El pasado 20 de mayo, Jeff Rosenstock publicaba por sorpresa No Dream, su cuarto disco en solitario. Pero quizá la mayor sorpresa fue encontrarnos que era una especie de homenaje al sonido punk rock californiano de su juventud.
La portada de No Dream (Polyvinyl), el nuevo álbum de Jeff Rosenstock, nos muestra el dibujo de una casa fundiéndose bajo un sol abrasador. En una situación parecida encontramos al músico originario de Long Island cuando contactamos con él a mediados de agosto. Los Ángeles, ciudad a la que se mudó en enero para trabajar como compositor musical de la serie de dibujos animados Craig Of The Creek del canal Cartoon Network, está sufriendo una ola de calor con temperaturas que alcanzan los 40 grados.
Sin embargo, Jeff no parece para nada agobiado. Una vez más, su nuevo álbum ha recibido grandes críticas, pese haberse dirigido a un estilo, el punk pop, que suele ser menospreciado, cuando no directamente ignorado, por medios que ahora le bailan el agua. Su creador es perfectamente consciente de esta paradoja, y en cierta manera su nueva obra es una manera de reivindicar su propio pasado en bandas como Mustard Plug, The Bruce Lee Band o Bomb The Music Industry!, con las que se curtió antes de lanzarse en solitario en 2012. Desde entonces, su carrera parece haber despegado definitivamente y se ha afianzado como una de las figuras más apreciadas dentro del underground. La verdad es que el tipo se hacer querer.
Explícame cómo es el proceso de poner música a una serie de dibujos.
JEFF ROSENSTOCK “Primero me mandan el capítulo sin música ni efectos de sonido, me lo miro, y luego hablo con Ben, el showrunner, para tener algunas indicaciones, luego compongo y grabo la música, se la paso, y si hay que hacer alguna modificación, la hago, y pasamos al siguiente episodio. Trabajamos muy rápido. En esta serie hay música casi todo el rato, es de locos. A cualquier banda o músico le cuesta un montón componer 30 minutos de música, puedes tardar un año en hacer un disco, pero ahora llevo como 18 horas de música para la serie (risas)”.
¿Lo grabas con instrumentos reales o es todo por ordenador?
“Al principio sólo hacía la batería con ordenador porque no sé tocarla. Mi plan inicial era usar guitarras y sintetizadores analógicos, pero después de unos cuantos episodios vi que podía conseguir un sonido más grande y orquestal con herramientas digitales, lo que pasa es que mi cerebro no funciona así (risas). Tengo que tocarlo para ver si suena bien. Hay mucho ska en la serie. Creo que por eso me contrataron, porque querían alguien con una onda ska y yo la tengo (risas). Es una mezcla de música de acción y ska”.
¿Qué dibujos te gustaban de pequeño?
“Empecé con The Disney Afternoon con cosas como DuckTales, Chip ‘n Dale: Rescue Rangers, Gummi Bears… También me gustaba mucho Garfield & Friends y Sonic, que los veía por la mañana antes de ir a la escuela. Luego cuando volvía veía Animaniacs. Cuando salieron The Simpsons me obsesioné con ellos, me sabía todos los chistes de memoria. Y también Ren And Stimpy y cosas así. También me gustaba Two Stupid Dogs. Durante mucho tiempo no pensé en dibujos animados, pero cuando me ofrecieron este trabajo me di cuenta de que había visto muchísimos (risas)”.
Hablando ya de No Dream, es curioso que te mudaras a Los Ángeles después de grabarlo, porque el disco suena muy a punk californiano. ¿Fue como si estuvieses anticipando ese cambio en tu vida?
“Puede que fuera así. Mucha gente piensa que hice este álbum porque me había mudado aquí, pero lo había grabado antes. Supongo que mi cabeza ya estaba en California. Cuando conduzco o salgo a correr, la música que escucho es punk. Estuve redescubriendo a Mr. T Experience, Green Day, Rancid, bandas de Asian Man Records… música que hacía tiempo que no escuchaba. Quería hacer un disco de punk que me apeteciera escuchar porque hacía tiempo que no escuchaba un buen álbum de punk pop. Y también quería meter algunas sensibilidades melódicas del K-pop. De todos modos, ya llevaba un tiempo viniendo a California cada dos meses para ver a familiares o trabajar en la serie, así que estaba impregnado de ese ambiente”.
¿Ves este disco como una manera de reivindicar el punk pop? Es un estilo que la crítica y mucha gente suele percibir como algo menor. Incluso tú que vienes de la escena ska punk, lo has comprobado. Hasta que no sacaste Worry y POST- y te metiste más en la escena indie, quizá no recibiste el reconocimiento que merecías.
“¡Oh! Muchas gracias por decirlo. Tienes toda la razón. Cuando fichamos con Polyvinyl yo ya tenía hecho POST-, pero al ser un sello con una buena reputación dentro del indie, sabía que, aunque fuera un disco punk, iba a ser percibido de manera distinta. Y aun así me sorprendió mucho la aceptación que tuvo porque, como dices, el punk pop suele ser bastante denostado. Si pienso en la cantidad de buenas canciones que hay en los discos de The Muffs o Mr. T Experience, o The Suicide Machines, y que fueron ignorados en favor de cosas que tenían un ángulo más intelectual, da un poco de rabia. No es fácil hacer un disco con diez canciones y que todas sean buenas, y esos grupos lo hacían”.
¿Pero por qué crees que existe ese prejuicio?
“Porque los críticos son jodidos snobs (risas). Yo también escribía críticas de discos y era igual de snob (risas). Pero al final te das cuenta de que no hay discos malos. Todo álbum representa la verdad de alguien, aunque suene como una mierda porque lo grabó en un sótano. Y al contrario, si algo suena muy producido y con Auto-Tune, no dejan de ser decisiones que ese artista tomó para reflejar su punto de vista. Pero volviendo al punk pop, para ser justos, también hay que decir que se volvió muy malo. Ese rollo de punk de centro comercial, con todos los grupos vistiendo igual… Es fácil odiar esa mierda. Se volvió muy corporativo. Pero supongo que eso se podría aplicar a cualquier estilo”.
Yo creo que se ve como algo simple y facilón, pero siempre he pensado que escribir una buena canción con tres acordes y una buena melodía es todo un arte, sobre todo cuando es algo que se ha hecho hasta la saciedad.
“¡Desde luego! En este álbum hay muchos temas con un par de acordes y una melodía. Se trata de encontrar la emoción adecuada. El punk y el ska, si se hacen bien, son muy liberadores. Y son estilos que no tienen miedo de ser un poco tontos. Y esa falta de pretenciosidad es lo que me resulta tan atractivo. Creo que cuando a la música se le añade un aire de intelectualidad de manera impostada, sale auténtica mierda”.
¿Grabaste No Dream solo o usaste a tu banda de directo?
“Suelo hacer las maquetas en mi casa, de manera bastante concreta, porque quiero escuchar cómo suenan los temas, probar los arreglos, las estructuras. Cuando vamos al estudio, ya está todo escrito. Solemos reunirnos cuatro días antes con la banda en un local de ensayo en San José y tocamos los temas durante ocho, diez horas al día. Algunas cosas cambian y otras no, pero todo el mundo está listo. La última noche cargamos todo el equipo y nos vamos a Oakland para grabar en el estudio de Jack (Shirley). La grabación es básicamente tocar lo mismo que hemos hecho en el local”.
Jack es de nuevo el productor. Él suele trabajar con grupos más cañeros como Deafheaven o Gouge Away… ¿Crees que le aporta algo de músculo a tu sonido?
“Sí, desde luego. Pero Jack no sólo trabaja con bandas duras, aunque sobre todo sea conocido por eso. Quise trabajar con él porque escuché el disco de Hard Girls, A Thousand Surfaces, y me encantó. Chris Farren y yo estábamos trabajando en el primer disco de Antarctigo Vespucci y alucinamos con el sonido de ese disco. Creo que el rock y el punk tienen que ser dinámicos y quiero trabajar con alguien que no va a limar las asperezas. Jack y yo luchamos para ver dónde están los límites de la distorsión (risas). A veces escuchamos las guitarras que hemos grabado y nos preguntamos ‘¿Es esto audible o es puro ruido?’, pero cuando le añadimos todo lo demás, suena bien. Jack me anima a trabajar en el caos. El punk debería ser así. Suena vivo. El disco de Tenement, Napalm Dream, suena como si estuviera ardiendo. Es eso lo que me gusta. Jack también nos convenció de grabar todos juntos como si fuera un ensayo la primera vez, y para mí fue una revelación. No sabía que podías hacer eso con la suficiente distancia entre instrumentos sin grabar con un multipistas. Y logra que suene genial. Cuando yo lo había probado antes, siempre sonaba como una mierda (risas)”.
En la crítica del disco que publicamos, se comparaba a ‘Scram!’ con Weezer. ¿Es una banda que te haya influenciado?
“No creo que me influenciara en esta canción en concreto, pero el sonido y la dinámica de los dos primeros discos de Weezer, la etapa de Matt Sharp, tienen mucho que ver con lo que hago. El tono de guitarra de Pinkerton es súper sucio y explosivo, y los juegos de guitarra son súper importantes para mí. Pero para ‘Scram!’ intenté escribir algo rollo Motown, pero cada vez se iba volviendo más cañera (risas). Me encantó cómo salió”.
“Creo que cuando a la música se le añade un aire de intelectualidad de manera impostada, sale auténtica mierda” JEFF ROSENSTOCK
Ya que antes has mencionado Antarctigo Vespucci, ¿podrías hablar un poco de tu relación con Chris Farren? A mí me gustaban mucho Fake Problems… ¿Crees que algún día volverán a juntarse?
“¡No lo sé! Siguen siendo amigos, pero me parece que no están hablando de hacerlo. Empezamos Antarctigo Vespucci porque Chris sentía que Fake Problems estaban encallados con el disco que estaban haciendo. Le vi en una fiesta, y nos hicimos amigos, pero tampoco éramos íntimos. Él estaba en Nueva York componiendo con otra gente, y le propuse hacer algo en mi casa. Grabamos el tema ‘New Lines’ que nunca salió, pero luego la regrabó con Fake Problems. Bueno, no pasa nada. Un año después, estábamos hablando por Twitter y acabamos quedando de nuevo en mi casa. La noche antes de que volara hacia Nueva York, Jimmy Fallon le regaló a Will Smith en su programa una camiseta de The Smiths que había diseñado Chris con la foto de la familia de Will Smith, así que fue una de las noches más locas de su vida. El caso es que se instaló en mi casa, pero la realidad es que apenas nos conocíamos. Y además, Chris había dejado de beber, así que no podíamos salir y beber. Pero empezamos a trabajar en canciones y fue el proceso creativo más fácil de mi vida. Podíamos trabajar de manera muy rápida y honesta. Nos dimos cuenta de que esto podía ser una banda nueva, y también empezamos un podcast juntos. En pocos días nos habíamos convertido en mejores amigos (risas)”.
Otra banda con la que tienes mucha relación es PUP. ¿Cómo les conociste?
“Hicimos una gira de siete semanas con ellos, Modern Baseball y Tiny Moving Parts. Ocurrieron cosas muy locas. Nos robaron, se nos estropeó la furgoneta varias veces… Antes de esa gira fue cuando a Stefan (Babcock) de PUP los doctores le dijeron que no podía cantar más o perdería la voz, pero empezó la gira igualmente. Tras el concierto de Toronto, tuvieron que dejarlo. De hecho, su batería tuvo que tocar con nosotros en Canadá porque no dejaron cruzar la frontera al nuestro. Tuvo que aprenderse todos los temas en una noche. Y yo me ofrecí a cantar con ellos en el resto de la gira, pero decidieron que no. Ocurrieron muchas cosas… pero todas las bandas nos llevamos muy bien y mantuvimos el contacto. Con PUP hicimos más cosas porque estábamos en el mismo sello. Es de locos porque la banda se ha hecho muy grande. Nos queremos mucho”.
Al igual que POST- en 2018, lanzaste No Dream por sorpresa, sin anuncio previo. ¿Es una manera de combatir esta tendencia de ir sacando adelantos durante meses hasta que sale el álbum? Personalmente no me gusta nada haber escuchado medio disco antes de que salga porque le quitas mucha emoción a la primera escucha.
“Sí, además suelen sacar las mejores canciones primero y luego el resto te decepciona. Yo soy una persona de álbumes, y prefiero no escuchar los singles previos. Tiene mucho que ver con eso, pero tampoco es que quiera meterme con quienes lo hacen. Yo estoy en una posición en la que, si saco un álbum por sorpresa, la gente lo escuchará. Es un privilegio que tengo porque a lo largo de dos décadas me he creado una base de fans. También tiene que ver con que no me gusta que los críticos tengan siempre acceso a la música antes que los fans. Cuando saco un disco nadie lo ha escuchado. Pitchfork no sabe ni que va a salir. Me gusta que la gente escuche el disco sin ninguna idea previa. No sé si siempre lo haré así, pero es algo que en este momento me encaja. Y además, odio esperar. Este disco lo terminé sólo dos meses y medio antes de lanzarlo, pero con POST- fue sólo una semana. Nuestra idea con No Dream era hacer varias cosas muy chulas que no pudimos hacer por la pandemia, así que las guardaremos para otro álbum. Espero poder empezar a girar lo antes posible porque estas canciones están diseñadas para que las grite la gente. Creo que cuando llegué el día, será algo catártico para todos (risas)”.
JORDI MEYA