A pesar de haber publicado sólo seis discos en su tres décadas de existencia, teniendo en cuenta su accidentado historial, ya son muchos. Son Eyehategod, y eso es lo que cuenta. 

Aunque no supieras nada de Eyehategod o de Mike IX Williams, sólo con ver la cara del cantante al otro lado de tu pantalla de ordenador ya te darías cuenta que es alguien que no ha tenido una vida fácil. Intuyes que detrás de cada arruga hay una historia que merece ser contada, y su dentadura llena de huecos… bueno, explica muchas cosas.

Pero a sus 54 años Mike parece superado muchos de los golpes que le ha propinado la vida. Desde perder sus padres prematuramente, a irse de casa con 15 años, a estar enganchado a la heroína, a pasar una temporada en la cárcel, a ser sometido a un trasplante de hígado a finales de 2016. A todas luces es un superviviente. Como lo es la banda que desde poco después de sus inicios en 1988 capitanea junto al batería Jimmy Bower.

Si bien el grupo nunca ha conseguido salir del circuito del sludge metal, dudo que encuentres a una sola persona que no reconozca su papel por haber puesto la escena de New Orleans en el mapa. Pero contra todo pronóstico y pese a su irregularidad -tardaron 14 años entre Confederacy Of Ruined Lives y su anterior álbum homónimo en 2014- Eyehategod siguen vivos y mañana, 12 de marzo, publicarán un nuevo álbum A History of Nomadic Behavior (Century Media) en el que vuelven a combinar su espíritu hardcore punk con riffs densos. Como si miembros de Black Flag y Black Sabbath hubieran quedado para fumar porros y tocar juntos.

Dice la nota de prensa que A History of Nomadic Behavior está inspirado en vuestras experiencias en gira.
MIKE IX WILLIAMS «Bueno, sobre todo el título, pero más que en cosas concretas está inspirado en el sentimiento de estar de gira. Es algo más subjetivo. Hace años que tenía este título escrito en mi libreta de letras. Empezamos a girar en 2017 y casi no paramos hasta marzo de 2020, pero no hay canciones que hablen sobre viajes o cosas así».

En realidad tus letras son casi como eslogans, pensamientos sueltos, más que historias.  ¿Cómo sueles escribir?
«No tengo un método. Cuando se me pasa algo por la cabeza lo escribo en mi móvil, en una libreta, en el ordenador… Tengo papelitos con letras por todas partes. Mi manera de escribir es bastante abstracta. Me gusta cómo suenan ciertas palabras, unas con otras… No cuento historias. Hay gente que quiera que le describas de qué va cada canción, pero en realidad no van de nada. Son más un sentimiento en tu corazón, una pasión».

En vuestra última gira tocasteis en algunos países interesantes como Corea del Sur, Tasmania o Vietnam. ¿Qué tipo de escena hay ahí? ¿Quién os iba a ver?
«Todos los conciertos en el Sudeste Asiático fueron fantásticos. Vino mucha gente. En particular en el de Vietnam. Vinieron muchos expatriados de Australia, de Reino Unido, Nueva Zelanda, pero también muchos locales. Estuvimos muy poco tiempo, me encantaría volver. Por lo que vi mola mucho. Poder tocar ahí es genial».

¿No pudiste hacer nada de turismo?
«No, nunca. En Europa un poco más porque tenemos más tiempo, pero en Asia cada día teníamos que coger un avión. Se montó así. Estuvimos en Tailandia quizá 16 horas como máximo. Tocas por la noche, a las 5 de la mañana te levantas, coges un avión durante varias horas, vas a la sala, haces una siesta, y ya estás tocando de nuevo. Como mucho puedes comer algo por ahí, pero luego tienes que irte a dormir, porque al día siguiente te toca hacer lo mismo. Es un ritmo frenético. Me encantaría volver por mi cuenta, o con alguien, y ver esos países. Sólo los vi desde la ventanilla de la furgoneta».

El inicio de la pandemia os pilló en Europa del Este.
«Nos salvamos por los pelos. Giramos en febrero y a principios de marzo con Napalm Death, pero luego teníamos cinco conciertos por nuestra cuenta. Tocamos en Atenas, Grecia, y luego volamos a Kiev, Ucrania, y nos enteramos de que estaban cerrando las fronteras, estaban cerrando los aeropuertos, todo era caótico. Así que decidimos cancelar el concierto y volver a América porque tenemos familia ¿sabes? Pero volver no fue fácil. Empezaron a subir a saco los precios de los billetes, pero por suerte alguien en el aeropuerto nos ayudó y pudimos coger un avión a Istanbul y de ahí a casa».

¿Pero entendías lo que estaba pasando con el virus o pensabais que el mundo se había vuelto loco?
«Sabíamos lo que estaba pasando por las noticias, pero no sabíamos lo serio que era. Veíamos que había gente muriéndose por el virus y que era muy contagioso. Pero mientras estábamos con Napalm, también se estaba haciendo la gira de Testament y Death Angel, y casi todos pillaron el virus. Nosotros tuvimos suerte porque pasamos casi al mismo tiempo por las mismas ciudades, aunque ellos tocaban en salas más grandes. Me supo muy mal por ellos, pero me alegro de que escapáramos del virus».

Tú ya has tenido tus problemas de salud, así que al menos te ahorraste éste. 
«Sí. Hace un años me hicieron un trasplante de hígado».

«En los 90 vivíamos al borde del suicidio. Tomábamos muchos riesgos, y no nos importaba… Vivíamos al día» MIKE IX WILLIAMS

Lo sé. ¿Cómo viviste la experiencia?
«Iba día a día. Para mí la muerte es parte de la vida. No quería ponerme enfermo, está claro, pero una vez pasa no te queda más remedio que aceptarlo. Quería sobrevivir al trasplante, pero si no… qué se le va a hacer. Por suerte, los doctores y la ciencia me curaron, lo cual es increíble si lo piensas. En los 90 vivíamos al borde del suicidio. Tomábamos muchos riesgos, y no nos importaba… Vivíamos al día. Muchas drogas, mucho alcohol… pero al final en 2015 me pasó factura. Cuando pasas por algo así te hace apreciar más la vida. Me alegro de estar vivo. Era algo que daba por descontado, pero ahora veo lo hermosa que es la vida».

¿Por qué crees que tenías esa actitud nihilista?
«Es algo que tendrías que preguntar a un psiquiatra. No lo sé. Quizá tenga que ver con la manera en la que me criaron… Veía la vida como algo que tenías que disfrutar en cada momento sin importar las circunstancias. Cuando eres joven haces muchas cosas estúpidas. Te metes en peleas, te pegan palizas… pero no me importaba. Me hacía sentir vivo, no sé. Todavía pienso que tienes que vivir con la máxima libertad que puedas, pero ahora que soy un poco mayor me lo tomo con más calma».

Sin embargo, la música y Eyehategod es algo de lo que sí te has preocupado toda tu vida.  A pesar de todos los problemas, la banda sigue vive y habéis grabado un buen disco. ¿Cómo describirías tu relación con la música?
«Es una relación de amor. Desde que tengo uso de razón me ha gustado la música. Tengo dos hermanos mayores y ellos tenían montones de vinilos. Tan pronto como aprendí a usar un tocadiscos, no paré de escuchar música. Y a mis padres también les gustaba Elvis y otras cosas, y a mis primos también les gustaba la música. Formó parte de mi infancia».

¿Qué escuchabas de pequeño?
«Me encantaba Alice Cooper, The Who, The Beatles, Elton John… Pero la primera banda que fue MI banda fue Kiss. Creo que lo fue para mucha gente de mi edad. También me gustaban los primeros Aerosmith, Led Zeppelin, y Black Sabbath, claro. Mis hermanos tenían el disco Paranoid, y me daba mucho miedo».

¿Y cuándo te empezó a atraer música más extrema?
«Bueno, Kiss eran bastante extremos para la época. Resultaban extraños para mucha gente, lo cual me encantaba. Me compraba las revistas donde salían Kiss, y ahí fue donde empecé a ver bandas punk como los Sex Pistols, The Clash, Ramones… me parecían muy interesantes. A partir de ahí no hubo vuelta atrás, y empecé a absorber todo lo que venía del underground. Y en el 81 empezó la escena hardcore. Y luego el rollo crossover, Slayer, Exodus, y el post punk con Birthday Party, Joy Division… Un mejunje de muchas cosas».

Aunque vuestra música es pesada, siempre he pensado en Eyehategod como una banda más punk que metal.
«Eso es genial. Yo siempre he dicho que somos una banda que hace punk lento. Pero supongo que porque venimos de New Orleans, y giramos con Pantera y White Zombie, desde el principio se nos etiquetó como una banda metal, y eso es lo que se quedó. Pero por suerte hay gente que lo pilla, como tú. La base de la banda era el punk rock, aunque también escucháramos bandas de metal».

Explícame cómo grabas las voces.
«Normalmente yo grabo por separado, cuando ya se ha hecho toda la música. Siempre me encargo yo de las voces y las letras, es mi parcela. Antes tenía que estar puesto para poder cantar, fuera en el estudio o en el escenario. Pero ahora ya no. Éste es el primer disco que grabo limpio. O casi. Puede que hubiera algunos antidepresivos. Pero no creo que haya demasiada diferencia».

¿Seguro?
«Quizá antes me ponía más nervioso antes de grabar. Y supongo que beber me ayudaba a relajarme. Pero en los primeros discos no sabíamos lo que hacíamos. Sólo queríamos hacer ruido. Y creo que lo hicimos bien. Este disco es más como unos Eyehategod modernos, más maduros. Perdona, pero me tengo que ir en 2 minutos».

Pues una última cosa. En la última gira hicisteis algunos conciertos con OFF!. Imaginaros juntos a Keith Morris y a ti, tiene que ser un espectáculo.
«(Risas) Keith mola mucho. Si miras mi Instagram verás una foto con él. Keith es un tío único, tiene muchas historias. Le respeto mucho. Creo que tenemos una mentalidad parecida. OFF! es una de mis bandas favoritas. Y por supuesto Group Sex de Circle Jerks es un disco genial. Para mí el primer disco de Circle Jerks es perfecto. ¿Qué dura? ¿17 minutos? En su época tocamos con Negative Approach, Antiseen, The Accüsed. Hice esa banda Dead End America con Steve (Hanford) de Poison Idea. No hay mucha gente que me entreviste que sepa de hardcore o punk, normalmente son gente de metal, así que me alegro haber hablado contigo».

Lo mismo digo. Espero que podamos veros cuando todo esto pase.
«Sí, nos hace mucha ilusión poder ir a España».

JORDI MEYA