Decididos a mantener viva la llama sagrada del heavy metal, Nate Garrett y Marcus Bryant publicaban el mes pasado su cuarto álbum Enlightened In Eternity. ¿Pero quieren Spirit Adrift simplemente recrear el pasado o forjar su propia leyenda?

Lo que empezó hace cinco años como un proyecto en solitario del multi instrumentalista Nate Garrett, se ha ido convirtiendo en este tiempo en una banda en toda regla. Si bien él y el batería Marcus Bryant son quienes se ocupan en exclusiva de la parte creativa, en directo cuentan también con Eric Wagner (guitarra) y Chase Manson (bajo) para recrear sus intrincados himnos metálicos.

En Enlightened In Eternity (Century Media), el dúo ha conjurado influencias del metal de los 70, los 80 y los 90 para ofrecer algo que tanto puede atraer a miembros de la vieja guardia como a un nuevo público que busque música dura, pero con sustancia. Si lo que quieres son riffs mortales, solos vertiginosos y melodías por doquier, ellos te lo dan.

Vuestro anterior disco Divided By Darkness tuvo muy buenas críticas y acabó destacado en muchas listas de lo mejor del año de medios especializados. A la hora de hacer el nuevo ¿te pesaba el intentar superarlo o te sentías con más confianza para afrontar el reto?
NATE GARRETT «Siempre me pesa. Cuando hicimos Curse Of Conception ya pensé que sería difícil superarlo. Pero un año y pico después tocamos en el festival Phsycho Las Vegas y queríamos tocamos un par de temas del disco que no solíamos hacer, así que me lo puse en la habitación del hotel para refrescar la memoria, y pensé ‘oh, claro que podemos hacer algo mejor que esto. Mi voz a mejorado mucho y estamos tocando mejor’. Y luego hicimos Divided By Darkness. Y después, de nuevo pensé que era lo mejor que podía hacer.  Volqué todo mi potencial en ese disco. De hecho, quería tomarme mi tiempo antes de empezar a pensar en el siguiente porque me daba algo de miedo. Pero cada vez que cogía la guitarra para ensayar o tocar, me salía un riff nuevo que era buenísimo. Así que pensé ‘pues vamos a ello’. La única condición que me puse es que quería divertirme. No me divertí mucho haciendo Divided By Darkness porque me esforcé demasiado. Así que la única regla era divertirme. Y cuando empecé a grabar las voces de la maqueta para ‘Screaming From Beyond’ algo era diferente. No tengo ni idea de lo que pasó. Pero era distinta. Creo que se nota en el disco. No sé qué coño pasó, pero empecé a cantar ‘Screaming From Beyond’ sabía que haríamos un disco mejor».

Sí, era una de las cosas que te quería comentar, la voz está como más presente. No sé si antes ponías la voz más baja en la mezcla porque no te acabas de creer tu manera de cantar.
«Puede que tengas razón. Usamos un ingeniero diferente y una persona diferente para el mastering. Creo también que he encontrado una configuración mejor para grabar la voz con el micrófono y los efectos. Creo que representa mejor cómo suena mi voz de verdad. Es la primera vez que de hecho creo que mi voz suena realmente bien. También tiene que ver con la grabación. Marcus y yo vivimos en Phoenix, pero grabamos en Tucson que está como a hora y media. De lunes a viernes grabamos todos los instrumentos y la voz. Y luego nos tomamos una semana libre y estuve escuchando y tomando notas, y luego volví a grabar las voces sabiendo exactamente lo que quería hacer. Mira, si hubiéramos tenido tiempo ilimitado en los discos anteriores hubiera sonado perfectos, pero no teníamos pasta para poder hacerlo. Ni tiempo. Yo estaba como músico de directo de otro grupo, así que logísticamente era imposible. Pero esta vez tuvimos más recursos y pudimos asegurarnos de hacerlo todo como queríamos».

Sin embargo, a veces esas limitaciones pueden jugar a tu favor. No hay nada peor que un disco en el que se nota que lo han procesado tanto que no tiene nada de alma.
«Claro. El primer disco de Black Sabbath está hecho de manera muy rudimentaria y eso lo hace especial. O La Matanza De Texas es una gran película porque está hecha con pocos medios y parece que sea más real. Así que tienes razón».

¿Entonces fuiste consciente de, a pesar de tener más medios, no querer perder la esencia del grupo?
«Has adivinado lo que iba a decir (risas). Siempre he sido muy económico en el estudio. Siempre quiero coger el camino más rápido para conseguir el mejor resultado. Y el mejor resultado implica que tenga una emoción real. Para mí no tiene sentido pasarte un día afinando una caja de batería. O si pruebas un micro y no suena bien con un ampli, probamos otra cosa. No perdemos el tiempo con aspectos técnicos. Es importante darte cuenta cuando estás perdiendo el tiempo. Soy muy impaciente, además. Quiero que el disco suene bien, pero no quiero pasarme horas y horas con el equipo. Creo que en este disco fuimos muy eficientes».

Spirit Adrift es una banda netamente metal. ¿Crees que haces metal porque es el estilo a través del cual puedes expresar mejor lo que tienes dentro o simplemente te gustaba e intentaste adaptar tu manera de expresarte para encajar en ese estilo?
«Creo que es lo primero. Escuché Black Sabbath con 12 ó 13 años y sentí una conexión que nunca había sentido con nada antes. Sentí que no estaba solo. Y cuando vi su pinta, pensé ‘ésa es mi gente’…».

Perdona, ¿cuántos años tienes ahora?
«32».

O sea que descubriste a Black Sabbath en un momento en que ni estaban en activo.
«Sí, sí. Pero no tenía ni idea si era una banda nueva o vieja en ese momento. Afectó el resto de mi vida. Sabía que algún día quería probar eso. Sé que podría hacer buena música country, y algún día quiero hacerlo, pero me enamoré del metal antes que del country. Creo que son estilos similares. Hay mucho dolor, desamor, sentir que no encajas, rabia…».

«Si gracias a Sum 41 descubres a Iron Maiden o Judas Priest es cojonudo. No importa cómo descubres la música, sino descubrirla» NATE GARRETT

¿Crees que fue básico que empezaras por Black Sabbath para que acabaras haciendo buena música? Por ejemplo, un chaval que ahora descubra a Korn con 12 años, ¿crees que pueda sentir el mismo impacto y acabe formando una banda que mole?
«Korn es un mal ejemplo para mí porque no aguanto su música. Creo que son buenos, pero es una manía mía. No quiero que parezca que soy mejor que nadie por haber empezado con Black Sabbath, porque simplemente tuve suerte. Te voy a contar un secreto, hay mucho tíos que tocan en bandas de heavy metal que empezaron escuchando pop punk. Así que si gracias a Sum 41 descubres a Iron Maiden o Judas Priest es cojonudo. No importa cómo descubres la música, sino descubrirla».

¿Es importante para ti mantener viva la tradición del heavy metal? 
«La respuesta corta sería sí. Me fascina de dónde vienen las cosas, sean comportamientos sociales o estilos de música. Me gusta llegar a la esencia de las cosas y para eso necesitas estudiar historia. Creo que hay algo sagrado en una música que empezó en África y que cuando llegó a Irlanda se convirtió en bluegrass y country, y en Estados Unidos se convirtió en el blues gracias a los músicos negros del Sur, y de ahí saltó a Inglaterra y se convirtió en otra cosa, y más tarde salieron Black Sabbath y Judas Priest.. Hay una esencia sagrada en eso. Quiero formar parte de esa cadena. Pero la clave es respetar de dónde viene sin caer en la nostalgia, sino llevarlo al futuro».

Lo preguntaba porque para mí vuestra música van esa dirección, pero vuestra estética en las portadas o en los títulos parece muy fijada en los arquetipos del heavy metal clásico. 
«Creo que el heavy metal lleva el tiempo suficiente para ser considerado una tradición, tú has usado esa palabra. Mira, usaré otro género para ponerte un ejemplo. George Jones, el cantante country, tenía una programa de televisión a finales de los 90 y salían muchos artistas country corporativos con mucha pasta detrás, y él pasaba de ellos, seguramente porque estaba borracho, pero se notaba que no le gustaban porque querían hacer algo nuevo sin respetar la tradición. Y yo soy un poco igual con el heavy metal (risas). Me parece bien que haya grupos que experimenten, pero no me gusta que en la escena haya impostores. Hay que conservar cierta pureza».

Es que con esto de los estilos y la tradición y el paso del tiempo es muy curioso. Cuando en los años 60 los Rolling Stones hacían versiones de clásicos del blues, esas canciones igual tenían 30 años y parecía que fueran reliquias. Sin embargo, ahora han pasado 50 años desde el primer disco de Black Sabbath, pero lo seguimos viendo como algo vigente. 
«Ya, no sé por qué es. Mucha gente me pregunta qué bandas actuales escucho y yo les digo que sí, que escucho a High On Fire o Crowbar, pero en realidad esas bandas llevan 20 ó 30 años en activo. Creo que nací demasiado tarde (risas)«.

Una de las cosas que destaca en vuestras canciones son la atención a los arreglos. ¿Cuándo escribes un riff te imaginas también los arreglos al momento o es algo en lo que trabajas a posteriori?
«Es muy curioso porque en la entrevista que he hecho antes, yo he sacado ese tema (risas)».

Te juro que no estaba escuchando (risas).
«Ya, ya, es muy raro (risas). El caso es que yo empecé aprendiendo tocar el piano, así que con la mano izquierda tocas la línea de bajo y con la derecha, la melodía. Y con los pies, técnicamente estás tocando la percusión. Me considero un guitarrista, pero no me limito a eso. Cuando escucho un disco, a veces sólo me concentro en la batería, o sólo en el bajo. Lo escucho todo y lo aprecio todo por igual. Así que creo que mi mente trabaja en todos esos aspectos a la vez. Y además me obsesiono con mis bandas favoritas. Puedo ver un vídeo en directo de Lynyrd Skynyrd 100 veces para fijarme en cada miembro por separado y ver cómo encaja todo. Así que cuando escribo algo con la guitarra sí pienso casi en como si escribiera una sinfonía, y dónde irán todas las piezas. Escribí y grabé las maquetas de este disco en marzo y abril de 2019, pero no lo grabamos en el estudio hasta enero. Así que en todo ese tiempo se me iban ocurriendo ideas. Las fui mejorando hasta que entramos en el estudio. Marcus y yo teníamos muchas ideas para pequeños detalles».

Nunca os he visto en directo, pero entiendo que para ti las limitaciones del directo no es algo en lo que pienses cuando grabas.
«Así es. El proceso de grabar un disco es algo que me abruma. Toco todos los instrumentos, escribo los temas, así que estoy concentrado al 100%, pero en directo sólo me divierto tocando la guitarra y cantando. A veces es un reto, porque en el estudio toco y canto por separado, pero en el estudio nunca pienso en no grabar algo porque no podremos recrearlo en directo. Aunque este disco creo que es más parecido a cómo sonamos en vivo. En un disco puedes hacer lo que quieras, así que hazlo (risas). El directo es una experiencia distinta».

El estilo de vida de un músico en la carretera es muy duro, mucha gente se queda en el camino, y tú mismo pasaste por una época complicada. ¿Te costó tomar la decisión de querer llevar Spirit Adrift hasta el final con todas las consecuencias?
«Es una gran pregunta porque yo llevaba girando con otras bandas desde 2007. Y entonces en 2011 me mudé a Arizona decidido a dejar de girar y darle otro rumbo a mi carrera. Pero a finales de ese año volví a girar, y en 2015 lo dejé todo, dejé de beber y casi morí, pero empecé Spirit Adrift con la idea de ni girar ni nada. Sólo quería grabar unas cuantas canciones para tenerla. Así que cuando empecé a pensar en montar una banda y salir de gira, es una decisión que me costó. Pero sabía que tenía que hacerlo. Y ésta es la banda con la que he tenido más éxito. Y aún así, hasta el año pasado yo conducía, cargaba el equipo, hacía de tour manager, tocaba… ¡lo hacía todo! Sólo en la última gira europea que hicimos en septiembre del año pasado tuvimos a un conductor y a alguien para el merch, y aunque íbamos todos en una furgoneta pensaba ‘Esto está chupado’ (risas). Era tan fácil que pensaba, puedo hacer esto el resto de mi vida. Cuanto más éxito tenga la banda, mejores serán los conciertos».

O no, igual tienes que empezar a lidiar con otras cosas como la fama, los egos…
«Ya… El otro día, lo creas o no, vi la entrevista de Miley Cyrus con Joe Rogan y aun siendo quién es, explicaba que tiene que vigilar mucho lo que come, lo que lee, lo que pone en su cabeza para mantenerse sana. Y yo he hecho un poco lo mismo. Intento cuidarme mucho. Quiero que cuando podamos volver a la carretera poder darle a la gente lo que necesita. Después de esta mierda año, lo vamos a necesitar».

Eso seguro. ¿Hasta dónde llega tu ambición con la banda? ¿Te gustaría ser tan conocido como Miley Cyrus?
«(Risas) Eso lo veo difícil porque no hacemos pop. Pero igual pensarás que estoy loco, pero hace un tiempo me mudé con mi mujer a un sitio apartado de todo por si llegaba el día en el que era tan famoso que no podía salir a la calle. Así de ambicioso soy (risas)«.

JORDI MEYA