Con su segundo álbum, Joy As An Act Of Resistance, Idles consiguieron hace un par de años llegar mucho más lejos de lo que nadie podía imaginar. Con el combativo Ultra Mono, la banda deja claro que el éxito no ha amansado a la fiera que llevan dentro.
Con un sonido, un mensaje y una imagen que para nada se ajustan a los cánones de la comercialidad, Idles demostraron que es posible romper barreras que parecían impensables. Que consiguieran vender 10.000 entradas en menos de 24 horas para el concierto que dieron en el Alexandra Palace de Londres en diciembre del año pasado o que fueran nominados para los prestigiosos Mercury Prize como mejor álbum de 2018 (aunque perdieron contra Psychodrama del rapero Dave) es un destello de esperanza para quienes nos gustaría que la música con alma, corazón, y también tripas, ocupara un lugar más relevante en el paisaje cultural del siglo XXI.
Pero nada sale gratis, y todos sabemos los desastrosos efectos que puede tener estar en la cresta de la ola, con giras interminables, acceso ilimitado a los instintos más primarios, y todo el mundo a tu alrededor diciéndote que eres lo más aunque te comportes como un gilipollas. Afortunadamente, Joe Talbot (voz), Mark Bowen (guitarra), Lee Kiernan (guitarra), Adam Devonshire (bajo) y Jon Beavies (batería) fueron suficientemente inteligentes para no caer en la trampa y fabricaron Ultra Mono (Partisan/PIAS) en el menor tiempo posible para dejar que saliera toda su mierda sin filtros. Y es que pocas bandas se mueven mejor en el caos que Idles, como demuestra que aunque Mark Bowen nos esperara nuestra llamada a primeros de septiembre (pese haber sido confirmada por su sello), nos atendiera sin problema.
Dicen que los elogios debilitan, después de todo lo bueno que se dijo de Joy As An Act Of Resistance ¿os llegasteis a creer vuestro propio hype? ¿Cómo afrontasteis el nuevo disco?
MARK BROWN «Siempre es complicado. Éramos conscientes de los problemas que conlleva que la crítica diga que eres lo más… Pero también las malas críticas puede afectarte. Todo eso puede influir en tu autoestima. Quizá nos hizo un poco más conscientes de lo que iba a suponer grabar un nuevo disco. Pero por eso mismo decidimos concentrarnos en nuestra misión. Teníamos confianza en cuáles eran nuestras intenciones. Nuestro objetivo era llevar a cabo esas intenciones, no conseguir otro éxito de crítica o comercial. Nos centramos en lo que somos. Queríamos ir a la esencia de Idles. Así que nos propusimos hacer algo muy básico, pero que también sonara lo más grande posible. Para conseguirlo tienes que creer mucho en ti mismo. El disco lo escribimos apenas dos semanas antes de entrar en el estudio, y las letras se hicieron allí mismo, mientras se grababan las voces, lo cual nos permitió ser muy espontáneos y no dudar de nosotros mismos. Creo que esa energía se nota al escuchar el disco».
Sí, iba a decirte que el disco suena muy crudo y primitivo, pero al mismo tiempo contasteis con un equipo de productores importantes con Nick Launay, Adam ‘Atom’ Greenspan y Kevin Beats. ¿Qué buscabais en ellos?
«La intención era que consiguieran esa crudeza de la manera más visceral y cáustica. El sonido tenía que ser muy natural. El 90% de lo que hicieron fue capturar ese momento. De Kevin buscábamos la fuerza y los graves de los beats de hip hop que empujan el groove. En realidad escribimos el disco en dos semanas, lo grabamos en otras dos, y luego se dedicaron cuatro meses a la mezcla. Era tan simple que teníamos que asegurarnos que todo sonara bien. Nos llevó todo ese tiempo. Grabar el momento era algo expresionista, pero luego el sonido tenía que ser considerado con más atención».
Tu manera de tocar con Lee diría que es también muy expresionista, de brochazos, sin fijaros en los detalles. Es un enfoque muy distinto a la mayoría de grupos que tienen dos guitarristas. ¿Cómo lo describirías?
«Bueno, creo que lo has descrito muy bien (risas). Es algo totalmente intencional. Se trata de buscar lo que es mejor para la canción y unirnos como si fuera un solo instrumento. Lee y yo nos mantenemos en ciertas frecuencias para crear un sonido gigantesco. Queremos que todo el mundo sepa exactamente lo que estamos diciendo con una sola nota o un acorde. Muchos de mis solos de guitarra tienen una sola nota. Es un estilo muy directo. Tienes que tener muy controlado cómo suenas para conseguir un efecto profundo».
Supongo que también es una manera de tener mucha libertad para moverte cuando estás en el escenario.
«Sí, sí, desde luego. Muchas veces busco notas para no tener ni que usar mi mano izquierda en la guitarra y tocar sólo las cuerdas con la derecha. De nuevo, es algo deliberado para que pueda escalar una pared o meterme entre el público».
Os he visto un par de veces en directo y vuestro show es muy físico. ¿Cuándo termina una gira estáis muy echos polvo? ¿Cómo os recuperáis?
«A unos les cuesta más que a otros… Yo llevo un estilo de vida bastante saludable. Hago bastante ejercicio. Para mí los conciertos son como un tiempo de ejercicio. Me gusta estar en forma. Una gira pasa factura, pero cada concierto es una manera de rejuvenecerte también».
La semana pasada ofrecisteis tres conciertos en streaming desde Abbey Road. ¿Cómo fue la experiencia de tocar sin público?
«Fue muy difícil. Es de lo más difícil que hemos hecho como banda. En primer lugar porque no tuvimos mucho tiempo para ensayar. Cuando anunciamos los conciertos, pensamos que el confinamiento iba a durar un mes y podríamos ensayar y estar bien engrasados porque llevábamos cuatro meses sin tocar juntos. Pero al final sólo pudimos hacer seis ensayos, y no fue fácil aprender a tocar los temas nuevos al nivel de que puedas hacerlo sin pensar en lo que estás tocando y puedas centrarte en el sentimiento. El hecho de que no hubiera público era el elefante en la habitación. Y por desgracia, creo que será así durante bastante tiempo. Eso hizo que hubiera mucha tensión y frustración mientras tocábamos. Creo que no lo escondimos, y la gente pudo ver exactamente cómo nos sentíamos. Me alegro de haberlo hecho, pero fue muy difícil».
«No es fácil conservar la cordura» MARK BOWEN
En vuestra música existe esa tensión, y el nuevo disco no es una excepción, que creo que refleja muy bien cómo mucha gente se siente ante un panorama muy incierto. La gente quiere luchar, pero muchas veces no sabe ni contra qué luchar y eso provoca mucha frustración y rabia también. ¿Crees que por eso tantos han conectado con Idles?
«Sí. Creo que el trabajo de un artista es canalizar y proyectar los sentimientos para que otra gente conecte, así que supongo que estamos haciendo bien nuestro trabajo. Es extraño lo vigente que se ha hecho este álbum. Se grabó el pasado septiembre, cuando nada de esto había ocurrido, así que es como si el mundo se hubiera movido hacia lo que nosotros expresamos en él. El disco habla del sentimiento del aislamiento. Esos sentimientos ya existían porque la gente siente aislada por las redes sociales y el bombardeo de información, y ahora nos han obligado a aislarnos literalmente. Todos nos sentimos ansiosos y preocupados por el auge del fascismo y la extrema derecha. Cuando hicimos el disco pensamos que quizá habíamos exagerado, pero el movimiento Black Live Matters demuestra que las cosas se están moviendo. La gente necesita el arte para evadirse, pero también es importante una dosis de realismo, y sentir que no está sola con lo que siente».
Aunque la situación es preocupante, también pienso que mucha ansiedad viene de ese bombardeo de información. Quizá a veces es necesario centrase en uno mismo y en tu círculo más próximo para no volverte loco.
«Tienes razón, ése es uno de los problemas. Los medios nos hacen sentir ansiedad por cosas que quizá no deberíamos, y nos distraen de las cosas que son realmente importantes. No es fácil conservar la cordura. A veces tienes que preocuparte por tu bienestar, porque si tú no estás bien es imposible ayudar a los demás. Es una batalla constante. A veces creo que todos formamos parte de una especie de experimento en el que tenemos que aprender cómo adaptarnos».
Volviendo al disco, encontramos varios invitados especiales. Warren Elis de The Bad Seeds, David Yow de The Jesus Lizard o Jehnny Beth de Savages me cuadran más, pero ¿cómo acabó Jamie Cullum en el disco?
«En el intento de llegar a la esencia de Idles en este disco, una de las cosas que consideramos esenciales es el sentimiento de unidad, de comunidad, entre nosotros, con el público, y también con otros artistas. Queríamos que hubiera más voces que no sólo las nuestras, queríamos ilustrar la diversidad y el entusiasmo por la vida y por la música. Sobre el papel Jamie Cullum no pega, pero le conocimos en la gala de los Mercury Prize, y es una persona muy entusiasta y trabajadora, además de un gran músico. No es alguien considerado tan cool como Warren Elis o David Yow, pero lo es porque ama lo que hace, así que pensamos que era apropiado que estuviera en el mismo tema que David Yow porque son polos opuestos».
¿Crees que David Yow y The Jesus Lizard están infravalorados? Cuando la gente piensa en los grandes grupos de los 90, a menudo se olvida de ellos.
«Desde mi perspectiva no porque me encantan. Pero me imagino que a nivel general sí porque nunca tuvieron el éxito comercial de muchos de sus contemporáneos. Supongo que eran demasiado ruidosos. Pero eso puede aplicarse a Idles también (risas). No somos Nirvana, somos más como The Jesus Lizard. Nirvana son muy relevantes por su gran impacto cultural, pero los Lizard son igual de importantes para mí. Cogieron un ruido horrible e hicieron algo increíble. Es algo que intentamos nosotros (risas)«.
Bueno, creo que es justo decir que sois más populares de lo que nunca fueron The Jesus Lizard. ¿Pero te daría miedo que Idles llegaran al nivel de Nirvana?
«No, yo estoy feliz con cualquier nivel que alcancemos siempre que sigamos haciendo la música que queramos y mientras el proceso siga siendo excitante y podamos tocar en directo. Eso es todo lo que me importa. Me da igual si hay 400 o 20.000, mientras a la gente le importe de verdad lo que hagamos».
JORDI MEYA
Os recordamos que Idles tienen dos actuaciones confirmadas en España en 2021. El 8 de junio en La Riviera de Madrid, y en agosto dentro del festival Canela Party de Torremolinos. Las entradas ya están a la venta.