Si buscas melodías irresistibles, pero con empuje; si te gusta la música triste, pero no quieres cortarte las venas; si te va el emo con unas gotas de pop punk; si deseas encontrar a tu nueva banda favorita, apunta este nombre: Tigers Jaw.

El pasado 5 de marzo, Tigers Jaw publicaban finalmente su sexto álbum, I Won’t Care How You Remember Me (Hopeless Records), más de año y medio después de que terminaran de grabarlo. Pese al retraso, motivado por la pandemia, la banda formada de Ben Walsh (voz, guitarra) y Brianna Collins (voz, teclados), a la que ahora ya se han incorporado como miembros de pleno derecho los dos músicos que les acompañaban en directo, Colin Gorman (bajo) y Teddy Roberts (batería), mantiene la moral alta.

Tras diez años de carrera, con su anterior trabajo, Spin (2017), la banda de Scranton (Pennsylvania) -la misma ciudad de la que salieron The Menzingers o Motionless In White- empezó a ganar notoriedad fuera del círculo del revival emo de principios de los 2000,  llegando a un público más cercano al indie y teniendo la posibilidad de girar por todo el mundo. Algo que a Brianna está deseando volver a hacer en cuanto puedan salir a la carretera, y venir de una vez a nuestro país. Que ya toca.

I Won’t Care How You Remember Me es ya vuestro sexto disco. ¿Te sorprende haber llegado tan lejos?
BRIANNA COLLINS «Sí (risas). Llevo en esta banda la mitad de mi vida, lo cual es una locura. Forma parte de mi identidad. Cuando yo me uní al grupo, ya existía un disco de Tigers Jaw, pero dios… ahora ya tenemos seis. El tiempo pasa volando (risas)«.

En los dos últimos discos habéis conseguido un sonido muy reconocible. ¿Es difícil grabar algo nuevo que os resulte interesante sin salir de aquello que os hace sonar a Tigers Jaw?
«Creo que es algo no puedes forzar, pero había un par de cosas que sí queríamos probar antes de empezar el nuevo disco. Una de ellas era que nos sintiéramos igual de cómodos tocando en el estudio que cuando lo hacemos en directo, y ahora eso era posible con la incorporación al grupo de Teddy y Colin. La principal diferencia con Spin es que entonces Ben tocaba todos los instrumentos menos los teclados, y yo, así que no podíamos tocar las canciones y saber cómo sonaban con todos los arreglos hasta que las grabábamos. Normalmente Ben traía las maquetas muy definidas, pero esta vez eran básicamente las canciones en acústico, así que Colin, Teddy y yo pudimos hacerlas más nuestras. Fue más una colaboración entre todos, pero a la vez sigue siendo muy fiel a lo que es Tigers Jaw».

¿Cómo ha cambiado la dinámica dentro del grupo ahora que ellos dos ya son miembros oficiales? Y no me refiero sólo al aspecto musical, sino en la toma de decisiones también.
«Tigers Jaw siempre ha sido una banda democrática, todas las opiniones cuentan. Literalmente votamos cuando hay que decidir algo (risas). Cuando éramos Ben y yo, la comunicación era muy directa, obviamente, pero ahora que somos cuatro de nuevo, hemos tenido que aprender cómo integrarles a ellos también y trabajar juntos. Llevábamos tiempo girando con ellos, y en la carretera todo va a cuatro partes iguales, no  era ‘el show de Ben y Brianna’ (risas). Y ahora simplemente hemos llevado eso a todos los aspectos del grupo. Lo más importante para que un grupo funcione es ser muy sincero con lo que sientes y decirlo. No tener una actitud pasiva-agresiva, si no decir las cosas en el momento, aunque duelan. Pero al final, nos queremos, y todos queremos que esto funcione. Las cosas han cambiado, pero creo a mejor. Antes era como que el directo iba por un lado, y todo lo demás, por otro. Ahora es un todo, y todos participamos de las decisiones. Incluso el diseño, que es algo de lo que yo me encargo, tiene que tener el visto bueno de todos».

¿Dirías que Spin supuso un punto de inflexión en vuestra carrera?
«Sí, fue nuestro disco de más éxito. Fue el primero que trabajamos con el subsello de una multi (Black Cement – ndr.), y no sé si es por eso, pero llegamos a más gente, sin duda. No es que queramos ser la banda más grande del mundo, pero poder tocar para más gente y más lugares es genial. Tocamos en Japón, en Australia, y espero que cuando podamos volver a girar, vayamos a Barcelona, porque tenemos buenos amigos allí. Es una locura que todavía no hayamos ido».

¿Cómo describirías un concierto de Tigers Jaw?
«Sinceramente creo que somos muy buenos en directo (risas). Creo que este disco se acerca bastante a cómo suena la banda. Me encanta Spin porque era muy sofisticado, con muchas capas y armonías, pero éste tiene más energía. Este año me he dado cuenta de lo importante que es tocar con la banda para mí, lo hecho muchísimo de menos».

¿Son las canciones que canta Ben sus canciones, y las que cantas tú, tus canciones?
«Normalmente sí. Trabajamos juntos en todas las canciones, pero normalmente quién tiene la idea original es quien la canta. Pero a veces Ben en confía en mí para que cante una canción suya, como por ejemplo ‘Commit’. Cuando la escribió se dio cuenta que quizá era mejor que yo la cantara, aunque es un tema muy distinto a los que yo hago. Y luego me pidió si le podía ayudar a escribir la segunda estrofa y el pre-estribillo. Sigue siendo una canción de Ben, pero también la siento muy mía».

«Ni te imaginas la de gente que me dice que
llora escuchando nuestras canciones»
BRIANNA COLLINS

En el primer tema, que da título el disco, tenéis a Andy Hull de Manchester Orchestra. ¿Cómo surgió la colaboración?
«Moló mucho. Habíamos girado con ellos, lo cual fue una oportunidad increíble, y además es una de las giras en las que mejor lo he pasado. A veces cuesta un poco encajar con otro grupo si no los conoces, pero con ellos fue un flechazo inmediato. Nos hicimos amigos al momento. Ben y Andy empezaron a mandarse maquetas, y una de ellas fue la de ‘I Won’t Care How You Remember Me’, y le pidió si podía cantar una de las armonías. Es algo muy sutil, pero queda genial. Andy es un gran tipo».

Éste es el tercer disco consecutivo que os produce Will Yip. ¿Qué tiene para que contéis tanto con él?
«Will es uno de nuestros mejores amigos. Esta vez fue un poco distinto, porque habíamos grabado las maquetas por nuestra cuenta, como banda, pero él consiguió aportar un montón de ideas nuevas. Piensa más como un miembro más del grupo que como un productor. Creo que nos desafío más que nunca a probar cosas nuevas que a nosotros no se nos hubiesen ni ocurrido. Le dedicamos mucho más tiempo a la pre-producción, y llegamos a grabar 16 temas. En cierta manera, el disco se acabó definiendo una vez ya teníamos todo el material, y Will formó parte de ese proceso. Creo que es una de las mejores producciones que ha hecho».

Vuestra música desprende cierta melancolía, pero no te lleva a la tristeza, sino que es reconfortante. ¿Es una cualidad que reconoces? 
«Totalmente. Ni te imaginas la de gente que me dice que llora escuchando nuestras canciones (risas). Creo que escribir es algo terapéutico, dices cosas que no dirías en tu vida normal. No deja de ser una terapia, y da miedo exponerte tanto, pero es necesario. Ben se abre totalmente en sus temas, y esa honestidad es algo que me inspira».

¿En qué tema del nuevo disco descubriste algo sobre ti que no sabías antes de escribirlo?
«Diría que ‘Lemon Mouth’. Estaba muy frustrada conmigo misma, porque siempre estoy procrastinando, así que esa canción salió de un sentimiento negativo, pero al mismo tiempo me di cuenta que no sé hacer arte de otra manera. Supongo que una vez la escribí, me di cuenta que no tengo por qué ser tan dura conmigo misma (risas). Ten en cuenta que para mí todo esto es todavía algo nuevo, sólo es el segundo disco en el que he escrito canciones, así que sigo descubriendo cosas nuevas, pero me he dado cuenta de que me resulta muy útil. Como decía antes, es una forma de terapia».

JORDI MEYA