Tres años después de la trágica muerte de Chester Bennington, los compañeros de su antigua banda, Grey Daze, le recuerdan lanzando un disco con nuevas grabaciones de viejas canciones que hizo con ellos. Él se ha ido, pero su voz permanece.

Antes de que el mundo descubriera el talento vocal de Chester Bennington cuando en octubre de 2000 se publicó el millonario debut de Linkin Park, algunos ya habían tenido la oportunidad de escucharlo a través de Grey Daze, su anterior banda. El grupo estuvo en activo entre 1993 y 1998, y publicaron dos discos, Wake Me y …No Sun Today, de rock influenciado por el grunge.

En 2017, Bennington decidió junto a sus antiguos compañeros, el batería Sean Dowdell y el bajista Mace Beyers, regrabar algunas de sus canciones para darles una nueva oportunidad. Por desgracia, su inesperado suicido en julio de ese mismo año dejó el proyecto a medias. Sin embargo, el resto de la banda, con la ayuda del guitarrista Cristin Davis y miembros de grupos como Korn o Helmet, decidieron terminarlo una vez tuvieron el permiso de la familia del cantante, regrabando las partes instrumentales y utilizando las pistas originales de voz.

Eso es lo que podremos escuchar en Amends (Warner), aunque todavía tendremos que esperar un poco más de lo previsto. Debido a la crisis del coronavirus, su lanzamiento se ha aplazado del 10 de abril al 26 de junio, una decisión que en el momento de charlar con Sean Dowdell todavía no se había tomado.

Llevas mucho tiempo trabajando en este disco. ¿Cómo te sientes ahora que por fin podrá escucharlo todo el mundo?
SEAN DOWDELL “Es un momento un poco agridulce. Me hubiera gustado que mi amigo hubiera estado aquí para disfrutarlo también. Era una misión que teníamos que llevar a cabo, y en ese sentido estoy feliz de haberla terminado. Me siento orgulloso de haber llegado al final”.

Vamos a ir al principio de todo. ¿Cómo conociste a Chester y cuál fue tu primera impresión de él como persona y como cantante?
“Conocí a Chester en 1992, cuando estábamos buscando a un cantante para una nueva banda. Chris, el guitarrista, nos dijo que conocía a un chaval que cantaba con la banda de su hermano pequeño y que deberíamos llamarle. Así que lo hicimos y vino al día siguiente. Mi primera impresión es que no parecía una estrella del rock. Tenía muchas ideas preconcebidas sobre cómo debía ser un cantante de rock y era bastante arrogante al respecto. Así que mirando atrás tengo que reírme de mí mismo porque claramente estaba muy equivocado. Pero es que Chester era muy delgado, con gafas, el pelo rizado, parecía un nerd (risas). Pero le hicimos cantar ‘Alive’ de Pearl Jam y nos quedamos boquiabiertos. Era increíble. Estaba clarísimo que tenía una gran voz. Le pedimos que se uniera al grupo, pero nos dijo que tenía que pedir permiso a su padre y si podíamos acompañarle a su casa para hablar con él. Piensa que nosotros teníamos 17 años y él 15. Así que fuimos a hablar con su padre y nos hizo un montón de preguntas sobre nuestros planes, sobre si tomábamos drogas, y finalmente le dio permiso. Así que tengo que darle crédito a su padre por apoyar a Chester en ese momento”.

Por lo que veo, aunque sólo teníais 17 años, ya ibais muy en serio con la música.
“Sí. Con 17 años quería girar y tocar para mucha gente. Y gustar a las chicas, claro (risas). Así eran las cosas entonces. A medida que fuimos mejorando como compositores, empezamos a pensar más en el futuro y en grabar discos y conseguir un contrato. Ése era nuestro sueño”.

¿Musicalmente conectasteis rápidamente con Chester?
“Fue bastante fácil. A Chester le gustaban mucho Jane’s Addiction, Stone Temple Pilots, Alice In Chains, Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden… los mismos grupos que a mí. En ese momento la escena grunge era enorme y a todos nos encantaba. No sonábamos como esos grupos, pero eran nuestras influencias”.

Con el tiempo grabasteis un par de discos y estuvisteis girando. ¿Cómo te sentiste cuando Chester decidió dejaros para unirse a Linkin Park?
“Tuvimos una gran pelea. Teníamos un par de contratos en marcha y llenábamos los conciertos que hacíamos, las cosas nos iban muy bien. Warner nos hizo una oferta para grabar una maqueta para ellos, pero unos días antes de que fuéramos a grabarla, todo explotó. Decidimos hacer un concierto para ponernos a punto, pero Mace Beyers tenía problemas de adicción y no se presentó a la prueba de sonido, y luego durante el concierto hubo una pelea en la pista que acabó trasladándose al escenario. Dejamos de tocar y en el camerino todo el mundo estaba súper cabreado, en ese punto ya nadie quería seguir adelante. Era demasiado estrés. Eso es lo que pasó”.

¿Cómo viviste el gran éxito de Linkin Park?
Oh, me sentía muy feliz por Chester. Siempre me alegré de su éxito. Nunca he querido vivir mi vida sintiendo envidia de nadie. Y la música que hacían era buena. Eran una banda muy trabajadora, así que merecían todo el éxito que tuvieron. No fue un golpe de suerte. Así que en este sentido, para mí era fácil llevarlo”.

¿Cuándo volviste a conectar con Chester?
“Fue en 2001, cuando a Bobby, nuestro guitarrista, le diagnosticaron un tumor cerebral. Chester me llamó e hicimos las paces por teléfono. Me dijo que me echaba de menos y yo le dije que también, y me dijo que era estúpido estar peleados por lo que había pasado. A partir de entonces volvimos a ser amigos”.

Y de hecho, os hicisteis socios.
“Sí, nos hicimos socios en 2003. Mi empresa, Club Tattoo, es un estudio de tatuajes y piercings de lujo, tenemos locales en Las Vegas y Arizona, y Chester entró a formar parte de ello. Le encantaba la marca y ayudarnos a crecer. Gracias a él ganamos mucha notoriedad a nivel global y nos convertimos en una de las marcas más conocidas. Nos encantaba trabajar juntos”.

Unos años más tarde, Chester comentó que quería volver a hacer música con Grey Daze. ¿Te sorprendió cuando te lo propuso?
“No, porque habíamos intentado reunir el grupo varias veces. Una fue en 2002, en 2007 y en 2008, así que no me sorprendió, especialmente porque fue cuando dejó Stone Temple Pilots. Sé que le molestó mucho. Sus palabras fueron ‘Echo de menos tener mi banda de rock y echo de menos hacer música contigo’. Creo que en ese momento, la amistad era incluso más importante que la música”.

“Los dos primeros meses en los que escuchamos las pistas de voz aisladas fue muy doloroso. Hubo muchas lágrimas y momentos en los que tenía que salir del estudio porque era demasiado duro”
SEAN DOWDELL

¿Intuiste en algún momento que estaba pasando por un momento malo y que, por desgracia, acabaría suicidándose?
“Su muerte me cogió totalmente por sorpresa. No tenía ninguna sospecha de que acabaría haciendo lo que hizo. Hablábamos muy a menudo, de nuestros amigos, del grupo, del negocio… La última vez que hablé con él fue dos días antes de que muriera. Se iba a ir a Sedona con su familia, estaba ilusionado, tenía energía, hablamos de hacer otro estudio en Las Vegas, estaba en la cima del mundo. No tenía ni idea de que nada malo pudiera pasar. Fue una sorpresa absoluta”.

¿Y has llegado a resolver lo que pasó?
“Tengo una idea bastante clara de lo que pasó. Creo que fue una combinación de cosas. El problema principal, y es algo que siempre había visto en Chester, es que tenía muy poca autoestima como consecuencia de los abusos que había sufrido de niño. Nunca sentía que era lo suficientemente bueno en nada. Sabía eso de él, pero no pensaba que fuera algo tan profundo. Sé que dejó de tomarse una medicación… fue una combinación de cosas. Mucha gente especuló que lo hizo por Chris Cornell, pero nada está más lejos de la realidad. Era amigo de Chris, pero fue una coincidencia. Simplemente ese día estaba de bajón y estaba solo porque su familia estaba en Sedona, y él había vuelto a Los Ángeles para un anuncio, y luego iba a volar a Phoenix para reunirse conmigo. Pero nunca llegó. Creo que pilló un bajón que no pudo superar. Pero estoy seguro que justo en el momento en el que lo hizo, se arrepintió. Estoy seguro que hubiera hecho las cosas diferentes porque no quería hacerle daño a nadie”.

Y llegamos al presente con la edición de Amends, que cuenta con el beneplácito de su viuda, Talinda Bennington. ¿Cuándo le contaste tu intención de tirar adelante este proyecto?
“Talinda es amiga mía, y también es socia de la empresa, así que tenemos una muy buena relación. Cuando tuve esta idea, primero quise comentarlo con el resto del grupo, para asegurarme de que estaban de acuerdo. Una vez dijeron que sí volé a LA para hablar con Talinda, esto fue antes de empezar con nada. Para mí era muy importante que se sintiera cómoda con la idea. Y su respuesta fue que yo era uno de los mejores amigos de Chester, que sabía que tenía buenas intenciones y que hiciera lo que considerara oportuno. Después llamé a Susan, la madre de Chester, y a Lee, su padre, y ambos también me dieron su bendición. Fue entonces cuando ya lo puse todo en marcha”.

¿Y cómo fue el proceso de elaborar el álbum? ¿Disponías de los masters originales?
“Cuando Chester estaba vivo, ya habíamos empezado a recopilar material, así que tenía los masters del disco …No Sun Today. Empezamos a regrabar ese disco, y como a mitad del proceso, recibí una llamada de nuestro primer guitarrista Jason Barnes diciéndome que había encontrado los masters originales de nuestro primer trabajo, Wake Me, y eso cambió un poco las cosas porque entonces tuvimos acceso a nuevas canciones. Así que cogimos tres temas del primero y ocho del segundo para crear Amends”.

¿Cómo te sentiste al revisar todo ese material? ¿Pensaste que había envejecido bien?
“Cuando estuve trabajando con Chester, nos sentimos muy cómodos, nos parecía que había grandes canciones. Después de su muerte, las cosas cambiaron un poco porque el estado había cambiado por completo. Los dos primeros meses en los que escuchamos las pistas de voz aisladas fue muy doloroso. Hubo muchas lágrimas y momentos en los que tenía que salir del estudio porque era demasiado duro. Luego, cuando empezamos a añadir pistas instrumentales nuevas, empezamos a sentirnos mejor. Fue muy catártico, así que me alegro de haber pasado por los momentos difíciles porque nos ayudó a pasar el duelo”.

Así que te sentías identificado con las canciones, a pesar de haberlas escrito de muy jóvenes.
“Sí, desde luego. Las canciones eran buenas, y después de la muerte de Chester adquirieron un nuevo significado para mí, las letras ganaron en profundidad. Chester y yo habíamos escrito las letras, y aunque mi estilo era más filosófico, pude ver que Chester hablaba directamente desde el corazón, compartiendo su dolor con el mundo”.

¿Va a ser este disco el punto final para Grey Daze o tenéis la intención de seguir adelante con el grupo?
“Hicimos este disco como tributo a Chester, y ahora sería deshonesto presentarnos con un nuevo cantante. La única manera que haríamos algo, sería hacer un concierto tributo en el que participaran otros cantantes en honor a Chester. Nunca va a haber un sustituto de él. Pero si este disco es bien recibido, tenemos material para hacer uno o dos más repitiendo el proceso. Y si no, pues nos quedaremos con la alegría de haber hecho lo que estaba en nuestra mano para recordar a Chester”.

JORDI MEYA