Conocidos por intentar ir siempre un paso más allá con cada disco, Periphery han sacado provecho a un merecido descanso para crear su álbum más ecléctico. A pesar del título, Periphery IV: Hail Stan no es el cuarto trabajo del grupo, sino el sexto. Es sólo una de las muchas licencias que encontramos en él.

Con la edición en 2016 de Periphery III: Select Difficulty, Periphery se consolidaron como la banda puntera de esa creciente subescena del metal progresivo conocida como djent. El disco entró en el top 25 de las listas americanas, el tema ‘The Price Is Wrong’ les valió una nominación a los Grammy en 2017 y hasta organizaron su propio campamento de verano, Periphery Summer Jam, para deleite de sus fans. Pero tras 15 meses de una gira mundial, y habiendo finalizado su contrato discográfico con Sumerian Records, la banda formada por Spencer Sotelo (voz), Misha Mansoor (guitarra), Jake Bowen (guitarra), Mark Holcomb (guitarra) y Matt Halpern (batería) decidió parar y coger aire.

La salida, totalmente amistosa, del bajista Adam ‘Nolly’ Getgood también les hizo replantear algunas cosas. Su primera decisión fue crear su propio sello 3DOT Recordings para publicar su próximo álbum. La segunda, trabajar a su propio ritmo sin estar pendientes del calendario. Y así fue como, desde finales de 2017, fueron gestando a lo largo de doce meses Periphery IV: Hail Stan, publicado el 5 de abril. En el álbum encontramos desde momentos muy heavies como ‘Chvrch Bvrner’ o ‘Blood Eagle’ a la épica ‘Satellites’, grabada por los músicos tocando en círculo en directo.

Unas semanas antes de su edición charlábamos con su batería, quien nos confesaba, de entrada, sus ganas de volver a finales de año a nuestro país. “El de Madrid fue uno de nuestros conciertos favoritos”, nos decía.

En vuestro público hay gente que va a pasarlo bien al concierto, pero siempre hay algunos que parece que sólo se fijen en cómo tocáis; seguramente sean músicos. ¿Los detectáis desde el escenario cuando estáis tocando?
MATT HALPERN “Sí, siempre los vemos (risas). Pero la verdad es que no le prestamos demasiada atención. Sabemos que hay muchos músicos entre nuestro público, pero al final nosotros queremos divertirnos. Nos centramos mucho más en la gente que está en el mosh, porque son los que más nos dan la energía. No es que desprecie a los que actúan como simples espectadores, pero prefiero centrarme en la gente que va a pasarlo bien. Prefiero estar relajado y tocar para ellos que estar tenso y tocar para los más analíticos. Queremos que los segundos se den cuenta de que no nos tomamos demasiado en serio. Si cometes un fallo, no pasa nada. Nadie es perfecto. Creo que es importante aprender eso también”.

Desde Juggernaut quizá también tengáis más canciones pensadas para el directo, mientras que en los dos primeros discos eran más ejercicios de estudio.
“Puede ser, pero no ha sido algo consciente. Lo que creo que hemos hecho es darle más espacio a Spencer como vocalista. Los dos primeros discos los escribimos como instrumentales y luego se lo pasamos a Spencer para que añadiera las voces. Pero en Juggernaut eso cambió, y trabajamos con Spencer desde el inicio. Seguramente eso es lo que haya hecho que funcione mejor en directo. Porque cuando dejas más espacio para la voz, el groove tiene más presencia y eso es beneficioso también para el directo”.

Habéis estado preparando este álbum durante un año entero. ¿Necesitabais un respiro?
“Sabíamos que no queríamos tener ningún tipo de presión. Es el primer disco que sacamos con nuestro propio sello y nos apetecía trabajar sin ninguna fecha de entrega. Antes siempre teníamos que preocuparnos por si había una gira ya contratada o por otras necesidades de la discográfica. Ahora teníamos la libertad para marcar nuestros propios requisitos. Empezamos a tener algunas maquetas en 2017, pero no nos pusimos a trabajar en serio hasta principios de 2018”.

¿Os pagasteis el disco vosotros entonces?
“Sí, sí. Lo hemos pagado todo a través del sello y lo estamos haciendo todo nosotros”.

Tengo entendido que cada uno vive en un sitio distinto. ¿Componéis básicamente a través de archivos?
“Componer es un desafío, sí. Dos de los miembros viven en ciudades distintas de Texas, otro en Las Vegas, otro en Nueva York, y yo en Maryland. Normalmente cada uno escribe por su cuenta, hace sus maquetas y luego programamos sesiones para componer para las que todos volamos a un mismo lugar. Suelen ser sesiones de una semana o diez días donde nos centramos sólo en esto. Para este álbum hicimos cuatro o cinco sesiones a lo largo del año. Nos reuníamos, componíamos, y luego cada uno digería lo que habíamos hecho hasta que volvíamos a reunirnos”.

Supongo que debéis tener un montón de material.
“Para este trabajo terminamos nueve temas, pero tenemos como unas dos horas más de material que no usamos. Siempre ha sido igual. Me siento muy afortunado de estar en un grupo con gente tan prolífica. La verdad es que nunca nos falta material. Lo más difícil es decidir qué material nos quedamos”.

¿Es Misha quien hace un poco de director musical, quien marca la dirección?
“La verdad es que es raro, pero nos comunicamos muy bien como banda. No ha sido fácil, pero hemos aprendido a hacerlo después de diez años. Todo el mundo contribuye y todo el mundo opina. Tenemos charlas muy productivas. No hay nadie que dirija el cotarro. Somos nuestros críticos más duros y eso hace que todos tengamos claro que sólo queremos lo mejor para el disco. Queríamos evolucionar y crecer. Queríamos que cada uno diera lo mejor de sí. No es que sea una competición, pero cuando Misha trae una parte muy chula, nos inspira a los demás a intentar hacer algo al mismo nivel. Pero no es algo que hablemos, es más una cuestión de sentimiento. Creo que el objetivo es siempre hacer la música que nos gustaría escuchar y que nadie más hace”.

El álbum lo abre ‘Reptile’, un tema de 16 minutos. ¿Era una manera de mostrar esa libertad de la que hablabas antes?
“No sé si era eso. Simplemente era la canción favorita de todos, así que por eso la pusimos la primera. Creo que representa muy bien todo lo que encuentras después en el álbum. Tiene su parte heavy, su parte melódica, su parte atmosférica… ¡Tiene de todo! Creo que, si a la gente le gusta esa canción, le gustará el resto del disco”.

“Si cometes un fallo, no pasa nada. Nadie es perfecto. Creo que es importante aprender eso también”

Llegados a este punto, ¿crees que tenéis margen de mejora en cuanto a vuestra técnica o sólo en el aspecto compositivo?
“Siempre hay margen para mejorar (risas). Te prometo que ninguno de nosotros se ve como un virtuoso. Como te decía, somos muy autocríticos. Te aseguro que sé cada fallo que cometo como batería, ya sea en el estudio o en el directo. Creo que todos somos muy honestos con nuestros fallos. Por eso es importante la manera en la que componemos, porque nos obliga a seguir mejorando. Escribimos partes que no sabemos ejecutar a la perfección y eso nos obliga a mejorar y esforzarnos para poder tocarlo después en directo. En realidad, todos pensamos que apestamos y que tenemos que mejorar (risas)”.

¿Nunca llegará el momento en el que os consideréis buenos músicos, entonces?
“A veces todos tenemos destellos de lo que somos capaces de hacer. Siempre es genial cuando acabas un concierto y sientes que has tocado perfecto, pero lo divertido es que nunca coincide que todos sintamos lo mismo. Siempre que yo pienso que he tenido un buen concierto, el resto piensan que han tocado fatal, y viceversa. Nunca nos ponemos de acuerdo en eso, pero ha sido así desde el principio”.

Adam dejó el grupo en 2017, pero participó en la grabación de los bajos del disco y lo produjo. ¿Cuál es su situación exactamente respecto a Periphery?
“Antes de que dejara el grupo oficialmente, ya sabíamos que lo iba a hacer y hablamos con él sobre si querría involucrarse en el nuevo álbum o no. Y nos dijo que sí. Básicamente, cuando estamos grabando, es como si no hubiese dejado el grupo. Es uno de mis mejores amigos y hablo con él casi cada día, es de la familia, y es mi socio en una empresa de software. Así que todo es muy fácil”.

¿O sea, que básicamente lo ha dejado porque no quería salir de gira?
“Sí. Está muy centrado en su carrera de productor y mezclador, y la verdad es que le va muy bien. Trabajó en el último disco de Architects, en el de Devin Townsend. Muchos grupos se están interesando por él. Está muy ocupado y le doy mucho crédito por haber perseguido su sueño. En esta banda siempre hemos dicho que, si alguien encuentra otra pasión, nos apoyaríamos, aunque eso significara dejar el grupo. Somos una familia, de verdad”.

¿Y al resto os gusta ir de gira o si pudieseis preferiríais hacer sólo trabajo de estudio?
“La verdad es que nos gusta girar porque nos divertimos interactuando con el público, sintiendo su energía, visitando lugares distintos. Y nos divertimos estando juntos. Como te decía, vivimos en ciudades distintas, así que salir de gira es como irnos de vacaciones juntos y encima tocar juntos. Mola porque también nos permite alejarnos del proceso creativo, disfrutar, cargar las pilas y cuando volvemos a casa tenemos más ganas de componer. Mucho de nuestro material se origina en la carretera, cosas que probamos en las pruebas de sonido improvisando. Sacamos el móvil y grabamos 30 segundos, y luego esos 30 segundos pueden dar origen a una canción. Eso nos ha pasado muchas veces”.

JORDI MEYA