Han tenido que pasar diez años para que los fans de Evanescence pudieran escuchar nuevo material de la banda. Por suerte, The Bitter Truth ha cumplido, incluso superado, las expectativas. Y Amy Lee no podría estar más contenta.

Dicen que el tiempo lo cura todo, y desde luego Amy Lee es un ejemplo de ello. Desde que Evanescence triunfaran a lo bestia con su primer disco Fallen en 2003 (el single ‘Bring Me To Life’ fue un auténtico fenómeno), la cantante y compositora ha tenido que vencer los prejuicios de una industria muy dominada por hombres, las secuelas de una tortuosa relación con Shaun Morgan de Seether la salida del co-fundador del grupo, Ben Moody, y posteriormente del resto del grupo. Pero seguramente el golpe más duro fue la muerte de su hermano en 2018. Una tragedia a la que habría que añadir la muerte de la hija del bajista Tim McCord, con sólo 16 años, a principios de 2020.

Por mal que suene, la dura verdad, y quizá de ahí venga el título de su nuevo disco, es que estas desgracias despertaron la chispa creativa de una banda que llevaba una década sin publicar canciones nuevas. En The Bitter Truth (Columbia), Amy ha canalizado de la mano de sus compañeros todos los sentimientos acumulados en ese tiempo, y sin dejar su estilo entre el rock y el metal gótico, ha logrado presentar una versión más humana de su música.

Desde que a finales de marzo Evanescence publicaron el disco que llevábamos intentando poder hablar de todo esto con Amy, pero su agenda estaba tan llena, que no había manera de cerrar una fecha. Se nos había resistido, pero finalmente hace unos días nos pudo atender desde su casa de Tennessee.

Habéis tardado muchísimo tiempo en publicar un disco con canciones nuevas. ¿Te habías desencantado de lo que era Evanescence y has necesitado volver a enamorarte del grupo?
AMY LEE «Así es. Pero es algo que me pasa siempre que termina el ciclo de un disco. Cuando termina una gira, necesito distanciarme, y casi ni plantearme qué pasará con el grupo en el futuro. Seguro que la banda odia que lo diga, pero es así (risas). Básicamente necesito vivir, y volver a encontrar la inspiración. La música tiene que surgir de un lugar auténtico. Tienes que poder sumergirte, vivir en ella, no forzarla. Esta vez quizá me llevó más tiempo, pero en el último año reencontré esa pasión, y estaba muy motivada para tirar adelante un nuevo disco de Evanescence. Tengo muchísimas ganas de salir de gira y poder presentar a la gente lo que el grupo es ahora».

Obviamente eres una persona distinta a la que eras cuando empezó el grupo hace casi 25 años. ¿Qué tiene Evanescence para que sigas queriendo expresarte a través del grupo?
«Creo que cambiar es algo bueno. Como grupo hemos pasado muchísimas cosas, y todo eso está profundamente relacionado con cómo he cambiado como persona y como artista. Naturalmente no soy la misma que cuando tenía 13 años, pero ahora el grupo es más funcional de lo que nunca ha sido. En nuestros inicios todo era mucho más complicado (risas). Así que me siento muy feliz con lo que Evanescence ha conseguido ser. Lo que no ha cambiado es que Evanescence sigue siendo el lugar donde puedo volcar todas mis emociones de la manera más honesta posible. A través de la música puedo revelar la parte más íntima de mi alma, y eso es muy importante y saludable para mí. Si he luchado tanto por el grupo y por nuestra música ha sido para poder preservar eso. Por desgracia, pasamos por algunos golpes muy duros a nivel personal, pero poder canalizar todo eso dolor a través de la música nos dio un propósito para hacer un nuevo disco».

«Cuando empezamos había muy pocas mujeres en el mundo del rock y el metal. No me quiero otorgar ningún mérito, pero he visto como la mente del público se ha ido abriendo» AMY LEE

¿Qué tiene la formación actual que quizá no tenían las anteriores? Antes parecía que los otros músicos podían ser reemplazados y no pasaba nada; ahora se os ve más como un piña.
«Es que lo es. No quiero hablar mal de nadie, pero cuando empezamos éramos unos críos. Cuando conseguimos nuestro primer contrato, no éramos una banda en realidad, sino que estábamos centrados en componer y grabar. Creo que no habíamos dado ni doce conciertos. Básicamente contratábamos a quien estaba disponible para tocar con nosotros. Cuando salió Fallen, todavía estábamos buscando quién formaría parte del grupo. Pero con el tiempo fue cambiando y se fue solidificando la formación actual. Nuestro tercer álbum se llamó Evanescence porque sentí que finalmente nos habíamos convertido en una banda de verdad. Desde entonces sólo hemos tenido un cambio con la entrada en 2015 de Jen Majura, a quien adoramos. Siempre querremos a Terry (Balsamo, guitarra) y forma parte de nuestra historia, pero Jen ha aportado una gran energía positiva. Y además de tocar la guitarra de manera genial, puede hacer coros. Nos encanta cantar juntas, y prefiero eso mil veces antes que tener que usar coros pregrabados. Todavía usamos algunas cosas de programación y cuerdas, pero cuanto menos usemos, para mí es mucho mejor. Pero llevo con Troy (McLawhorn, guitarra), Tim (McCord, bajo) y Will (Hunt, batería) desde 2007, y nos queremos y trabajamos muy bien juntos. Es mucho mejor así».

Bueno, también hay ejemplos de bandas como Fleetwood Mac, de quienes hicisteis una versión de ‘The Chain’, que también eran capaces de hacer música muy buena aún llevándose a matar.
«La verdad es que, habiendo estado en las dos situaciones, prefiero de lejos estar en una banda sin conflictos (risas). Creo que de no haber tenido tantos problemas internos, todavía podríamos haber llegado más lejos. No lo echo nada de menos. Tenerse respeto, y hablar sinceramente cuando tienes un problema, es clave. ¡Es como una relación! (Risas). Si de verdad quieres el grupo y quieres la música, tienes que mostrar respeto por la gente que forma parte de él. Si ahora no tuviera eso, no creo que seguiría haciendo música. La historia de Fleetwood Mac es fascinante, pero prefiero estar en un grupo que se ame, que en uno que se odie».

Con The Bitter Truth he observado que la crítica os ha tratado mejor. Incluso medios que pasaban de vosotros, os han hecho caso. ¿Te sientes validada en cierta manera?
«(Risas) Me hace sentir bien, desde luego. La verdad es que hacer promoción es lo que menos me gusta de mi trabajo, pero en parte es también porque tengo muy malos recuerdos de los periodistas. Sentía como que ya sabían lo que iban a escribir antes de hablar conmigo. Ahora ya no me siento así. Ya no tengo que explicar que somos algo más que ‘Bring Me To Life’. Hemos demostrado que somos mucho más que un hit. Hemos hecho un disco y una gira con una orquesta, y muchas cosas más. La verdad es que en la promoción de este disco incluso me lo estoy pasando bien. Muchos periodistas con los que hablo ahora crecieron con Evanescence, y me cuentan lo importante que fue nuestra música, así que las cosas han cambiado mucho (risas)«.

Ya que has mencionado ‘Bring Me To Life’, ¿qué relación tienes con esa canción? ¿Crees que quizá el éxito os llegó demasiado pronto?
«Es una buena pregunta. La verdad es que cuando sacamos el segundo disco, casi me arrepentía de haber tenido tanto éxito con una sola canción, porque sentía que lo eclipsaba todo. Pero ya no me siento así. Me siento agradecida porque entramos en el mainstream en un momento en el que todavía era posible que una banda de rock lo consiguiera. Ahora es casi imposible. Ya no existe MTV, la radio ha cambiado, y el rock está ignorado por el mainstream. No sé si de no haber tenido tanto éxito entonces, hubiéramos sido capaces de conseguirlo más tarde. Hemos podido conservar millones de fans, incluso cuando publicábamos nueva música. Así que veo ‘Bring Me To Life’ como un regalo maravilloso».

En estos años también te has convertido en una especie de madrina para mujeres como Lzzy Hale de Halestorm o Taylor Momsen de The Pretty Reckless. ¿Te hace sentir más mayor de lo que eres?
«(Risas) Es maravilloso. Me cuesta verme en ese papel, pero la gente no para de decírmelo. Ni que mi aportación pueda haber sido pequeña, me siento muy orgullosa y feliz de haber abierto la puerta a otra mujeres. Me hace sentir muy bien ver como se les presta atención a estas nuevas damas del rock. Cuando empezamos había muy pocas mujeres en el mundo del rock y el metal. No quiero otorgarme ningún mérito, pero he visto como la mente del público se ha ido abriendo. Cuantas más seamos, mucho mejor, porque significa que habrá más en el futuro. Me encanta ser un eslabón en esa cadena».

Quería preguntarte por ‘Wasted On You’ del nuevo disco. Creo que es una de tus mejores interpretaciones. ¿Recuerdas el momento en el que la escribiste?
«Me encanta esa canción. A finales de 2019 teníamos varias canciones y decidimos que  en enero de 2020, nos juntaríamos en el estudio con el productor Nick Raskulinecz para tantear el terreno. En ese momento todavía no había escrito ‘Wasted On You’. Pero la noche de fin de año, empecé a tocar yo sola, y me salió. Intenté dejarla tal como era, con una estructura muy sencilla, porque muchas veces tiendo a complicar las cosas. Sobre todo cuando hicimos el segundo disco sentía que tenía que demostrar mi valor como compositora, porque creía que me veían sólo como la cantante del grupo, y al final acababa recargándolo todo mucho más. Pero ahora, me siento muy segura, y puedo hacer un tema con una progresión de acordes sencilla y que me guste. Yo nunca había pensado en ser cantante o una frontwoman, lo que quería era ser compositora de bandas sonoras (risas). Pero en Evanescence pude unir mi amor por el rock duro y a la vez hacer canciones más cinematográficas. Pero volviendo a tu pregunta, ‘Wasted On You’ es un ejemplo de cómo he aprendido a dejarme llevar y volcar mi alma en una música relativamente sencilla, sin darle más vueltas. Dicho esto, en el estudio escribimos el puente, y el puente es muy complicado (risas). Hicimos como siete puentes distintos, yo estaba casi llorando, pero Nick es muy buen productor y me empujó a llegar hasta el final. Ahora ese puente es mi parte favorita de la canción (risas)«.

Creo que comparado con vuestros discos anteriores, en éste todo suena más natural, y eso hace que tu voz brille más.
«Muchas gracias. Creo que todo es una cuestión de confianza. Antes quizá usábamos todos los recursos disponibles en el estudio para adornar las canciones, pero en éste hemos dejado que las canciones respiraran. Sigue habiendo muchas capas, pero creo que están más separadas. Cada canción tiene su propio color».

Para terminar, hace unas semanas falleció Jim Steinman. ¿Fue una influencia para ti? Pareces compartir con él ese enfoque de unir melodrama y rock.
«Es curioso que lo menciones. Mi padre era un gran fan de Meat Loaf. Era DJ en una emisora de pop rock y siempre ponía ‘I Would Do Anything For Love’. Y esa canción me encantaba por la parte de piano. En ese momento yo todavía estaba estudiando música clásica, y me gustó mucho escuchar una canción que combinara clásica y rock. ¡Hasta aprendí a tocarla! (risas). No estoy demasiado familiarizada con toda la obra de Steinman, pero es una pena que haya muerto».

DAVID GARCELL