Aunque hace ya un año que Frank Turner publicó su último disco Be More Kind, hasta ahora no habíamos tenido la oportunidad de hablar con él. Su actuación el próximo 11 de de junio en el Teatro Fernán Gómez de Madrid dentro del ciclo Americana Music Madrid posibilitó que por fin pudiéramos charlar, entre otras cosas, sobre un trabajo que ha provocado cierta división entre sus seguidores.

Podría parecer una contradicción que un músico tan inglés como Frank Turner forme parte de unas jornadas dedicadas a la música americana, pero cualquiera que haya escuchado sus discos habrá nota la tremenda influencia de los sonidos del Nuevo Continente en sus canciones. De hecho, en los últimos años el cantautor ha incrementado su presencia al otro lado del Atlántico y ya cuenta allí con una considerable legión de fans.

Su último trabajo Be More Kind (Xtra Mile Recordings/Polydor) podría tomarse como las reflexiones de un hombre atrapado entre el Trump y el Brexit. Algo coherente con su línea política exhibida a lo largo de su carrera, pero que ha desconcertado por el envoltorio más pop del que ha dotado a sus nuevas composiciones. Siendo consciente de ello, el músico defendió su postura con argumentos en una entrevista en la que también nos anunció que muy pronto publicará un nuevo álbum y que antes que tarde volverá de nuevo a nuestro país para presentarlo.

En el tema ‘1933’ de tu último disco cantas ‘Dejad de preguntarles a los músicos lo que piensan’. ¿Qué os deberíamos preguntar entonces?
FRANK TURNER(Risas) Tenía la respuesta escrita en algún bolsillo porque sabía que en algún momento tendría que utilizarla. Lo que me refiero en ese tema es que porque seas músico, o puede extenderse a alguien conocido, eso no te convierte en analista político. Quizá deberíamos hablar de ti (risas)”.

Mejor no (risas). Ha pasado justo un año desde que publicaste Be More Kind. Es un disco que no ha acabado de gustar del todo a algunos fans. ¿Qué balance haces tú?

“Con este disco quería tomar algunos riesgos y salir de mi zona de confort, tanto en la música como en las letras. Antes de que saliera estaba un poco nervioso, pero creo que si hay un momento en el que puedo permitirme hacer algo distinto es llegado a mi séptimo disco. Trabajé la música con más sonidos electrónicos y una producción más pop, pero las letras eran bastante políticas. Creo que en general ha sido bien recibido, pero es natural que no guste a todo el mundo. Siempre que saco algo nuevo pienso que igual es el momento en que voy a dejar de gustar a la gente (risas). Pero hay varias canciones que están funcionando muy bien en los conciertos, y eso al final para mí es lo que cuenta”.

Desde luego parece que ese cambio en la producción es lo que no ha gustado, más que las canciones en sí. Supongo que mucha gente que te sigue es políticamente progresista, pero igual en cuanto a lo que música se refiere quizá son más conservadores…
“Sí, puede ser. Lo que he aprendido es que a la gente no le gustan los cambios. Incluso cuando saqué mi primer disco había quien se quejaba de que era distinto al EP que había hecho antes. Es raro, pero lo cierto es que hay cierto conservadurismo en la música. Hasta cierto punto lo entiendo porque cuando te enamoras de algo y es muy importante para ti, no quieres que cambie. Pero siempre digo que no es como si fuera por las casas de mis fans a robarles mis discos antiguos, siguen ahí para que los escuchen siempre que quieran (risas). Sólo quiero no repertirme. Pienso mucho en el repertorio de los conciertos. Si tengo una canción como ‘Photosynthesis’, no necesito hacer otra igual, porque entonces ¿cuál tocaría? Creo que tengo cierta responsabilidad en evolucionar”.

Creo que lo que pasa es que la gente interpreta que cuando un artista se acerca al pop lo hace por motivos puramente comerciales, como si quisiera llegar a otro público a toda costa.

“Sí, claro y lo entiendo. Yo vengo del punk rock y ahí los fans se sentían traicionados cada vez que uno de sus grupos tenía éxito. Entiendo esa mentalidad, pero como artista lo veo de otra manera. La función del arte es comunicar y ahora que tengo 37 años me apetece compartir mis ideas con más gente. Pero no hice este disco para ser más popular, sino porque me apetecía experimentar con esos sonidos. Creo que mi criterio al final es lo único que debería importar”.

¿Aprendiste mucho de los productores? Supongo que al ser territorio nuevo para ti, te dejarías guiar bastante.
“Sí. Josh y Austin, los tíos que produjeron el disco me enseñaron mucho. Al principio tenía esta idea loca de que iba a hacer un disco de soul, pero creo que al final fue mejor que no lo hiciera (risas). Josh había producido el disco de Leon Bridges, pero luego decidí que quería ir en distintas direcciones. Cuando hablamos por teléfono cualquier idea que le proponía no le daba miedo y me decía que sabía cómo hacerlo. Su actitud fue muy positiva y me ayudó mucho, desde luego”.

¿Hubo alguna canción en la que pensaras que te habías pasado y al final grabaras de manera más tradicional?
(Risas) Hubo un par que quise hacerlas a la manera tradicional, pero no por miedo. La canción ‘21st Century Survival Blues’ la probamos con un rollo más trip hop, a lo Portishead, y al final la hicimos más rock. No porque tuviera miedo, sino porque no logramos que sonara como queríamos. Fue un experimento fallido y al final volvimos al origen”.

¿Tuvo tu banda The Sleeping Souls un papel menor en este disco?
“La principal diferencia con el disco anterior es que ése lo ensayamos totalmente como banda, y grabamos el disco muy rápidamente. Con este disco tenía una norma, que era que no quería preparar ningún arreglo antes de entrar en el estudio. Supongo que eso me dio algo más de control, porque podía dirigir a cada músico uno por uno, en lugar de ser cinco personas tocando a la vez. Pero moló, porque pude trabajar de manera más cercana con cada uno”.



No sé nada de tu vida personal, excepto por lo que cuentas en los discos, así que no sé si es real o no, pero me gustar pensar que sí. En todo caso escuchando Be More Kind me ha parecido como que estás en un momento más feliz a nivel personal y quizá eso te ha despejado la mente para hablar de otras cosas.
“Sí, me voy a casar este año y estoy muy feliz. Es un gran cambio en mi vida. Cuando saqué el disco England Keep My Bones decidí que ya no iba a hablar más sobre Inglaterra, y cuando saqué el siguiente la gente me preguntaba ‘¿Dónde están las canciones sobre Inglaterra?’ (Risas). Quizá mis discos posteriores fueron más personales porque mi vida era un desastre, así que esta vez fue muy agradable poder escribir Be More Kind siendo feliz y escribir canciones alegres. Es algo nuevo para mí”.

Me gusta mucho el mensaje de la canción ‘Be More Kind’. ¿Pero por qué crees que hay tanta gente que actúa como gilipollas? No es tan difícil ser buena persona, ¿no?

“Mi gran teoría al respecto es que es culpa de las redes sociales. Ha sido una gran revolución en la manera en la que nos comunicamos. Yo crecí en la época anterior de las redes y he visto ese cambio, la velocidad a la que nos comunicamos es asombrosa. Pero creo que algo se ha perdido. Cuando hablas con alguien cara a cara, puedes percibir el tono, los gestos, y eso crea empatía. Cuando discutes con alguien por las redes, ni siquiera tienes la sensación de hacerlo con un ser humano. La gente se vuelve gilipollas. Tratan a los demás como nunca harían en persona. Tengo muy buenos amigos que en las redes sociales son verdaderos gilipollas (risas). Creo que es un gran problema y eso se ha trasladado también al discurso político”.

Ves, en eso yo soy conservador. Creo que han sido bastante dañinas en las relaciones humanas.
“A mí me gusta mucho la historia y el otro día estaba leyendo sobre la irrupción de la imprenta en el siglo XVI, y había un debate parecido al que hay ahora porque daba miedo que cualquiera pudiera escribir cualquier cosa y distribuirla. Al final, se encontró una manera de hacerlo y creo que pasará lo mismo con las redes. Internet es una herramienta que todavía tenemos que aprender a usar. Es como si le hubieran dado las llaves de un coche a un niño y tiene que aprender a conducirlo. Igual nos lleva 100 años (risas)”.

Te quería contar una anécdota porque este verano estaba de viaje con unos amigos americanos y les puse tu disco, y cuando sonó ‘Make America Great Again’, vi como si se ofendieran un poco, aunque se acabaron riendo. ¿Qué reacción has tenido en Estados Unidos con esa canción?

(Risas) De hecho, es el único sitio donde la tocamos. Si lo hacemos en Reino Unido o Europa, la gente piensa ‘¿por qué me estás contando esto?’ (Risas). En la mayoría de sitios ha ido bien, dudo que en mi público haya votantes de Trump, gracias a Dios. Pero es importante decir, y eso es parte del mensaje del disco, que me encantaría poder tener un debate serio y adulto con alguien a quien nos gustara la canción. Quiero tener ese tipo de conversaciones porque al final todos somos humanos y tenemos más en común de lo que creemos. Pero lo divertido es que cuando lanzamos la canción, a más gente le cabreó que tuviera sintetizadores que la letra (risas)”.

Vaya, lo que también es cierto es que cada vez se hace más difícil criticar a Estados Unidos con autoridad moral viendo el desastre que tenemos en Europa. 

“Ya, desde luego es difícil que un británico pueda señalar con el dedo a un americano. Tenemos un puto caos en casa (risas)”.



Dado que viajas tanto, ¿alguna vez has estado en un país en el que te dijeran ‘estamos encantados con nuestros políticos, son gente brillante y lo hacen de maravilla’? 

(Risas) Creo que todo el mundo de queja por igual. Quizá hace un par de años mis amigos canadienses estaban bastante felices con Justin Trudeau, aunque ahora ya se sienten decepcionados. Pero tampoco creo que los políticos sean seres diabólicos. Lo que siempre me hace sospechar es que cuando la gente se refiere a un político por su nombre de pila. Nunca se puede olvidar que son gente con mucho poder y hay que vigilarles y desconfiar”.

¿Tienes planeado volver a hacer algo con tu banda hardcore Mongol Horde?

“Sí. Este año he estado muy ocupado y tengo varias cosas en marcha. En verano sacaré un nuevo disco que se va anunciar muy pronto. Pero con Mongol Horde tenemos la intención de grabar más y tengo otro proyecto super raro del que todavía no te puedo decir más. Pero es una locura. Es curioso porque este año estoy girando menos de lo habitual porque he pasado mucho tiempo en el estudio”.

Te gusta hacer un poco de todo. Cuando empezaste en solitario, ¿tenías algún referente al que quisieras seguir?
“Tendría múltiples respuestas para eso. Al principio me fijaba en gente cercana como Chris T-T, que formaba parte de mi escena, pero posteriormente me fijé en Nick Cave o Elvis Costello. Una de las razones por los que los menciono es porque tengo siete discos, a punto de sacar el octavo, y eso sin haber tenido nunca un super éxito comercial, al igual que ellos. En cierta manera es liberador. Y aunque pueda sonar a cliché, Henry Rollins es otro tío que me inspira”.

JORDI MEYA