Mientras grababan el disco de sus sueños, Rodher tenían que sufrir hasta las últimas consecuencias las penurias de ser una banda independiente y autofinanciada. Finalizado el ciclo de Riego Automático Para Flores De Plástico, los madrileños hacen balance al tiempo que preparan su siguiente trabajo.

Para Omar Rodríguez crear Rodher ha debido ser eso que llaman “un viaje de ida y vuelta”. Tras pasar una temporada viviendo en Londres, el gusanillo de montar un grupo le acabó picando de tal manera que decidió hacer las maletas y regresar a Madrid. Claro que una vez de vuelta a casa, las cosas no iban a ser tan fáciles como podía esperar.

Habiendo registrado dos primerizos EPs, el siguiente paso era grabar un álbum con todas las de la ley, y para ello Omar, junto al guitarrista Urko Arribas, el batería Carlos Ramos Muga y su bajista de aquel entonces Juan A. de la Rica, decidió apostar bien fuerte. Nada menos que los Ultramarinos Costa Brava del reputado Santi García serían los estudios dónde terminarían dando vida a las canciones de Riego Automático Para Flores De Plástico. Un debut en el que el conjunto madrileño volcó influencias procedentes del indie rock que pueden ir desde Los Planetas a Blur o de Nada Surf a Sonic Youth pasadas por un filtro personal poco habitual en unos recién llegados.

Pero ya habíamos apuntado que nada fue sencillo ni a la hora de gestarlo ni de darle salida. Durante las dos semanas que pasaron en Sant Feliu De Guíxols tuvieron que acampar por las noches en el patio de una casa en Magrat Del Mar después de pasar todo el día en el estudio, debido a que el presupuesto no les daba para más. Unas condiciones bajo mínimos que suplieron con ilusión, pero que más tarde se acabarían trasladando también a la escasa repercusión recibida. El desconocimiento de los mecanismos a la hora de editar y presentar un disco resultaron en el escaso bagaje de apenas un par conciertos ofrecidos en la capital. La inexperiencia de haberlo apostado todo en la grabación no acabó beneficiándoles.

Lejos de arrojar la toalla, Rodher (ahora con Marcos Holgado de Pan y Néctar encargándose de las cuatro cuerdas) han sabido reflexionar y tomar nota de sus errores de cara al futuro. Enfrascados en la composición de su siguiente trabajo, antes han querido cerrar el ciclo con Riego Manual Para Flores De Verdad. Una referencia donde podemos encontrar una sesión en directo desde los Audiomatic del Observatorio Musical de Madrid, una cover de ‘Las Cosas Y Las Casas’ de Nueva Vulcano y el corte inédito que da nombre al EP. Un capítulo que se cierra para abrir otro.

«El disco podrá gustar más o menos, pero para nosotros es súper especial por toda la carga emocional que lleva detrás» OMAR RODRÍGUEZ

Rodher nace en el momento que regresas a España después de haber pasado una temporada viviendo en Londres. ¿Qué es lo que te hizo volver?
OMAR RODRÍGUEZ “Estuve en Londres cuatro años y medio, desde 2013 hasta mediados de 2017. Empecé trabajando en bares haciendo sandwiches y más tarde comencé en una productora editando promos en el sector audiovisual. Llegó un momento en el que ya era quedarme allí de por vida, y no quería eso. Uno de los motivos por lo que me apetecía volver era el tema de la música, aunque no llegara a nada. Quería estar con mis colegas. Yo canto en castellano, por lo que montar un proyecto así en Inglaterra no tenía sentido. Realmente, el germen de Rodher nació en los open mics donde cantaba en español.”

¿Tenías una idea clara de lo que querías conseguir musicalmente?
OMAR “A mí me gustaba mucho el concepto de la acústica. La enchufaba a un AC30 de VOX (la marca de amplificadores, no el partido político – ndr.) con un overdrive y le metía una zurra que no veas (risas). Te diría que eran canciones que iban en una onda de cantautor, aunque es una palabra que me da bastante tirria porque no quería que sonaran a eso, sino a banda”.

¿Cómo fuiste reclutando a la formación una vez volviste a España?
OMAR “Urko venía de serie en el pack. Tenemos relación desde los once o doce años cuando estábamos en el instituto en Mejorada Del Campo. Él siempre había estado en bandas y me molaba lo que hacía, por lo que pensé que estaría bien montar algo juntos”.
URKO ARRIBAS “Con 17 años ya tocamos juntos alguna vez haciendo una versión de ‘Between Angels And Insects’ de Papa Roach en una fiesta”.
OMAR “Al ser Mejorada un pueblo tan pequeño, nos conocemos todos. Por suerte siempre ha habido mucha escena musical de grupos y locales donde tocar”.
URKO “En 2010 Omar tenía un grupo llamado Mayhem Boulevard y yo otro que era Suicidio Colectivo. Nos gustaba mucho lo que hacíamos cada uno y siempre estábamos hermanados”.
OMAR “En la primera formación de Rodher teníamos a un chico a la batería, Christian, y luego entró al bajo Patrick de Evohé. Para nosotros Evohé eran un referente porque fueron la única banda de Mejorada que consiguió asomar un poco lo cabeza en el panorama nacional”.

Lo primero que publicáis es el EP 62400 Repeticiones en 2021. ¿Cómo valoráis ahora esa primera referencia?
OMAR “En realidad lo primero que hicimos fue un EP que compusimos a distancia mientras aún estaba en Inglaterra. Se llamaba Tangram. Era muy maquetero, lo grabamos todo nosotros mismos. Me pillé vacaciones y bajé para hacer las guitarras. Luego las voces las grabé de vuelta en Londres. Cuando regresé a España, Christian se fue y entró Muga a la batería. Grabamos dos temas con Edu Molina en Garlic Records, básicamente porque queríamos tener la experiencia de estar en un estudio de verdad y salió bastante guay. Teníamos pendiente sacar otras dos canciones, pero nos pilló la pandemia y me puse a componer el disco con la idea de ir a Ultramarinos Costa Brava con Santi García. Le mandé un mensaje y me dio fecha con un año vista. Así que cuando terminó el confinamiento, grabamos esos dos temas que se quedaron en el tintero y sacamos el EP 62400 Repeticiones. De hecho, las dos primeras canciones las grabó Patrick, pero se bajó del barco justo a la mitad y metimos a nuestro colega Juanito, que fue el último bajista antes de que entrara Marcos. El título lo sacamos de una frase de Aldous Huxley en Un Mundo Feliz dónde decía que 62400 repeticiones hacen una verdad. En nuestro caso, la cantidad de vueltas que les dimos a esas canciones fue enfermizo. Cambiábamos tanto las estructuras que, a base de repetir una y otra vez, terminamos de hacerlo real. Luego la temática de las canciones trata sobre utopías y asunto más sociales que personales, así que lo hilaba muy bien”.

El siguiente paso como decías fue iros a Ultramarinos Costa Brava a grabar un disco con Santi García durante dos semanas. Dicho así no parece nada extraordinario si no fuera porque durante el resto del tiempo que no estabais en el estudio eráis unos sin techo. ¿Cómo se os ocurrió semejante locura?
OMAR “Eso se debe al calentón que nos entró estando en casa durante la pandemia (risas). Estaba componiendo y ya tendría unas diez canciones. Todos soñábamos con poder ir a Ultramarinos porque es una referencia total. Me metía en su web, veía todo el equipo que tenían y me entraban ganas de llorar. A los pocos días, hablando con mi psicólogo, le comenté la ansiedad que sentía por grabar con Santi, pero me parecía algo imposible. Me sugirió que le escribiera un mensaje para probar. Un mes después me contestó y dijo que podía sacarnos un hueco para dentro de un año. Claro, no teníamos ni el dinero, ni las canciones… pero teníamos las fechas. Así que dijimos que sí. Eso fue en mayo de 2020 y en junio del año siguiente nos fuimos a grabar a Sant Feliu. Aún no teníamos ni terminado el disco ni el dinero para pagarlo, pero pensábamos en apañarlo de algún modo”.
URKO “En realidad la cuarentena fue una etapa bastante prolífica para componer. Tendríamos un 90% escrito, pero faltaba arreglarlo, quedar todos para tocar y terminar de cerrarlo”.
OMAR “Intentamos ahorrar todo lo que pudimos y llegamos a la cifra que nos pedían. El problema es que no teníamos dónde quedarnos mientras estábamos allí. Juanito, el bajista, conocía a un señor que tenía una casa en Magrat Del Mar y nos dejaba acampar en su patio. En realidad, era un terreno dónde había un pista de karting y jugaba con los coches teledirigidos (risas). Nos lo allanó un poco, nos dejó un bidón de agua para lavarnos por las mañanas, nos llevamos un camping gas y acampamos. Por ahí había gallos, perros, tortugas, un loro…”.

Pero viendo que no os cuadraban los números, ¿no hubiera sido más rentable grabar en un estudio que os quedará más cerca de casa?
OMAR “Una vez contacté con Santi y seguí componiendo, lo hice pensando en que iba a grabar con él, sí o sí. Si no lo hubiéramos hecho así, habría acabado siendo otra cosa. El disco podrá gustar más o menos, pero para nosotros es súper especial por toda la carga emocional que lleva detrás. No había otra opción de hacerlo de otra manera”.
URKO “La grabación nos la tomamos como ir un festival a acampar con tus colegas. Solo que nosotros íbamos a hacer un álbum”.

Es un contraste muy grande el estar grabando con unos de los mejores productores de este país y luego tener que buscarte la vida para pasar la noche. ¿Qué aventuras vivisteis durante aquellos días?
OMAR “Grabábamos por la mañana. Nos levantábamos en nuestro camping a las 5 30 cuando empezaba a cantar el gallo, nos calentábamos un café, nos lavábamos en un baño al que había que llegar subiendo una colina que estaba llena de cristales y latas oxidadas… Era un sitio muy loco. Luego el estudio de Santi es bastante humilde. Tiene cuatro cosas, pero todas son increíbles. Y claro, cuándo terminábamos cada jornada teníamos que coger el coche de vuelta, conducir unos 40 minutos antes de que se pusiera el sol, hacer la cena en el camping gas, ducharnos e irnos a dormir porque al día siguiente había que volver. Vivíamos a contrarreloj”.

Esa tensión, aunque las canciones ya estuvieran acabadas, ¿creéis que se acabó trasladando a las sesiones?
OMAR “No, porque la energía y el ambiente que había era guapísimo. Para nosotros era como estar de campamento. No te negaremos que hubo ratos jodidos. De hecho, tuvimos alguna baja. Juanito subió a Sant Feliu con el tobillo hinchado, con muletas y acampando dos semanas”.
URKO “Encima, el primer día, metió el pie en un hoyo y se lo dobló”.
OMAR “Cuando terminó sus líneas, se tuvo que volver inmediatamente a Madrid porque no podía más. Estaba súper jodido”.
URKO “Santi tiene la tradición de subir a las redes una foto con todos los grupos que graba. Pues la nuestra es de una videollamada con Juanito porque el pobre ya no estaba (risas)”.
OMAR “Pero respecto a lo que comentas, a mí me gusta que cuando escuchas el disco suene todo muy salvaje. Igual es solo una impresión nuestra, pero creemos que todo está concentrado ahí. En los últimos temas que grabé voces, estaba súper ronco porque no dormía bien y no tenía la voz descansada. Pero es lo que había”.

Entrando propiamente en el álbum, me ha sorprendido que hay una corriente que viene del indie rock, pero también hay ciertos dejes de progresivo en ‘Le Truffeau’ o el cierre de ‘Créditos’. Hay una serie de influencias que van desde Cala Vento o Nueva Vulcano por el costumbrismo, hasta la cara más experimental de Los Planetas, Blur o incluso Sonic Youth.
OMAR “Es innegable que todos esos nombres que citas están presentes, pero pasados por nuestro filtro. Por ejemplo, nos flipan Nada Surf y cuando estábamos escribiendo ‘Preguntas No Formuladas, Respuestas No Concedidas’, lo que queríamos hacer era una especie de ‘Killian’s Red’. Están el mismo tempo, tienen el mismo tipo de arpegio, aunque con otro acorde… Pero a partir de ahí ya nos lo llevamos por nuestro camino. En ‘Paralelos’ hay mucho de Sonic Youth, el final de ‘Créditos’ recuerda a Los Planetas… Todos somos muy melómanos y queremos hacer algo similar a las bandas que nos flipan, pero no con la intención de copiarlas. También nos gusta salirnos del ABC clásico de la estructura de una canción. Lo que comentas de ‘Le Treffeau’, en realidad solo teníamos compuesta la primera parte, el riff principal. Lo que pasa es que luego nos fuimos de setas (risas). Cogimos las guitarras, sacamos la segunda parte de la canción y la pasamos al formato de una banda”.
URKO “Eso lo hicimos en casa de un colega. Recuerdo que después fuimos a dar un paseo por el campo e íbamos escuchando flipados lo que habíamos hecho, pensando en cambios, meter otras partes…”

¿Santi metió mucha mano en la composición o se dedicó a hacer más de ingeniero?
OMAR “No tocó casi nada. Le pasamos los temas y nos contestó que le parecían la hostia y le flipaban. Ya cuando llegamos a Ultramarinos, lo que él hizo fue meter su sonido, pero lo que son estructuras e ideas, nos lo respetó. Sobre la marcha, sí que nos sugería probar coros y arreglos, pero ya estaban muy asentados dentro de la canción. En ’Buenas Nuevas’ sí que hay un arreglo de bajo que es suyo. Solo está al final de la canción y nosotros queríamos repetirlo todo el rato. Pero él decía que se tenía que quedar así, que sacarse la polla solo lo puedes hacer una vez (risas). Si ocurre más veces, no tiene tanta gracia”.

Líricamente, hay referencias muy obvias a la época del confinamiento en ‘Buenas Nuevas’ y ‘13 De Marzo’. Sin embargo, creo que en todo el disco subyace un auto análisis personal, por así decirlo. Hay momentos en los que casi parece un diario.
OMAR “Precisamente ‘13 De Marzo’ fue la última que escribimos. Esa fecha fue en la que se anunció el Estado de Alarma y nos confinaron. La canción se compuso tiempo después. Para mí es muy especial porque el día que me fui a vivir a Londres fue también un 13 de marzo. Emocionalmente es muy importante para mí. La letra dice  “el 13 de marzo me voy de viaje a ningún lado”. Y era así. Me iba a ir de viaje a Nueva York y al final se cayeron todos los planes. Yo siempre he tendido a no saber expresarme. En el primer EP el significado de las letras estaba muy escondido y enrevesado, cuando realmente no estaba hablando de mí. Llevo haciendo psicoanálisis desde hace seis años y eso me ha ayudado mucho a abrirme y contar mis cosas. Porque además era lo que me apetecía, no sentía ninguna obligación de hacerlo. En ese momento no tenía nada que hacer porque no tenía trabajo ni podía salir a la calle. Fue dar un puñetazo en la mesa para preguntarme a mí mismo cómo estaba. Sí que es como un diario, pero no sobre la pandemia, si no de mí mismo abriéndome un poquito. Creo que no del todo, como sí lo he hecho con lo nuevo que estamos preparando, pero fue un punto de inflexión para dejar de hablar de pajas mentales sobre el futuro y que todos estamos hechos una mierda y empezar a hablar de que el que estoy hecho mierda soy yo”.

Una vez acabáis la grabación, pasa un año y medio hasta que Riego Automático Para Flores De Plástico ve la luz. ¿Cuál fue el motivo que hizo que se retrasara tanto?
URKO “Primero coincidió una época en la que Santi estuvo de vacaciones y las mezclas se demoraron un poco. Luego teníamos que grabar los videoclips y hasta que no salieran no podíamos publicar el álbum”.
OMAR “También tuvimos la baja de Juanito y entró Marcos. Como no tenemos a nadie que nos haga de guía por la industria, lo único de lo que estábamos seguros era de grabar un disco con Santi García. Pero no sabíamos nada sobre lo que había que hacer después. Nos dedicamos a llamar a las puertas de un montón de sitios para ver si a alguien le interesaba ayudarnos. Todo el mundo nos dijo que no. Eso cuando nos respondían. La mayoría coincidían en que estábamos saliendo de la pandemia y había un montón de proyectos, por lo cual no podían coger a más gente. No sé si sería una excusa o que no les gustaba el álbum, pero ese el feedback que nos llegaba. Pasaron unos cuantos meses de transición que hicieron que todo se demorara. Normalmente estas cosas se suelen trabajar en paralelo, pero nosotros hemos ido aprendiendo a base de hostias. Fue terminar de grabar y no tener ni idea de lo que venía después”.

Por desgracia, luego apenas habéis podido tocar en directo. Tan solo un concierto de presentación en Moby Dick y casi un año después en Café La Palma. ¿Qué dificultades os habéis encontrado para daros a conocer, tocar más o incluso salir fuera de Madrid?
MARCOS HOLGADO  “Creo que esto les pasa a todos los grupos. O tienes a una persona que te pueda ayudar a moverte o no vas a llegar a ninguna parte. Publicar un disco es simplemente lanzarlo de camino al olvido mientras tú vas detrás de él. Y encima tienes que vivir todo el proceso, por lo cual es una puta mierda. Es una muerte anunciada. Una vez das el concierto de presentación del disco es como  ‘¿y ahora qué hacemos’”.
OMAR  “Nosotros no tenemos ningún tío millonario ni nuestras familias viven en La Moraleja. Sí que nos salen oportunidades de salir a tocar fuera de Madrid, pero siempre palmando mucha pasta. Vas a tocar a cualquier ciudad y no hay público. Y creemos que es un ejercicio que se debe hacer, pero con el paso del tiempo hemos aprendido que hay que hacerlo con cabeza. No podemos montar un bolo en Badajoz sin ningún tipo de garantía de que podamos cubrir gastos. No tenemos los recursos para afrontar algo así. Es complicado porque tenemos una tendencia de pasar mucho rato en el local y nos los pasamos bien, pero después nos cuesta trabajar el poder asomar la cabeza. No podemos jugárnosla básicamente por un asunto económico. Tenemos muchas ganas, pero esta industria está montada para que todo sea desolador y un bajón continúo detrás de otro. Después de grabar, tienes que hacer otra inversión de 2.000 €, como poco, para promoción, radio, prensa… y luego otros 3.000€ más para girar a fondo perdido. A toro pasado, nos hemos dado cuenta de que nuestro fallo fue volcar todos nuestros esfuerzos en el disco. Todo lo demás lo perdimos. Ahora mismo un músico no puede dedicarse solamente a la música. Tiene que ser su propio mánager, manejar las redes, fabricar merchandising, grabar los videos, buscar conciertos…. Cuando ya estábamos quemados tras haber hecho el disco, nos dimos cuenta de que aún quedaba todo el trabajo por hacer. Por eso no hemos podido tocar más”.

Imagino que de todo esto habréis aprendido más de una lección para aplicar en el siguiente álbum.
OMAR “Repartir las energías de una forma más eficiente y equitativa. Ojalá podamos repetir con Santi algún día, pero llevamos mucho tiempo grabándonos nuestra propia música y conocemos estudios donde hacer las baterías. Creemos que nos las podemos apañar nosotros mismos. Ahora hemos sacado una sesión en directo con dos bonus tracks. Es una manera de arropar y darle algo de cariño a un trabajo que dejamos morir muy rápido para todo el curro que nos habíamos pegado. Además, ninguna de las canciones que hemos elegido para la sesión fueron singles. Son temas que para nosotros son hitazos, aunque no las eligiéramos como adelantos. Con esto cerramos el círculo y ya pasamos a ponernos con lo siguiente”.

¿Y cómo están sonando esas nuevas composiciones? ¿Por dónde os vais a encaminar?
MARCOS “Te diría que lo que más define a lo que estamos haciendo ahora es la crudeza. Es lo opuesto a una súper producción dónde metes todo lo gordo. Ahora estamos jugando los cuatro a la vez y ocupamos los huecos que faltan sin pensar en rellenar con otros elementos. Lo que está sonando en el local es pura esencia Rodher”.
OMAR “También las letras van por ahí. Las que son oscuras son muy oscuras y las que son luminosas también. Es un ejercicio de quitar capas hasta quedarte con lo básico. Seguimos componiendo, pero ahora mismo hay temas muy dispares. No sabemos lo que acabará entrando en el segundo disco”.
URKO “Para la grabación estamos haciendo una prueba con uno de los cortes que están en el nuevo EP, ‘Riego Manual Para Flores De Verdad’. Lo hemos producido y grabado nosotros, así que vamos a ver que tal funciona y si somos capaces de llegar al sonido que nos mola. Está claro que no vamos a llegar al nivel de Santi, pero al menos vamos a intentar hacerle justicia. Como no tenemos limitación de tiempo, podemos hacerlo exactamente como nosotros queramos”.
OMAR “Tenemos mucha mentalidad de productores en el sentido de que sabemos cómo nos gusta que suenen las cosas. El asunto es saber llegar ahí. Es algo que estamos experimentando y disfrutando entre todos y esperamos que quede reflejado en el futuro”.

GONZALO PUEBLA