Nunca es fácil para un grupo con un público básicamente adolescente conseguir que éste crezca con él. Con Sunnyland, Mayday Parade frenan un poco su evolución para ver si sus seguidores les atrapan.
Si vives en Barcelona, Madrid, Mallorca o Granada, es posible que mientras estés leyendo esta entrevista, Alex Garcia, el guitarrista principal de Mayday Parade, esté en tu ciudad. Cuando haces dos semanas hablábamos con él por teléfono, nos sorprendió comentándonos que en breve iba a estar de viaje por nuestro país, e incluso nos pidió recomendaciones de dónde alojarse en la capital. “Me encanta España. He estado varias veces y me gusta mucho”, nos decía. Pero el motivo de nuestra charla no era para hablar de sus vacaciones, sino de su trabajo.
El 15 de junio, Mayday Parade, la banda que tiene junto a Derek Sanders (voz), Brook Betts (guitarra), Jeremy Lenzo (bajo) y Jake Bundrick (batería), publicarán su sexto álbum Sunnyland (Rise), en el que parecen querer recuperar parte de su pasado para seguir avanzando. Y es que si bien encontramos piezas más enérgicas como ‘Never Sure’ o ‘If I Were You’, también sacan su vena más romántica en las folkies ‘Always Leaving’ o ‘Piece Of Your Heart’, que parecen destinadas a contentar a sus primeros fans. Un hecho que Garcia no rehuía en la primera pregunta que le planteamos.
Este disco me ha parecido una mezcla entre vuestro último disco Black Lines y alguno de los primeros. ¿Es lo que buscabais?
ALEX GARCIA “No lo hablamos explícitamente, sino que más bien fue un accidente feliz. Pero en todo caso, queríamos un equilibrio entre el sonido más experimental del disco anterior, pero a la vez, volver un poco al sonido que nuestros fans esperan de nosotros”.
A mí me gustó mucho Black Lines y la dirección más cercana al rock alternativo que tomasteis, pero, por lo que dices, intuyo que quizá no gustó tanto a vuestros fans, que quizá prefieran vuestra cara más popera.
“Es difícil de decir. Por un lado, creo que comercialmente no tuvo tanto éxito como nuestros discos anteriores, y tengo la impresión de que a alguna gente no le gustó ese sonido, pero al mismo tiempo, conozco a otros a los que gustó mucho. Creo que polarizó las opiniones, o lo amabas o lo odiabas. Es un poco complicado. He estado leyendo las opiniones sobre los avances que hemos lanzado y algunos dicen ‘qué bien, suenan como los antiguos Mayday Parade’, y otros dicen ‘es una pena que no hayan seguido la línea de Black Lines’. Creo que los avances no son representativos de los temas más parecidos a Black Lines que también están en el disco”.
Cuando tocasteis aquí, los temas de Black Lines sonaban muy bien. Creo que se ajustaban más al directo. Quizá a la gente que nunca os hubiera visto en vivo le costó más de asimilar el cambio.
“Creo que es una buena reflexión. Hicimos Black Lines porque queríamos capturar el sonido del directo. Todos nosotros vemos Mayday Parade como un grupo de rock, y creo que Black Lines mostraba esa cara en toda su extensión. Creo que tienes razón, la gente que nos había visto en directo no creo que pudiera sorprenderle tanto como a la que no. Quizá la gente más crítica es porque sólo nos asociaba al sonido de los discos, que era más pop”.
Hablando ya de Sunnyland, tengo entendido que es una referencia a un lugar de vuestra ciudad. ¿Podrías explicar qué es Sunnyland?
“Sí, claro. Sunnyland es un hospital psiquiátrico en Tallahassee, Florida, nuestra ciudad. Fue muy importante en los años 50 y 60, pero luego dejó de funcionar, y cuando nosotros crecimos era simplemente un gran edificio abandonado al que íbamos a jugar. Era un lugar muy chulo, y cuando íbamos al instituto íbamos allí a ver todas las cosas raras que todavía quedaban, y que daban un poco de miedo. La canción ‘Sunnyland’ habla sobre la nostalgia, sobre la juventud que vivimos, pero como título de disco nos gustaba por que el nombre evoca un lugar maravilloso y feliz, pero en realidad era un lugar tenebroso. Nos gustaba el contraste entre esos dos conceptos, daba mucho juego”.
¿Ya estaba la banda en activo cuando ibais a Sunnyland? ¿Es un recuerdo compartido?
“Mmm… déjame pensar. Creo que fue más o menos cuando empezamos. Recuerdo que salía con una chica y la primera vez que le dije que me gustaba fue en Sunnyland. Y estuve con ella en los inicios de Mayday Parade. No sé si Jake fue allí alguna vez, pero Jeremy, Brooks y Darren, seguro que sí”.
En este disco habéis trabajo en algunos temas con John Feldmann y Howard Benson, además de vuestros viejos colaboradores Zack Odom y Kenneth Mount. ¿Intimida ponerte a trabajar con gente que tiene tantos hits en su currículum?
“En realidad no. Quizá si éste fuera nuestro primer o segundo disco, sí. Pero a estas alturas, ya tenemos una trayectoria y ya no nos impresionan estas cosas. Te diría que es casi al revés, porque pagamos mucho dinero para trabajar con estos productores, así que son más bien ellos los que tienen que demostrar lo que pueden aportar. Es una inversión de tiempo y dinero basada en su reputación. Así que la presión va en dos direcciones. Quizá en nuestros inicios, si hubiéramos hecho algo con ellos y no hubiera funcionado, pensaría que es culpa nuestra, pero ahora tanto el éxito como el fracaso es una responsabilidad compartida”.
En todo caso, ¿fue una experiencia positiva?
“Con Zak y Ken sabemos perfectamente cómo trabajan, así que tenía curiosidad por ver lo que harían Feldmann y Benson. Los dos hacen cosas que molan y en las que yo no hubiera pensado, pero también hay cosas que no me gustaron. En todo caso, aprendimos mucho. Todo forma parte del proceso”.
También hay algún tema más político como ‘It’s Hard To Be Religious When Certain People Are Never Incinerated By Bolts Of Lightning’, algo no habitual en vosotros. ¿Sentíais la necesidad de dar vuestra opinión?
“No diría que fuera una necesidad. Todo el mundo tiene su opinión política, y en realidad no creo que sea algo excepcional, porque lo difícil es no tenerla en el mundo actual. Mayday Parade siempre hemos querido hacer música que fuera una vía de escape para la gente, y siempre hemos querido estar abiertos a todo el mundo sin importar sus creencias. Nos basamos más en las emociones que son universales para todos, sin excluir a nadie. Pero al mismo tiempo, compartimos ciertas opiniones entre nosotros, aunque quizá nuestras familias no piensen lo mismo, y tampoco queremos esconderlas”.
Éste es ya vuestro sexto disco, y habéis ido madurando en todos los sentidos. ¿Crees que es más difícil hacerlo viniendo de tener un público muy joven?
“Sí, desde luego es algo de lo que somos conscientes. Pero al final, creo que hagamos lo que hagamos, las canciones acaban sonando a Mayday Parade. No creo que nunca nos haya gustado un tema y lo hayamos tirado a la basura porque no gustaría a un chaval de 15 años. Nunca hemos funcionado así. Intento no pensar demasiado en eso y seguir nuestro instinto. Tanto si escribo algo súper raro, como algo que podría haber escrito en 2005, si me gusta de verdad, intento tirarlo adelante”.
El año pasado reeditasteis vuestro debut A Lesson In Romantics por su décimo aniversario. ¿Cómo ves ese disco ahora?
“Es difícil porque se mezclan muchas emociones. Por un lado, es el disco que nos puso en el mapa y nos abrió a tener una carrera. No puedo sentir más que agradecimiento por lo que significó ese disco. Pero por otro lado es un álbum que nunca escuchaba. Naturalmente para el aniversario tuve que hacerlo porque dimos algunos conciertos tocándolo entero, y la verdad es que redescubrí muchas canciones que me gustaban de verdad. Creo que sigue siendo un buen álbum diez años después. No deja de ser un primer trabajo, y tiene sus defectos, pero gracias a él, hoy estamos aquí”.
DAVID GARCELL