Al igual que muchos de los ídolos que le han inspirado, Germán Picazo ha decidido cruzar el umbral de la puerta que comunica la distorsión del punk rock con las raíces del folk. Terrible Idea Co. nos descubre que dentro de la cabeza y el corazón del cantante de The Blackjaw también hay sitio para sonidos acústicos.
El fatídico mes de marzo de 2020 hizo añicos los buenos propósitos que The Blackjaw se habían propuesto cumplir durante el pasado curso. Al igual que tantísimas bandas, Germán Picazo (voz y guitarra), Eduardo Velasco (voz y guitarra), Carlos de Frutos «Kala» (bajo) y Guillermo Pedro-Viejo (batería) se encontraron con que la pandemia había frustrado el inicio del ciclo de presentación de Burn The Artisan, su excelente cuarto trabajo publicado a finales de 2019.
Aunque los madrileños continúan trabajando en la sombra a la espera de que pase el temporal COVID para regresar a la carretera, lo cierto es que no hemos tenido muchas noticias por su parte en los últimos meses. Sin embargo, Germán ha aprovechado este impass para dar forma a Terrible Idea Co., su primera aventura como artista en solitario.
Siguiendo las enseñanzas de músicos reconocidos por haberse “desenchufado” en algún momento de sus carreras, las canciones del EP de debut #1 apuestan por una base desnuda, enseñando una sensibilidad a la que Picazo no nos tenía tan acostumbrados hasta la fecha. Eso no quita que en sus letras continué reflexionando sobre el camino que estamos tomando tanto a nivel colectivo como individual dentro de una sociedad cada vez más perdida.
Justo unos días antes de pillar las vacaciones de verano y a pocas semanas de la publicación de sus primeros temas, Germán tuvo un momento para explicarnos en detalle los por menores de una idea que de terrible tiene poco. Todo lo contrario.
Antes de empezar a hablar de Terrible Idea Co., quería preguntarte sobre The Blackjaw. Entre finales de 2019 e inicios de 2020 estabais empezando a presentar Burn The Artisan, pero entonces llegó el maldito COVID. ¿En qué punto os encontrabais cuando estalló todo? No sé si teníais ya muchas fechas cerradas, pero evidentemente todo se fue al traste…
GERMÁN PICAZO «Llevábamos cuatro conciertos presentando Burn The Artisan cuando estalló todo. Cancelamos tres fechas que teníamos las siguientes semanas pensando que sería cosa de dos o tres meses, pero cuando vimos que iba para largo anulamos todo, incluida la gira europea que estábamos preparando para verano de 2020 y que nos hacía un montón de ilusión. Fue una faena, pero ahora viéndolo con perspectiva por lo menos pudimos hacer alguna fecha tocando el nuevo disco antes de que todo se fuera al carajo».
¿Tenéis esperanzas de retomar la gira en algún momento o ya estáis más con la cabeza puesta en lo pueda ser lo siguiente de The Blackjaw?
«Sí, la idea es intentar retomar donde lo dejamos. Burn The Artisan es un disco en el que pusimos muchísima ilusión y nos gustaría darle el recorrido que creemos que merece. Esperamos que cuando la situación se normalice un poco podamos hacer algunas fechas más por España y girar por Europa, que es lo que más nos apetece».
«Soy una persona politizada y me cuesta no abordar la mayoría de asuntos desde una perspectiva política y de clase»
GERMÁN PICAZO
Creo recordar que durante el confinamiento duro ya presentaste algún tema propio a través de streamings en directo. ¿Desde cuándo empezó a picarte el gusanillo de hacer algo por tu cuenta?
«Hice un concierto acústico desde casa porque Pablo de Skylines montó un festival online y nos preguntó a The Blackjaw si querríamos participar. En ese momento, obviamente, estábamos cada uno en diferentes lugares y a Edu le había pillado fuera de su casa de Madrid, por lo que tuve que hacerlo yo solo con la acústica. Toqué temas nuestros y metí un par de versiones de Against Me! y Phoebe Bridgers, pero nada mío porque en ese momento todavía Terrible Idea Co. seguía siendo eso: una idea. Fue un poco raro porque al final estaba tocando en mi salón para mi pareja y mi móvil. Pero me lo pasé súper bien, así que probablemente influyera».
¿Todas las canciones las tenías guardadas de hace tiempo o surgieron en casa durante el año pasado?
«Algunas eran retazos e ideas de cosas que tocaba de vez en cuando, pero la mayoría surgieron durante el confinamiento entre marzo y mayo. Aprovechando que estábamos encerrados y para no volverme muy loco, me propuse tocar la guitarra todos los días un par de horas. Es algo que nunca había hecho. Para mí tocar la guitarra era ir al local a ensayar y antes de una temporada de bolos o grabaciones practicar los temas en casa. Pero nunca me había puesto a improvisar o a practicar sin una meta en concreto. Al final, acabé dándole un fin componiendo canciones. Fue algo natural».
Musicalmente tiras por ese sendero acústico que tantísimos músicos que venían del punk rock han acabado transitando con naturalidad. Chuck Ragan, Dallas Green, Laura Jane Grace, Tony Sly, Chris Cresswell…Desde tu punta de vista, ¿dónde está esa conexión entre el punk rock y el folk para que tanta gente haya terminado uniendo ambos lenguajes?
«Ahora parece que cada persona que saca un single o un disco está inventando un nuevo estilo, cuando creo que todo está ya hecho y lo realmente innovador es el envoltorio y el timing con el que lo muestras. Eso sí, me parece una pasada ver tanta creatividad e inquietud en el mundo musical. Mi intención no era inventar la rueda. Este EP es, ni más ni menos, que los cinco primeros temas que me han salido de dentro. Estoy influenciado por muchas de las personas que nombras, pero en realidad al primer músico de punk que escuché dando el salto a la acústica fue a Tim Barry de Avail sobre 2006 o así. ‘Avoiding Catatonic Surrender’ es un tema que me vuelve loco. Creo que el punk rock y el folk están súper unidos y más en el caso del folk americano, ya que forma parte de su cultura popular, tiene éxito comercial y muchos de ellos lo han mamado desde pequeños».
A estas alturas ya casi parece un cliché que un músico de punk acabe haciendo un disco de folk. En tu caso es un poco más sorprendente porque en The Blackjaw metéis mucha caña. Vuestras canciones no parecen las típicas que primero se hayan escrito con una guitarra acústica y luego se hayan trasladado al local de ensayo con los amplis al 11. Sin embargo, en Burn The Artistan sí que empezasteis a incluir más medios tiempos que incluso con otra producción podrían haber formado parte de Terrible Idea Co. ¿Diríais que es una evolución natural para ti como músico?
«¡Totalmente! Aunque en realidad Edu y yo sí que solemos componer con acústicas para The Blackjaw. Luego en el local lo adaptamos y entre todos le damos forma con el volumen al 17. En los últimos dos discos ya había llevado temas como ‘No Man Is An Island’ o ‘Three On A Match’ que tienen un perfil más «tranquilo». Creo que hacer este proyecto es la manera perfecta de liberar una parte de mi creatividad que no tenía sentido desarrollar en The Blackjaw. De hecho, cuando le dije a Guille que iba a grabar este EP, me dijo: ‘de puta madre, así solo traes los temas cañeros’ (risas). Como dices, es una evolución natural para mí, aunque hay amigas y amigos que me han dicho que no se esperaban que hiciera exactamente este rollo. Creo que se imaginaban algo más puramente cantautor punkrocker».
Por cierto, ¿de dónde sale el nombre del proyecto?
«Fue un proceso. En primer lugar tenía claro que no me sentía cómodo poniendo mi nombre propio, así que necesitaba un pseudónimo. Luego recordé que mi madre siempre dice que soy un tío muy creativo con muchas ideas pero que ninguna da dinero. Así que básicamente lo que quiere decir mi madre, con mucho cariño, es que soy una fábrica de malas ideas (risas). Además, en esta época en la que parece que todos tenemos que saber cómo vendernos y ser una especie de producto, ¿por qué no ponerle nombre de empresa al proyecto?».
Has grabado el EP en Westline Studios junto a Juan Blas y Pablo Ponz. Un lugar que para ti ya es como estar en casa, imagino. ¿Cómo te sentiste al tener que llevar esta vez la batuta en todos los aspectos? Porque supongo que no es lo mismo grabar con una banda, donde cada uno tiene su parcela, a ser el máximo responsable de cada decisión que afecte al resultado final.
«Por un lado es genial. Tienes el control total y te evitas esa parte de discusión, el tira y afloja en la toma de decisiones… Pero por otro lado, genera inseguridad y la falta de camaradería te hace plantearte si estás tomando o no las decisiones correctas. Por eso, cuando ya tenía grabadas las demos en casa, decidí que necesitaba a alguien que me diera otra visión, un oído fresco que hubiera estado fuera del proceso compositivo y fuera capaz de darme otra perspectiva. Ahí es cuando llamé a Juan. Es colega y habíamos currado varias veces juntos, por lo que sabía que entendería perfectamente lo que quería hacer».
Te has encargado de registrar la mayoría de instrumentos que suenan en #1, incluida la batería. Puede que este sea un dato que no mucha gente conozca, pero tú empezaste tocando los parches antes de coger la guitarra y el micro. ¿Cómo fueron tus inicios con las baquetas y cómo ha sido reencontrarte con el instrumento?
«¡Eso es! Cuando mi grupo de amigos empezamos a tocar de chavalitos y nos juntábamos en locales de ensayo para pasar el rato, yo tocaba la batería. Por entonces, mi primera banda se llamaba No INRI y éramos terribles. Luego tuve otra banda con Kala y Edu que se llamaba Demise69. Hacíamos un rollo AFI en malo, pero ya empezamos a dar conciertos y a movernos un poco por la escena. Tuve alguna banda más pero al poco tiempo me centré en la guitarra. Ahora siempre que puedo me pongo a tocar la batería y lo disfruto un montón. Para la grabación del EP, entre Juan y yo hablamos que nos podríamos apañar con todos los instrumentos base. Como era un proyecto muy personal y con el COVID de por medio no quería liar a nadie, así que las baterías corrieron por mi cuenta con algo de magia en la edición por parte de Juan, claro (risas)«.
En cuanto a las letras, también noto un punto de unión con las de The Blackjaw. Sigues tratando asuntos de denuncia social como la censura en ‘The Public Eye’, la lucha obrera en ‘Slaves’ o ‘Made In Bangladesh’. ¿Qué es lo que te mueve por dentro a la hora de coger un bolígrafo y plasmar todo lo que pasa por tu cabeza en el papel?
«Efectivamente, hay un nexo de unión. Esta vez he intentado escribir con menos metáforas e intentar decir las cosas más claras. Soy una persona politizada y me cuesta no abordar la mayoría de asuntos desde una perspectiva política y de clase. Como te digo, las canciones no son políticas, pero el contexto de las letras sí lo es. Por ejemplo, ‘Slaves’ salió mientras hacía el tercer intento por terminar de leer Las Uvas De La Ira de Steinbeck. ‘Made In Blangladesh’ la escribí súper cabreado por mis incoherencias y por la deriva egoísta que ha tomado una parte de la sociedad. Por el contrario, ‘The Public Eye’ va sobre el fotógrafo Weegee. Para salirme del tema político o social necesito un personaje o una historia concreta en la que inspirarme».
Por contra, ‘Death By IPA’ parece de las canciones más personales que hayas escrito hasta ahora. Es una letra muy sencilla, pero se intuye que esconde mucho. ¿Puede que tenga que ver con las dudas que le ha generado a mucha gente la situación actual sobre hacia donde se están dirigiendo sus vidas?
«Has dado en el clavo, es el tema más personal del EP. Como le ocurrió a mucha gente durante el confinamiento, hubo procesos mentales jodidos. Tuve unas semanas en las que mi cabeza no estaba donde debía estar. Tanta perdida alrededor es algo que me hizo reflexionar mucho sobre la muerte y el paso del tiempo. Es un tema bastante recurrente en las letras. Lo cierto es que sé que soy un auténtico privilegiado porque, en un momento en el que el mundo se estaba yendo a la mierda y millones de personas morían, yo podía permitirme el lujo de componer en el confort de mi casa».
Ahora que ya has lanzado estas primeras canciones, ¿qué recorrido le ves a Terrible Idea Co.? ¿Tienes pensado dar algún concierto en solitario o con banda de acompañamiento? ¿Te ves grabando más temas de cuando en cuando?
«Acabo de empezar. Tengo ganas de que la gente escuche el EP y de ver cómo evoluciona el proyecto. Me apetece un montón tocar en directo en formato acústico. Es el pilar fundamental de todo esto. Simultáneamente estoy hablando con gente para formar una banda y poder tocar los temas con todos sus elementos, dar conciertos con otras texturas y poder ir dándole forma al puñado de composiciones que tengo en marcha. Me gusta mucho poder tocar una misma canción de diferentes maneras. Ya veremos a donde nos lleva esta empresa».
GONZALO PUEBLA