Habiendo pasado todo 2020 trabajando en silencio, Morgan regresan a la primera plana justo en el momento adecuado. Su tercer trabajo de estudio aspira a colocar a la banda madrileña en un escalón aún más alto del que ya han conseguido por méritos propios.

Que Morgan son un grupo con estrella lo demuestra el timing que han manejado para trabajar en su nuevo disco. El último concierto de la gira de Air, su segundo álbum, se celebró el 25 de febrero de 2020 en Londres, apenas un par de semanas antes de que se decretase el estado de alarma debido a la pandemia del COVID-19. Mucho antes de eso, ya habían decidido que los próximos meses los dedicarían a descansar, componer y asimilar todo lo que les había ocurrido desde la publicación de su debut North en 2016.

Por aquel entonces, Carolina de Juan ‘Nina’ (voz, piano) difícilmente hubiera imaginado el giro que daría su vida tras declinar la idea de mudarse a Inglaterra cuando Paco López (guitarra) y Ekain Elorza (batería) la animaron a trabajar en una serie de canciones que había escrito. Aquel cambio de rumbo significó que poco a poco Morgan fueran creciendo desde las salas pequeñas hasta llenar teatros por toda la geografía española en apenas cuatro años, sumando cerca de más 300 conciertos en todo ese tiempo.

Pero después de haber digerido la tremenda borrachera de éxito, el grupo que también completa el teclista David Schulthess se enfrenta ahora a un nuevo comienzo. El cambio de management y la salida amistosa del bajista Alejandro Ovejero, abren un panorama que encaran con las canciones de The River And The Stone. Un disco en el que reafirman sus bases y añaden pólvora a un repertorio que volverán a pasear en 2022 por grandes recintos, tanto por cuenta propia como acompañando a Fito Y Fitipaldis en su próxima gira.

A pocos días de que viese la luz, marcamos el teléfono de Nina para que nos contase todo lo acontecido a nivel interno durante estos casi dos años de silencio.

Me gustaría comenzar la entrevista de manera retrospectiva remontándonos a los últimos conciertos de la gira de Air. Imagino que ya por entonces sabíais que eran el fin de un ciclo por diferentes motivos. ¿Qué sensaciones tuviste durante aquellos meses?
CAROLINA DE JUAN «Lo recuerdo con mucha emoción añadida. Según veía que se iba acercando el final, ya iba avisando de que estaríamos un tiempo sin saber cuándo volveríamos a tocar y le pedía a la gente que no se olvidase de nosotros. Pasaban los conciertos y cada vez iba siendo más consciente de ello. Lo que pasa es que nunca pensamos que fuese a ocurrir una pandemia (risas). Pero sí que contábamos con que íbamos a parar de girar en 2020 porque queríamos trabajar con tiempo en las nuevas canciones. Teniendo eso en mente, que habíamos enlazado la primera gira de North con el segundo disco y luego otra vez volver a girar con Air, nunca habíamos pasado tanto tiempo sin dar conciertos desde que empezamos. Fue muy emocionante sobre todo por eso y más aún con lo que ha pasado después, pues imagínate. Yo creo que incluso en los últimos conciertos también el público pudo notarlo. Fue una pena porque se acababa, pero a la vez bonito porque fue todo muy intenso».

«No podemos quejarnos viendo que ha habido gente
que lo ha pasado mucho peor» NINA

Ya teníais pensado que 2020 fuese un año de parón para el grupo. Teniendo eso en cuenta, supongo que la pandemia no os trastocó mucho el plan de ruta establecido.
«De puertas para afuera no afectó. El último bolo que dimos fue a finales de febrero. Sí que teníamos ciertos planes que eran más a nivel interno: cuando nos íbamos a juntar, componer las nuevas canciones… Eso sí que se retraso, pero no nos afectó a la hora de cancelar conciertos o publicar un nuevo disco como si les ha pasado a muchos compañeros, lo cual ha sido un drama horrible. En ese sentido fue una librada total. Tuvimos la suerte de terminar la gira a tiempo. El virus sí que nos cambió un poco la planificación de puertas para adentro, pero hemos ido improvisando según se iban levantando las restricciones. No podemos quejarnos viendo que ha habido gente que lo ha pasado mucho peor».

De hecho, no sé si lo verás así también, pero da la sensación de que habéis clavado los tiempos casi a posta. Acabasteis la gira antes de que llegase el COVID y reaparecéis ahora que parece que ya queda poco para que los conciertos vuelvan a estar con el aforo completo.
«Es lo que estamos deseando: que se quiten ya las restricciones. Tampoco te digo que sea una cosa de hacerlo ya mismo. Hay que hacer caso, pero también tengo la impresión de que en las salas hay unas limitaciones que ya no tienen tanto sentido viendo que hay recintos de otras actividades que se están llenando. Es muy injusto. Ojalá se tome una decisión pronto sobre este asunto. Como te decía antes, la pandemia nos retrasó a la hora de empezar. Ahora es cuando hemos visto que era el mejor momento porque creíamos que en octubre podíamos sacar el disco y comenzar a girar. Pero espero que se aplique el sentido común y la coherencia. Deberían explicar porque, por ejemplo, los estadios de fútbol pueden estar llenos y las salas de conciertos no».

A nivel personal, ¿cómo lidiaste con el confinamiento? ¿Te centraste en componer en casa como ha hecho tantísima gente o preferiste desconectar de todo lo que tuviera que ver con la música? Porque después de estar 4 años sin parar con Morgan, lo mismo te apetecía estar una temporada tirada en el sofá.
«(Risas) En realidad no me planteé nada. Como no se sabía cuánto iba a durar aquello, tampoco podía hacer planes a largo plazo ni dentro ni fuera de casa. No hice nada de forma pro activa en lo referente a la música. Como todo era tan raro al principio estuve un poco desorientada viendo lo que estaba ocurriendo. No me apetecía tocar mucho, pero no por nada en concreto, sino porque la situación me estaba volando la cabeza. Supongo que como a todo el mundo, ¿no? Para mí no fue un período muy productivo. Lo recuerdo bastante difuminado. No tenía la mente para componer nada. También como habíamos terminado la gira, la idea era estar un par de meses descansando. Cosa que tampoco llegué a hacer por esa sensación de no terminar de comprender muy bien lo que estaba pasando. Tocaba un poco de vez en cuando, sin pensar en el futuro. Pero mi cabeza estaba un tanto estancada, la verdad».

Cuéntame entonces cómo fue la composición una vez os reencontrasteis toda la banda y el porqué de iros a grabar a Francia con Campi Campón.
«Cuando hicimos la primera reunión después del confinamiento, decidimos que nuestra máxima prioridad tenía que ser dedicarle el mayor tiempo posible a la composición, porque ya íbamos con un poco de retraso respecto a la planificación que habíamos hecho. Así que optamos por mudarnos todos juntos para poder trabajar sin poner en riesgo a nadie. Siendo convivientes, alquilamos una casa en León, en Francia, un poquito más arriba de Biarritz, no muy lejos de la frontera. En el salón montamos lo que era nuestro local y empezamos a currar de esa manera, con tiempo para desarrollar todas las ideas. Nos gustó mucho la sensación de estar viviendo en el sitio en el que estás trabajando. Aunque a veces puedas estar un poco saturado, nos molaba irnos a dormir y al día siguiente levantarte pensando en una melodía o una idea, sentarte al piano, probar como suena, que un compañero te acompañe… Esa forma de trabajar nos gustó muchísimo y a la hora de elegir donde grabar nos parecía perfecto que fuese un estudio-residencia para seguir con esa misma dinámica. Campi nos propuso unos cuantos y por logística las fechas encajaron con las que tenía libres Le Manoir Studio. Queríamos tener la posibilidad de darnos un paseo y airearnos pero sin dejar de estar metidos en la grabación, dándole caña a los temas».

En Air llegasteis a incluir canciones que ya estaban escritas desde mucho antes. ¿Empezasteis de cero esta vez?
«Ha habido ideas que hemos rescatado que no estaban terminadas. Pero no eran canciones que Paco o yo hubiéramos desarrollado y posteriormente se descartaran en los otros dos discos. Por ejemplo, yo tenía una melodía de voz que había grabado hace años cuando iba a currar en bus desde mi casa a Moncloa, pero que no había llegado a nada. Cosas de ese tipo las hemos rescatado. También en la casa salieron muchas. Ha habido un poquito de variedad en ese sentido».

The River And The Stone me ha parecido un disco de muchos contrastes. Por una parte hay canciones como ‘River’ que suenan a puro Morgan, pero por lo general me da la sensación de que es un álbum en ocasiones muy contenido. Y sin embargo, luego está ‘Paranoid Fall’, que es la canción más rockera que habéis hecho nunca.
«Es verdad que las referencias que tenemos de la gente que ya lo ha escuchado han sido que han necesitado escucharlo varias veces para notar que todo se asienta. Al final te acaba pareciendo natural, pero al principio puede chocar un poco. Cuando estábamos escribiendo los temas no llegamos a plantear nada. Es la filosofía que siempre seguimos. Lo que queríamos era seguir siendo nosotros pero avanzar un poco, tanto individualmente como en grupo. Llegar a puntos que no habíamos alcanzado en otras canciones, en definitiva. Y tirando de ese hilo nos encontramos con cosas que nunca antes habíamos hecho. Por ejemplo, cuando estábamos haciendo ‘River’, a mí me sonaba muy familiar, muy a nosotros. Pero a la vez pasaban cosas que no eran habituales, como que el solo lo haga Schulthess al teclado en lugar de Paco con la guitarra. Para nosotros eso ya era un cambio, probar ideas que no se nos habían ocurrido antes. Estamos muy contentos por cómo han quedado ordenadas las canciones. Nos parece que la historia se cuenta de la manera en la que nosotros queremos. Pero sí que hay temas como ‘WDYTYA?’ o ‘Late’ en los que queríamos jugar a que no subiera la intensidad, que es algo que nos gusta mucho hacer en los directos. Pero esta vez pensamos: ‘¿por qué no intentamos contenerla hasta el final a ver que sale?’. Era un reto y al mismo tiempo ha sido súper divertido probarnos a nosotros mismos hasta donde podemos ir. Respecto a los discos anteriores puede chocar un poco, pero confío en que luego se vaya asentado de manera natural».

Tampoco habéis metido arreglos de cuerda o vientos. Al final os ha quedado un disco muy de banda en realidad.
«Sí, hemos ido más a los recursos que teníamos por nuestra cuenta. Al componer todos juntos en la casa, salió así. Y cuando Campi vino y escuchó los temas, no cambió mucho la perspectiva. Si funcionaban bien, no había porque cambiarlos. Eso no quita para que en algún concierto que podamos contar con sección de vientos y coristas, acabemos adaptándolos».

Con ‘Un Recuerdo Y Su Rey’ volvéis a cumplir con la tradición de incluir un tema en castellano. Recuerdo que la última vez que te entrevisté me comentaste que no era algo intencionado, sino que te tenía que salir de dentro escribir en ese idioma. Aún así, ¿crees que será una constante en el futuro?
«En realidad esta canción ha salido de casualidad, igual que las dos anteriores. Aunque en este caso no ha sido como con ‘Volver’ y ‘Sargento De Hierro’, que ya estaban ahí cuando andábamos eligiendo los temas que iban a entrar en North y Air. Esta vez ha tenido que ver más por el viaje que ha tenido instrumentalmente más que el idioma. Al final ha sido algo más circunstancial, por eso no te puedo decir que en el próximo álbum, que además no tenemos ni idea de cómo sería (risas), vaya a haber una, cuatro canciones, que todo vaya a ser en castellano, que no haya o que metamos una en francés (risas). Pero de verdad que no lo creo. ‘Volver’ estuvo porque los chicos insistieron mucho. ‘Sargento De Hierro’ fue creado en el mismo momento que los demás temas de Air.  Y ‘Un Recuerdo Y Su Rey’ se ha quedado porque el viaje que ha realizado desde que empezó, siendo una nana a piano con tres notas, a lo que es hoy, lo hemos disfrutado mucho trabajando en ella. La letra llegó en el último momento, dos semanas antes de ir al estudio. No ha sido hecho a posta. Ya no sé si por la coña acabaremos incluyendo otra canción en castellano en el siguiente (risas), pero no lo tenemos como una regla que deba cumplirse siempre».

Hablábamos al principio del fin de ciclo que supuso la gira de Air. No sé si sería el más importante, pero dejasteis una agencia muy humilde y currante como Ayuken para saltar a un barco más grande como Cultura Rock. ¿Cómo surgió?
«Durante la pasada gira habíamos tenido conversaciones y al final de la misma se decidió cambiar por diversas razones. Se habló con Ayuken y se tomó esa decisión. Fue difícil porque también Ove nos había avisado que dejaba la banda, íbamos a parar por una temporada… Como todo fin de ciclo, fue complicado de gestionar emocionalmente. Te puedes imaginar lo que supone cuando llevas trabajando desde el principio con la misma oficina. Esperemos que a todos nos vaya bien, tanto a Marcos con la agencia como a nosotros con nuestro futuro».

En el caso de Ove, ¿llegó a participar en la composición y la grabación del nuevo álbum?
«Intentamos que lo alargará un poco. Pero el motivo por el que lo dejó es que no podía compaginarlo con su oficio de apicultor. Requería tanto tiempo de él que era muy difícil. Fue una pena, pero tuvimos que aceptar la realidad. Aquello también fue duro porque Ove era una parte muy importante de Morgan. Pero entiendes porque toma esas decisiones y las respetas. Lo bueno es que somos grandes amigos, hemos disfrutado mucho juntos y eso es digno de celebrar».

Una de las consecuencias directas del nuevo management es que vais a ir de gira con Fito Y Fitipaldis por pabellones el año que viene. Puede que sea una combinación un tanto sorprendente, pero creo que tiene bastante lógica.
«Para nosotros la tiene, además de lo musical, porque cuando nos hemos conocido nos hemos dado cuenta de que tenemos muchos amigos en común. También gente con la que ya hemos trabajado, él ha venido a conciertos nuestros… Es bastante familiar el asunto. Cuando nos llegó la propuesta pensamos en la de cosas que íbamos a aprender, la aventura que tiene que ser vivir la experiencia junto a ellos. Conocemos al equipo que lleva, la banda… Nos pareció un planazo increíble. No nos paramos a pensar en sí tendría lógica para nosotros o el público. Además, musicalmente ambos tenemos una base de rock clásico, por lo creo que no estamos tan alejados. Y al final vamos de teloneros. Si a la gente que va a ver a Fito no le gustamos, tampoco nos van a tener que aguantar tres horas (risas)«.

Aún así, doy por hecho de que os vamos a ver por cuenta propia durante los próximos meses en teatros. En cierto sentido, vuestra música es muy intimista. No sé si os veis a corto o largo plazo llenando recintos más grandes o preferís preservar esa cercanía con el público.
«Nosotros siempre hemos tenido respeto a todos los escenarios, ya fuese cuando dimos el primer concierto en la Costello, luego en la Joy Eslava o el Circo Price. Tocar en un teatro siempre es distinto a hacerlo en un festival, pero le ponemos las mismas ganas. Al final la sensación que tengo siempre es la de, ‘voy a salir a tocar estas canciones y espero poder llegar a decirle algo a alguien’, sea en el formato que sea. Lo de tocar en pabellones es el futuro, pero por ahora estamos centrados en la gira que estamos a punto de empezar. Todavía tenemos que medir en algunas ciudades para no ir a sitios demasiado grandes pero sin el temor de que haya mucha gente que se vaya a quedar fuera. Mientras sigamos teniendo las restricciones será un poco difícil atinar. Poco a poco, porque yo me pongo a pensar en plan Nostradamus y me vuelvo loca (risas)«.

¿Y te veremos bailar más a menudo en los conciertos?
«Por el bien de la gente espero que no (risas). A ver, yo intento estar cada vez más familiarizada con mi papel, hablar mejor… pero cuanto más lo intento, peor se me da. Lo que salga, será natural. Cuando toquemos ‘Paranoid Fall’ algo arriba me tendré que venir, evidentemente. Pero no te puedo prometer nada (risas)«.

GONZALO PUEBLA