vIVo, la nueva obra del proyecto de un solo miembro Sad Eyes, ha significado un gran paso adelante para su cabeza pensante, el incansable Santi Gzlez. Tanto nos sorprendió su velocidad, destreza y puntería que quisimos conocer en profundidad todo lo que conlleva tener una banda extrema de estas características.
Si alguna vez te ha pasado por la cabeza montar tu propio grupo unipersonal, harías bien en prestar atención a lo que Santi Gzlez nos cuenta en esta entrevista. A mí, la sola idea de tenerlo que hacer todo en un grupo ya me resultaba mareante, pero con las respuestas del cerebro creativo de Sad Eyes, ahora se me antoja como una labor titánica, inabarcable. Como algo sumamente agotador, absorbente, e incluso obsesivo. La pasión, ah, la pasión… cuántas locuras se hacen por pasión.
A propósito de su cuarto álbum, nos ponemos en contacto con Santi para que nos cuente los entresijos y detalles de vIVo, disco editado por Necromance Records que, para el músico soriano, ha significado un gran salto en cuanto a nivel de composición, ejecución instrumental y concreción de ideas. Tampoco podemos decir que haya estado solo ante el peligro, como reza nuestro llamativo titular, pero sí es verdad que, como nos confiesa, en el momento de nutrirse de colaboradores y otros músicos que le echan un cable en ciertas parcelas, siempre está encima de todo de una forma casi autoritaria. Al fin y al cabo, ésta es su criatura, esa laboriosa dedicación a la que más horas emplea, así que todo debe estar a su gusto y aprobar con nota su escrupuloso examen.
Escuchando vIVo, donde realiza un vertiginoso viaje a través de ese death metal tan veloz como personal, melódico y técnico, nos creemos todo lo que explica. Vaya que sí.
Siempre que veo a un grupo formado por un solo miembro, me abruma el mero hecho de imaginarme el currazo que debe conllevar… Supongo que te mueve la pasión, claro, ¿pero a veces no se te hace una montaña enfrentarte a todo?
SANTI GZLEZ “Mi madre siempre decía que sarna con gusto no pica, y creo que es la base de todo esto. ¡Tenía toda la razón! Es un currazo, pero precisamente eso es lo que mueve todo esto. Si fuera sencillo, fácil, si saliera a la primera, si no hubiera que estar detrás de ello cada día, sino hubiera que pensar en esto cada instante, seguramente no me gustaría tanto. Lo disfrutaría, pero de otra manera. Es un curro duro, largo y, además, debe estar muy planificado, gestionado todo lo bien que se pueda, y a eso añadirle una buena dosis de paciencia y, como tú sabes, toneladas de pasión. De todas formas, te mentiría si no te dijera que, claro, muchas veces te agotas, tus fuerzas no llegan hasta donde creías que llegaban y la montaña se hace tremenda. Lo que era un placer, ante la adversidad se convierte en una pesadilla, y debes parar, reflexionar y de nuevo volver a empezar para disfrutar más aún”.
Antes estabas en Rex Devs, una banda con miembros de las de toda la vida. ¿No echas de menos tener compañeros con los que discutir o, al menos, contar con la opinión de terceros? Quizá en Sad Eyes también tienes un círculo de confianza al que consultas de vez en cuando…
“Buff, no sabes cuánto lo echo de menos. Cuando creé Sad Eyes como un proyecto de estudio en realidad estaba aún con Rex Devs a toda máquina, con lo cual puedo decir que podía disfrutar de las dos opciones, cosa que ahora ya no pasa. Entonces, claro, lo necesito de alguna manera, pero no lo tengo. Además… pocas veces pido mucha opinión sobre los temas antes de que estén más o menos terminados, pero… aun así, imagínate, un CD en el cual hay más de una docena de colaboradores, puedes imaginarte la cantidad de veces que mis temas son escuchados y retocados por diferentes personas antes de que todo se dé por cerrado. Quiero decir que no tengo alguien fijo a quien enseñarle mis canciones, ni creo que lo quiera o necesite, pero sí mucha gente que lo escucha y que puede, de una manera u otra, hacerme ver la luz de ciertos detalles que yo solo me voy cegando poco a poco. Eso de trabajar solo es algo a lo que me he acostumbrado rápido y es más, en mi caso, sirve para que todo sea más sencillo y más rápido, sin necesidad de pedir opiniones ni esperar tiempo y tiempo a que alguien tenga la decencia de aprenderse una parte sólo para ver cómo funciona en directo. Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, pero he aprendido a ver sólo las buenas”.
Escuchando el disco, las baterías me han dejado bastante maltrecho, menuda tralla pegan… A posteriori he sabido que son programadas, pero al mismo tiempo, sé que tienes un buen nivel tras los parches… ¿A qué es debida esta decisión de secuenciarlas?
“Un proyecto como éste, llevado por una sola persona, tiene esos ‘pequeños’ defectos. Grabar las baterías no es moco de pavo, pero no sólo a nivel técnico, instrumental, sino también a nivel de producción. No es algo que tenga capacidad de hacer en mi home studio, o por lo menos, no con unos resultados profesionales. Si a esto añades que el proceso de edición es laborioso, tedioso y caro, y que el tema monetario y de presupuesto también es cosa de una sola persona, pues… es una dolorosa decisión que algunas veces hay que tomar. Entre que las baterías sean reales y mediocres a que sean secuenciadas y profesionales, no tengo duda de qué elegir. Más aún teniendo en cuenta que es más asequible para el bolsillo. Aun así, ojo, hay que tener mucho cuidado con esto. Como imaginas, hemos dado muchas, muchas vueltas a este tema para que todo suene real y natural, para que la música no se resienta por esta decisión y para que, aun sabiendo que es así, no se te vaya el oído todo el rato a este instrumento para ver si todo encaja a la perfección”.
Por lo que veo en redes, el death técnico y el brutal son los estilos metálicos que más te atraen actualmente, y creo que eso ha influido en nuevas y virtuosas canciones como ‘RIgescVnt’ o ‘IctV’. ¿Estoy en lo cierto, crees que así ha sido?
“A lo largo de mi vida he ido cambiando de estilo de música preferido según he ido evolucionando como metalhead y como músico. Creo que he pasado por todos los estilos pasando largas temporadas destripando cada uno de ellos. Como obsesionándome con alguno para, una vez destripado y documentado hasta la saciedad, evolucionar hacia otro lugar. Esto, creo, me ha hecho enriquecerme como músico cogiendo lo que más me convence de aquí y de allí y también me ha permitido moverme por diferentes ambientes metaleros para desencaminar en, como dices, este estilo más técnico y brutal. En la actualidad éstos son los estilos que más escucho, sin duda son los que más me atraen y entiendo que, aun sin buscarlo ni tampoco evitarlo, esto ha podido influir en mi forma de componer. No quiero que mi estilo se vea modificado solamente por no querer exponer demasiado mis gustos personales, puesto que, además, este proyecto no está cerrado en ningún modo a subestilos de lo que sería su base, que no es otra que el death metal”.
A veces, entrevistando a músicos, me sorprende lo poco metidos que están algunos en las propuestas actuales, e incluso a veces, no parecen tener ni las nociones básicas de metal o rock. No creo que sea tu caso, así que, ¿consideras eso esencial para profundizar en tu propia música, el saber empaparte de las bondades de los demás?
“Siempre lo he pensado y me ha sorprendido también mucho lo que dices. Leo entrevistas de músicos que no tienen ni idea de lo que se cuece ahora y he estado tocando con músicos que no veían más allá del local de ensayo. No acudían a conciertos, y no les hablaras de escena… Es algo que no entiendo. Cómo es posible que esperes que nadie sienta interés por tu música si tú mismo no sientes interés por la música de los demás. Todos tenemos ombligo, pero si te pasas el día mirando el tuyo, pues te pierdes muchas cosas. Además, en mi caso, es una necesidad. A ver, soy músico, sí, pero por encima de todo esto soy metalhead. Adoro el metal, tocar, escuchar, leer… vamos, que es una forma de vida. Mi vida entera gira alrededor del metal desde bien crío y el tener una guitarra, un proyecto, tocar en bandas, no debería más que potenciar esto en lugar de apagarlo. Además, colaboro como redactor en Necromance Magazine y esto me permite conocer el otro lado de todo esto, verlo desde el punto de vista de la prensa, algo que me hace ponerme en el lugar de las personas. Empatía, un poco de empatía, por favor, que si no es imposible avanzar”.
Fernando Martín y Leo González han sido los encargados de ponerle voz a este trabajo. ¿Por qué fuiste a por ellos y qué crees que han aportado en una parcela tan importante?
“Efectivamente, es una parcela importantísima, y más aún, creo yo, por el hecho de cantar en castellano. Además, para una persona como yo, incapaz de cantar, todavía son más imprescindibles (risas). En este caso, la dualidad de voces que suelo usar está perfectamente encajada y acoplada, cosa que tampoco es tarea fácil, y ésa es una de las cuestiones más importantes. En otras ocasiones Kike Capilla era un fijo, y a partir de ahí yo iba buscando voces que encajaran con la suya, pero en esta ocasión la búsqueda ha sido más abierta y cerrada a la vez. Abierta porque partía de cero, y cerrada porque no podía dejar volar mi imaginación más de lo debido, que me conozco. Fernando ya era conocido por mí debido a su Cabaret Aberrante y a unas cuantas conversaciones musicales y sobre lo humano y lo muy humano. Fui a por él por su tremendísima voz gutural, profundísima y, a la vez, entendible en castellano. En el caso de Leo fue una recomendación y… viendo de dónde venía, no me lo pensé dos veces (la banda Canker –ndr.). De él me gustó mucho la voz agresiva y aguda, aunque luego sus graves, no tan profundos como los de Fernando, han hecho que tuviera más tonos donde elegir. Cuando puedes contar con dos vocalistas los cuales, ambos, tienen un registro preferido pero son capaces de defenderse en más tonos, el abanico de posibilidades es tremendo y puedes estar seguro de que en multitud de ocasiones tuve que pararme los pies a mí mismo (risas)”.
Kike Capilla se encarga de algo tan sensible como las letras. ¿Consideras a la banda un dúo por ello o esto sigue siendo algo muy personal y sólo tuyo?
“Entiendo, o puedo entender, que desde fuera se vea así, pero no lo es. En realidad Sad Eyes es un proyecto unipersonal con colaboradores, y aunque son consciente de que ésta es algo más que una colaboración, no creo que esto sea un proyecto de dos personas. Él entiende perfectamente mi forma de trabajar, de hecho hemos trabajando juntos ya en otras bandas como Rex Devs y es un amigo de la infancia, con lo cual sabe perfectamente cómo soy, me conoce mejor que yo, y yo a él mejor que a mí. Esto hace que no sea necesario explicar muchas cosas de lo que quiero. Le expongo el concepto y, como sé la forma de escribir que tiene, pues sé qué es lo que me va a presentar, y así, esa forma de conocimiento y de confianza, hace también que él no tenga ningún problema en que luego yo modifique esas letras a mi antojo. Esto es así porque no es lo mismo escribir una letra para que encaje en un concepto total a que encaje en la lírica de una canción, así que los retoques son infinitos para encajar en la línea vocal. Esto no quita que, por supuesto, le pidiera que volviera a ayudarme en las colaboraciones una y mil veces… Es… mi mano derecha”.
¿Y qué te ofrece Kike con sus textos? ¿Le das alguna directriz o va por libre?
“Me ofrece un punto de vista altamente personal, directo, conciso, sin excentricidades en la redacción y expresión, pero claro y duro en motivación. Todo el mundo puede entenderlo y hacer suyas las letras, y… es sincero, sobre todo es sincero, y desde el corazón. Yo le doy directrices realmente estrictas. Le expongo el concepto, tanto del álbum como del tema. Le digo de qué debe ir la canción, si debe estar escrita en primera o tercera persona, cómo debe ser el final, cómo debe transcurrir… En definitiva, sé que coarto mucho su libertad, pero como digo, sabe cómo soy y qué es lo que busco, y eso me llena todos mis huecos en cuanto a capacidad literaria. Es una gozada ver cómo un amigo se adentra tanto en un trabajo como para hacer realmente lo que necesito y requiero. Por otra parte, como te decía, yo también se cómo trabaja y las directrices suelen ir por el camino de pararle los pies para que no se emocione demasiado con las letras, porque… esto, aun siendo un trabajo conceptual, no es una ópera death metal y no hay sitio para más líneas vocales de las que deben estar, que no son pocas, lo sé (risas)”.
“Soy músico, sí, pero por encima de todo esto soy metalhead. Adoro el metal, tocar, escuchar, leer… vamos, que es una forma de vida”
Una característica siempre presente en Sad Eyes y que llama mucho la atención son las colaboraciones, siempre amplias y de calidad dentro de nuestra escena under. ¿Cómo eliges a los músicos? ¿Son siempre viejos conocidos, o en cambio a veces vas a por un artista que no conoces de nada pero que quieres sí o sí en tu disco?
“Siempre hay un poco de todo, porque en la variedad está el gusto y porque entre tantos puede haber de todo. Lo más fácil, lógicamente, es tirar de amigos o conocidos de la escena, que estaban más dispuestos a echar una mano, al cuello a veces, pero la echan (risas). Conseguir los músicos con los que uno sueña tocar a veces es más difícil de lo que parece, pero… a decir verdad, no he tenido malas experiencias en este aspecto y cuando llamo a algún músico que admiro pero no conozco en persona para que colabore conmigo, pocas veces he tenido un no por respuesta, aunque cuadrar calendarios suele ser algo doloroso en algunas ocasiones. Algunos de los colaboradores han sido ellos mismos los que se han puesto en contacto conmigo y ha salido todo bien y hemos conseguido un buen resultado. Por otro lado, las colaboraciones de los guitarristas y los solos no son lo mismo que la colaboración de Ul en el bajo y los cantantes. Éstos deben aprenderse todas las líneas de todos los temas, a veces modificarlas, grabarlas… en definitiva, un currazo impresionante, y esto lleva un tiempo que no todo el mundo tiene o quiere dedicar a esto. Lo que quiero decir es que la elección de los colaboradores es diferente también en la forma en la que deben trabajar, además del instrumento y el conocimiento o no en persona del músico. Además, cada persona es un mundo y esto, además de enriquecer el trabajo y la humanidad de uno, le hace prestar más atención todavía al crecimiento de cada tema”.
Sería muy largo que nos enumeraras qué ha aportado cada uno en vIVo, pero sin desmerecer al resto, ¿qué colaboración te ha sorprendido más o ha superado tus expectativas?
“Como te digo, las colaboraciones con las que más agradecido estoy es con las del currazo de aprenderse y grabar todas las lianas del disco. Ul al bajo, además de grabar las líneas de los ocho temas, hizo un huevo de modificaciones, y es que yo compongo como un guitarrista y esto no siempre es bueno para el bajo y su resultado final. Todos sabemos la importancia del bajo para un álbum, así que… su pedazo de técnica, maestría, forma de tocar, sus dedos… Ha tenido una paciencia infinita conmigo y no ha perdido la compostura ni los papeles por mis exigencias gratuitas en ningún momento. Luego están los cantantes. Ojo ahí, que yo les mando unas líneas de voz grabadas por mí que son de risa. Mi voz es apestosa y sobre esa voz tienen que trabajar las líneas. Ya sólo eso merece algo grande. A partir de ahí, ellos se ciñen estrictamente para que las líneas encajen con la métrica y para que se entienda la voz y la letra. Sé que coarto un montón su dinámica, puesto que la voz es todo dinámica, pero… en este caso, ambos lo han aceptado sin dudarlo, trabajando duro para que el empaste de las voces fuera perfecto. Luego, como te digo, está el grueso de los colaboradores en las guitarras. Aquí sí que puedo decir que ha habido y hay de todo, puesto que son músicos de diferentes estilos haciendo cosas que no suelen ser las que hacen. Gente de brutal death haciendo solos en partes más groove o directamente músicos de black trabajando solos en secciones con palm mute cuadrado al tempo. Vamos, que lo que suelo hacer es retarles dándoles cosas que no encajan mucho en su estilo y salen airosos. Luego están los que pueden tocar absolutamente de todo, como Armando Rubio, Miguel Bárez, Eric Baule… En fin, todo agradecimiento es poco y sí, siempre superan mis expectativas porque, aunque parezca mentira, meter un solo o un arreglo de guitarra a un tema lo hace cambiar por completo. El tema crece, se desestructura en muchos aspectos y mi visión sobre ellos siempre, siempre cambia totalmente”.
¿Alguna vez veremos a Sad Eyes en directo? ¿Qué debería ocurrir para que eso pasara?
“Me temo que no. Lo que debería ocurrir es que mi visión sobre este proyecto cambiara por completo. Yo creé Sad Eyes como un proyecto de estudio cuando yo no tenía otra necesidad, puesto que tocaba en directo con Rex Devs. Ahora sí que siento esa necesidad, pero lo cierto es que precisamente por haber tocado en una banda que da directos sé lo duro que es eso. Conseguir una formación buena y estable, ensayar al más alto nivel, conseguir fechas y no fallar en ninguna. Vamos, que tirar del carro es duro, cansado y estresante, y prefiero seguir haciendo lo que me gusta a intentar dar un paso adelante y que el agotamiento me haga dejar lo que más me gusta. Aun así, no me gusta cerrar completamente las puertas, y mucho menos esta puerta, y siempre fantaseo con poder tocar con unos cuantos de mis colaboradores para hacer realidad vital lo que ya es realidad virtual”.
PAU NAVARRA