El pasado 11 de diciembre, The Baboon Show nos presentaban un delicioso EP de cuatro temas, I Never Say Goodnight. Apuntalando su vertiente más melódica, los suecos nos proporcionan un pequeño anticipo de hacia dónde podría ir su próximo disco.
Acostumbrado a verla correr arriba y abajo (literalmente) de un escenario, pegando gritos y sudando, se hace extraño ver a Cecilia Boström sentada tranquilamente en su casa durante la media hora que compartimos de charla hace unas semanas. Pero como casi todos, la cantante de The Baboon Show ha tenido que adaptarse a otro ritmo de vida.
De hecho, nos confiesa que durante seis meses los cuatro miembros de la banda -que completan Håkan Sörle (guitarra), Niclas Svensson (batería) y Frida Ståhl (bajo)- no han coincidido en un mismo espacio. Por suerte, antes de que empezara la pesadilla, el grupo ya había empezado a trabajar en nuevo material y gracias a eso han podido compartir con sus fans los cuatro temas que componen I Never Say Goodnight (HFMN). De todo ello, hablamos con una mujer que los tiene bien puestos.
Según tengo entendido este EP ha sido una especie de accidente. En realidad el plan para 2020 era haber publicado la continuación de Radio Rebelde.
CECILIA BOSTRÖM «Sí. Hace más de un año empezamos a grabar un nuevo disco, e incluso filmamos un vídeo, pero cuando empezó el confinamiento y se empezaron a cancelar todas las giras y los festivales, pensamos que era absurdo sacarlo si no podíamos presentarlo en directo. Puedes hacerlo, pero para nosotros no tenía mucho sentido. De todos modos, queríamos ofrecer algo de música a nuestros fans, y por eso hicimos este EP. Esperamos que el disco nuevo pueda salir a principios de 2022, pero ya veremos. Ojalá con la llegada de la vacuna, en verano podamos dar al menos algún concierto».
¿La idea es publicarlo tal y como lo tenéis o quizá aprovechéis para meter alguna canción más reciente?
«En un año pueden pasar muchas cosas, y además todavía tenemos que acabar de grabarlo. Lo único que teníamos terminado son los cuatro temas del EP. Como no hay prisa, iremos viendo cómo evoluciona. Ten en cuenta que al no poder girar, hemos tenido que buscarnos otros trabajos, así que nuestra disponibilidad para ir al estudio tampoco es total. Siempre habíamos tenido otros trabajos en paralelo al grupo, pero ahora se han convertido en algo esencial».
Aunque en vuestros discos hay canciones de distintos palos, las del EP son muy melódicas, menos rápidas, menos punk rock. ¿Es una pista de hacia evolucionará la banda?
«Creo que sí. Creo que en cada disco hemos ido bajando la velocidad, pero subiendo la agresividad. En Radio Rebelde ya era un poco así. Queremos probar cosas nuevas. Nos gusta meter ritmos disco o hip hop que no suelen permitirse en el punk rock. Seguimos siendo fieles a nuestras raíces, pero también queremos ir cambiando poco a poco. No es cuestión de cambiar por cambiar, pero el objetivo es hacer canciones lo más pegadizas posibles. Cuando bajas la velocidad, especialmente con mi voz, creo que es más fácil transmitir un sentimiento. También tiene que ver con que antes hacíamos conciertos de 40 minutos y ahora son de 90 (risas), así que necesitas diferentes tempos e intensidades para que no se haga monótono. Y poder coger aire (risas)«.
El último año ha sido duro para todo el mundo, pero entiendo que para vosotros especialmente. 2020 pintaba que iba a ser un gran año para The Baboon Show…
«Ha sido una mierda para todos. Toda la sociedad, todo el mundo ha sufrido. Es agotador… Si en 2019 alguien me hubiera dicho que todo el planeta iba a pararse no me lo hubiera creído. Es una época muy extraña, pero también creo que la gente se ha vuelto un poco menos individualista. Al menos en Suecia, la gente se ha vuelto más respetuosa y piensa más en los demás. Eso ha estado bien. También ha ayudado a ver la importancia de las guarderías, las escuelas, los hospitales… Pero naturalmente para los músicos ha sido una mierda».
¿Te has sentido creativa durante el confinamiento? He hablado con músicos que dicen que sí y otros que para nada.
«En un principio pensábamos que íbamos a aprovechar este parón para hacer muchas cosas, pero la realidad es que no nos hemos sentido con la misma energía de antes. Entramos en una zona gris. No diría que estamos deprimidos, pero la falta de contacto personal hace que no te sientas muy creativo. Desde antes de el verano hasta diciembre no nos habíamos visto, lo cual es rarísimo. Hablamos cada día por teléfono, pero no es lo mismo».
En mayo de 2019 fuiste madre, y te llevaste al bebé de gira. ¿Cómo fue la experiencia?
«¡Sí! Con sólo tres semanas ya hizo su primera gira (risas). Estuvo tres semanas con nosotros. Es nuestro estilo de vida, así que tiene que acostumbrarse (risas). Pero creo que fue muy positivo tanto para mí como para la crew. Tener cerca a un bebé siempre pone de buen humor a todo el mundo. Ahora estoy disfrutando de ser una madre normal, en casa».
Siempre se habla de la importancia conciliación familiar, pero en tu caso todavía es más complicado.
«Creo que siempre hay una solución. Demostré que se puede hacer, y también que no soy una peor madre por no renunciar a lo que me gusta hacer. Creo que es lo contrario. Si dejas de hacer lo que amas por tener un hijo, seguramente a la larga te convertirás en peor madre. Los niños no son tan frágiles o complicados. Mientras te ocupes de ellos y les prestes atención, están bien».
¿Crees que se tiende a sobreprotegerlos?
«En parte sí. Un niño necesita caerse, para ver que se hace daño. Si tienes todo el suelo cubierto de colchones, nunca lo descubrirá. Se juega mucho con el miedo de los padres, las alarmas… A la larga, tenerlos en una burbuja es malo para ellos. Pero no soy una inconsciente. Si tocábamos en una sala, el bebé estaba en un lugar donde estaba prohibido fumar, no podían entrar desconocidos… Y si por lo que fuera no era posible, se quedaba en el hotel con una amiga mía. Nunca arriesgaría la salud de mi hijo».
Las cuerdas vocales son como cualquier músculo, y hay que mantenerlo en forma. ¿Andas pegando gritos en casa ahora que no puedes salir de gira?
«(Risas) La verdad es que soy una persona que suele hablar alto todo el tiempo. Supongo que con eso es suficiente. Pero no hago ningún tipo de ejercicio vocal, me sale de manera natural. Soy una natural born screamer (risas)».
JORDI MEYA