Aunque se trate de su segundo larga duración, para Rojo 5 Cartas Náuticas es verdaderamente el primer paso para que su música empiece a llegar a más gente. Tras verse frenados por la pandemia, los toledanos regresan a la palestra dispuestos a recuperar el tiempo perdido.

Pese a que a día de hoy ya solo parecen una mala pesadilla del pasado, los ecos del fatídico 2020 aún siguen llegándonos a través de ciertas obras que encuentran su génesis en aquel entonces. Es el caso de Cartas Náuticas, el segundo álbum de Rojo 5.

Fue en marzo de ese mismo año cuando Víctor Triviño (voz, guitarra), Eduardo Martínez (voz, bajo) y Fernando Gómez (batería) vieron como su opera prima, Bestiario, aparecía en mitad de una crisis global. Sin tiempo de poder reaccionar, aquellas canciones apenas encontraron su lugar entre un público que estaba con la cabeza en otros menesteres. Obvia decir que, como les sucedió a tantos otros compañeros, su agenda de conciertos en los meses siguientes se vio reducida a apenas un par de actuaciones en circunstancias poco favorables.

Dispuestos a revertir la situación, el trío decidió abandonar los ensayos de un disco que no podrían presentar para centrarse en componer uno nuevo. Del local salieron con diez piezas rumbo a los Ultramarinos Costa Brava de Santi García. En ellas, Rojo 5 han capturado todos los elementos que les hacían fuertes hasta dar con un disco que va directo al mentón, pero que también apela a las emociones más primarias.

Para que nos lo explicaran con todo detalle, hace unas semanas nos pusimos en contacto con Víctor y Fernando. En nuestra charla no solo desgranamos los principales detalles de la concepción de Cartas Náuticas, sino que también hubo tiempo para discutir los contras que conlleva el militar en un grupo a una determinada edad o el pertenecer a una escena alternativa difícil de ubicar dentro del panorama musical de nuestro país.

Fuisteis una de tantas bandas a las que les tocó la peor parte de la pandemia, que fue el haber publicado vuestro debut justo antes de que todo estallara. Con todas las dificultades de sobra conocidas que hubo para proyectos pequeños e independientes como el vuestro, ¿qué balance hacéis del ciclo de Bestiario?
VÍCTOR TRIVIÑO “Si no recuerdo mal, el Estado de Alarma se declaró el 13 de marzo y el álbum salió el 20 de ese mismo mes. Hasta a ese momento las cosas estaban yendo bastante bien. Habíamos notado una respuesta muy positiva en las redes sociales con el single de ‘El Esclavo Alado’. Alcanzamos cifras de oyentes que no habíamos logrado hasta entonces y teníamos agendados unos 20 conciertos para la primera parte de la gira, por lo que las sensaciones eran muy buenas. Y claro, se cayeron todos. En aquel momento la gente estaba pensando en otras cosas, por lo que no tuvimos mucho recorrido ni había nada que hacer. Sinceramente, tampoco teníamos muchas ganas con la situación. Cuando acabó el confinamiento pudimos recuperar poquísimos conciertos. Y como había pasado mucho tiempo y no podíamos estarnos quietos, nos pusimos a componer el siguiente disco”.
FERNANDO GÓMEZ “Aunque dimos un par de conciertos de Bestiario, ya teníamos la cabeza en otro sitio. Apenas fueron una décima parte de lo que teníamos programado. En el BirraFest de Esquivias tocamos con Hermana Furia y King Sapo. Todavía era con la gente sentada y separada. Recuerdo que fue un día de junio después de un mes entero con una ola de calor tremenda. Pues justamente cayó una tormenta brutal cuando tocamos nosotros. Ni antes, ni después (risas). Llevábamos sin tocar un año y medio o dos y de repente nos pasó eso. Trivi siempre dice que Bestiario está maldito, por eso Cartas Náuticas va a funcionar justo al contrario (risas)”.

«El título de Cartas Náuticas viene de que las canciones están pensadas como un mapa o una guía» VÍCTOR TRIVIÑO

Como decíais, al menos no os dejasteis llevar por el desánimo y os pusisteis las pilas de inmediato para escribir nuevo material. ¿Diríais que también pudo tener un factor psicológico en ese momento? Me refiero a no quedaros bloqueados por no poder presentar el álbum y que al menos componer fuera una forma de mantener viva la máquina.
FERNANDO “Hay un punto de esto que dices, porque realmente nosotros durante el confinamiento teníamos video llamadas dónde hablábamos de que en cuanto nos dejaran salir de casa teníamos que ir al local a ensayar. No queríamos que todo lo que estaba pasando nos afectara. Al principio practicábamos el repertorio que teníamos de Bestiario. Entonces llegó un momento en el que nos aburrimos, porque obviamente cuando no tienes perspectiva de presentar temas en directo, ensayar se convierte en un horror. No hay motivación alguna. Para nosotros ir al local es ver a los amigos, contarnos nuestras cosas y divertirnos. Y si no nos divertíamos ensayando las canciones de Bestiario, pues nos poníamos a hacer temas nuevos. Cuando nos dimos cuenta, vimos que había suficientes como para plantearnos otro disco. Para nosotros era muy difícil recuperar Bestiario cuando nos habíamos currado toda la campaña previa a la salida, el single había funcionado bien, habíamos crecido en escuchas, todo estaba funcionando guay… De repente llegó una interrupción de ese calado con un contenido muy pesimista de la actualidad. Nadie se acordaba de lo que ya habíamos hecho antes. Remontar aquello era muy duro. Por eso nos liamos la manta a la cabeza aunque nos costara pasar más tiempo en el local de lo que nos apetecía. Y claro, empezamos a venirnos arriba con que si grabábamos tenía que ser con Santi Garcia (risas). Y fíjate dónde estamos ahora”.
VÍCTOR “Aparte de todo eso, nosotros machacamos mucho los discos. Cuando salió Bestiario ya llevábamos tiempo tocando esas canciones como enfermos. Seguir un año más estancados en ese punto hubiera sido la muerte”.

Escuchando Cartas Náuticas, en más de un momento se me ha pasado por la cabeza en que realmente sonáis como un bloque en todos los sentidos. Muchas veces, aunque venga firmado como tal, sientes que hay grupos que acaban siendo la extensión de una sola persona en lo compositivo y son los demás quienes le acompañan. En vuestro caso, tengo la impresión de que los tres metéis mucha mano en local.
VÍCTOR “Es totalmente como lo describes. La idea inicial parte de un riff de guitarra, pero no porque yo sea el guitarrista del grupo, sino porque tanto Fer como Edu son capaces de tocarla para componer. Anteriormente, casi todos los riffs eran míos, pero en Cartas Náuticas no es así. Diría que prácticamente es un 33% para cada uno. A partir de ahí construimos la estructura, que ni siquiera está cerrada desde el principio. Yo a eso lo llamo el proceso de violar la canción. Yo puedo traer un tema, pero luego ellos dos, sin mi permiso, hacen lo que quieren con él (risas). Y hay mucha predisposición a que eso pueda pasar. Una vez tenemos montado el esqueleto, luego vienen las voces, que, como te habrás percatado, ya no hay un cantante principal. Aunque las letras las escriba yo, las melodías las componemos entre todos. A veces incluso chapurreamos en un euskera inventado (risas). Los tres participamos en todos los puntos de la composición. Es muy democrático”.

Además, creo que si se uno se fija un poco, hay detalles que denotan que sois gente que ha estudiado mucho el formato trío y el hacer lo del “menos es más” un lema al que agarrarse. Mismamente en Cartas Náuticas se nota de forma más o menos directa la influencia de gente como Biffy Clyro o incluso me atrevería a decir de Catorce.
FERNANDO “Totalmente. De hecho, has mencionado dos nombres de los que siempre va haber referencias en nuestra música. Si hubieras metido también a Berri Txarrak ya sería el tridente perfecto (risas). Para nosotros es fundamental que la canción pueda funcionar en directo con un formato de trío. Siempre componemos desde esa perspectiva. De hecho, esta vez queríamos darle una vuelta de tuerca al tema de la producción. Lo hemos pre-producido todo. En Bestiario contamos con Juan Blas, no solo para grabarlo, sino para trabajar previamente. Vamos aprendiendo poco a poco, intentamos explorar… Hemos echado muchas horas en el local grabando y regrabando los temas, nos los llevábamos a casa a mezclarlos… Obviamente no somos ni Juan ni Santi como productores, pero hemos procurado acercarnos a escuchar la versión más final posible con nuestros propios medios y con lo que hemos ido aprendiendo a lo largo de los años. Queríamos que las canciones fueran lo más fieles a cómo se van a trasladar al directo. Teníamos algo de miedo porque esta vez queríamos producirlo un poco más. Encima sabíamos que Santi es una persona muy proactiva y que aporta ideas. Pero siempre teníamos el concepto de que si se añadían arreglos u otras cosas, luego al quitarlas el núcleo de la canción permaneciera prácticamente inmutable”.

Siguiendo por el tema tríos, ¿hay algún otro que tengáis siempre en mente como referencia, ya sea más clásico o actual?
FERNANDO “Para mí Green Day o Blink 182”.
VÍCTOR “Aunque ahora son un cuarteto, yo te diría Havalina. Son gente que siempre suenan muy bien. Con una guitarra hacen que parezca que haya cuatro en el escenario. También Dinero, que creo que es una banda muy denostada en este país porque se quedaban a medio camino entre la escena rock y el pop indie. Eran demasiado poperos para unos y demasiado rockeros para otros. Pero como trío metían muchísima caña”.
FERNANDO “Les hemos visto mucho durante la época de sus tres primeros álbumes y es que Dinero te volaban el cerebro por cómo sonaban en directo. Eran impresionantes”.

Justo esto que comentáis que estaban en un punto intermedio entre el indie y el rock alternativo, lo hablé también hace unos meses con Manuel Cabezalí de Havalina, porque en parte a ellos les había pasado lo mismo. Él decía que en España no existe realmente una escena alternativa. O haces indie, que no deja de ser el pop rock de toda la vida, metal o rock del estilo del Viña Rock. Parece que si te sales un poco de esos parámetros, no existe un público muy grande al que se pueda aspirar a llegar.
VÍCTOR “Estoy de acuerdo. La música alternativa de este país es underground y lo va a ser por siempre jamás (risas). Por ejemplo, Desakato es otra banda a la que admiramos mucho. Ellos han llegado al mainstream, pero tu ibas a sus conciertos y la gente enloquecía con las canciones de sus primeros trabajos, que son punk rock al uso. Pero en cuanto evolucionaron a partir de Buen Viaje y La Teoría Del Fuego, que ya traían un sonido mucho más alternativo o de hardcore melódico americano, se notaba que la reacción del público que les había llevado hasta arriba no era igual de entusiasta. Y me atrevería a decir que parte de la decisión que han tomado para dejarlo viene de ahí. Deben estar hartos de tocar esas canciones antiguas. Es una suposición mía, vaya, pero creo que no va muy desencaminada”.

Volviendo a vosotros, una vez tuvisteis listas las canciones, os marchasteis a grabarlas a Ultramarinos Costa Brava con Santi García. Es de sobra conocido su buen hacer, pero siempre me gusta preguntar a los músicos cómo es su experiencia cada vez que van por allí.
FERNANDO “Para nosotros ha sido una experiencia vital. Admiramos el trabajo de Santi desde hace muchísimos años. Yo con 20 y pocos iba con la camiseta de Bcore por Madrid y él es una de las personas fundamentales en la historia del sello. Pasa lo mismo con muchas de las bandas con las que ha trabajado y de las que somos fans. Pero por encima de todo, nos encanta la producción que tienen esos discos y más aún dentro de los infinitos géneros que ha tocado. También queríamos tener la experiencia de irnos los tres solos fuera unas semanas. Vivir entre comillas lo que sería la vida de un músico de verdad que se dedica a esto. Sabemos que es algo que no vamos a poder hacer nunca, pero por lo menos llegar a disfrutar de ello en una pequeña píldora. Alquilamos una casa en Sant Feliu muy cerca del estudio, así que íbamos todos los días andando hasta allí. Estuvimos conviviendo tres semanas. Lo normal es que sean dos, pero quisimos estar presentes para la mezcla. Con Santi fue brutal porque le tenemos un respeto enorme por toda la gente con la que ha currado, pero a las primeras de cambio te empieza a hacer coñas y a contarte cosas personales. Eso te hace sentir como uno más. Es un tipo que tiene las cosas súper claras. Llevábamos un curro de producción, no solo artística, sino de arquitectura de sonido. Ideas que queríamos poner en práctica. Y rápidamente se encargó de dejarnos claro que ese sector era suyo y le sudaba la polla lo que dijéramos (risas). Hubo muchas cosas que las respetó, pero otras las peleó de una forma muy guay. Fue una tensión creativa de la que ayuda y contribuye para que el resultado sea mejor. Luego es flipante la velocidad a la que trabaja. Hay millones de estudios que pueden ser mejores que el suyo a nivel del impacto visual que te pueda producir, pero él tiene material de primera y conoce cada pulgada de su local porque lleva trabajando allí toda la vida. Es capaz de sacarle muchas cosas distintas a diferentes grupos en el mismo sitio y con el mismo equipo. Es espectacular”.

Lo habéis mencionado antes; quizás el punto más significativo del álbum es el paso adelante de Edu en las voces. En Bestiario estaba claro que Víctor era la voz principal, pero ahora la cosa está más repartida.
VÍCTOR “En Bestiario ya lo veníamos pensando. Lo que pasa es que esa idea nos pilló demasiado cerca de entrar a grabar como para poder explorar esa faceta. Pero ya veíamos que Edu sabe cantar y tiene buena voz. Aporta unas tesituras muy diferentes a las que hago yo. Así que desde el principio Cartas Náuticas lo planteamos como si fuéramos dos voces principales. Hubo incluso un momento que llegamos a pensar en que el concepto del disco fueran conversaciones y que las letras giraran en torno a esa idea. Al final lo descartamos, pero teníamos muy claro que queríamos ser dos cantantes”.

Siguiendo con las voces, en en el anterior álbum contasteis con las aportaciones de Edu de Ella La Rabia y de Kantz de Delobos, De La Cuna A La Tumba, Habitar La Mar, Tenpel y un inacabable etcétera. Esta vez tenéis a Pablo de Avida Dollars en ‘Alimento’. ¿Cómo gestionáis el tema de las colaboraciones? ¿Os gusta siempre enredar a alguien o es más espontáneo de lo que parece?
FERNANDO “La verdad que es el algo súper improvisado si te soy sincero. Cuando estamos componiendo un tema, en ningún momento estamos pensando en proponérselo a nadie. Cuando tenemos cerradas las canciones es cuando nos planteamos llamar a gente como Kantz o Edu, que son buenos amigos y les admiramos un montón. Y Pablo para nosotros es de los mejores cantantes de rock de España de largo. Ya había estado presente en nuestras cabezas el haber hecho algo con él. De repente vimos que había una parte en ‘Alimento’ en la que podía participar. Se lo comentamos y a la primera nos dijo que sí. Vino a Ultramarinos a grabar, que desde Barcelona no es lo mismo que desde Toledo, pero también hay unos cuantos kilómetros. Quiso pasar el día con nosotros, se alargó la historia más tiempo, se quedó a dormir en nuestra casa… Tiramos mucho de que también es amigo nuestro, aparte de que nos guste como cantante y músico”.

En cuanto a temática, con Bestiario os sacasteis un concepto muy chulo. Cada canción estaba representada por una figura mitológica que simbolizaba un estado de ánimo. Sin embargo, Cartas Náuticas me da la sensación de tener una idea global más desnuda pero igualmente sincera y cruda en lo que rodea a las letras.
VÍCTOR “Con todo lo que te hemos contado antes, entre la pandemia y grabar el disco pasó bastante tiempo. Yo tuve un episodio de ansiedad muy fuerte, incluso me dí de baja laboral. El título de Cartas Náuticas viene de que las canciones están pensadas como un mapa o una guía. Cada una está pensada como una sensación que yo pudiera tener a través de trabajo psicológico para poder salir adelante, en dejar de pensar de determinada forma… Verás que el cambio es un tema muy recurrente en varias de las letras. Todo eso viene del proceso de ansiedad y recuperación. Por eso no les hemos puesto ningún disfraz de animales mitológicos a los temas. Queríamos ser más desnudos en ese sentido. Me alegra que lo hayas cazado así porque significa que está bien expresado. Cada canción es una guía. Si te vuelve a pasar, aquí tienes la solución con lo que tienes que volver a hacer para salir”.

Quería terminar lanzándoos una cuestión que últimamente me viene rondando la cabeza, tal vez porque como vosotros también me estoy acercando peligrosamente a los 40, y es que a pesar de que este es vuestro segundo disco, no sois precisamente una banda joven. Tengo la sensación de qué simplemente por un tema de edad, los grupos que están formados por gente ya veterana dentro del circuito underground reciben menos atención que otras que empiezan a foguearse desde cero. En cierto sentido lo veo lógico, pero creo que a veces se menosprecia o hace de menos a algunos grupos simplemente por peinar canas, cuando igual tienen más que ofrecer por la experiencia acumulada.
FERNANDO “Yo paso de los 40 y Edu y Trivi están a punto. No puedo hablar por otras bandas, pero en nuestro caso es totalmente así. Te puedo dar datos incluso. Soy un fanático de los números y me fijo mucho que, en nuestras redes sociales, la segmentación por edades te lo deja clarísimo. Casi el 80% de nuestros oyentes están entre los 28 y los 44 años. Es más, dentro de ese porcentaje, casi el 60% está entre 35 y 44. Entonces, estoy completamente de acuerdo con lo que dices. Por poner un ejemplo, un grupo como Desakato ahora mismo, con la calidad que tienen y su directo, habiendo sacado solo los tres últimos discos, sin haber hecho sus primeros álbumes cuando eran unos chavales, con un público adolescente como ellos que se identificaba con lo que cantaban, no hubiera sido posible que llegaran a dónde han llegado. Y como ese caso, muchos más. Yo lo he vivido con The Band Apart cuando todos éramos adolescentes. En la última época metíamos 200 personas en todos los sitios a los que íbamos y girábamos por Europa llenando todas las salas. Eso lo conseguimos porque cuando empezamos venían a vernos amigos del instituto, de la universidad, de nuestros primeros trabajos… Todo el mundo era joven. No tenían mil marrones, ni familia, ni otras preocupaciones. En nuestro caso, aún habiendo hecho muchas cosas anteriormente, somos un grupo nuevo. De hecho, casi podríamos decir que este es el primer disco serio con el que tenemos la oportunidad de que la gente nos conozca. Obviamente, seguimos teniendo los mismos amigos que antes, pero para la presentación que hicimos hace unos días en Toledo hubo miles de personas que me dijeron que no podían venir al concierto porque tenían hijos, curro, novia a la que apenas pueden ver un par de días y se van de viaje… Eso antes no pasaba. Y luego está el hecho de que sentirte reflejado en gente de tu edad es algo súper básico, partiendo de la base que a mí también me ha pasado cuando era más joven. Es totalmente comprensible. Igual la gente que antes estaba en todos los conciertos, ahora solo puede ir a dos o tres al cabo del año. Y es muy difícil que entre ellos acaben seleccionando el tuyo. En nuestro entorno pasa muchísimo”.

GONZALO PUEBLA