Aunque el nombre de Foxing todavía no es muy conocido en España, en Estados Unidos son una de las bandas indies con más proyección de los últimos años. Ahora que publican su cuarto álbum, Draw Down The Moon, quizá sea un buen momento para descubrirlos. 

«Te voy a llevar a dar una vuelta por St. Louis. Iremos a por un café». A pesar de que nos separan más de 7000 kilómetros, gracias a Zoom, Conor Murphy, cantante y guitarra de Foxing, me coloca con su cámara de teléfono en el asiento delantero de su coche, y empezamos a charlar mientras él conduce. Le digo que podríamos empezar una serie que se llamase Indie Rockers In Cars Getting Coffee. Y se ríe.

La verdad es que tiene motivos para sentirse feliz. En el momento de hacer la entrevista, sólo faltan tres días para que vea la luz su nuevo disco Draw Down The Moon (Hopeless Records/Grand Paradise), una obra ambiciosa en su temática (nada menos que el universo), y con potencial para hacer que la popularidad de la banda -que completan el guitarrista Eric Hudson y el batería Jon Hellwig- siga llegando a más público. Musicalmente encaja a la perfección en esa línea de bandas indies estadounidenses que han logrado unir credibilidad y notoriedad como Modest Mouse, Portugal. The Man o más recientemente Manchester Orchestra, quienes precisamente tuvieron un papel importante en la creación del álbum.

Hasta ahora Pitchfork os ha hecho muy buenas críticas. ¿Qué nota esperas que le pongan a este disco?
CONOR MURPHY «No lo sé. Ya hemos lanzado unos cuantos adelantos y es de lejos el disco que más está gustando a la gente, pero me temo que recibirá malas críticas. Pero si no nos ponen un 8.5, casi preferiría que nos pusiesen un 4 a un 7, que es una nota que no dice nada. La verdad es que estamos super contentos con el disco, así que creo que puedo encajar mejor si tiene malas críticas. Estoy preparado para que sea un disco que sea amado u odiado. Casi es lo que quiero. O quizá es un mecanismo de defensa. De todos modos, creo que los críticos deberíais darnos al menos un punto extra a todos los grupos que hemos hecho discos durante la pandemia. Ni que sea por haber logrado grabarlos cuando todo estaba en contra».

Lo tendremos en cuenta (risas). Draw Down The Moon presenta una paradoja; abordáis temas muy grandes, existenciales, pero sin embargo las canciones son más cortas y directas que en el disco anterior.
«Así es. Quería tratar sobre el significado cósmico, nuestro lugar en el universo, pero no sabía cómo hacerlo porque no soy un filósofo ni nada parecido. Pero me di cuenta que escribiendo sobre cosas más mundanas que me conectan con otras personas, esas conexiones a lo largo del tiempo se expanden y son las que le dan sentido al universo. Además como lo escribí durante el confinamiento, en un momento en el que estábamos privados de ese contacto con otra gente, todavía te das más cuenta de la importancia de esas conexiones».

¿Qué te llevó a querer escribir sobre el universo? Es como querer hablar de todo y de nada al mismo tiempo.
«Desde luego. Creo que lo que me motivó a hacerlo es una serie de Adult Swim que habla sobre meditación. Se llama Joe Pera Talks You Back To Sleep. Joe Pera es un gran cómico,  y cuenta historias con una voz que te ayuda a dormir. Y una de las historias era sobre Stephen Hawking poniéndole los cuernos a su mujer. Y decía ‘Para un hombre que se pasa la vida mirando las estrellas, qué importancia cósmica va a tener que engañe a su mujer’. Pero entonces, decía que el universo es algo tan vasto, que si encuentras una persona que confía en ti y te ama, no deberías querer hacer daño a esa persona. El caso es que cuando escuché esa historia llamé a Eric (Hudson) y le dije, ‘Quiero escribir un disco sobre eso’ (risas). Ni yo, ni Joe Pera, estamos capacitados para escribir sobre el universo, pero sí podemos escribir sobre relaciones humanas. Al final, ahí reside el poder del universo».

¿Hay una vertiente cómica en Foxing? Cuando te vi en la portada del disco con armadura y una espada, no sabía si te habías vuelto loco o si era una broma…
«(Risas) Un poco las dos cosas. Sí que hay un elemento cómico o irónico en las letras, pero es más desde lo absurdo, que con la intención de hacer chistes. Pero me encanta la música cómica. Weird Al Yankovic es posiblemente mi artista favorito de todos los tiempos  (risas). Un aspecto estético relevante de este disco es el cosplay. Para mí es algo bastante tonto. Los juegos de rol son la cosa más tonta del mundo, pero son muy importantes para mí. Es como usar la imaginación como cuando eras niño. Normalmente nos reímos cuando vemos a un adulto usando su imaginación, pero deberíamos usarla más».

¿Por qué crees que dejamos de jugar cuando nos hacemos mayores? ¿Crees que el despertar sexual es lo que marca la frontera?
«No sé si tiene que ver con el sexo, sino con la vergüenza. Quizá las dos cosas estén conectadas, pero creo que cuando nos volvemos conscientes de que usar nuestra imaginación provoca las burlas de los demás, dejamos de usarla. Es muy triste. Recuerdo perfectamente cuando siendo un crío un día quería jugar con unos muñecos y un amigo me dijo que eso era de niños pequeños. O querer jugar a El Señor De Los Anillos, imaginando que estás en ese mundo, y que un amigo me dijera, ‘Yo ya no juego a esas cosas, ahora hago skateboard’. Y me sentí terriblemente avergonzado. Pero en los últimos 7 u 8 años he jugado un montón a juegos de rol, como Dragones Y Mazmorras, y al principio no te sientes cómodo usando tu imaginación, pero en unos pocos momentos recuperas la felicidad de estar jugando en un mundo de fantasía como cuando eras niño. Creo que más gente debería hacerlo».

¿A modo de terapia?
«¡Sí! He visto gente muy seria interactuar de manera inesperada cuando están jugando a rol. Les he visto reír de verdad, o llorar. Mola mucho».

¿Crees que la música te permite también acceder a un mundo de fantasía?
«Creo que sí. Aunque en general, la música o las películas son más unidireccionales. Porque están en un extremo recibiendo la información que está mandando el creador de esa obra. Al final eres tú el que piensas sobre esa información. Es como cuando escuchas un podcast y llegas a creerte que esas personas son tus amigas y están hablando para ti. Creo que falta más interacción, y por eso con este disco hemos querido potenciar ese aspecto. Hemos creado una web en la que hay rituales e ideas estéticas que tienen que ver con el disco, y también compartimos ideas musicales antes de que nadie pueda escucharlas. Pero lo que más mola es que a través de eso, hemos creado una comunidad en Reddit y en Patreon que dando sus opiniones, también están influyendo en nuestra manera de pensar sobre el disco. Es como si la información que nosotros hemos mandado, nos viniera rebotada por lo que dicen los fans».

«Manchester Orchestra son como nuestros hermanos mayores. Siempre nos han cuidado y dado muy buenos consejos» CONOR MURPHY

En muchos grupos el origen de las canciones sale de uno de los músicos tocando la guitarra o el piano, pero en vuestro caso tengo la sensación de que puede surgir de cualquier cosa. 
«Este disco quizá es en el que más hemos escrito como describes, sentándome con la guitarra o al piano y creando una melodía. Pero en nuestro caso el proceso de composición y grabación van muy unidos. Lo grabamos todo desde el principio. Grabo la guitarra y la voz, y entonces Eric graba encima sus partes, y luego Jon (Hellwig) las suyas. Y a veces algo que está en la maqueta es lo que acaba en el disco. Un buen ejemplo es el primer tema, ‘737’. Las primeras notas que se escuchan antes de que entre la guitarra es lo primero que grabé para esa canción. Este proceso hace que sintamos que realmente es una colaboración entre todos. Y además hace que sientas que no estás grabando algo que luego tirarás a la basura, sino que cualquier cosa puede acabar en el disco. Pero volviendo a tu pregunta, sí, realmente una canción puede surgir de cualquier cosa como una pequeña parte de sintetizador de Eric o un ritmo».

Supongo que también es una manera de quitar presión cuando tienes que hacer la grabación final en el estudio.
«Sí, claro, sobre todo porque sabemos lo que es eso. Especialmente en nuestro segundo disco, Dealer (2015)Nos fuimos a Vermont únicamente para componer e hicimos maquetas sin parar. Y luego nos fuimos a Seattle para grabar el disco. Nos pareció un sistema demasiado rígido: ahora compones, ahora grabas. Era como un proceso profesional, en lugar de artístico. Nosotros no podemos funcionar así. Por eso nuestro disco anterior, Nearer My God (2018), y el nuevo, lo grabamos mayoritariamente en nuestro estudio en St. Louis, aunque también fuimos a otros estudios para grabar algunas cosas».

De hecho, en Draw Down The Moon fuisteis a grabar con Manchester Orchestra. ¿Cómo surgió esa colaboración? No es habitual que bandas contemporáneas colaboren de esa manera.
«Hemos hechos dos giras con Manchester Orchestra, y en breve haremos una tercera. Son como nuestros hermanos mayores. Siempre nos han cuidado y dado muy buenos consejos. El caso es que en la última gira empezamos a tocar la canción ‘Beacons’, la tercera del disco, y luego les mandamos una maqueta. Y Andy (Hull), el cantante de Manchester Orchestra, me respondió haciendo un montón de observaciones muy buenas. Y luego fui mandándole más temas, y veía que tenía mucho que aportar, así que decidimos oficializarlo y pedirles a Andy y a Robert (McDowell), el guitarrista, que fueran los productores adicionales del disco. Eric es el productor, pero queríamos acreditarles de alguna manera, y compensarles. Así que fuimos a su estudio en Georgia, y trabajamos con ellos de una manera muy productiva. Pudimos usar un montón de equipo que tienen ahí. Fue increíble».

JORDI MEYA