Desde que La Dispute empezaran a andar en 2004, nunca han tenido dudas de que el camino a seguir era el de su integridad artística. Gracias a esta incorruptible determinación y su vasta imaginación para dibujar su post hardcore, que vuelven a exponer en su nuevo álbum Panorama, el culto alrededor del grupo no ha dejado de crecer,

«Algunas bandas las ves por primera vez y te quedas abrumado por su importancia sin que importe si es grande o pequeña”, decía Jeremy Bolm, vocalista de Touché Amoré, sobre nuestros protagonistas de portada. Y aunque todavía no he tenido la oportunidad de verles en directo, compartí esa sensación cuando los descubrí con su segundo álbum Wildlife en 2011.

La Dispute es posiblemente la más arriesgada de entre aquella nueva hornada de bandas de post hardcore que se conoció como The Wave a finales de la pasada década. Ya no sólo por su mezcla de screamo, jazz, indie, metalcore y post rock amasada por el estilo recitado de su vocalista, sino por el sentido literario que éste impregna a sus letras. Las historias, pensamientos y sentimientos que Jordan Dreyer canaliza a través de las canciones del grupo de Grand Rapids, Michigan, quizá encontrarían un mejor formato en relatos cortos o, incluso, una novela, pero gracias al talento de sus compañeros -Chad Sterenberg (guitarra), Corey Stroffolino (guitarra), Adam Vass (bajo) y Brad Vander Lugt (batería)- y su propia expresividad vocal, sus palabras consiguen un mayor impacto emocional del que tendrían si fueran leídas en una hoja de papel.

Su nuevo trabajo Panorama (Epitaph) ratifica esta afirmación construyendo un mosaico a partir de distintas historias que la pareja de Dreyer le contaba mientras viajaban en coche de Grand Rapids a la ciudad de Lowell donde ella creció: la de un hombre que había muerto ahogado en un lago mientras volvía a casa, las de varias víctimas de accidentes de tráfico recordadas por unas flores en la carretera en la que circulaban, la de un cadáver descompuesto hallado por un trabajador del ayuntamiento que nadie llegó a identificar… A partir de todo este material, Dreyer volcó encima su propia empatía para escribir, no como un mero narrador, sino como alguien implicado desde dentro.       

Musicalmente, Panorama profundiza aún más en su vena experimental, alejándolos de la vena más dura de sus inicios, pero, como en todos sus discos, siempre ofrece una recompensa a quien decida invertirle su tiempo.

Al contrario de lo que me ocurre con muchas bandas, escuchando vuestra música noto que hay una gran intención artística detrás. ¿Dirías que es un principio fundamental para vosotros?
JORDAN DREYER
“Desde luego. Desde el principio, el objetivo ha sido satisfacer nuestro impulso creativo. Ser sinceros con ese impulso y tratar el producto final como una obra de arte, no como un producto de consumo más. La banda nos da muchas cosas, pero la más importante es que nos permite crear”.

Que el resultado sea satisfactorio, ¿significa que el proceso para llegar hasta él es siempre disfrutable o puede llegar a ser problemático?
«Puede ser muchas cosas a la vez (risas). Casi te diría que disfrutamos cuanto más estresante es (risas). Este disco en particular fue complicado. Tuvimos que salvar muchos obstáculos, pero eso hizo que llegar al final fuera muy satisfactorio. Es divertido hacer música, sentarnos y ver qué podemos hacer juntos, siempre es emocionante cuando surge la chispa, pero también es como tener delante un problema que tienes que resolver. A veces te provoca dolores de cabeza, pero al final siempre vale la pena”.

Publicasteis el disco anterior, Rooms Of The House, en vuestro propio sello Better Living; sin embargo, Panorama sale a través de Epitaph. ¿Qué os hizo dejar esa iniciativa de lado?
“Creo que nos dimos cuenta de que llevar un sello suponía mucho trabajo. Nos divirtió tirar ese proyecto adelante, pero al final, era demasiado trabajo para tan poca gente. Me alegro de haberlo hecho, pero ahora pensamos que era mejor probar otra cosa. Y Epitaph es un sello que logra que sus artistas tengan éxito sin comprometer lo que hacen. Hemos aceptado su ayuda”.

Tengo entendido que para este álbum tirasteis a la basura más de la mitad del material que teníais una vez ya habíais empezado. ¿Qué era exactamente lo que no os gustaba de esas canciones?
“A ver… Escribimos Rooms Of The House en 2013 y siempre que empezamos un nuevo proyecto intentamos cambiar el proceso para tener un nuevo ángulo. En ese disco quisimos trabajar con estructuras más definidas y analizarlo todo mucho. Luego fuimos de gira, nos tomamos tiempo libre para estar con la familia, hacer otras cosas, y creo que cuando nos pusimos a trabajar en el nuevo álbum, todavía estábamos con la mentalidad de cómo habíamos hecho el disco anterior. Así que los dos primeros meses nos salió algo como un Rooms Of The House 2.0, lo cual no era buena señal. Ninguno de nosotros se sentía demasiado inspirado o emocionado con lo que estábamos haciendo, así que nos sentamos y tuvimos una charla muy sincera sobre lo que no estaba funcionando, y decidimos tirarlo todo y empezar de cero. Y sólo por eso, al día siguiente ya se notaba una nueva energía en el local. Creo que pasamos de analizarlo todo en exceso a confiar más en nuestro instinto. Creo que intentamos recuperar un poco la manera en la que trabajamos en nuestros inicios. El estar todos juntos, en lugar de cada uno trabajando las partes separadamente, ayudó mucho”.

A mí me gustó mucho Rooms Of The House, pero es verdad que tenía canciones más directas. Panorama lo veo más como una mezcla de pintura abstracta en lo musical y figurativa en las letras. ¿Buscabais ese contraste?
“La verdad es que quizá tenga que ver con lo que te contaba. El trabajar con estructuras más cerradas me hacía complicado poder encajar las letras. En mi cabeza tenía muchas ideas y creo que cuando empezamos de cero, las empecé a enfocar de manera distinta. La música me hizo ir en esa dirección más figurativa. Fui más impulsivo”.

Tu manera de cantar es un elemento que define mucho vuestro sonido. ¿Crees que eso te otorga un papel más importante que el que pueda tener un cantante tradicional?
“Creo que sí. Si cantara una melodía, podría simplemente hacer algo que resultara interesante por sí mismo, independientemente de la música. Pero como mis recursos son más limitados, eso quiere decir que para que sea interesante mi voz tiene que estar muy ligada a la música. Eso supone que mis compañeros tienen un mayor trabajo para lograr que todo funcione. Tienen que tener en cuenta los textos a la hora de decidir cuántos compases tendrá una parte. Supongo que al final tienen que capitular por mi estilo de cantar para que la canción funcione.  Y supongo que la naturaleza de mis letras y mi manera de contar historias hace que la estructura tenga que definirse de una manera distinta a otras bandas. Pero llevamos tanto tiempo juntos que somos bastante buenos a la hora de llevar ese ‘toma y daca’ a buen puerto. Son músicos muy buenos y son capaces de adaptarse a mi estilo. Desde luego, son mucho mejores músicos que yo (risas)”.

La primera vez que os escuché pensé que erais como una versión más dura de American Football, sobre todo por tu estilo cercano al spoken word.
“Mola”.

¿Fueron una banda influyente para ti para adoptar este estilo o te habías fijado en, por ejemplo, alguien anterior como Lou Reed, que también utilizaba ese recurso?
“Sin duda yo era fan de American Football. No sé si puedo hablar por mis compañeros, pero creo que en la época en la que crecimos y en la zona en la que lo hicimos, en el Midwest, alrededor de los Grandes Lagos, la influencia de Mike Kinsella, American Football, Joan Of Arc, era casi inevitable. Tocamos con muchos grupos que eran fans de American Football. En nuestro caso no creo que fuera algo consciente, pero la influencia de Kinsella estaba en el aire. Pero hablando de mi estilo en particular, para empezar, es que no sabía cantar (risas), pero me liaron. Pero me gustaba mucho el emo de finales de los 90, principios de los 2000, como Envy o mewithoutyou, que tenían un estilo más literario”.

¿Te gusta la nueva oleada de emo rap como nothing.nowhere que, en cierta manera, se acercan a tu estilo?
“Me gustan algunas canciones. No conozco a muchos artistas, pero crecimos con nothing.nowhere y abrió conciertos de nuestra última gira. Joe (Mulherin) es muy buen tipo. Es interesante ver que surge algo nuevo que, en cierta manera, está ligado a nuestra escena. También conozco a Adam (McIlwee) de Wicca Phase Springs Eternal y hace canciones excepcionales. Es un tío muy íntegro. Mola ver algo que surge y va creciendo. Veremos hasta dónde llega”.

¿Cómo te sientes cuando la gente grita tus letras en los conciertos? ¿Te abruma ver tus palabras salir de las bocas de desconocidos con tanta pasión?
(Risas) Sí, no sé. Antes he dicho que la motivación principal como banda es hacer arte juntos, pero lo que más mola es poder ver cómo la gente conecta con lo que haces. Estar enfrente de gente y tocar ya está muy bien, pero que encima te lo devuelvan y hagan tangible esa conexión emocional es jodidamente poderoso. Es la prueba de que esto que hacemos, que lo que es capaz de crear la escena punk y hardcore, ese sentimiento de conexión, es importante. Poder crear a nivel privado y poder hacerlo público, y que tenga un efecto, es muy bestia”.

No sé si estarás de acuerdo, pero para mí los dos temas más importantes de Panorama son el amor y la muerte.
“Así es”.

En tu cabeza, ¿cuál es la conexión entre ambos?
“Parte del disco trata sobre el luto, sobre el proceso de curación después de una muerte. También va sobre los elementos externos en los que buscamos para darle un sentido y sobre los efectos que provoca. Supongo que es una manera de buscarle un sentido a nuestro inevitable destino y el de las personas que queremos. Y ahí puedes incluir a tu pareja, a tus amigos, a tu familia, a tu comunidad. Sin querer sonar dramático, pero todos vamos a morir (risas). Hay gente que busca en Dios o en su congregación una esperanza para después de la muerte, pero yo busco esa esperanza en mi vida y en las personas con las que conecto. Este disco habla sobre lo importante que es conectar con la gente para darle un sentido a la vida mientras la vives”.

«La gente ni siquiera hablamos de la muerte porque nos hace sentir incómodos» JORDAN DREYER

Creo que también hay un problema cultural. Se nos educa pensando que la muerte es lo peor que te puede pasar, pero siempre he creído que hay cosas peores que la muerte. ¿Crees que debería haber un cambio respecto a cómo afrontamos la muerte para aprender a vivir mejor?
“Sí, desde luego. Es muy interesante. Tienes razón, la muerte no es lo peor. Es lo único que sabemos con seguridad. Es inevitable. Es un futuro compartido. Seguramente todos nos beneficiaríamos de afrontarla de otro modo. La gente ni siquiera hablamos de la muerte porque nos hace sentir incómodos. Cuando muera volveré a un periodo infinito de oscuridad del que no seré consiente, ni puedo comprender, así que ¿por qué hay que tenerle tanto miedo?”.

Supongo que lo peor de la muerte es el vacío que esa persona deja. Pero al final, también hay gente con la que tienes relación un tiempo y que igual nunca vuelves a ver o saber de ella. Ese vacío existe igual, aunque esa persona siga viva, y también puede ser muy doloroso
“Sí, tienes toda la razón. Tío, nos estamos poniendo muy profundos (risas). Es la ausencia. El álbum va también sobre eso. Pero no sé cómo podemos cambiar esos sentimientos. Quizá estamos programados así”.

Bueno, como no quiero deprimirte, cambiaré de tema. El disco está inspirado en los viajes en coche con tu pareja de tu ciudad a la suya. Me he imaginado a tu pareja contándote algo y tú pensando en el álbum sin hacerle ni caso (risas).
(Risas) No, no es para nada así. De hecho, algo en lo que he mejorado muchísimo en los últimos años es en escuchar. Aunque esté totalmente consumido por una idea, sé compartimentar, y si mi pareja me cuenta algo, la escucho. Tengo el resto del día para trabajar en mi idea. Parte de mi trabajo es observar y escuchar, así que intento estar siempre atento y aprender. No hubiera podido escribir este disco sin las historias que ella me contaba. ¿Y quién hay más importante a escuchar que a la persona que siempre te escucha a ti?”.

Supongo que la gente tiene de La Dispute una imagen como muy tristona. ¿Se sorprenden cuando os conocen y ven que sois personas capaces de reír o contar un chiste?
(Risas) No sé, espero que hayas comprobado que no soy una persona triste. Me interesan mucho esos temas, pero mi vida está llena de alegría. Nunca me he sentido atrapado por la tristeza”.

En julio actuaréis por primera vez en España, dentro del Mad Cool Festival. ¿Crees que vuestro directo se adapta bien al entorno de un festival o es mucho mejor veros en una sala?
“Mira, cuando tocábamos en sótanos sentíamos cierta reticencia a tocar en salas porque pensábamos que no podríamos conseguir ese mismo sentimiento. Pero llegó un momento en que era evidente que no podíamos seguir tocando en sótanos y dimos el paso. Y nuestra sorpresa fue que el sentimiento seguía ahí. Y años después, nos pasó lo mismo en los festivales. Dicho esto, tocar en un festival no es mi opción preferida, pero creo que somos capaces de que la gente sienta lo mismo, toquemos donde toquemos. Pero espero que no pase mucho tiempo antes de que podamos volver a España y tocar en salas. Porque más que por el concierto en sí, en un festival es más difícil poder salir y saludar y darte un abrazo con la gente. Y al final, para nosotros eso es igual de importante”.

JORDI MEYA