Pocas bandas siguen teniendo una carrera tan inmaculada como la de Thrice. Y el bajista Eddie Breckenridge parece saber por qué ellos han acertado, donde tantos han fallado…

Escuchando Horizons / East, el decimoprimer álbum que Thrice publicaron hace tres semanas cuesta creer que se trate de la misma banda que en 2000 publicó con Identity Crisis. De aquella inclinación más metalera y gritona de sus inicios no queda ni rastro, pero desde luego todo lo que hayan perdido en visceralidad lo han compensado con creces añadiendo profundidad a su música.

Dustin Kensrue (voz, guitarra), Teppei Teranishi (guitarra), y los hermanos Eddie y Riley Breckenridge, bajista y batería respectivamente, supieron desde muy pronto que para sobrevivir al éxito de su tercer disco, The Artist In The Ambulance, en plena fiebre del emo de principios de los 2000, tenían que olvidarse de intentar repetirlo y seguir su propio instinto. De ahí surgió el ambicioso y sorprendente Vheissu, con el que se desmarcaron de todos sus compañeros de escena.

Desde entonces han pasado más de 15 años, y a excepción de un breve descanso entre 2012 y 2015, la banda nunca ha dejado de seguir desafiando a sus seguidores y a ellos mismos sin dar un paso en falso. De todo ello hablamos con Eddie Breckenridge hace dos semanas.

Esta misma tarde he estado entrevistando a Tom DeLonge…
EDDIE BRECKENRIDGE «Oh, qué casualidad».

Me ha dicho que te diga que la próxima vez que te vea te dará un beso en la boca.
«(Risas) ¡Espero que antes me enseñe el carnet de vacunación!».

(Risas) Cuéntame cómo fue tu paso por Angels & Airwaves. Creo que sólo estuviste una semana en la banda, pese a que se te anunció como nuevo miembro.
«Sí, en esa época estaban buscando un bajista y Thrice estábamos en hiato. Yo estaba tocando en los conciertos de reunión de Knapsack, una banda emo de los 90, y un amigo en común me llamó para decirme si estaría interesado en tocar con Angels & Airwaves. Y la verdad yo me moría de ganas por seguir tocando, así que empecé a quedar con ellos para conocernos mejor. Me empecé a aprender sus canciones para una gira que tenían programada, pero se acabó cancelando porque querían que Tom volviese a Blink. Al final lo único que hice fue salir en un videoclip (risas). Creo que fue un periodo muy confuso para él. Me dijeron que igual haríamos algo en el futuro, pero luego Thrice se reactivó, y para mí Thrice era la prioridad».

¿Te pagaron algo?
«No (risas). Me pagaron con cafés y la posibilidad de conocer a gente nueva».

¿Habíais tocado Thrice alguna vez con Blink?
«Creo que coincidimos en algunos festivales, pero eso es todo. Pero yo les había visto un montón de veces de joven».

Bueno, vayamos al presente. Diría que de los tres discos desde vuestra vuelta Horizons / East es el más experimental en cuanto a sonidos. ¿Necesitabais agitar un poco las cosas después de dos discos más rockeros?
«No necesariamente. Creo que salió así por la manera en la que lo compusimos y grabamos. Y de todos modos, creo que en el disco anterior ya había cosas más experimentales, pero quedaron diluidas. Posiblemente el hecho de haberlo grabado nosotros mismos y que lo mezclara Scott Evans, un buen amigo que nos entiende muy bien, hizo que Horizons/East sea un mejor reflejo de la identidad Thrice y no de la idea que se tiene de Thrice ¿sabes? A veces cuando trabajas con un productor o un mixer externo, tiene su propia idea de cómo imaginan que deben sonar Thrice. Creo que en este disco hemos conseguido que las canciones se parezcan más a las maquetas originales, pero con un mejor sonido, y eso me gusta».

Por lo que sé, sois una banda que soléis trabajar en los temas por separado. ¿Crees que este método os hizo adaptaros mejor a tener que grabar un disco durante la pandemia?
«Supongo que sí. Pero los dos discos anteriores no los hicimos así por voluntad propia, sino porque vivíamos en ciudades, incluso estados distintos. Personalmente lo odio (risas). Hay cosas que me gustan porque puedes trabajar en tus partes cuando más inspirado te sientes, y puedes fijarte en los detalles sin hacer perder el tiempo a los demás. Pero cuando grabas todos juntos también ocurren ‘felices accidentes’ que acaban dándole un valor extra al material. Cosas que no puedes planear, ni pueden ocurrir si  estás solo en tu casa. De todos modos, en verano de 2020, cuando los números de contagios estaban bastante bajos en California, pudimos reunirnos y hacer algunas jams, y creo que de ahí salieron algunos de los mejores momentos del disco. Por mí, intentaría hacerlo siempre así».

Se nota…
«(Risas) También pasa que soy el único que no tiene hijos, así que tengo más libertad para quedar cuando sea. Ahora cuesta bastante más que antes. Cuando nos reunimos es en plan, ‘Tengo cuatro horas antes de ir a buscar los niños al cole’ (risas). Pero creo que también eso nos ha ayudado a ser más productivos que antes».

¿Combinar familia y la banda ha supuesto un gran reto para vosotros?
«Sí. Pero curiosamente nunca nos faltan ideas. Todos podemos tocar la guitarra y programar baterías, así que siempre estamos creando música. Cada canción se convierte en una nueva experiencia creativa porque cada uno puede aportar ideas sobre las de los demás. Y por otra parte cuando ahora logramos reunirnos y tocar los cuatro es más emocionantes, porque es como una vía de escape del estrés de la vida en familia. Todavía nos gusta mucho tocar juntos después de más de 20 años, lo cual es una locura».

Además sois de las excepciones en la que seguís los cuatro miembros originales. Supongo que dice mucho no sólo de vuestro entendimiento musical, sino de vuestra amistad.
«Creo que todos queremos cosas distintas de la música, pero todos estamos de acuerdo en querer buscar cosas nuevas. No somos los únicos, pero en muchos grupos alguien quiere hacer algo distinto al sonido del grupo, y la única manera es hacerlo fuera del grupo. En nuestro caso trabajamos en cada tema intentando huir de la solución más fácil u obvia».

«Creo que el secreto para tener una carrera larga es no convertirte en el grupo que la gente espera» EDDIE BRECKENRIDGE

¿Te sientes particularmente orgulloso de lo que has aportado al nuevo disco?
«Creo que lo que más me satisface es que me gustan todas las canciones del disco. Tengo ganas de tocarlas todas, y eso no siempre ocurre. En cada disco hay un par de temas que me parecen un poco meeh… pero en este me identifico con todas».

¿Cómo de importantes son las letras para que te guste una canción de Thrice?
«Es curioso porque en el pasado, me daban igual las letras. Mientras me gustara la melodía, me daba igual si no compartía lo que se decían en ellas. Y normalmente me pasa con todos los grupos en general; me fijo más en la música. Hay discos que me encantan y no sabría cantarte ni una letra. Pero en nuestros últimos discos he prestado más atención a lo que canta Dustin, y también él se ha esforzado más en explicarnos de qué tratan. Y eso me gusta. Así que ahora me identifico con las letras más que antes. Pero lo más importante es que Dustin pueda expresarse».

¿Te sorprende lo buen cantante que es ahora?
«Siempre ha cantado bien, pero ahora está a otro nivel. Ha ganado mucha confianza. Creo que poder trabajar con Teppei como ingeniero en The Alchemy Index y Beggars, le ayudó mucho. Se sintió con la libertad de probar cosas nuevas».

¿Cómo sonaría un disco de Thrice si los demás te dijeran: ‘Ed, toma el mando, haz lo que quieras y nosotros te haremos caso’?
«Posiblemente sería muy aburrido (risas). No creo que molara tanto. Por ejemplo, en el disco hay un tema que se llama ‘Still Life’, en la que hice y la intro y la estrofa con guitarra y bajo, y se mandé la maqueta a los demás. Y Teppei metió otra parte que molaba mucho, y Dustin los escuchó y dijo ‘Esas dos partes deberían ir juntas’. Y eso es algo que a mí nunca se me habría ocurrido. Así que esa canción que empezó no existiría como es, de no ser por los demás».

Creo que una de las cosas que ha hecho que vuestros fans conecten tanto con vosotros es que que vuestra prioridad es hacer buena música. En otras bandas de vuestra época se notaba que se preocupaban más por la imagen o por tener éxito. ¿Tuvisteis en algún momento la tentación de hacer algo más comercial viendo lo bien que les iba a los demás?
«Creo que en nuestros inicios aprendimos muchas lecciones valiosas girando con otros grupos, antes de que nos fichara una multi. Creo que el secreto para tener una carrera larga es no convertirte en el grupo que la gente espera. ¡Y no es fácil! Porque desarrollas un sonido propio a base de combinar las influencias de personas distintas, y si ese sonido gusta, cuesta mucho no seguir haciendo lo mismo. Cuando nosotros empezamos nos gustaba el punk y el hardcore, pero también Iron Maiden. Así que decidimos unir esas tres cosas. Pero no queríamos ser vistos como una banda punk tocando temas de Iron Maiden con influencia hardcore, sino como una banda que era capaz de tomar elementos distintos y hacer algo nuevo. Cada disco que hemos hecho han sido un paso adelante. Creo que el salto más grande fue cuando hicimos Vheissu en 2005, porque The Artist In The Ambulance había funcionado muy bien, mucho mejor de lo que esperábamos, pero en ese disco todavía no teníamos la confianza para hacer realmente todo lo que queríamos, como meter sintetizadores o ritmos raros. En cambio en Vheissu fuimos hasta el fondo, y comercialmente no funcionó, pero creo que es una de las mejores decisiones que nunca hemos tomado. Fue como romper con la idea que se tenía de Thrice en 2003. Para nosotros fue todo un triunfo».

Creo que por ese motivo no hay muchas bandas que suenen a Thrice, pero sí que habéis inspirado en espíritu.
«Creo que es lo mismo que nos ocurre a nosotros. De hecho, a veces, me pregunto si no estaremos haciendo algo mal o siendo poco arriesgados, porque muchos grupos que admiramos, y odio decir esto, no tienen tanta gente en sus conciertos como nosotros».

Quizá es porque fuisteis de las últimas bandas en formar parte de un movimiento que, os sintierais parte o no de él, os ayudó a llegar a más público. ¿Cómo ves ahora toda esa época?
«Tuvimos la suerte, o no, de empezar a girar y sacar discos cuando todavía existían las escenas. Y hacer algo inesperado era una parte esencial para crear tu identidad como grupo. Creo que ahora no hay ningún tipo de vergüenza en hacer lo que hace todo el mundo. No quiero sonar como un viejo, pero antes si te gustaban Poison The Well, no podías sonar como una copia de Poison The Well o te ponían a parir. No sé muy bien lo que quiero decir, pero sé que antes era distinto. Supongo que formar una banda ahora con 18 años es una experiencia totalmente distinta a la que tuvimos nosotros».

¿Estáis ya trabajando en Horizons / West? ¿Qué relación tendrá con este disco más allá del título?
«Normalmente trabajamos antes en la música que en las letras, así que Dustin seleccionó las que más encajaban con los conceptos de los que quería hablar. El caso es que grabamos un montón de temas que no entraron en el disco, y en lugar de sacarlos como caras B, pensamos que molaría hacer una segunda parte del álbum. Pero estamos trabajando y haciendo retoques  para que estén conectadas conceptualmente con las de East. Nos cuesta mucho tirar temas a la basura (risas)«.

JORDI MEYA