Se dice que los últimos serán los primeros, pero en el caso de los discos más recientes de Talco ha sido justo al revés. Videogame, que publicaron el 30 de septiembre, se grabó antes que el acústico Locktown y el EP Insert Coin, aunque teniendo en cuenta que su disco más punk rockero se entiende que quisieran guardarlo para cuando pudieran volver a girar sin restricciones.
Y eso es justo lo que van a hacer cuando arranque 2023 con una extensa gira que los llevará a Bilbao (6 enero, Santana 27), Zaragoza (7 enero, Teatro de las Esquinas), Oviedo (3 febrero, Sala Estilo Oviedo), Santiago de Compostela (4 febrero, Sala Capitol), Pamplona (10 febrero, Sala Totem Aretoa), Valladolid (11 febrero, Sala Lava), Barcelona (3 marzo, Sala Apolo), Valencia (4 marzo, Sala Repvblicca), Madrid (10 marzo, Sala But) y Valladolid (11 marzo, Sala Lava). «Vamos a tocar a saco. Vamos a estar dos años girando. Hemos podido descansar, hacer el disco acústico, así que tenemos muchas ganas», nos dice su cantante y principal compositor Tomasso de Mattia, conocido como Dema.
En estos conciertos los italianos tendrán la oportunidad de presentar las canciones que forman parte de un disco medio conceptual en la que los videojuegos sirven como metáfora de la ansiedad, que de un modo u otro, nos afecta a todos. Pero pese a su contenido, la música llega impulsada por guitarras distorsionadas y el tono festivo que aporta la sección de vientos. Una dualidad que ya forma parte del ADN de Talco.
Por fin podemos hablar de Videogame, un disco que ha tenido un parto muy largo. ¿Estabas harto de tener el disco guardado tanto tiempo?
DEMA «En estos dos años igual lo he escuchado tres o cuatro veces. Pero la verdad es que me sigue gustando mucho, lo cual es raro. Normalmente cuando tenemos un tema grabado de hace tiempo, luego me salen dudas, pero en este caso me gustan todos todavía».
Supongo que la tentación de empezar a cambiar cosas es muy fuerte, pero si empiezas puedes entrar en una espiral peligrosa.
«Sí, el miedo que tenía era que en dos años quisiera cambiar muchas cosas. Porque un año después de Videogame grabamos Insert Coin que tiene más medios tiempos. Se nota que son de periodos diferentes. Uno es más punk fiesta y el otro más punk California, pero los dos forman parte de Talco. Videogame surgió de un periodo muy frenético, en el que sufrí mucha ansiedad, creo que se nota en el ritmo».
Yo lo veo con un disco con mucho gancho, que puede gustar a más gente que quizá tenía otra imagen de Talco.
«Al final Talco siempre seremos una banda que mezcla punk rock, folk, ska, metal, muchos géneros. Quizá en este disco el punk tiene más presencia. Cuando escribo nunca me pregunto a cuánta gente puede llegar, simplemente me sale. Después cuando ya está hecho, sí que igual me lo pregunto, pero nunca tienes una respuesta clara. Aunque siempre esperas que el público pueda crecer».
¿Conseguiste liberar la ansiedad que comentabas a través de la música?
«En parte sí. Fue arriesgado porque las letras son en primera persona. Locktown era un disco acústico más introspectivo, y aunque Videogame ha salido después se hizo antes y en él hablo de mí mismo. Fue difícil porque soy tímido. Pero me interesaba hablar del miedo. El miedo es algo que creamos con la mente, que no existe, pero es la base de todos los pensamientos negativos que tenemos, del racismo, de la intolerancia… Pensé que a partir de una situación personal podía hablar de los temas sociales que solemos tratar en Talco. Y la verdad es que a través de ese camino encontré la tranquilidad».
¿Quizá has alcanzado la madurez como persona que te permite conocerte mejor?
«Sí, también. Con Talco a veces puedes correr el riesgo de repetirte porque han pasado casi 20 años desde el principio, y hablar de las mismas cosas de la misma manera te puede llevar a estancarte. Yo creo que hablamos de lo mismo, pero quizá sí con una mirada más madura, con la mentalidad de ahora. Repetirte es la manera más fácil y segura de seguir gustando a la gente, pero tienes que ser honesto contigo mismo, y en esta ocasión me apetecía hablar de mí».
Se dice que la gente se vuelve más conservadora a medida que cumple años. ¿Tú has notado ese cambio en ti?
«No sé. Estoy abierto a estudiar nuevas ideas a nivel filosófico, pero mis ideas de base me parecen que son las mismas. Siempre he intentado evitar ideologías que son casi religiones. Tienes que cuestionarlo todo. Desde que tenía 20 años hasta ahora que tengo 20 más he intentado estudiar y profundizar en todas mis ideas. De joven tienes la rabia y el deseo, entendido como sueño. Yo tengo la suerte de haber realizado mi sueño con Talco, pero tengo más rabia que nunca (risas). Eso te lleva a otras maneras de comunicarte».
¿Es más fácil ver los defectos de la sociedad que los defectos propios?
«Sí, sin duda. He conocido personas de izquierdas muy egoístas. Dicen una cosa, pero actúan de otra. Vivimos en una sociedad del espectáculo, donde todo el mundo quiere ser protagonista. Después de la caída del muro de Berlín, todo se ha convertido en un corta/pega de Estados Unidos. Hemos importado el capitalismo como mentalidad, el individualismo… Todo va enfocado para que seas egoísta, y todavía más con las redes sociales».
Al mismo tiempo mucha de la música que nos gusta procede de Estados Unidos, y nos ha llegado a través de ese sistema supercapitalista…
«Estoy de acuerdo. Yo soy fan de todo el punk de California, del sello Epitaph, también del metal, aunque mi banda preferida es Iron Maiden que son ingleses. Es curioso porque las bandas americanas son siempre los números uno, aunque sean peores que bandas europeas. Somos esclavos de una cultura, y eso nos lleva a apreciar cosas que quizá valen menos que las de aquí. En la Península hay bandas buenísimas como Blowfuse o Adrenalized, que son mucho más válidas que bandas americanas de nueva generación con las que hemos tocado. Sin embargo, los americanos tiene una autopista regalada gracias a NoFx, Good Riddance, todas las bandas que nos encantan, que se lo pone mucho más fácil».
Igual que Videogame es más punk rock, ¿te ves haciendo un disco más metal?
«Me gustaría, claro. Pero hay que ir paso a paso. Quizá con otra banda. La influencia está ahí. Por ejemplo, el estribillo de ‘Radio Countdown’ de Insert Coin es casi como Rhapsody (risas). Es normal porque escucho metal desde que tengo 13 años».
¿Te fastidia tener que usar las redes sociales para promocionar vuestra música?
«Tenemos que hacerlo. Al final la red social no es el mal absoluto, sino que dependen del uso que hagas. Pero ahora es un caos total. La gente quiere polemizar sobre todo. A veces cuelgas un videoclip nuevos y tiene sus likes y tal. Pero luego pones algo sobre lo que mínimamente se pueda polemizar y tiene mucho más repercusión. La gente quiere ser protagonista en un lugar donde sabe que tendrá mucha repercusión. Pero para una banda independiente como la nuestra es imprescindible para poder hacer una buena promoción».
¿Cómo llevas el ser cada vez más conocidos?
«Aunque no lo parezca me cuesta expresarme sobre un escenario. A veces salto como un loco, pero soy tímido, me gusta la soledad. En un ambiente como el de la música es duro. Yo veo Talco como una suerte que he tenido en mi vida. Hemos trabajado mucho, pero el trabajo sin la suerte no te lleva a nada. Por eso siempre mantengo los pies en el suelo».
JORDI MEYA