En apenas cinco años, Deryck Whibley pasó de tocar fondo a vivir el mejor momento de su carrera al frente de Sum 41. Habiendo superado los problemas con la bebida que casi acaban con su vida, el éxito de 13 Voices devolvió a los canadienses a lugar que nunca debieron perder. Con un nuevo trabajo que endurece aún más su sonido, todo parece apuntar que han vuelto para quedarse.
No vamos a negarlo. En los últimos tiempos hemos tenido muchos motivos para cogerles cariño a Sum 41. Ya se lo teníamos cuando pusieron la banda sonora de unos cuantos veranos a comienzos del nuevo milenio con aquel exitoso All Killer No Filler que apareció en plena oleada del pop punk a la vera de Green Day, Blink-182 y New Found Glory. A su manera, el combo de Ajax, Ontario, supo mantenerse y evolucionar su sonido en años posteriores, convirtiéndose en uno de los más queridos de su generación.
Pero su trayectoria tuvo un significativo punto de inflexión cuando, en 2014, su cantante, guitarrista y principal compositor, Deryck Whibley, fue hospitalizado debido a sus excesos con el alcohol. El abuso de la bebida casi estuvo a punto de acabar con él, como quedó reflejado en las durísimas imágenes que él mismo publicó desde la cama del hospital, donde se le veía extremadamente delgado. Por suerte, Whibley fue capaz de recuperarse y canalizar todo lo sucedido en 13 Voices. Un álbum que supuso un reset al completo para la banda. Su guitarrista original, Dave Baksh, regresó trayendo de vuelta consigo los riffs y solos deudores del heavy metal que tanto les habían caracterizado en el pasado, y junto a su nuevo sello, Hopeless Records, consiguieron volver a la cresta de la ola agotando los tickets en varias ciudades durante su gira europea, España incluida.
Hace justamente tres años tuvimos la oportunidad de entrevistar al grupo al completo en exclusiva en París para un artículo en el que Whibley hablaba sin tapujos y en profundidad de todo lo que había tenido que superar. Quizás por la confianza creada desde entonces, Sum 41 estuvieron dispuestos a concedernos un nuevo encuentro a su paso por la última edición del Download Festival en Madrid. Además de poder charlar un buen rato con Deryck acerca de Order In Decline, su octavo disco que estará a la calle en apenas unos días y que continúa la senda abierta por 13 Voices, todos los miembros (además de Whibley y Baksh, el bajista Jason McCaslin, el guitarrista Tom Thacker y el batería Frank Zummo) estuvieron disponibles para realizar una sesión de fotos en el backstage del festival. Ojalá nos lo pusieran así de fácil todos los días.
Con 13 Voices volvisteis a recibir muy buenas críticas después de un par de trabajos un tanto complicados como lo fueron Underclass Hero y Screaming Bloody Murder. Incluso llegasteis a tocar en recintos muy grandes para lo que acostumbráis cuando venís a Europa. ¿Os sorprendió la acogida tan positiva que tuvo el álbum?
DERYCK WHIBLEY “La verdad es que no tenía ningún tipo de expectativa en que fuese a salir bien. Nunca sabes lo que puede ocurrir. Simplemente trabajas tan duro como puedas para dar lo mejor de ti y confías en tener una buena respuesta. Lo cierto es que durante el curso de nuestra carrera siempre hemos sentido que estábamos en una línea ascendente, pero de manera gradual. Cada vez ha ido siendo más y más grande, pero no es como si hubiésemos tenido un gran boom en algún momento. Siempre hemos ido hacia arriba”.
Os pude ver varias veces durante el ciclo de aquel disco y según pasaban los meses, estabais en mejor forma. Recuerdo que en Madrid salisteis a tocar ‘Pain For Pleasure’ disfrazados de heavies en el último bis. Supongo que eso dice mucho del buen momento que estabais pasando.
“Desde luego. Lo de la parodia de ‘Pain For Pleasure’ es algo que hacemos algunas veces. Cuando nos apetece y estamos de humor, lo hacemos, y otras, no. De todas maneras, siempre nos llevamos nuestras pelucas por si acaso (risas)”.
Estáis a pocas semanas de publicar Order In Decline. Tras haberlo escuchado en un par de ocasiones, creo que es una continuación lógica de 13 Voices, pero aún más directa. ¿Era ésa la idea cuando empezasteis a grabarlo?
“En realidad no había nada preconcebido. No tenía ninguna idea más allá de coger la guitarra y empezar a escribir, fuese lo que lo fuese. Antes de seguir algún tipo de dirección, ésta debe surgir de manera natural. Simplemente ocurrió que acabó sonando de esta manera. Pero no es algo a lo que le diese muchas vueltas”.
Aun así he notado que la influencia del metal es muy notable a lo largo de todo el álbum en los riffs y solos de guitarra. Es algo que siempre ha estado en vuestro sonido, pero aquí parece que está todavía más presente.
“Como bien dices, siempre hemos mostrado esa parte de nuestra música, pero esta vez nos hemos apoyado en esa vertiente mucho más con este disco. Tampoco es que hayamos hecho un álbum de heavy metal. Es sólo que la mayoría de las canciones se acercan a ese estilo que ya habíamos mostrado en el pasado. En lugar de ser sólo una pequeña parte de lo que hacemos, esta vez ha acabado siendo mucho más grande”.
¿Sigues escuchando metal a día de hoy?
“Bueno, me refiero al mismo tipo de metal que siempre he escuchado. No me considero un gran metalhead, pero me encantan Metallica, Black Sabbath, Judas Priest, Iron Maiden, Pantera, Slayer… los clásicos, en definitiva. Pero no he profundizado más allá de eso”.
¿Y no hay ningún grupo actual que te haya impresionado últimamente? No sé, quizás Avenged Sevenfold, Ghost, Volbeat…
“La verdad es que no sé mucho sobre su música. Obviamente sé quiénes son Avenged Sevenfold y son unos chicos geniales. Musicalmente respeto mucho lo que han hecho, pero no conozco todas sus canciones. Les he visto en concierto y tienen un directo muy bueno. Pero en cuanto a otras bandas… Por ejemplo, no me sé ninguna canción de Ghost (risas). Y de Volbeat no he llegado a escuchar ni una sola nota. Quizás el último grupo que me haya hecho pensar ‘oh, estos tíos son buenos’ han sido Royal Blood”.
Volviendo al álbum, 13 Voices era una obra muy personal en la que narrabas todo lo que habías pasado durante el periodo de rehabilitación. En cambio, Order In Decline parece un trabajo que se centra más en todo lo que está ocurriendo en el mundo a nivel social y político. ¿Qué tipo de perspectiva querías darle a las letras?
“No es un disco político, aunque de algún modo lo es. Pero te diré que para mí todos los discos que hemos hecho son personales. No es que éste lo sea menos porque no hablo sobre mí. Trata sobre cómo me siento. No canto necesariamente sobre política o temas así. Éste no es un álbum como los de Rage Against The Machine intentando cambiar el mundo. Básicamente, es mi opinión. Por ejemplo, ‘45 (A Matter Of Time)’ es una canción sobre Donald Trump. Es un tipo que no me gusta y expreso mis sentimientos sobre ello. Pero no trato sobre asuntos específicos como puedan ser la sanidad, niños encarcelados o inmigración. ¿Sabes a lo que me refiero?”.
Sí. Es más cómo te hace sentir la política.
“Exacto. No estoy tratando asuntos políticos, pero hay rabia, frustración, confusión… Todo eso aparece en las letras”.
¿Dirías que cuanto más mayor te haces y mejor comprendes cómo funciona el mundo, más te cabreas? Es como ‘¿Por qué no arregláis este desastre? No es tan difícil’.
“Sí, estoy de acuerdo”.
¿Tienes esperanza en el futuro?
“Totalmente. Creo que todo va por rachas. La historia se repite continuamente a sí misma. Siempre ha habido altibajos”.
Pero aun así, según pasa el tiempo parece que las cosas están más jodidas.
“Claro, pero todo necesita su tiempo. Fíjate en los 70. Desde 1968 hasta principios de los 80, todo estaba jodido a nivel mundial. Y de eso hace ya mucho tiempo (risas). No sé cuánto llevará que las cosas mejoren, pero estoy convencido de que saldremos adelante”.
En cualquier caso, es curioso cómo, en tiempos de convulsión, muchos grupos que nunca habían tomado una posición política empiezan a hablar de este tipo de asuntos. Quiero pensar que es más por necesidad que por el mero hecho de subirse al carro de ciertos movimientos.
“No es algo que me preocupe demasiado, pero sí me sorprende que no haya más gente hablando sobre esto ahora mismo. Creo que hay mucho silencio, al menos por parte de los grupos de música. No he escuchado a nadie de ninguna banda hablar sobre lo que está ocurriendo políticamente en Estados Unidos. Ojalá hubiese más”.
Recuerdo que en 2016, en los meses previos a las elecciones, hablé con varios músicos americanos sobre Donald Trump y todos estaban convencidos de que ni siquiera sería elegido como representante del Partido Republicano. Es como si nadie lo hubiese visto venir. No sé si como canadiense tienes otro punto de vista.
“Bueno, yo crecí en Canadá y ahora vivo en Estados Unidos, pero también viajo por todo el mundo. No sé si eso me da una perspectiva diferente, pero al final, creo que todo se reduce a si te gusta o no. Y a mí no me gusta Donald Trump (risas)”.
¿Cómo te ves a día de hoy? ¿Te sientes como si fueses de allí o como un canadiense que vive en Estados Unidos?
“No, sigo sintiéndome canadiense”.
¿Y ha cambiado tu modo de ver las cosas desde que estás allí?
“No creo que haya variado mucho. Pero en cada estado es distinto. Yo vivo en California y es genial. Puedes ver lo que sale en las noticias, pero no es algo que nos afecte demasiado. Es muy distinto a si estuviese en Arizona, por ejemplo”.
Cambiando de asunto, has incluido una canción como ‘Never There’, que está dedicada a tu madre. Me parece muy significativa, ya que hay muchos músicos que vienen de familias rotas que siempre están renegando de la relación que tienen con sus padres. ¿Cómo surgió este tema?
“Es un poco extraño, porque esa canción cuenta varias historias. La cosa es que nunca llegué a conocer a mi padre. Y el tema principal habla de que no sabemos nada de él, pero los dos echamos en falta esa pieza perdida. Eso nunca fue algo que me preocupase, pero lo que realmente me hizo escribir este tema fue el hecho de que mi madre fuese tan genial y hayamos tenido una gran relación. Ella era una madre soltera que nunca tuvo que preocuparse por él. Lo curioso es que ambos, mi padre y yo, compartimos lo mismo a pesar de que nunca llegamos a conocernos”.
¿Sabes si está vivo al menos?
“No sé absolutamente nada. De alguna modo asumes que estará en algún lugar, pero no tengo ni idea”.
Lleváis ya más de veinte años con el grupo. Aún seguís siendo un grupo joven, pero llama la atención que vuestro público también lo sea. Es como si vuestra fanbase nunca envejeciese.
“Siempre vemos gente más mayor, pero tenemos muchos fans que son muy jóvenes”.
¿Y por qué crees que ocurre eso?
“No tengo ni la más remota idea (risas). Creo que tiene que ver con que, a esa edad, me refiero a ser un adolescente que está en el instituto, es cuando empiezas a descubrir este tipo de música. Y pienso que eso sucede en cada generación, o al menos es la impresión que tengo ahora mismo”.
Pero ahora el público más joven parece estar más interesado en la música urbana.
“Obviamente la mayoría es así. Pero es que vivimos en un mundo dominado por el pop y el hip hop. Pero eso no significa que todos sean así. Todavía queda gente a la que le gusta el rock. Es como una gran minoría”.
En cierto sentido, es como a comienzos de los 2000, cuando vosotros aparecisteis. En aquella época todo estaba dominado por el pop y las boy bands.
“Claro. Hacia finales de los 90 e inicios de los 2000 el pop también era algo muy popular. Era diferente entonces porque ambos estilos estaban a la par en cierta manera. Pero también la gente compraba discos. Ahora ya nadie compra música. Simplemente cogen lo primero que les llega. Hay discográficas que están poniendo mucho dinero en promocionar este tipo de pop basura que está tan de moda. Es como si te estuviesen forzando a escucharlo. Y no es necesario siquiera que lo compres, sino que lo aceptes”.
Supongo que a día de hoy es difícil medir el éxito de los músicos. ¿En qué te basas? ¿En streamings que pueden ser manipulados?
“Es complicado. A mí no me interesa eso. Yo sólo me fijo en quién tengo delante todas las noches cuando estoy tocando. ¿Eres capaz de hacer que esa gente compre una entrada para que vaya a verte? Porque actualmente la única manera de que el público pague dinero es para verte tocar en directo. Para mí ésa es la mejor manera de juzgar realmente si lo estás haciendo bien o mal”.
Entonces, en ese sentido, estáis en el mejor momento de vuestra carrera.
“Sí, ahora somos más grandes de lo que nunca lo hemos sido (risas)”.
Volviendo por un momento a la composición, no sé cómo era antes, pero tengo la sensación de que ahora eres el principal responsable de todo el proceso y que el resto del grupo está más de apoyo.
“No ha cambiado mucho desde que empezamos. Siempre lo hemos hecho del mismo modo”.
Pero eso te pone mucha presión, porque todo depende de ti.
“Así ha sido siempre (risas)”.
¿Y cómo lidiaste con ello al principio siendo tan joven y teniendo tanto éxito con vuestro primer álbum?
“Recuerdo que bebía un montón (risas). No sé, como te decía, el proceso siempre ha sido el mismo. Creo que cuando empezamos usaba el salir de fiesta y beber como una vía de escape. O al menos como una excusa. Al final del día, ir de juerga con tus colegas y emborracharte es divertido. No importa si hay trabajo por hacer o no. Una vez que corté por lo sano con todo eso, me di cuenta de que, en realidad, esa vía de escape no era importante para escribir canciones. Simplemente era algo para divertirme sin remordimientos. De algún modo, aunque cada vez haya más presión, me siento igual, porque siempre la he tenido en todos los discos que hemos grabado. Y aun así, creo que yo mismo he sido quien más me ha exigido. Nunca nadie me ha molestado con eso. Simplemente han confiado en mí para hacer lo que hago”.
¿Crees que ahora tienes un acercamiento más analítico respecto a la música cuando estás componiendo? Quizás porque tengas más experiencia…
“No necesariamente. Creo que donde más he notado la experiencia que he ido ganando con los años ha sido en aspectos técnicos en lo que se refiere a grabación. Pero en cuanto a lo que significa componer, estar en un grupo, toda la parte musical… es igual que al principio. Escribo y lo que sale es lo que hay, confiando en que sea bueno al menos (risas)”.
¿Cuándo empezaste a interesarte en ser productor?
“Creo que siempre he tenido esa inquietud, porque en realidad sólo hemos tenido un productor de verdad en uno de nuestros trabajos, que fue Jerry Finn en All Killer No Filler. Aprendí un montón de él. Los dos discos siguientes, Does This Look Infected? y Chuck, los grabamos entre nuestro exmánager (Greig Nori -ndr.) y yo mismo, aunque él era el único al que se le acreditó como productor (risas). Pero ya estaba interesado desde el principio. Cuando despedimos a nuestro mánager, fue cuando de verdad empecé a tomármelo en serio”.
¿Cómo era Jerry Finn? Todas las bandas que trabajaron con él siempre han dicho que era genial y, obviamente, todos los discos que hizo son fantásticos.
“Es que era así. Siempre me he preguntado cuál era su secreto. Creo que no me percaté de lo bueno que era hasta mucho después. Sabía que era un genio en su momento, pero no fue hasta después que aprecié la cantidad de cosas que sabía hacer. Era bueno consiguiendo sonidos y un tipo muy divertido. Si querías ir a cenar, él conocía el mejor restaurante de la ciudad. Si buscabas fiesta, él sabía dónde había que ir. Y luego en el estudio era capaz de sacar el mejor sonido de las guitarras. Sencillamente, era el mejor. Pero musicalmente, nunca intentó retarme a probar algo distinto a lo que ya hacía. Y me di cuenta de que eso era algo muy bueno. Uno de sus puntos fuertes era escoger grupos con los que sentía que tenían buenas canciones. Lo único que tenía que hacer era encargarse de tener buenas tomas, hacerlas sonar bien y conseguir que las bandas disfrutasen de lo que estaban haciendo”.
Cuando echo un vistazo a la vida que has tenido, y por supuesto es tu vida y has elegido cómo vivirla, pienso que la manera en la que los medios te han expuesto es como un cliché. Tienes éxito, problemas con la bebida y las drogas, una relación con alguien famoso (Deryck estuvo casado con Avril Lavigne entre 2006 y 2010 -ndr.), tocas fondo, pasas por una rehabilitación y, entonces, regresas por todo lo alto. Es casi como el guión de Bohemian Rhapsody (risas). Pero tú lo has vivido, lo has sufrido, e incluso lo has disfrutado. ¿Crees que hay mucha diferencia entre el Deryck de verdad y el que vemos en la prensa?
“La verdad es que no le presto mucha atención a la percepción que se tiene sobre mí. Supongo que si haces un repaso rápido, está claro que he pasado por todos esos estados que has mencionado. Pero en cuanto a lo que a mí respecta… Creo que mucha gente piensa que he tenido una vida única, cuando en realidad se sorprenderían de que nadie realmente la tiene (risas)”.
Para mí una de las cosas más interesantes sobre gente como tú es que han sido capaces de sobrevivir a todo eso. Al final, todo depende de ti. Cuando eres tan joven es muy complicado manejar el éxito, las relaciones…
“Cuando tienes problemas con la bebida y demás, empiezas a conocer a otras personas que han pasado por lo mismo. Te das cuenta de que hay gente famosa que está en la misma situación que muchísimas otras personas. Sólo lo oyes cuando le pasa a alguien que es popular, pero es algo que le ocurre a todo el mundo”.
GONZALO PUEBLA