Hasta Tomas Lindberg ha sucumbido ante ellos. Se podría sacar mucha punta de la colaboración del At The Gates para llamar aún más la atención, pero lo cierto es que Alienated Despair, el nuevo trabajo de Implore, tiene en su cáustica mezcla de grindcore, death, punk y D-beat a su mejor tarjeta de presentación. 

No mola nada barrer para casa, pero en serio: es una pasada pactar una entrevista con Century Media, con la burocracia que implica, para luego realizarla en catalán y con una persona que no sólo aprecias, sino que colaboró en esta revista.

En efecto, desde hace dos álbumes y en un tiempo récord, las cosas han cambiado mucho para Implore, la banda ahora formada por nuestro Eduard Petrolillo (guitarra), Gabriel ‘Gabbo’ Dubko (voz), Carol Lieb (bajo, voz) y Markus Matzinger (batería). Si en 2015 con Depopulation ya empezaron su loca conquista de cualquier territorio grind que se les pusiera a tiro, no tardaron en llamar la atención de uno de los sellos metálicos más importantes para editar Subjugate, la obra que realmente nos puso en guardia. Con Alienated Despair renuevan su bronca, aunque más curtidos aún por otros miles de kilómetros, liberados del qué dirán e incluso más sabios e incisivos, cuando no rebotados con esa cara del business musical corporativo donde “te van de muy buen rollo, te venden la moto y tal, pero después te das cuenta de que les importas una mierda a no ser que les estés llenando los bolsillos”. ¿Seguro que sueñas con tener una banda establecida y que gire por todo el globo? Mmm… Mejor sigue leyendo, colega, mejor sigue leyendo.

¿Os habéis fijado en vuestras fotos promocionales?
EDUARD PETROLILLO “Claro”.

¿Pero no os habéis percatado de que hay un detalle bastante llamativo?
Mmm… Podría ser, pero dime”.

(Risas) Todos menos Gabbo estáis hurgando en los bolsillos, como si anduvierais muy cortos de pasta porque es muy duro tener una banda. Es muy divertido, es en plan ‘a ver qué rascamos para llegar a la próxima ciudad…’.
“¿Estamos todos buscando algo en los bolsillos? (Risas) Pues no me había fijado, la verdad, pero tu explicación tiene mucho sentido, porque somos pobres de cojones. Pero creo que la explicación real es que nos sentimos bastante incómodos ante la cámara y realmente no sabemos cómo posar ante ella. Entonces, pues no sé, lo típico: meter las manos en los bolsillos. Somos muy malos en todo lo que tiene que ver con la imagen personal. No como banda, sino como personas”.

Ya… Dais la imagen de ser un grupo sin ningún tipo de pretensión, pero joder, que ha llegado a unas metas que pocos imaginaban, y menos tan rápido.
“Pues sí, es una buena lectura. Lo cierto es que nos identificamos bastante con lo que acabas de describir, porque pretensiones nunca hemos tenido realmente, sí que tenemos ambiciones, obviamente, pero lo he pensado muchas veces, sobre todo más recientemente… Con la mierda de banda que somos, y haciendo la música de mierda que hacemos, me parece increíble hasta dónde hemos llegado y lo que hemos conseguido. Tocar en prácticamente todo el mundo, en festivales grandes, con bandas que nos han influenciado… Así que, sí”.

Implore sois ejemplo de una parte del negocio, entre comillas, de la que mucha gente que está en grupos no se percata: que debes tener canciones, debes ensayar, dar conciertos, pero sobre todo debes realizar un trabajo de documentación constante, vía Facebook, mails… Muchísimas horas cada semana, dedicación absoluta a hacer contactos para salir a tocar, y es que muchas veces las cosas llegan por esa razón.
“Sí, la verdad es que, eso que pasa tantas veces, cuando leo en las redes sociales de que las bandas se quejan de que no hay ayudas para ellas, de que no se les da suficiente apoyo y tal, pues me hace pensar que hay grupos que se piensan que, por el simple hecho de tener una banda y ensayar alguna vez a la semana, ya se merecen la atención de la peña y conseguir cosas, y según mi opinión, el mundo de la música no funciona así. Te tienes que buscar la vida como puedas. No creo que seamos el ejemplo perfecto de cómo hay que hacer las cosas, pero creo que mal no nos ha ido tal como lo hemos hecho, que ha sido literalmente buscarnos la vida como hemos podido, ya sea girando con bandas que no fueran de nuestro estilo pero que eran interesantes, hacer tours que a nivel económico no salían a cuenta… Probar, picar puertas, porque mucho de lo que hemos conseguido ha sido por eso. De conocer a gente, apretar un poco a esa gente, así que sí que creo que, en ese sentido, nos lo hemos montado bien”.

Pero una agenda de fechas tan bestia como la vuestra también tiene sus inconvenientes… Se os han quemado bastantes miembros, siempre os ha costado encontrar peña que os siguiera el ritmo, tan loca por la carretera como tú y Gabbo.
“Es muy complicado encontrarla, y Gabbo y yo tenemos la sensación de que ahora, con la formación que tenemos ahora, tras cinco años, la hemos encontrado. Es decir, nos ha costado los primeros cinco años de la banda hallar la composición correcta de miembros (se refiere a desde que está él –ndr.), que los cuatro estemos lo suficientemente locos como para hacer esto. Porque, como bien decías, sí que quema mucho este tipo de vida y hay que sacrificar muchas cosas. Por ejemplo, en este tiempo Gabbo ha vivido en tres ciudades distintas, prácticamente siempre basándose en lo que fuese más conveniente para el grupo. Yo llevo más de cuatro años sin casa, y bueno, no tengo que vivir en la calle porque siempre estoy en casa de colegas o cuando estoy en Barna pues estoy en la de mis padres, en eso tengo suerte, pero yo hace más de cuatro años que soy homeless, y no puedo trabajar, no puedo tener un empleo fijo, no puedo tener tampoco un salario fijo cada mes… O sea, el rollo éste de la seguridad y el Estado del Bienestar, para mí no existe. Eso es algo que obviamente hay que sacrificar en muchos casos y muy poca gente está dispuesta a hacerlo”.

¿Y nunca te has llegado a cansar de la carretera? Del rollo ‘hostias, estoy en Kuala Lumpur y donde realmente me molaría estar es en casa, comiéndome unos buenos macarrones… ¿Dónde cojones me he metido?’.
“Sí, sí, muchas veces nos ha pasado. No quemarnos del todo, porque siempre hemos tenido bastante buen rollo entre nosotros, y porque sabemos que es lo que hay, somos conscientes de lo que es hacer giras largas y estar mucho tiempo fuera de casa. Por lo tanto, tienes que aclimatarte un poco a la situación, pero claro que nos hemos quemado muchas veces y se me ha pasado por la cabeza. Ya que has puesto el ejemplo de Asia, pues ahí nos rallamos que flipas”.

¿Por algo en especial? ¿Demasiado arroz? (Risas).
“Bueno, fue porque estuvimos mes y medio de gira… lo cierto es que prácticamente fueron dos meses. Terminamos un tour europeo y empalmamos, al día siguiente pillamos un vuelo hacia Japón. Allí, una semana y pico. Estuvimos casi dos en Corea, y luego tres semanas por el Sudeste asiático, cogiendo vuelos día sí, día no. Quieras que no, al final quema”.

Aun así, joder, habéis tocado con bandazas. Hace nada con Rotten Sound, que me habría flipado veros juntos en ese tour… Por eso me gustaría que me contaras qué es para ti lo más grande que habéis logrado, cuando has dicho ‘no me puedo creer que esté en este cartel tocando con esta gente’. Darle un poco la vuelta.
Mmm… Es una pregunta complicada. Una vez un colega me preguntó que de qué estaba más orgulloso de haber conseguido con Implore, y mi respuesta fue haber llegado donde hemos llegado siendo nosotros mismos, básicamente. Para mí no se trata de highlights, sino de simplemente, de toda la carrera, hacer lo que hemos hecho siendo nosotros mismos, tocando mucho y ya está. Porque no hemos hecho nada del otro mundo para conseguirlo, en serio, simplemente tocar mucho y dedicar la mayor parte de nuestra vida a la banda. Si se trata de la situación que me has planteado, de pararme un momento y pensar ‘hostia, no me puedo creer que esté aquí’, pues eso me ha pasado un montón de veces. Eso me pasa prácticamente en cada gira, desde la primera americana, que fue mi primera con Implore. O estar paseando por las calles de Tokio y, ‘la puta, estoy aquí en Japón con la banda’. Para mí, de las experiencias más chulas ha sido tocar en, por ejemplo, países como Camboya. El 99% de la gente que no vive ahí y viaja para allá es por vacaciones, y yo estoy ahí tocando con mi grupo, por la noche y llenando la sala. Eso es una de las cosas que más me llenan, en serio”.

Pasemos ya al nuevo álbum… Hay algo muy importante, y es ese cambio de estructura con Gabbo liberándose del bajo, algo que también se hará notar en los directos. Además, parece que todos componéis ahora.
“Sí, esta reestructuración vino dada de cuando Guido, el anterior batería, nos dijo que dejaba el grupo. Fue un punto en el que nos quedamos como ‘mierda, ¿y ahora qué hacemos?’. Ya de por sí, encontrar un batería bueno y que no sea un capullo es difícil (risas)”.

Están todos zumbados, ¿verdad?
“Están todos muy zumbados (risas). Por eso ahora mismo tenemos a un guitarrista como batería (risas), por eso decidimos no pillar ningún otro batería. A partir de ahí dijimos ‘hostias, qué hacemos, qué hacemos’, contactamos a algún colega, pero todos los baterías que son buenos y que tienen ganas de girar de la forma en la que lo hacemos, están ya en tres o cuatro bandas. Nos ofuscamos un poco al principio, y teníamos temas escritos ya y ganas de grabar algo, y por eso se nos ocurrió la idea ésta de que Marcus se pasase a la batería, y claro, como nos quedábamos en tres, tampoco queríamos eso, así que entró Carol, que es su compañero de piso desde hace años. Es muy buen amigo del grupo desde que nos conocimos y así surgió la idea de que entrara, pues incluso se había venido de gira ya para vender el merch. Así que probamos eso: que Gabbo se dedique más a ser un frontman, que no esté pendiente de cantar y el bajo, además de conectar con el público. Que se pueda dedicar sólo a esto último y a cantar. Y ha funcionado, la verdad, de momento está saliendo muy bien. Otra cosa que para nosotros es súper importante es el buen rollo que hay ahora mismo. Antes costaba un poco estar los cuatro a la una, remar en la misma dirección, y ahora es totalmente así. Estamos los cuatro súper motivados para realizar todo lo que se nos ponga delante y trabajar al máximo. El tema de componer, pues sí. Gabbo siempre ha hecho todas las letras, pero en este disco Carol ha hecho un par, así como un par de temas también. El resto de canciones las he compuesto yo. Marcus también ha aportado algunos riffs, pero claro, las baterías las ha escrito todas él igualmente. Hemos trabajado bastante juntos en el local, que es algo que ya habíamos hecho en Subjugate, pero digamos que ahora ya estábamos más acostumbrados a ello”.

Quizá por eso ha salido un álbum más variado. Hay D-beat, hay más punk, habéis introducido unos breaks brutales, pero igual la mayor sorpresa la he encontrado en esa influencia más clara de Converge en canciones como ‘Let The Pleasure Destroy Me’, ‘The Venom Comes In Droves’ o ‘Despondency’. Ahí veo sus riffs raros para que luego te caiga encima toda la mazurcada.
“Sí. Hombre, la realidad es que no se puede esconder. Ciertamente se nota, lo has notado tú y creo que también mucha gente. Obviamente los cuatro somos muy fans de Converge y es una formación que sí nos ha influenciado mucho, sobre todo a nivel de actitud, más que a la hora de riffs y tal. Es por la actitud de dejarte influenciar por lo que sea y darle tú la vuelta, sin preocuparte demasiado por lo que el género musical pide o el público esperará. Pero sí, como te he dicho antes, Guido, al anterior batería, tenía unas influencias distintas y en el último disco había puesto mucho de su parte. A veces, a la hora de componer, habíamos chocado mucho él y yo, aunque al final encontramos un punto intermedio y estamos contentísimos con las canciones de Subjugate, pero creo que con este álbum hemos conseguido ser realmente nosotros mismos, o al menos así es como me siento yo. Noto que a partir de ahora estoy tocando la música que toda la vida había querido tocar”.

Ya. Tendríamos ‘All Consuming Filth’, que es tope hardcoreta, casi contiene un two step bailable por ahí aunque tampoco le falte tralla, también hay lo de siempre, grind a saco como en ‘Parallax’, y ojo, que hay dos temas que casi alcanzan los 4 minutos… quizá un récord para vosotros.
“Es un récord, sí. Es lo que te decía: es el rollo de que, si notamos que el tema va, ¿pues por qué no hacer una canción de casi 4 minutos? El 90% de las bandas de grindcore tienen temas de menos de 2 minutos, pero que cada uno haga lo que quiera en ese sentido. Yo creo que, si la canción es buena, no hay ningún  problema en que tenga esa duración en vez de 2. Nos gusta experimentar, probar cosas, así que no nos cerramos a nada en ese sentido. Por supuesto no es un disco experimental, pero sí que nos hemos dejado ir con el ‘joder, pues lo que te diga el corazón, pues pum’. Si hay un trozo de ‘Parallax’ que suena más a slam, pues lo que sea, tú. Si nos mola y lo sentimos, adelante”.

Me ha interesado mucho la temática de las letras, pues es algo sobre lo que suelo pensar ya que lo considero la esclavitud moderna. Estos salarios de mierda con los que han condenado a la mayor parte de la sociedad occidental, siempre con la esperanza de que llegarán tiempos mejores, cuando uno nace pobre y muere pobre, y al final siempre ganan los mismos.
“Sí, exacto, gira en torno a eso, totalmente. Ésa es básicamente la temática en la que giran todas las canciones, y es eso: el rollo éste de darte cuenta de que estamos viviendo una mentira, y en el fondo, somos realmente pocos los que nos damos cuenta de que la estamos viviendo. O fíjate, hay mucha gente que se da cuenta de que estamos viviendo esta mentira, pero bueno, como llega un salario a final de mes, ni que sea bajo, y te han vendido el rollo éste de la seguridad, de poder tener una vida tranquila, y el Estado del Bienestar, pues lo acepta y ya está. De alguna manera, se pierden la esencia de vivir, de gozar de las cosas y de pasártelo bien, joder, porque nos morimos algún día, ¿sabes? Creo que es interesante el ser capaz de dar sentido a tu vida, porque yo, personalmente, no le veo mucho sentido a aceptar lo que te dicen que tienes que hacer, del plan tienes que estudiar esto, y estás en la escuela sin demasiadas motivaciones. Luego la universidad, vas tirando y te la sacas, y llegas a un curro, y trabajas en una oficina durante 40 años. De lunes a viernes estás esperando que sea el fin de semana porque necesitas olvidarte de la mierda de vida que tienes. Me parece interesante y siempre he intentado huir de este estilo de vida, pero también te tengo que decir que, por ejemplo el año pasado, por cuestiones personales de la banda, hicimos un parón de más de seis meses, y en ese medio año, pues todos tuvimos que trabajar, aceptar el tener una vida normal, y hostia, la verdad es que la presión es enorme. Hasta yo, que tengo muy claro desde siempre que quiero vivir como me dé la gana, acababa teniendo alguna comida de olla de ‘hostia, es que cobro bien en este curro, si me quedo aquí podría pagarme un buen piso…’. Personalmente, en ese periodo me di cuenta de lo realmente fuerte que es la presión de la sociedad en ese sentido, ya sea la familia, el entorno de trabajo o sobre todo, sobre todo, lo que para mí es lo peor: las redes sociales”.

¿Por qué lo peor?
“Porque están matando las ganas de vivir de la gente. La peña no vive la realidad, la gente vive en una realidad ficticia, digital, que son las redes sociales, donde básicamente lo que importa es la foto que cuelgas de vacaciones o lo que sea, o lo feliz que eres, que lo demuestres y tal. Todo se basa en la imagen y en criticar a los demás, en colocarte por encima de ellos. A mí eso no es lo que me va, la verdad. Lo que me mola es vivir la vida, pero la vida de verdad. Hacer cosas con ella, e igual parece una tontería, pero ahora tengo la oportunidad de mudarme a Alemania y estoy feliz de poder estudiar alemán, por ejemplo. Por aprender una nueva lengua, una nueva cultura y por las nuevas experiencias. En el fondo es eso lo que da sentido a la vida. No me veo en la cama del hospital a punto de morirme pensando ‘hostia, qué guapa esa foto que colgué hace veinte años donde se me veía gozando de un paisaje’. Yo creo que pensaré ‘hostia qué bien, cuántas cosas he podido hacer, cuánto he aprendido, cuánto conocimiento he podido adquirir’”.

Sí, no sé cómo lo ha conseguido el neoliberalismo actual, pero ha logrado que dentro de la gran masa se sientan especiales, cuando en realidad no han estado nunca tan alienados o han sido tan clónicos.
“Exacto, sí, es increíble, es alucinante. Es un tema bastante interesante para entrar profundamente. Pero sí, la tecnología creo que ha sido la gran aliada del neoliberalismo y el capitalismo para llevarnos a la sociedad que somos hoy en día”.

Una última pregunta: ¿Vosotros sois una de esas bandas que creen que su mensaje es positivo y que ayudará a hacer una sociedad mejor, o sois un grupo que critica lo que ve y odia, pero que se muestra escéptica respecto a un cambio en la humanidad?
Mmm… Hostia, interesante. Yo creo que ni 100% una ni 100% la otra. Si te dijese ‘sí, sí, nosotros estamos aquí para cambiar el mundo, nosotros podemos cambiar las cosas y queremos hacer de esto algo mejor’, te estaría mintiendo, porque lo cierto es que muchísima esperanza tampoco tenemos, porque en el fondo es lo que hay. Si miras a tu alrededor o lees en el diario las cosas que ocurren, esperanza no hay mucha, aunque siempre hay un poco. Yo personalmente lo que creo es que es prácticamente imposible cambiar el mundo, pero es muy posible cambiar tu mundo. Si quieres, claro. Cuando tú haces todo lo posible por cambiar tu mundo, automáticamente tienes la posibilidad de cambiar el de la gente que está a tu alrededor, y es un poco como una cadena. Si la gente que te rodea ve que tú has podido cambiar tu mundo y vivir de una manera con la que estás satisfecho, pues eso les hace pensar e igual ellos también pueden hacerlo. Todas esas personas a las que hayas podido influenciar con tu cambio harán lo posible para crear un cambio en ellas y ya tienes a otra serie de gente que también puede influenciar en ese sentido”.

La revolución interior.
“Exacto. Un cambio global es muy, muy, muy difícil, por no decir que casi imposible sin que suframos una catástrofe mundial, ya sea por una tercera guerra mundial, o por el cambio climático inundando grandes ciudades del planeta… A menos que haya una catástrofe, creo que un cambio global hacia mejor es muy complicado, pero sí creo en los cambios individuales, y que por muy insignificante que sea una sola persona en un mundo de 8.000 millones, ya es algo. Ese cambio será como cuando tiras una piedra al agua: hará anillos, se irá expandiendo, y se podrá llegar a algo”. 

PAU NAVARRA