Tras su triunfal regreso en el Azkena Rock Festival hace un par de veranos, Gluecifer vuelven a nuestro país para rematar la faena. Charlamos con su guitarrista Captain Poon en vísperas de sus conciertos este jueves en la sala Apolo de Barcelona y el viernes en la But de Madrid.

Quizá a unos les gustaban más The Hellacopters, a otros Turbonegro, y hasta puede que hay quien prefiriera a Backyard Babies, pero nadie en su sano juicio se atrevería a dejar a Gluecifer fuera de la realeza del rock escandinavo que a finales de los 90 volvió a poner el rock de alto octanaje en la palestra. El norte de Europa fue el refugio para todos aquellos que aun gustándoles las guitarras, no comulgaban con el bombardeo del nu metal que llegaba de Estados Unidos.

Entre 1997 y 2004, los noruegos publicaron cinco discos, pero tras terminar la gira de su último trabajo, Automatic Thrill, decidieron dejarlo tras la salida del vocalista Biff Malibu y el guitarrista Raldo Useless, una decisión que nuestro interlocutor aceptó con resignación, pero a disgusto. «Creo que publicamos nuestro mejor disco en 2004, y dejarlo un año después no tiene sentido para mí», comentó Captain Poon en su momento. «Pero hacer otro disco de Glueficer sin ellos, sería deshonesto». Posiblemente entonces no lo viera, pero tomar esa decisión es la que ha permitido que 13 años después el grupo pudiera reunirse de nuevo. Por lo que nos cuenta, por ahora no hay planes más allá de seguir tocando en directo ocasionalmente, pero cosas muchos más raras se han visto en el mundo del rock’n’roll.

Vuestro primer concierto de reunión tuvo lugar en el Azkena Rock Festival. ¿Qué recuerdo tienes de esa noche?
CAPTAIN POON«Fue una de las mejores experiencias de mi vida. Volver a España, nuestro hogar fuera de nuestro hogar, después de 13 años nos pareció surrealista. Gracias a nuestros fantásticos fans, esa noche será para siempre uno de los mejores momentos de mi carrera musical».

Estuve en ese concierto y me sorprendió lo compactos que sonasteis. ¿Fue automático volver a sonar como un grupo tras tanto tiempo separados u os llevó muchos ensayos?
«Sólo nos costó unos pocos ensayos sonar compactos. Pero sonar compactos a nivel Gluecifer nos llevó bastante trabajo (risas). Sabíamos que si queríamos volvernos a subir a un escenario teníamos que sonar mejor que nunca. Puedo decir orgulloso y honestamente que lo conseguimos. Pero nos costó trabajo, sí».

¿El setlist va a ser parecido en estos próximos conciertos o habéis preparado uno distinto?
«Desde el año pasado hemos ensayado muchas canciones distintas. Espero que el repertorio que hemos preparado complazca a nuestros queridos fans españoles».

En vuestra primera etapa tocasteis muchas veces en España. Recuerdo un concierto en Barcelona en el que Danny se desmayó por culpa del calor. ¿Tienes alguna anécdota especial que recuerdes especialmente?
«También recuerdo esa noche. No pasa nada cuando el ambiente es caluroso y lleno de sudor, pero si en la sala se queda sin oxígeno, no es nada divertido estar ahí arriba. Danny lo tuvo duro desde luego (risas). Aparte de eso, tengo tan buenos recuerdos de España que no sabría ni por dónde empezar. Moló mucho nuestro primer concierto en el Festimad del 97 cuando nos negamos a salir del escenario cuando estaba cayendo una tormenta. Moló mucho».

¿Qué ha sido lo más satisfactorio de volver a tocar juntos?
«Al menos para mí, ha sido recuperar una amistad perdida en mi vida. Un par de años después de separarnos, perdí el contacto con los demás. Llevábamos vidas muy distintas, y para mí era como quería borrar mi pasado. Ésa es la parte más emocional. La otra, por supuesto, es salir a tocar y ver que nuestra música tiene un mayor impacto que nunca. Y podemos hacerlo sin ningún tipo de presión».

Las reuniones siempre son algo peliagudo. Dame un ejemplo de una banda que en tu opinión lo haya hecho bien y otra que lo haya hecho mal.
«Intento evitar ir a ver estos conciertos de reunión tanto como puedo. Lo sé, me estoy lanzando piedras contra mi propio tejado, pero lo digo de verdad. Muchas veces son sólo uno o dos de los miembros originales, a veces ni eso, que intentan ganar algo de pasta en base a un recuerdo. No hay nada malo en gente mayor tocando buena música, pero las reuniones a menudo se hacen por los motivos equivocados. Pero recuerdo un concierto muy bueno de reunión, cuando Sex Pistols tocaron en Finsbury Park en Londres en el 96. Como chaval de 20 años me dejó alucinado».

¿Habéis empezado a hablar de hacer nuevas canciones? Si no, ¿cuál es el plan a partir de ahora?
«Creo que hacerlo nos volvería a meter presión encima. Ahora mismo disfrutamos dando pocos conciertos en ciudades y festivales donde sentimos que tenemos una base de fans importante. Si surgiera una buena oportunidad para grabar una o dos canciones podría pasar, pero no apostaría por ello. Aunque tampoco pensé que nunca volveríamos a tocar juntos, así que prefiero no decir nada».

¿Reconoces vuestra influencia en bandas jóvenes?
«En nuestra primera etapa había grupos que querían sonar como nosotros, y todavía las hay. Es algo que me hace sentir muy agradecido. Dicho esto, deberían encontrar su inspiración en la que nos inspiramos nosotros. Ahí es donde encontrarás un filón (risas)«.

¿Por qué te gustaría que Gluecifer fuera recordado?
«Siendo una banda de Oslo en 1994 sin ningún plan, ni público, me siento muy orgulloso de todo lo que hemos conseguido. Si alguien me hubiera dicho hace 25 años, que la gente estaría con más ganas que nunca de cantar nuestras viejas canciones, me hubiera reído y lo hubiera mandado a la mierda (risas)«.

DAVID GARCELL