Kick Out dos, con Radio City Sinners uno, Odeón otros dos, con Surf-a-tomica tres; con Colman (Gota), el bajista de Insanity Wave, grabé dos, con To The Helpless llevamos dos, con Crazy Stacy uno… Y luego EP’s, el de los Hardtops, el primero de Crazy Stacy, también con To The Helpless… Igual me dejo alguno, pero creo que como 14 discos y 5 ó 6 EP’s”.
¿Y hasta ahora no te habías atrevido a poner tu nombre?
“No, tío (risas). Sabes lo que pasa, que al final independientemente de los de los artistas en solitario que tú escuches, en plan, yo qué sé, Chuck Berry o lo que sea, también escuchas muchos grupos, y yo siempre empecé a tocar con grupos, y siempre he sido parte de grupos, ya sea yo el que compone, el que canta, o el sideman que toca la guitarra. Mi filosofía siempre era que para qué voy a hacer yo algo con mi nombre si puedo tocar en un grupo con gente que mole”.
Pero mi sensación es que en la mayoría de grupos tú tenías mucho peso, se notaba mucho tu mano.
“Claro, depende del proyecto. Por ejemplo, en Kick Out, los Hardtops o Odeón, sí que era lo que yo quería hacer en ese momento. En Odeón menos, porque como un contrapunto con Sergio, pero siempre ha habido un concepto de grupo más o menos democrático en el que todos contábamos”.
¿Y a partir de ahora ya vas intentar hacer 14 discos con tu nombre o esto va a ser la excepción?
“Igual si intento hacer 14 con mi nombre en el último ya estoy con taca-taca, a disco cada dos años (risas). A ver, esto ha llegado para quedarse. Una vez que ya me decidí, que me convencieron… Por ejemplo, me convenció muchísimo Miguel de Le Voyeur que me dijo, ‘hazlo, hazlo, hazlo’. ¿Quiere decir esto que vaya a dejar de tocar en grupos? Pues no. Mientras tenga tiempo lo voy a compatibilizar. El otro día, Conrado, el batería de este proyecto, me preguntaba cómo estaba la cosa, y le dije que estoy juntando ideas para el próximo disco. Así que va a tener continuidad seguro, pero voy a seguir tocando en grupos también (risas).
«Parece que un proyecto en solitario tiene que ser una cosa más calmada, o más plasta-autor, pero no está escrito en ninguna parte que tenga que ser así” ÁLVARO ESCRIBANO
¿Tenías claro que lo querías hacer en castellano?
«Sí. Porque el paso ya lo di con Odeón, muy motivado porque Sergio y Joan ya habían compartido grupo conmigo en Kick Out, pero a ellos le gusta más la música en castellano, y me lo habían dicho un montón. Pero yo era el típico que de chaval decía, ‘Es que el rock’n’roll tiene que ser inglés’. Pues tu eres gilipollas (risas). Evidentemente no era por eso, sino porque me daba miedo. Pero luego lo hice con Odéon y ya no me daba tanto miedo. Era más el reto de hacer las letras un poco mejor. Pero estaba clarísimo que iba a ser en castellano. Es una dificultad añadida a componer en inglés. En inglés puedes rimar ‘station’ con ‘destination’ y ya tienes media estrofa. Me resultaba más fácil porque he escuchado más música anglosajona que en castellano, y porque a nivel idiomático es más fácil para para la música pop, en general”.
¿Cuál fue la canción que lo empezó todo?
“La que detonó el proyecto como tal fueron ‘Una De Cal Y Otra De Arena’ y ‘Estallar’. Esas dos canciones las compuse más o menos a la vez. Yo me lo había planteado como hacer una más, entre comillas, seria, más medios tiempos como ‘Qué Queda Por Hacer’ o ‘La Otra Mitad’. Y de repente me salieron estas dos muy rápidamente y me di cuenta que podía aunarlo todo. Pero cuando tuve esas dos tiré para adelante. Tenía más canciones, pero al final se quedaron en ocho porque veía que representaban todo lo que quería decir. Tenía otras dos, pero me sonaba reiterativo”.
En general, cuando alguien da un paso como este, suele tirar hacia el rollo cantautor, que puede estar muy bien, pero tiende a ser más apalancado. Poca gente hacer rock en castellano que tenga chispa.
“Total. Es verdad. Cuando le enseñé el disco a Lucas de To The Helpless me decía, ‘me ha gustado mucho, pero me imaginaba un disco tipo Justin Townes Earle’. Y a mí me flipa Justin Townes Earle, pero es que no tengo ese rollo ni compositiva ni interpretativamente. Por ejemplo , una vez que estaba comiendo con Carlos Tarque y Juan de Atlántico, y justo estaba a punto de grabara su primer disco en solitario, y le preguntamos por dónde iba a ir, y nos dijo que iba a ser un disco en rock’n’roll setentero. Y se descojonaba porque decía que los pavos de la compañía se pensaban que iba a hacer un disco en plan crooner (risas). Parece que un proyecto en solitario tiene que ser una cosa más calmada, o más plasta-autor, pero no está escrito en ninguna parte que tenga que ser así”.
De hecho, mi tema favorito es ‘Tierra Quemada’, creo que está entre las dos facetas.
“Cuando empecé a componerla tenía lo dos acordes, un Re y un Fa, que eso no lo he inventado yo (risas). Pero me acordé de ‘Tornadoes’, la canción de Drive By Truckers de The Dirty South y como entra la batería, se la puse a Conrado. Quería un tema lento, pero no quería un baladón. ¿Por qué no iba a poder crecer al final o tener una sección de vientos gigantesca? Quedé muy contento sobre todo porque creo que es una canción que no a nivel de concepto, pero sí a nivel ejecución es la más alejada de lo que había hecho hasta ahora”.
No había pensado en Drive By Truckers, pero sí en Neil Young que tiene esos temas que se van arrastrando y creciendo.
“Sí, total, es de esa escuela. Era pensando en ese tipo de de rock como mezclado con la raíz y con la americana, pero vamos a meterlo un poquito de lo que habrían hecho Wilco con los ruiditos, la reverb y delays, y vamos a terminarla con guitarras gigantescas, como si de repente llegara Mike Ness”.
Ya estás acostumbrado a ponerte el sombrero de músico, compositor, productor ¿pero no llega un momento en que estás perdido en tu propia paranoia? ¿Tienes un método para no perder la cabeza?
“A mí lo que más me cuesta cuando me estoy autoproduciendo son los coros. Igual que estoy produciendo a otro se me ocurren mogollón de ideas, sobre temas míos me cuesta mogollón. Es lo que más tengo que disociar y más escuchar la canción sin pensar en que es mía. Pero aunque sea un proyecto en solitario se basa mucho en la experiencia de banda. Lo que hacía es que cuando lo tenía todo grabado y arreglado, les pasaba las mezclas a Conrado, a David y a Payom, y a Blanca, mi mujer que también es técnico de sonido, para que fueran a saco y me dijeran lo que estaba bien y lo que estaba mal. Es una especie de pseudo co-producción con ellos. Adoptar el rol de compositor, intérprete y productor a la vez, hay gente que lo hace muy guay, pero es muy complicado. El apoyo que me han dado ellos cuatro ha sido cojonudo para eso”.
¿Qué expectativas tienes con el disco? Tengo la sensación que todos tus proyectos gustan, pero con ninguno has conseguido dar el paso para poder asentarlo, girar en condiciones…
“Yo creo que si con cualquier otro proyecto no ha pasado nada, sea con Hardtops o con Swampig, es porque no era suficientemente bueno. No tengo ningún rollo de nostalgia chunga. Evidentemente la intención siempre ha sido poder llegar a algo más, sabiendo lo que hay. Claro, de chaval con Kick Out queríamos ser Rancid, pero a medida que vas creciendo ves tus carencias, y ves cómo está el estado de la música que tocas. Con este disco las expectativas son las mismas de siempre. Lo hago en primer lugar para llenarme a nivel personal, y para que mi gente cercana le mole, pero sí que quiero que todo lo que pueda venir que venga. A medida que ido presentando los singles, he pensado en este disco más como una especie de presentación. Todo lo que venga, perfecto, y todo lo que no venga, no pasa nada. La idea es que vaya creciendo”.
¿Eres demasiado buena persona para triunfar?
“(Risas) No lo sé, o demasiado poco brasas. Ves a la gente que sabe moverse y piensas, ‘es que esta comida de oreja es muy profesional’ (risas). De más chaval veía a gente salir de noche, no pasándoselo bien, sino trabajando. Y la verdad como ahora estoy saliendo menos, pues ni me lo planteo. Si tiene que venir, quiero que sea de manera orgánica”.
JORDI MEYA