Nick 13, el líder de Tiger Army, es un hombre atrapado entre el respeto por la música del pasado y el deseo de no quedarse estancado. Con Retrofuture, el sexto álbum del trío californiano, intentan resolver el entuerto una vez más.
Después de unos cuantos años de letargo, Tiger Army volvieron a rugir con la aparición de su quinto álbum en 2016. Si bien la repercusión de V no fue la esperada, eso no desanimó a Nick 13 y sus compañeros Djordje Stijepovic (contrabajo) y Mike Fasano (batería) a la hora de volver a intentarlo con Retrofuture (Rise), un disco que supera al anterior y que reafirma que seguir clasificando a Tiger Army simplemente como una banda de psychobilly es no hacerles justicia. En sus canciones encontramos una fuerte influencia del rock’n’roll de los 50 y punk rock, pero también del surf, el lounge, el pop o el post punk de los 80. Un enfoque nada purista que les ha permitido construir una carrera que ya supera las dos décadas. Una pena que en todo este tiempo todavía no hayan visitado nuestro país, aunque después de charlar con Nick 13 queda claro que ganas no le faltan.
Tengo entendido que practicas la meditación trascendental. Muchos artistas dicen que les ayuda en el proceso creativo. ¿Es tu caso?
NICK 13 “Por desgracia no la practico tanto como antes. Es como todo. Como hacer ejercicio; aunque sepas que es beneficioso, te acabas poniendo excusas para no hacerlo. Pero desde luego, cuando empecé a practicarla hace once años, sí me ayudó a nivel creativo”.
¿Y por qué has parado? ¿Sólo por pereza?
“Bueno, ya sabes, estás ocupado en otras cosas, y lo vas dejando. Tengo la idea de volver a hacerlo, pero tengo que encontrar el momento. Supongo que estoy en esa fase de la gente que está apuntada a un gimnasio, pero no va (risas)”.
¿Qué hay de retro y qué hay de futurista en Retrofuture?
“La parte retro vendría por el equipo vintage que hemos usado, por los instrumentos, por el tipo de grabación y, naturalmente, nuestras influencias que vienen del rock’n’roll clásico. Pero nuestra intención no era hacer una simple fotocopia de lo hecho en el pasado, sino imaginar cómo sonaría una banda de ese tipo en el futuro, también usando lo que la tecnología nos permite hacer. Ése es el juego que me propuse en este disco”.
Pero en realidad es un poco lo que lleváis haciendo toda vuestra carrera, ¿no?
“Sí, supongo que sí. Nunca he querido seguir una tendencia, sino crearla”.
Como en trabajos anteriores, Retrofuture tiene 13 canciones, se abre con un tema instrumental, hay un tema en español como ‘Mi Amor La Luna’… Es como si todos tuvieran una misma estructura.
“Me gusta que los discos sean como un viaje, que fluyan y tengan una narrativa. Supongo que mantener esa estructura me facilita saber qué piezas necesito para conseguirlo. No es una norma que me autoimponga, sino más bien una elección que me sirve de guía”.
¿Cuánto dominas el español? ¿Sabes hablarlo o sólo te aprendes lo que cantas y ya está?
“Sé muchas palabras, pero nunca diría que sé hablarlo (risas). En Los Ángeles obviamente hay mucha gente que lo habla y si estoy cerca de gente que lo habla, empiezo a entenderlo. Cuando hicimos la gira por Sudamérica acabé entendiendo casi todo lo que decían. Me arrepiento de no haberlo estudiado más en la escuela, pero tuve un profesor muy bueno el primer año y con él aprendí la pronunciación. Pero cuando grabo una canción en español, siempre tengo a un amigo que lo domina para que me corrija si es necesario”.
Tendríais que venir a tocar aquí para practicar.
“Sí, es una pena que nunca hayamos tocado en España, siempre hemos querido hacerlo. Por desgracia, nuestra próxima gira europea en noviembre sólo pasa por Reino Unido, Alemania y Austria. Espero que podamos ir algún día”.
Aunque siempre se os ha metido en el saco de psychobilly, en realidad ya hace años que habéis tomado otro camino. ¿Te molestan ese tipo de etiquetas?
“Bueno, no lo comparto, pero lo entiendo. Supongo que con una mirada superficial. Nuestra estética y algunos de nuestros temas pueden llevar a esa conclusión, pero quien nos sigue más de cerca sabe que no estamos cerrados a un solo sonido”.
A partir de 2008 la actividad de la banda bajó muchísimo y sacaste tu álbum en solitario de orientación más country. De hecho, no publicasteis un nuevo disco hasta 2016. ¿Te planteaste romper el grupo y dedicarte sólo a tu carrera?
“No, siempre supe que el grupo seguiría. Con el cuarto álbum hicimos una gira muy larga, de casi dos años. Luego me puse a trabajar en mi disco que salió en 2011, pero cada año al menos dábamos un par de conciertos con Tiger Army, excepto en 2014. Creo que esos años me ayudaron a encontrar una nueva perspectiva. Disfruté mucho tocando solo y sumergiéndome en una nueva escena musical. Pero a partir de 2014 empecé de nuevo a componer para Tiger Army, lo que pasa es no soy muy rápido haciéndolo, me lleva al menos un año. En 2015 estuvimos grabando y V salió al año siguiente. Aunque pudiera parecer lo contrario, la banda siempre estaba ahí”.
¿Te sentiste cómodo en la escena country?
“Sí, fue refrescante meterme en una experiencia musical diferente después de haber hecho cuatro discos con Tiger Army y girando tanto. Pasé mucho tiempo en Nashville. Creo que viví los últimos coletazos del viejo Nashville, ahora ha cambiado mucho. Vi muchos conciertos en el Ole Grand Opry. Aunque por desgracia muchos de los artistas veteranos han fallecido en los últimos diez años, pude ver algunas leyendas de los 50 y los 60 que grabaron mis discos de country favoritos. Aprendí mucho viendo tocar a esos músicos y muchas tradiciones del country que no forman parte del mundo del rock o del punk que nunca había experimentado. Y también hay cosas del rock’n’roll de los 50 que sólo se han preservado dentro del country. Así que fue muy interesante. Creo que me hizo crecer como músico, como compositor, como cantante, y eso me ha ayudado a encontrar nuevas vías de inspiración para Tiger Army”.
Supongo que es una generalización, pero la idea extendida es que una gran parte del público country en Estados Unidos es muy conservador. ¿Te supuso algún problema viniendo del punk rock?
“Supongo que es verdad hasta cierto punto, pero te aseguro que hay mucha gente del punk rock a la que le ha acabado gustando el country. Creo que el punk y el country de los 50 y los 60 tienen en común que son crudos, increíblemente sinceros, son auténticos… y esas cualidades pueden resultar atractivas a cualquiera”.
“Prefiero estar en el underground, haciendo lo que quiero como quiero. Para mí eso es muy importante” NICK 13
Centrándonos en el punk, uno de los grupos que os han influenciado son los Misfits. ¿Algún día pensaste que los verías llenando estadios o sitios como el Madison Square Garden como están haciendo ahora?
“Sí y no. No quiero decir que preveía que llenarían el Madison Square Garden, pero creo que el grupo sentía cierta amargura por no haber tenido antes el reconocimiento que creen que merecían a finales de los 70. Pasaron cinco años antes de que consiguieran su primer contrato, por ejemplo. Puedo entender que sintieran eso. Pero a la vez creo que eran unos adelantados a su tiempo. Pasó lo mismo con los Ramones y otras bandas que ahora son consideradas legendarias. Los Ramones deberían haber sido la banda más grande del planeta, pero fueron prácticamente un grupo underground durante toda su existencia. Lo que he observado con los Misfits es que cada año tenían más fans. Durante los 80, los 90, los 2000 nunca dejaron de ganar fans, porque cuando la gente descubría sus grabaciones y esas canciones tan buenas, se rendía a ellos. Así que aunque no podía imaginar lo que está ocurriendo, no puedo decir que sea una sorpresa”.
Además de la música, también enseñaron la importancia de tener un buen logo. No sé si es algo que tuviste en cuenta para el de Tiger Army.
“Sí, es divertido porque cuando empezamos Tiger Army tener un logo no era algo demasiado importante. A mí me inspiraron mucho los logos clásicos de Black Flag, de Dead Kennedys. Me gustaba la idea de tener un elemento visual que representara la música y las letras, algo que pudieras grafitear en una pared o tatuarte. Para mí era importante. Ahora es algo muy popular y todos los grupos tienen su logo, aunque la mayoría son muy genéricos”.
Un grupo con el que siempre habéis tenido mucha afinidad es AFI. Aunque sonáis diferentes, tenéis perspectivas parecidas. ¿Os inspiráis mutuamente?
“Bueno, crecimos en la misma ciudad, una ciudad muy pequeña. No había espacio para que hubiera escenas distintas. En una ciudad grande puede haber una escena punk, una escena gótica, una escena rockabilly, una straight edge… En la nuestra quizá éramos 15 personas a las que nos interesaba la música underground, así que nos juntábamos todos, aunque tuviéramos gustos distintos. Y también creo que todos escuchábamos un espectro amplio de música. Escuchábamos post punk, dark wave, The Cure, Joy Division, Bauhaus, punk, hardcore… Yo escuchaba a los Beatles, The Ventures… Creo que todo eso nos animó a ser eclécticos. A nadie le gustaba la música que hacíamos en nuestra ciudad, así que la idea de tener éxito estaba totalmente descartada. Lo hacíamos porque nos gustaba y punto. Montábamos conciertos y no venía nadie (risas), con suerte 25 personas. Con Jade (Puget, guitarrista de AFI – ndr.) tuvimos una banda juntos de adolescentes y compartimos habitación en la universidad antes de que se uniera a AFI, así que siempre ha habido una relación muy cercana que creo que se ha trasladado a los sonidos de ambas bandas hasta el día de hoy”.
No sabía que habías vivido con Jade. Es curioso porque los dos parecéis bastante introvertidos, pero os habéis acabado ganado la vida haciendo música y tocando en público.
“Sí, es irónico porque, tienes razón, soy bastante introvertido. Mucho de mi amor por la música se desarrolló porque no tenía muchos amigos y en mi ciudad no había mucho que hacer. La ciudad más cercana era San Francisco, que está a dos horas en coche, así que no era fácil. Pasé muchas horas en mi habitación escuchando música, tocando la guitarra, haciendo canciones, y esa soledad me hizo quien soy. Así que es raro que me dedique a algo que implique interactuar tanto en público. No es algo que me saliera de manera natural, pero aprendí a hacerlo”.
Antes decías que los Misfits sentían cierta amargura… ¿Alguna vez la has sentido con Tiger Army?
“Creo que puedes verlo de dos maneras. Algunas veces he pensado que la prensa underground debería habernos hecho más caso, pero al mismo tiempo hemos tenido el reconocimiento de los fans. Allá donde vayamos del mundo hay fans que han conectado de manera muy profunda con nuestra música y eso lo aprecio muchísimo. Nuestro primer disco salió hace veinte años y conozco a muchos músicos con talento que no han podido ganarse la vida. Así que si alguna vez siento amargura, me acuerdo de eso y me siento muy agradecido. Hay grupos que la prensa alaba y dos años después han desaparecido, así que intento no olvidar lo importante que es llevar dos décadas tocando por todo el mundo”.
Y en el fondo, cuando un grupo tiene un hit o un disco muy vendedor, también acaba siendo un arma de doble filo. Tú has podido hacer tu música sin esa presión.
“Cuando estuvimos un poco más cerca del mainstream allá por 2007 no fue algo que me gustara especialmente. Prefiero estar en el underground, haciendo lo que quiero como quiero. Para mí eso es muy importante. Y supongo que por eso me siento orgulloso de todos nuestros discos. En todos ellos hay honestidad”.
JORDI MEYA