La semana que viene Matthew Sweet iniciará su primera gira como tal por España en más de 14 años (puedes consultar las fechas en nuestra agenda). Además lo hace con dos nuevos, y muy buenos, trabajos bajo el brazo, Tomorrow Forever y Tomorrow’s Daughter, en los que demuestra que no ha perdido su olfato para hacer grandes canciones de pop guitarrero. Antes de que hiciera las maletas, le llamamos a su casa para charlar sobre sus discos gemelos, su legado, y su miedo a volar.
Llevas bastante tiempo sin venir a España, así que estamos muy contentos de tenerte por fin de vuelta.
MATTHEW SWEET “Sí, lo sé, demasiado. Creo que la última vez que giramos fue en 2004, aunque luego he vuelto para algún festival. Pero es maravilloso porque al principio iban a ser sólo cuatro conciertos y al final se han añadido más y haremos siete. Esperemos que mi voz aguante cantar tantas noches seguidas (risas)”.
Si no recuerdo mal, tenías pánico a volar.
“Sí. Durante mucho tiempo me daba pánico subir a un avión. Desde el 94 al 2000 más o menos. Pero luego hice un curso con un piloto para perder el miedo y también un poco de hipnosis. Y también me trataron de mi bipolaridad en 2002, así que eso ayudó. Siguen sin gustarme los vuelos muy largos, pero ahora intento dormir y lo llevo más o menos bien”.
¿Crees que esta fobia pudo perjudicar tu carrera?
“Es posible. Pero quizá lo hizo más el ser bipolar. En ese momento no sabía que lo era, pero tenía ataques nerviosos con frecuencia. Estoy hablando más o menos de cuando hice Altered Beast en 1994. Me las apañé para girar por Estados Unidos, pero tomé un barco para ir a Reino Unido y eso aún daba más miedo que volar (risas). Quizá hubiera tenido más oportunidades, pero al menos ahora lo tengo superado. Desde hace cinco años vivo en Omaha, Nebraska, muy cerca de dónde me crie y puedo llegar fácilmente en vuelos cortos a una costa u otra de Estados Unidos”.
En esta gira vas a presentar dos discos Tomorrow Forever y Tomorrow’s Daughter que has publicado en el último año. Quitando los de versiones que hiciste con Susanna Hoffs, sueles dejar varios años entre disco y disco. ¿Qué cambió esta vez?
“Me llevó mucho tiempo hacer la música para esos dos discos. Empecé una campaña de Kickstarter el año después de mudarme a Omaha, porque era algo que me intrigaba. Dado que eran los fans quienes iban a financiar el disco, quería asegurarme de tener muy buen material y acabó resultando en que escribí un montón de temas. Hice como tres sesiones diferentes de grabación y de ahí salió Tomorrow Forever que publiqué el año pasado. Pero todavía sobraban muchos temas más que me gustaban y decidí sacar Tomorrow’s Daughter este año. Ha sido un periodo muy bueno para los fans y para el directo, porque podemos mezclar todos esos temas con los hits de siempre. Así que es muy emocionante traer todo esto a España”.
¿Quién te acompaña como banda?
“Están Rick Menck y Paul Chastain de Velvet Crush que llevan tocando un montón de años conmigo. Y como guitarrista está Jason Victor, que lleva sólo un par, pero que grabó bastantes de los temas de estos discos. Somos sólo los cuatro, rockeando (risas)”.
De hecho, en directo suenas mucho más rock que en disco, incluso aceleras los tempos de los temas.
“Sí, para mí es muy diferente. Quizá la gente espera otra cosa, pero siempre me ha gustado tocar muy fuerte. Antes solía ponerme más nervioso al tocar, pero ahora disfruto mucho más. Sé que la gente que viene a verme me quiere, ahora los conciertos son un gran festival del amor (risas)”.
¿Esperabas estar en el punto de tu carrera donde estás ahora con 54 años?
“(Risas) La verdad es que nunca pensé en ello. Pero siempre he respetado mucho a los músicos que seguían sacando discos, incluso cuando eran mayores. Siempre he admirado a los que han mantenido esa conexión con la música. Así que estoy satisfecho por poder seguir haciendo esto. Por suerte, todavía siento esa necesidad. No me queda otro remedio (risas)”.
En los 90 se te veía como parte de la escena del rock alternativo, ahora casi como un clasicista del pop. ¿Cómo has vivido esta transición?
“Supongo que es algo que pasa cuando llevas mucho tiempo. Se me ha metido mucho en la categoría del power pop y la verdad es que me gustan muchas bandas de power pop, así que ya me está bien. Es trabajo de otra gente etiquetarme, así que no pienso en ello”.
Algo que no ha cambiado en todos estos años es tu interés por el paso del tiempo como concepto. Lo abordas en muchas de tus canciones. ¿Cuándo empezaste a verlo un tema sobre el que escribir?
“Tienes razón. Creo que cuando era joven pensaba que la vida era maravillosa, pero al mismo tiempo siempre tuve la idea de que era algo finito. Pensaba mucho en eso. También me ha interesado mucho la física y la astrofísica. Cómo el tiempo afecta a objetos que están muy lejos de nosotros. También me han gustado mucho las películas sobre viajes en el tiempo… No sé, al final siempre acaba colándose en mi música”.
Después de haber escrito tantas grandes canciones, ¿has descubierto ya el secreto de cómo hacerlo? ¿Puedes tener un enfoque más intelectual sobre el proceso?
“Para mí el secreto es situarme en un lugar donde mi mente esté clara y todo fluya. Creo que la gente piensa en mí trabajando mucho más en las canciones de lo que realmente lo hago. Pero es bastante más mágico que eso. Normalmente son pequeñas ideas que se convierten en canciones una vez las grabo. Pero mi proceso es más el de grabar muchas canciones y seleccionar las mejores que no el de trabajar en una canción durante mucho tiempo”.
El primer disco que escuché tuyo fue 100% Fun que grabaste con Brendan O’Brien. Y luego también te hizo de productor en Blue Sky On Mars y el disco con The Thorns, tu grupo con Pete Droge y Shawn Mullins. ¿Hay alguna posibilidad que volváis a grabar juntos o ahora es demasiado caro para ti?
“(Risas) Seguro que es demasiado caro. Yo ahora hago mis discos en casa, gratis, sólo necesito dinero para pagar al equipo y fabricarlos. Hace mucho que no he visto a Brendan, pero me encantaría hacer algo con él. Pero seguramente necesitaría a alguien que lo financiase. Lo último que hicimos fue el disco de The Thorns y ahí había una multinacional detrás que creía en el proyecto”.
¿Fue tu último intento de asaltar el mainstream?
“Bueno, no sé si fue tanto algo nuestro como de la compañía. Les encantaba The Thorns y nos hicieron muchas promesas, pero luego no las cumplieron, claro. En ese momento las ventas empezaban a bajar mucho y aunque seguían gastando dinero en promoción, a nosotros nos dieron muy poco. Me gustaría volver a hacer un disco con The Thorns, pero no sé si nuestras agendas volverán a cruzarse. La verdad es que ahora tengo mucha libertad siendo totalmente independiente”.
¿Alguna vez te han propuesto escribir canciones para super estrellas del pop?
“La verdad es que no. Tengo buena relación con empresas editoriales y se ha hablado sobre artistas haciendo versiones mías, pero nunca ha surgido. Quizá si me concentrara en ello, podría hacerlo, pero también es verdad que el pop actual no tiene mucho que ver con lo que yo hago”.
¿No crees que tienes una canción para Taylor Swift dentro de ti?
“(Risas) Seguro que sí. Me gusta Taylor. Quizá algún día ocurra, quién sabe”.
JORDI MEYA