Rebirth By Blasphemy es desde ya uno de los mejores discos de metal que escucharemos este año. Crudo, espontáneo, divertido y tan sucio y punk como heavy. Hablamos con su enigmático creador, El hombre detrás de la máscara de Midnight.
Midnight no es una banda. O sí. En realidad, no importa. Midnight es la criatura ideada hace más de 15 años por Jamie Walters, operando con el alter ego de Athenar. Él solito se encarga de componer y grabar todos los instrumentos de sus discos y sólo requiere de ayuda cuando sale a la carretera. Conjurando el espíritu de Motörhead y Venom, este tipo de Cleveland supone el antídoto perfecto contra la pretenciosidad y la deshumanización de la que adolecen tantas producciones de metal actuales. Pese a que desde el principio ha seguido la filosofía del Hazlo Tú Mismo, para su cuarto álbum Rebirth By Blasphemy se ha aliado con el sello Metal Blade para su lanzamiento. Una palanca que puede ayudar a seguir sumando fans a un fenómeno que se ha ido cociendo en el underground, pero que tiene potencial para llegar mucho más lejos. Aunque, como descubrimos, a Athenar le importa más bien un pepino.
¿Quién o qué despertó en ti el interés por la música?
ATHENAR “Fue algo que hice por mi cuenta. De niño escuchaba la radio, lo que fuera popular en ese momento. Pero tenía un tío que me llevó a mis primeros conciertos. A él le gustaba más Led Zeppelin y cosas así, pero me llevó a ver a Manowar, King Diamond, Trouble… No le gustaban, pero se quedaba en el bar bebiendo (risas)”.
¿Qué conciertos te impactaron más de pequeño?
“Aparte de los que te he dicho, creo que el primero que vi fue Ace Frehley. Pero también vi a Slayer, Iron Maiden y Metallica. Ver esos grupos en los 80 era algo impagable. Vi claro que era lo que quería hacer el resto de mi vida. La gente no se da cuenta de lo extremas que parecían esas bandas entonces. Ahora ves a gente con camisetas de Slayer o a Motörhead sonando en anuncios de la tele, pero entonces era impensable. En octubre vi a los Misfits en el Madison Square Garden de Nueva York. ¿Quién hubiera imaginado que eso pudiera ocurrir?”.
¿Te gustaron?
“Sí. Sonaron como una mierda, pero en el buen sentido (risas)”.
Teniendo en cuenta que eres el único que compone y graba en Midnight, ¿cómo te organizas a la hora de hacer un nuevo álbum? ¿Te autoimpones alguna fecha o simplemente vas haciendo cuando te apetece?
“Normalmente hasta que no tengo diez canciones que me gustan mucho, no me planteo grabar un disco. Lo más importante es tener buenas canciones. No me interesa hacer acrobacias sobre el mástil o con el doble bombo. Si quieres eso, puedes verlo en YouTube. Y una vez tengo las canciones, me gusta grabarlas enseguida. Me gusta que sigan siendo frescas para mí”.
Además sueles grabar en muy poco tiempo, ¿no?
“Sí. Este disco lo hice en una semana, lo cual es bastante normal para mí. No hay nada estresante al respecto, simplemente vas y grabas. Me gustan mucho las primeras tomas. No me dan miedo lo que otros llamarían ‘errores’. Es lo que es. Es rock’n’roll”.
“Mi actitud siempre ha sido punk, incluso antes de descubrir el punk rock»
¿Tienes algún instrumento que te guste tocar más que otro?
“Me gustan todos, claro. Pero disfruto mucho tocando la batería. Es lo más difícil, pero lo más divertido. Creo que es el instrumento más importante porque es la base de todo”.
Aparte del propio título Rebirth By Blasphemy, has comentado que para ti este disco era un renacimiento. ¿En qué sentido?
“Sí, hasta cierto punto lo es. Es el primero que saco con un sello nuevo y también voy a enfocar de manera distinta mi directo. Tengo ganas de girar más. Antes no solía gustarme, pero ahora veo que es algo necesario, incluso para mi salud mental. En general, quiero dedicarle más tiempo al grupo”.
¿Pero vives del grupo?
“Sí. Bueno, depende de lo que consideres vivir… Si te está bien comer un plato de pasta al día y no salir mucho, puedes vivir de esto. No fantaseo con vivir en una misión o tener un Porsche. Creo que para la gente artística eso no es importante”.
En los últimos años has ido ganando reconocimiento. ¿Has llegado mucho más lejos de lo que pensabas?
“Nunca he tenido ninguna expectativa. Quizá sea negativo no tener objetivos, pero para mí esto es simplemente lo que hago con mi arte, no espero nada más. No espero que le guste a nadie o que nadie compre mi disco. Para mí es importante mantenerlo todo de la manera más simple posible”.
¿Te sorprende entonces que lo que haces guste a cada vez más gente?
“Sí, claro. Supongo que es una cuestión de timing. Llevo haciendo lo mismo desde hace 15 años, el mismo tipo de canciones. Quizá a la gente le ha costado un poco pillarlo, pero no pasa nada”.
Siempre has ido muy a la tuya, con una mentalidad DIY. ¿Te está costando adaptarte a trabajar con un sello como Metal Blade?
“No (risas). No he tenido que hacer ninguna concesión ni nada. En realidad, apenas trato con ellos. Les envío la música y la portada, y eso es todo. Nunca hubiera firmado un contrato que me obligara a hacer algo que no quiero”.
El hecho de que lo hagas todo tú, ¿es porque te cuesta tratar con otra gente o porque simplemente es más práctico?
“Para mí la idea desde el principio fue la de tener un proyecto personal para poder crear por mi cuenta. Nunca me he planteado hacerlo de otra manera porque funciona muy bien así. Obviamente necesito ayuda para el directo, pero a los otros músicos les parece bien que yo me ocupe de todo lo demás. Entienden cuál es su papel y están contentos con cómo funciona todo. Llevo tocando con el guitarrista desde 2012 y con el batería desde 2014. Formamos un muy buen equipo”.
¿Y en la carretera no te agobias estando siempre rodeado de gente?
“Bueno, eso depende de ti. Siempre tienes momentos en los que puedes estar solo. No tienes que caer en esas situaciones en las que estás siempre en el meollo”.
Una de las mejores características de tu música es la espontaneidad y la crudeza. ¿Crees que el metal moderno peca de ser demasiado ‘perfecto’?
“Totalmente. Aunque, bueno, la perfección puede significar muchas cosas. Para mí la perfección es Hellhammer (risas). Pero entiendo lo que dices, no me gusta cuando el metal suena demasiado procesado y manipulado. No hay nada malo en poner unos micros delante de un ampli y grabarlo. No me gusta cuando se manda a un ordenador y se empieza a ‘corregirlo’ todo. No le veo sentido. Le quita totalmente el alma. Me gustan cosas como Kraftwerk, pero el rock y el metal tienen que sonar humanos”.
También eres muy bueno haciendo melodías… ¿Te gusta el pop?
“Siempre he escuchado muchos estilos distintos. Te pueden gustar The Kinks y Hellhammer. Puedes encontrar tu inspiración en el pop de los 80 o en temas de Motown. Es algo que se te queda ahí y, luego, en algún momento, de manera inconsciente, te sale”.
También se nota que te gusta el punk.
“Me gusta sobre todo el punk de los 70. Stooges, Dead Boys, punk rock con solos de guitarra. Mi actitud siempre ha sido punk, incluso antes de descubrir el punk rock (risas). Quizá por eso Motörhead y Venom son las dos bandas que más me han marcado. Motörhead hacían un rock sucio que sólo puede clasificarse como Motörhead. Y eso es lo que intento con Midnight, hacer algo que solamente pueda clasificarse como Midnight”.
JORDI MEYA